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28

Manos que antes estuvieron enredadas, comenzaron a desenredarse. Un cuerpo que lo había mantenido caliente por toda la noche, se alejó.

JiMin estaba muy dormido cuando sintió la pérdida de calor. Suspiró e intentó tomar lo que había estado sujetando durante toda la noche; los dedos de YoonGi que lo mantuvieron anclado, lo hicieron sentirse acompañado.

—Shhh, duérmete, lobito. —Hubo un dulce beso presionando contra su frente—. Necesitas energía para tus pruebas.

¿Pruebas? JiMin no tenía ni la mínima idea de que pruebas. Únicamente rodó por la cama para aferrarse al primer objeto sólido que pudiera encontrarse, ese fue su peluche.

—¿Ya te vas?

—Tengo que —YoonGi le respondió, obligando a JiMin a abrir los ojos. Ya estaba más despierto que antes y eso le permitió mirar la cara del alfa mayor. Parecía que no había pasado mucho tiempo desde que despertó. Aún tenía lindas marcas de almohada en su mentón y mejillas, sus ojos estaban un poco hinchados. Se veía lindo para JiMin—. Necesito hacer algo, antes de que pierda la valentía.

YoonGi le sonrió cariñosamente. Como si anoche no hubiera pasado nada, como si no se hubiera desmoronado en lágrimas. ¿Cuántas veces había llorado en silencio y se levantó el día siguiente para fingir que no le faltaban pedazos? ¿Cuántas veces?

—Está bien, alfa. Entonces cenamos juntos, te esperaré.

—Mm, yo también. Estaré esperando cenar contigo, ¿a dónde deberíamos ir? ¿Cafetería de fresas? —YoonGi le preguntó juguetonamente, inclinándose sobre él en la cama. Su aroma se convirtió en una tienda de campaña que cubrió a todo el estudiante de medicina.

Ojalá pudieran quedarse así para siempre. Pero ambos tenían deberes.

JiMin volvió a obtener un beso en la frente por sólo sacudir la cabeza afirmativamente y YoonGi se fue. Por un momento el sol se filtró en el cuarto del dormitorio, pero rápidamente se fue porque la ancha espalda de YoonGi lo cubrió, después la puerta.

En la soledad de su habitación, en el débil sol de la mañana, JiMin hundió la cara en su peluche empapado en el aroma de YoonGi.

En el aroma del alfa que le gustaba.

Quejándose por la línea tan repentina en que fueron sus pensamientos, JiMin no tuvo más opción que levantarse. No iba a volver a dormir con todo el caos interior en su corazón, simplemente comenzaría con sus actividades.

Se vistió, colgó su bolso en el hombro y se ocupó. Era lo mejor, se mantendría ocupado. Estudió durante toda la mañana, ocupó los robots de práctica y tomó una pausa rápida para conseguir algo del almuerzo. Sin embargo, fue en la cafetería de la universidad donde escuchó una voz llamándolo, la voz de alguien que quería silenciar por veinte años.

Tuvo que volverse para confirmar sus sospechas y quiso huir en el momento en que vio al omega rubio corriendo hacia él.

JiMin nunca podría ver a HoSeok como un interés romántico, no importaba que fuera un alfa. Pero objetivamente entendió porque YoonGi se sintió tan atraído al omega como la gravedad. HoSeok tenía unas piernas increíblemente bonitas, podía ser dulce, podía ser ácido, era el mejor jugador de tenis de la universidad y era el omega más popular. Era un omega.

—¡Cariño, espera! —Ruidosamente HoSeok le pidió, llamando la atención de todos en la cafetería—. ¿Tienes un momento para tomar té?

La invitación para tomar té fue tan enérgica que por un momento JiMin se mantuvo algo aturdido. Quizás HoSeok se veía tan lleno de vida porque había estado absorbiendo la energía de YoonGi, alimentándose de ella.

Una de las chicas que estaban mirando el espectáculo, no muy lejos del alfa y omega, le dijo a su amiga que JiMin sería el próximo en caer por HoSeok. Después de todo, cualquier alfa podía hechizarse por el jugador de tenis.

HoSeok se movió insistentemente más cerca de él y JiMin recordó bruscamente que le había hecho una pregunta.

—No —respondió de la misma manera que TaeHyung rechazaba las ofertas. Sólo porque sintió que era demasiado malo, agregó algo más—. Lo siento, tengo prisa.

La gente volvió a murmurar, inquietando un poco más a JiMin. Ser el centro de atención de tantas personas desconocidas siempre sería escalofriante.

—Sin taza de té. Sólo necesito un momento.

—HoSeok, si ese chico no te quiere, ¡puedes venir con nosotros! —Una chica de la multitud gritó ante la obvia insistencia en HoSeok. Debía ser una de sus conocidas o una chica que era parte de su grupo de fans.

—¡Déjalo y ven con tus amigos alfas!

La risa encantadora de HoSeok llenó todos los oídos de JiMin.

—Necesito hablar con este chico y después puedo ir con ustedes. —Sólo por una fracción de segundo, la sonrisa de HoSeok se torció en un ángulo que la hizo parecer del tipo malvada. Pero fue demasiado rápido, vino y se marchó en un parpadeo—. ¿Quieres seguir llamando la atención o dejarás de ser malo?

JiMin suspiró, aferrándose a la correa de su bolso antes de asentir. Él se iba a arrepentir, ya lo estaba haciendo.

—Seamos rápidos, por favor.

—Maravilloso, vamos a un sitio más privado. ¿Puedo invitarte una bebida de la máquina expendedora?

—Paso de eso...

Su estómago se sentía como un desastre para aceptar una bebida, todo hecho nudos.

Además, beber haría que toda la charla se prolongara, todo lo que JiMin quería evitar. Tampoco quería estar a solas con el omega, no con su conflicto de YoonGi tan fresco.

Sólo que no importaba nada de lo que quería, los dos terminaron en un sitio desolado. Un espacio entre las canchas y la zona de fisioterapia, el corredor estaba casi olvidado porque los deportistas no solían ir hacia fisioterapia para sus clases y los fisioterapeutas no iban a la zona de deportes.

—Un té de flores silvestres —le pidió HoSeok a la máquina expendedora al final del pasillo. El vaso rodó en la banda eléctrica ya lleno. Se sirvió solo, sin la necesidad de presionar ningún botón—. ¿Qué vas a querer, lindura? Insisto.

—HoSeok, basta. Estoy bien. Sólo... Terminemos con esto.

En el momento en que dijo eso, la sonrisa dulce de HoSeok desapareció. Su máscara de amabilidad cayó tan brusca como pantalones cayendo sobre los tobillos. En su rostro no quedó nada que no fuera una expresión cruel. Ojos de pelea, colmillos de omega reluciendo.

Así que esta conversación iba ser con apariencias reales.

—Todo esto es tu culpa.

—Estoy confundido —JiMin dijo, sosteniendo su bolsa más fuerte igual que una forma de protección en caso de recibir algún tipo de agresión física—. ¿Qué es mi culpa?

—Deja de ser un maldito mentiroso. Le dijiste a YoonGi que terminara conmigo, él lo hizo.

Si la relación de HoSeok y YoonGi no consistiera en rupturas y falsas reconciliaciones, JiMin se habría sentido feliz porque había sido escuchado. Sin embargo, no era así de fácil. Esa misma noche los dos podrían estar teniendo una reconciliación.

—No es la primera vez.

—Es diferente. Debiste darte cuenta de lo manipulable que es YoonGi y lo usaste. Quieres que mi... —Un aroma de leche agria se esparció y el estómago de JiMin se agitó. HoSeok se agrió porque no podía liberar las palabras que quería—. Mi mejor amigo se aleje de mí.

Llamar a YoonGi mejor amigo sólo expuso la cobardía del omega. Ni con todas las obvias pruebas pudo decir que YoonGi era su amante.

—Tu novio me contó todo. —JiMin le corrigió secamente. Toda la humedad estaba sobre sus ojos, lista para regarse con cualquier paso en falso—. Aunque no tengas decencia de llamarlo así. Y yo no intento meterme en su mente. Yo no le hago daño.

—Si sabes lo que somos, deja de entrometerte. Aléjate de él, es malditamente mío. Estás retándome. Estás tratando de competir por algo que es mío otra vez. Pero no te dejaré.

HoSeok soltó las palabras entre dientes, viéndose muy molesto. Era increíble, ese omega ardiendo de rabia territorial, era la misma persona de risa encantadora que tenía a toda la universidad comiendo de su mano.

Las serpientes también podían ser falsamente hermosas.

—Él no es tuyo —JiMin sintió la necesidad de murmurar. Se hizo un poco pequeño cuando HoSeok soltó una risa maliciosa.

—¿Entonces es tuyo? —Sí. JiMin quiso decir que sí, pero HoSeok lo interrumpió antes de que el sonido saliera de su boca—. No digas estupideces. Eres un alfa, si lo conoces bien entonces sabrás que detestaría estar en una relación con un alfa. Porque un alfa tiene lo que él quiere y no puede tener.

¿Por qué HoSeok conocía todas las inseguridades de JiMin? Era como si hubiera leído su mente, para encontrar sus puntos débiles, para usarlos tan cruelmente.

—Eres cruel... Tú nunca vas a verlo por lo que es.

—Vamos, deja de fingir. Es un omega en un papel que no pude tener, deja de alimentar su ego diciéndole las cosas que quiere escuchar. Es un puto omega. —Gesticulando mucho, HoSeok enfatizó la última palabra—. Pero es mí omega. 

—¡Pero lo mantienes como un secreto!

El rostro de HoSeok estalló en rojo. 

—Por favor, cariño. ¿Crees que voy a arruinar mi reputación? ¡¿Permitir que llamen gay al omega más popular y deseado de la universidad?! ¡Mantenerlo oculto es un sacrificio! Yo, la reputación por la que he trabajado tanto... ¡Imagínate todos los rumores que habría si eso saliera a la luz, sería el almuerzo de la universidad por años! —El omega sonrió cruelmente antes de respirar—. YoonGi no es suficiente para pagar ese precio...

Repentinamente, JiMin pudo ver a través de toda la furia de HoSeok. Entendió que nunca sería igual que el omega frente a él.

Aunque sentía a YoonGi como su alfa no era por algo malvadamente territorial. Lo sentía como su alfa porque lo protegió cuando estaba en problemas, lo refugió en su calor, lo llenó de estrellas. Se llenaron de estrellas y de besos en el rostro.

YoonGi se sentía como una cosa suya porque JiMin también le pertenecía.

—En serio espero que esta vez termine contigo de verdad. Espero que se quede conmigo —dijo, levantando sus hombros. Teniendo la postura de orgullo que YoonGi le enseñó, porque estaba enorgullecido de sus palabras—. Porque lo amo y lo trataría como tú nunca lo harás.

—¡Estás soñando!

Eso era cierto. JiMin soñaba mucho sobre YoonGi.

—Pensaba ocultarte esto, pero cuando nos enamoramos del mismo alfa —comenzó a contar, levantando la barbilla—. Nunca me atreví a hacer ningún movimiento como tú, horneé para él, le escribí cartas en los postres que le hice y nada más. Era demasiado tímido para hacer un movimiento.

—Eras demasiado cobarde.

JiMin no se detuvo por el insulto, siguió hablando.

—Pero cuando te fuiste, me besó.

HoSeok se mantuvo el calma, aparentemente. Caminó hacia la máquina expendedora, sostuvo su pedido con tanta calma que asustó a JiMin, miró el líquido de colore rosas en el vaso. No explotó, no hizo nada más que hablar.

—Estás mintiendo.

—No soy del tipo que miente. No con algo así.

—¿Qué se supone que significa eso, Park JiMin? —Lentamente HoSeok le preguntó, levantando la vista de su vaso.

—Lo que sea que quieras ver, Jung HoSeok —respondió JiMin, en el mismo tono de recelo—. Puedes tomarlo como una advertencia, si quieres. Lo único que evitó que ese alfa y yo saliéramos, fue mi rango.

Apenas las palabras salieron de sus labios, hubo líquido cayendo sobre él. JiMin boqueó, sintiendo que su piel se irritaba, se quejaba por el té medio caliente que HoSeok le había lanzado.

—Eso también es una advertencia.

HoSeok terminó su amenaza gruñendo y JiMin cansado de la humillación, le respondió a eso con un gruñido el doble de fuerte, casi se aproximó a la potencia de un oso. La magnitud de su defensa y sus colmillos biológicamente más grandes, debieron asustar al omega.

El jugador de tenis retrocedió, encogiéndose.

—Que te jodan —HoSeok le espetó al verse acorralado. Sin bien se encontró furioso, los instintos de su jerarquía debieron traicionarlo, ya que el omega huyó por el pasillo con los pasos más ruidosos posibles.

Una vez solo JiMin pudo respirar profundamente. Seguía mojado, necesitaba un cambio de ropa.


Pasaron unas horas en las que JiMin se tomó su tiempo para recuperarse. Luego, en una ropa seca, buscó a YoonGi. No habían acordado encontrarse antes de la cena, ni le dio un aviso. Así que su única opción fue esperarlo afuera del estadio.

A medida que avanzaron los minutos, comenzó a perder la esperanza de que podrían tener un encuentro casual.

Esa sensación de esperar sin motivos, a JiMin le recordó cuando ambos estaban conociéndose. Desde entonces había querido estar tan cerca de YoonGi, pero todavía se avergonzaba para pedirlo, por lo que esperaba encontrarlo en su camino a cualquier sitio. Con suerte y mucha fe.

Esa misma esperanza, le trajo a YoonGi esa tarde. En el instante en que sus ojos se encontraron, JiMin no pudo respirar muy bien.

Le dolía que YoonGi se viera tan bien su uniforme sudado. Pero se veía precioso, brillante con su sonrisa gomosa, su cara enrojecida por el ejercicio. Le dolía a JiMin de tanto que lo amaba.

—¿Nuestra cena se adelantó? —YoonGi le preguntó. En cierta parte bromeando, pero tirándolo en un abrazo serio. JiMin lo recibió muy rápidamente, sus movimientos fueron un borrón de necesidad. Descansó su oído contra el pecho de YoonGi, escuchándole el corazón latir fuertemente, puso una mano junto a su cabeza. Para sentir el pectoral de YoonGi bajo su palma, sentir su respiración, escucharlo vivo.

Fue el momento más dulce de todo el día.

—Hola, JiMin —SeokJin lo saludó, pasando de largo. JungKook le hizo la seña de amor y paz y siguió al capitán del equipo. JiMin los miró desaparecer, entonces recordó que venía por un motivo, no sólo a recibir abrazos.

—Nuestra cena, es que yo... Quería cancelarla.

—¿Por qué? —YoonGi no le dijo directamente que no. Su gesto de protesta fue separar un poco el abrazo, preguntar con un puchero y esperar pacientemente una respuesta. JiMin tuvo que enterrase las uñas para no intentar salpicar de besos ese rosa puchero. Resistir el impulso fue casi físicamente imposible.

—Porque tengo que practicar. En unos días será la parte final de mis evaluaciones.

JiMin no se atrevió a mirar a nadie a los ojos al hablar. No estaba acostumbrado a mentir. Sin embargo, era necesario. No podía estar con YoonGi ahora mismo, le estaba lastimando todo su ser no intentar conseguir lo que no le pertenecía.

Porque en ese momento, anheló muchas cosas. Deseo cosas que hicieron antes, lo quería como dos amantes. Un abrazo, un beso en los labios, tomarse de las manos, halagos bonitos, YoonGi diciéndole bonito, besos en su cuello, colmillos intentando morderlo, una marca...

¿Una marca? JiMin gimió internamente.

Sí, él quería una marca.

Y si quería algo como eso... Eso lo convertía en un delta y los deltas no existían, no eran más que alfas con preferencias en otros alfas. ¿Entonces significaba que era bisexual? ¿Gay? Enamorarse de YoonGi hizo que su cabeza diera vueltas, complicó un poco más su mundo.

—¿No podemos estudiar en tu habitación? No tenemos que hablar. Puedo mantenerme callado, puedo tomar una siesta —YoonGi sugirió y era lacerante como ambos habían tejido una sólida rutina para mantenerse individuales compartiendo un espacio. Era algo entrañable sólo de ellos dos.

—No puedo distraerme ni un poco. La práctica vale más de la mitad que el examen.

Bueno, eso no era del todo una mentira.

—Ah, mierda, entonces es importante. —El jugador de hockey por fin lo entendió, volviendo sus labios al acomodo normal—. Quería que fuéramos a celebrar porque... Porque, le pedí un tiempo a HoSeok.

Aunque JiMin ya lo había escuchado por otra boca, todavía sonrió ampliamente.

—¿Sí?

—Anoche me dijiste que debería terminar con él y yo te escuché. Pero creo que soy malo con las rupturas repentinas. —Arrugando la nariz, YoonGi se vio un poco nervioso—. Entonces pensé que ese era un buen paso, lento... Es una pausa, pero... Sí es una ruptura. ¿Tú me entiendes, verdad, lobito?

—Por supuesto. Es un gran paso alfa.

YoonGi empujó su pecho hacia fuera, como hacía cada vez que estaba muy orgulloso. Excepto que al movimiento le faltó fuerza. Su autoestima debía estar muy pisoteada respecto a ese tema si no se levantó como de costumbre.

—¿Estás orgulloso de mí? —Ante la pregunta, JiMin asintió varias veces. Se contagió un poco de la sonrisa nerviosa de YoonGi que le enseñó las encías y las puntas de sus colmillos—. No soy un caso perdido. No soy alguien que llora, pero no hace nada para solucionar el problema. No quiero que me veas así.

JiMin no. Agitó la cabeza.

Que el orgullo levantándose de YoonGi le pareciera algo lindo probablemente hablaba de lo mal que estaba.

—Lo celebraremos más tarde —le prometió. Sólo que nunca dijo cuando era más tarde. Ese era el punto clave para no engañar a su héroe o a él mismo—. Es un paso importante para ti. Podemos cenar en otro sitio distinto, ¿tienes algo en mente?

Era malo que estuviera haciendo planes sobre algo que no estaba seguro. Era malo y lo único que calmó el dolor de su pecho.

—Mh. Hay un pequeño restaurante, no muy lejos, donde podemos jugar juegos de mesa. Hay cartas de papel plastificado y... Ajedrez. ¿Te gusta el ajedrez?

—No sé jugarlo —JiMin admitió, jugando con sus dedos.

—Te puedo enseñar. Como capitán, me ayudó mucho. Dicen que es un juego de alfas, por la estrategia. Podría ayudarte en algo.

—Sí, clases de mejorar sobre cómo ser un buen alfa... —Había olvidado eso, JiMin enroscó sus dedos en la correa de su bolso. YoonGi leyó que algo andaba mal, su sonrisa se apagó para darle paso a una genuina mirada de preocupación.

—¿Lobito?

—Tengo que ir a estudiar —JiMin respondió. Ignorando que YoonGi sospechó de todo su comportamiento—. Iré con TaeHyung quizás.

—Ah, entonces es ese tipo de noche. De acuerdo, dime si NamJoon está invitado para decirle personalmente.

—Sí, eso estaría bien.

JiMin asintió, aunque ni si quiera sabía si TaeHyung estaba en la universidad. Esperaba que sí o se sentiría peor.

—Se lo diré. —YoonGi se acercó para besarle una mejilla. Luego la otra y JiMin elevó sus manos en el aire. Luchando para que ellas no se posaran en los hombros de YoonGi y le dieran el impulso para hacer algo inapropiado. No sería correspondido, no debía hacerlo. No, no, no—. Vamos a cenar pronto, ¿no?

—Sí, alfa.

El alfa mayor lo miró por un buen rato, para después revolverle el cabello.

—Recuerda que te quiero, lobito.

Luego de maltratar su corazón de esa manera, YoonGi tuvo que alejarse trotando porque recordó que se le hacía tarde para su última clase y una vez solo, frente al estadio de hockey, JiMin se permitió llorar un poquito.

Permitió que el primer sollozo se le escapara.

Porque era a primera vez que YoonGi le decía que lo quería. Pero no era un te amo. 

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