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18

Al ritmo de la voz de la profesora, YoonGi se encontraba demasiado absorto en tomar todos los apuntes posibles sobre la clase teórica. Su mano voló de aquí a allá, escribiendo rápidamente en toda la pantalla de su tableta electrónica.

—¿Cómo puedes tener energía después del entrenamiento? —SeokJin le preguntó, recostado sobre la mesa donde debería estar trabajando. La maestra ya le había preguntado, muy molesta, si estaba durmiendo, pero SeokJin dijo que sólo estaba tomando la clase desde ahí cuando claramente sí estuvo durmiendo o tratando de hacerlo.

—Shhh.

—Me preocupa que no rindo lo mismo que YoonGi —JungKook opinó en voz baja, haciendo que YoonGi agudizara sus sentidos para seguir el hilo de la clase. La voz de sus amigos no haría que se desconcentrara de la interesante explicación.

—Podemos robarnos sus apuntes.

—Pensé que ibas a ofrecerme los tuyos, SeokJin.

Al frente de YoonGi, uno de los chicos regresó a la clase después de ir al baño. No era una sorpresa que la escapada de HeeChan se hubiera llevado la mitad del tiempo de clase.

—Acabo de ver a un omega. —Con la tercera voz uniéndose a la conversación, YoonGi finalmente se rindió. Se desconectó de la explicación de su profesora sobre las manadas y su obvia relación con los deportes—. Un puto omega caliente.

Los colmillos de YoonGi amenazaron con crecer en su boca al escuchar a HeeChan ser un completo idiota. Lo que sucedía siempre.

—¿Quién era? —SeokJin le preguntó y YoonGi que lo conocía, supo que no estaba realmente interesado en hablar de eso, pero como capitán tenía que asegurarse de saber todo sobre sus jugadores para mantenerlos bajo control. YoonGi había vivido lo mismo con sus omegas, tuvo que escuchar largas conversaciones de corazones rotos.

—Si lo supiera no te estaría contando esto, SeokJin. Pero nunca había visto a alguien así. Iba vestido de azul el hijo de puta.

—Sí, HeeChan —YoonGi dijo sarcásticamente alegre, después su expresión se ensombreció—. Todos sabemos que eres heterosexual, ahora cállate.

Maldecir a un omega no era más que una estúpida manera de referirse a alguien atractivo. YoonGi nunca le diría algo así a un omega que le gustara, sólo los halagos dulces para los chicos más dulces. Él sí era un caballero, HeeChan no.

A pesar de la verdad en sus palabras, esa respuesta no le gustó a HeeChan. El enemigo de todas las personas queer comenzó a oler como si quisiera una pelea en ese mismo salón de clase.

—¿Otra vez llamándome gay? No te preocupes, todavía hay HeeChan para ti, omega —HeeChan tuvo el descaro de guiñarle un ojo, consiguiendo que YoonGi en respuesta le gruñera igual que un oso despertando de invernar. Nadie lo llamó omega de una forma maliciosa sin salir intacto, nadie.

JungKook fue el primer en hablar sonando preocupado, tratando de evitar la clara pelea que se avecinaba.

—Chicos.

Antes de que alguno de los dos hiciera un movimiento, sonó la alarma que el profesor colocaba al finalizar la clase y muchos de los jugadores de hockey se pusieron de pie, listos para marcharse a su siguiente clase. Eso fue una suficiente alteración en el ambiente para que HeeChan y YoonGi se relajaran un poco.

—Yo me largo —HeeChan dijo, aun mirando desafiante al alfa de cabello negro. Como no obtuvo ningún movimiento contrario tomó su mochila y se escapó por la salida trasera.

YoonGi lo miró desaparecer de malhumor. Le molestó que HeeChan se marchó sin ser golpeado, aunque la última pelea fue muy sangrienta para los dos. JiMin se habría preocupado mucho si se hubiera involucrado en una situación igual de violenta, YoonGi no quería preocuparlo.

Lo que fuera, sólo seguiría su día. Estaba haciendo precisamente eso, guardando su tableta en su estuche hasta que una mujer omega entró por la puerta de su salón. Tenía tacones de casi veinte centímetros, el cabello peinado en una gran cola de caballo. Ella gritaba poder.

Era una directora, sólo que YoonGi no sabía cuál.

—Buenas tardes, alfas. Sé que tienen una segunda clase, pero voy a robarles un minuto de su tiempo a los que gusten quedarse. —Otro par de jugadores de hockey se retiraron porque debían tener un horario menos permisible que YoonGi. Él se levantó, inseguro sobre marcharse—. Es un anuncio sobre el área de fisioterapia.

Entonces YoonGi volvió a sentarse sobre su silla.

—Estamos ofreciendo sesiones de nuestros estudiantes, sólo los que se graduarán este año. Si tienen algún dolor resultante de alguna de sus prácticas, pueden tener una consulta gratis y asesorada.

—No tengo ningún dolor —JungKook murmuró en voz alta—. Mejor me voy antes de que se haga más tarde.

SeokJin se debatió o no en seguirlo, al final se quedó.

—Estos son los representantes de cada generación y ellos se encargarán de ustedes. —Mientras los representantes pasaban al frente de la clase, YoonGi se mordió el labio con emoción. Recorrió con la vista a todos los estudiantes de fisioterapia, esperando encontrar su cara favorita entre ellos—. Por favor, no tengan miedo de escoger a los chicos de nuevo ingreso, esos tendrán más supervisión que el resto.

Excepto que JiMin nunca apareció. ¿Su lobezno no era el representante de su generación? Parecía imposible, era el más brillante de todos. No era sólo una opinión basada en el cariño, JiMin sabía mucho sobre su carrera. Podría hablar horas sobre ella.

La mujer continuó hablando, esta vez sin tener toda la atención de YoonGi.

—O a los de ingreso del año pasado... ¿Dónde está Kim TaeHyung? Es el orgullo de nuestra facultad. —YoonGi hizo un puchero al saber que el beta obtuvo el lugar que JiMin debería tener—. ¿Kim TaeHyung?

Sólo que TaeHyung nunca apareció.

En su lugar JiMin entró por el lugar como si hubiera corrido mucho, lo delataron sus mejillas rojizas, la respiración agitada. Incluso en su estado de agitación, se tomó un momento para inclinarse lindamente ante todo el público.

—Siento la tardanza, TaeHyung no pudo asistir. Soy su suplente: Park JiMin. No soy un beta, pero estoy igualmente capacitado para esto.

YoonGi sintió que la comisura de su boca se estiraba al escuchar la corta pero efectiva presentación de JiMin. Como con todo lo relacionado a su carrera, el alfa menor se volvió más seguro de sí mismo. El pánico escénico ni si quiera pareció algo posible al mirarlo.

Sin pensarlo mucho, YoonGi alzó la mano para saludarlo. Disfrutó mucho el cambio de actitud en JiMin al notar que estaba ahí. Su seguridad se carcomió un poco para darle paso a la timidez en forma de una sonrisa pequeñita.

Algunos de sus compañeros de clase debieron enamorarse un poco de JiMin, porque hubo un susurro en varias partes del aula. Casi un suspiro sincronizado que llevó a la directora de la facultad de Fisioterapia a aplaudir, en un intento de retomar la atención de los estudiantes.

—No importa, los betas siempre tienen asuntos importantes. Estudiantes, si quieren hacer su registro pueden hacerlo. Recuerden que ellos serán los futuros doctores de todos ustedes, conocerlos ahora será mejor.

Tan pronto como la mujer se alejó, sólo las alfas mujeres de la clase se movieron para inscribirse y YoonGi. El alfa de hockey tuvo que esperar su turno para encontrarse con JiMin, pero valió la pena en el instante en que esos ojos almendrados encontraron a los suyos.

—Alfa YoonGi —JiMin murmuró con la orilla de sus labios carnosos señalando al cielo, sonriendo así de bonito para él—. No esperaba verte aquí.

A diferencia de JiMin, YoonGi sí lo había estado buscando, desde el primer momento en que escuchó la palabra fisioterapia. Sin embargo, no estuvo del todo listo para la imagen de JiMin en su traje de enfermería azul, su frente medio descubierta porque unos tres broches la estaban despejando y la sonrisa que le pertenecía.

El alfa mayor quería una fotografía de eso. Porque bien decían que duraban más que simplemente mirar.

—Tus broches son lindos —lo saludó, haciendo que JiMin de inmediato los tocara. Los tres broches eran de un color pastel cada uno, de azul pastel, rosa y blanco. Le recordó a YoonGi al color de su bandera dentro de la comunidad.

Lo más llamativo del detalle en el pelo marrón era que los accesorios así de delicados eran socialmente algo de omegas. JiMin debía saberlo porque evitó su mirada.

—Es que mi fleco ha crecido mucho y no podía ver bien, tendré que cortarlo pronto... —YoonGi no pensó en decir nada sobre la justificación. No importó que JiMin usara ese tonto argumento, sólo importó que comenzaba a ser más libre—. ¿Qué te duele, alfa?

No le dolía nada. YoonGi no lo dijo o tendría que marcharse.

—No sabía que eras el suplente.

—Nunca tengo trabajo, TaeHyung hace todo. Tal vez por eso olvidé contártelo —JiMin le explicó, en lugar de decirle sencillamente que siempre había sido así. En consecuencia, YoonGi se sintió tan querido que sonrió hasta que su encía se asomó—. Hoy no vino porque tiene una reunión de su negocio familiar y aquí estoy. ¿Qué te duele?

Ante la insistencia de JiMin en el protocolo, YoonGi no tuvo más opción que rendirse.

—No me duele nada, pero quiero tener una sesión contigo —aceptó, sonriendo nerviosamente.

El aroma de JiMin comenzó a oler más dulce, pero se mantuvo firme. Si se le podía llamar firmeza a reírse torpemente.

—Tengo que anotar tu zona de dolor para que mis superiores analicen después quien debería atenderte.

—A alfa le duele el corazón por tu rechazo, lobito —YoonGi se tomó el pecho, fingiendo que realmente le dolía. Una de las compañeras de JiMin se rio de su broma mal hecha, el mismo JiMin sólo sonrió.

—No puedo asegurarte que sea yo quien te atienda, es una actividad para que ustedes consigan algunos contactos antes de salir de la universidad. Se hace con todas las generaciones, pero los de nuevo ingreso no hacen más que mirar.

Ni si quiera fue una sorpresa que JiMin estuviera tan enterado del proceso, en su segundo ciclo de estudio. Era lo suficientemente inteligente para batear todos los argumentos de YoonGi a menos que le diera lo que necesitaba.

—De acuerdo, me duele la rodilla izquierda. —JiMin no le creyó de inmediato, acercó su lapicero a su tableta, pero se mantuvo en el aire. YoonGi hizo otro puchero, se sintió ofendido porque ahora sí estaba siendo honesto—. En serio, hoy me golpearon contra las valla... Pero si no te voy a ver a ti, ¿entonces te gustaría verme mañana en la noche?

—¿Una clase de alfa? —JiMin le preguntó al mismo tiempo que escribía su nombre con los caracteres correctos. Rellenó su fecha de presentación, su rango y carrera sin detenerse a dudar, sin equivocarse.

—En realidad, gané unos boletos en la radio. Sí, eso todavía existe —YoonGi completó, adivinando la pregunta que JiMin iba a hacer por la forma en que comenzó a pestañear lentamente—. Para una obra de teatro y son dos...

Sus divagaciones fueron detenidas por un movimiento de cabeza de JiMin.

—Quiero ir contigo, alfa.

Eran simples palabras que agitaron el corazón de YoonGi de la manera más cálida posible. Así es como debió ser el día del concierto de la orquesta, nunca debió pedir un permiso de HoSeok, únicamente para que lo llenara de inseguridades.

—¿Te recojo en tus dormitorios? Iremos en mi motocicleta.

Uno de los compañeros de YoonGi apreció para gritar:

—¡Min, deja de coquetear con el doctor, en la mañana dijiste que tu rodilla estaba bien!

Los ojos de YoonGi se abrieron de par en par y los de JiMin.

—¡Yo no estoy...! —le gritó de vuelta, con su voz vergonzosamente desafinada. SeokJin apareció en ese momento riendo para tomarlo de la chaqueta.

—Vámonos, puedes hacer planes para tu cita más tarde.

Su compañero de equipo y SeokJin se estaban encargando de abochornar a YoonGi. Pero JiMin se rio detrás de su mano.

—Es una cita de amigos.


Si que era de noche cuando YoonGi lo recogió, JiMin no pensó que la función de teatro fuera tan tarde, pero había pasado mucho tiempo desde que fue al teatro. La última vez fue con su abuelo omega, era un recuerdo cálido.

Tendrían que regresar rápido a los dormitorios si querían estar en el pase de lista.

La noche estaba un poco húmeda, quizás pronto llovería. JiMin tomó ese quizás como un pretexto para usar su suéter rosa y sus broches, había conseguido unos que tenían una fresa en las esquinas, combinando perfectamente su atuendo.

Al salir de su dormitorio, YoonGi lo miró por un momento. Para después apartar la mirada, mientras ponía una mano en su nuca. Se sonrojó un poco.

—Te ves... Uhm, más adorable de lo normal.

Adorable también significaba lindo. JiMin se veía lindo en el criterio de YoonGi. Estuvo tentado a preguntarle si tan adorable como un omega, excepto que eso podría traer una respuesta que no le gustara. Mejor no arriesgarse sabiendo que había muchas posibilidades de perder.

—Ah, usaré más tarde la ropa que me conseguiste. Pero ahora quería usar algo que me gustara, porque... Quería. Sabía que estaría contigo.

Con YoonGi podía comenzar a usar pequeñas cosas que le gustaran. Pequeños cambios, grandes pasos.

—Eso me hace feliz, JiMin —YoonGi admitió seriamente, llamándolo por su nombre después de mucho tiempo. Así que JiMin hizo lo mismo en compañía de una sonrisa juguetona.

—A mí me haces feliz, YoonGi.

—Mierda, sonó extraño —reconoció con una sonrisa. Se rascó la cicatriz de su cara al pensar—. Llámame alfa de vuelta. Porque tú siempre serás mi lobezno.

Por primera vez el alfa mayor se había referido a él de manera posesiva y había una enorme diferencia entre ser el lobezno de YoonGi y un lobezno cualquiera, una gran diferencia que tuvo a JiMin chupando una respiración de la sorpresa.

Ser una cosa de otro debería haberle molestado, siendo un alfa. Pese a eso, JiMin quiso inclinar su garganta en ofrecimiento, echarse panza arriba justo como Ddochi. Mejor deberían marcharse o se dejaría en vergüenza.

—Se nos hará tarde, alfa.

Por fortuna llegaron a tiempo sin la necesidad de acelerar. El teatro estaba medio lleno cuando escogieron sus asientos, entre todas las hileras se sentaron en la que estaba justamente a la mitad. JiMin pensó que sería mejor en el frente, pero YoonGi insistió.

—Se verá mejor desde aquí, confía en mí. —YoonGi alcanzó su muñeca una vez que ya estaban sentados. Perfumándolo como suyo mientras los técnicos se subían a las tarimas del escenario para solucionar un problema de luces—. ¿Estás emocionado?

Entre su sesión de aromatización, la presencia de YoonGi y teatro, ¿cómo no podía JiMin estar emocionado?

—Estoy muy emocionado.

—Eso compensa el precio del boleto.

JiMin se ahogó en una risa por eso.

—Alfa, tú no pagaste por las entradas.

YoonGi hizo una mueca como si hubiera sido ofendido. Su orgullo de alfa probablemente lo fue.

—No, pero SeokJin se molestó conmigo. Porque le dije que, si tú no aceptabas, entonces le daría los boletos y él quería llevar a JungKook. —JiMin se sonrojó furiosamente al pensar en YoonGi dándole los boletos a la pareja de alfa porque no iría con nadie más. Con nadie más que con él—. Luego NamJoon se enojó porque SeokJin lo habría llevado a él antes.

Los técnicos salieron del escenario, el telón se cerró.

—NamJoon también me lo contó —JiMin reconoció con una risita. El jugador de hockey omega se había vuelto bastante cercano a él en los últimos días. Siempre que estaba esperando a YoonGi en la hora del almuerzo, NamJoon aparecía para saludarlo—. Pero si estuviera en el lugar de SeokJin, habría hecho lo mismo.

Su declaración de corazón se ganó un levantamiento de cejas por parte de su acompañante. El bombeo en sus feromonas se detuvo.

—¿Qué significa eso?

Ya que YoonGi se había detenido en su tarea de bañarlo con su olor, JiMin intentó que el pulgar ajeno se restregara en el interior de su muñeca, cerca de su pulso. Se concentró tanto en eso que no tuvo espacio para preocuparse por sus palabras. No levantó la mirada.

—Si fuera pansexual y tuviera la oportunidad de escoger, me quedaría con el alfa.

Antes de que YoonGi pudiera preguntar más, las luces se apagaron, buscando darle paso a una primera llamada. Los detuvieron en su curiosidad y conseguir una marca de aroma, respectivamente. La obra era una comedia musical sobre los años 1920, había muchos bailes, cantos cada cierto tiempo y prontamente JiMin se maravilló con todo el espectáculo.

Con una sonrisa enorme cautivó a cierto alfa que no se concentró en el espectáculo, a diferencia de él.

YoonGi en algún punto dejó de mirar al frente, en su lugar se dedicó a observar el perfil de JiMin, los dientes de JiMin asomándose entre sus labios, las luces de muchos colores brillando en sus mejillas, el dulce sonido de su risa al ver una pirueta, su esencia.

El conjunto de todo eso se volvió mucho más interesante que el trabajo de los actores.

Entonces YoonGi fingió bostezar y estiró su brazo para que rodeara el cuerpo de JiMin, como si todo hubiera sido un accidente. Se estaba burlando de sí mismo por esa estrategia cuando el alfa menor dejó caer su cabeza sobre su hombro.

El estudiante no estaba pensando, simplemente estaba demasiado concentrado mirando la función. Sin tener idea de que YoonGi hizo un gesto de victoria.

—¿Te está gustando? —le preguntó YoonGi, abrazándolo por fin.

—Silencio, alfa. No puedo saber lo que dicen.

Su respuesta hizo que YoonGi confirmara que le estaba gustando y le diera un besito en la coronilla que no notó.

Al salir de la función, ambos sabían que no llegarían a sus dormitorios a tiempo a menos que corrieran. Pero YoonGi se frotó el estómago, todavía sin encender la motocicleta de su hermano.

—Estoy hambriento.

—Yo también —JiMin respondió, entrelazando sus propios dedos.

—¿Deberíamos ir a comer? No pasará mucho si no llegamos hoy a tiempo.

—Eres una mala amistad, Hyung —lo acusó, bastante divertido. Sería la primera vez que no llegaría a tiempo a dormir, pero no podría haber mejor primera vez—. JungKook podría cubrirme. ¿HoSeok podría hacer lo mismo por ti?

Por un momento, YoonGi no dijo nada.

—Lo olvidé... —Tal vez YoonGi decía que se había olvidado de HoSeok, fue curioso porque JiMin creía que era algo que debía olvidarse. Nada realmente importante—. Ni si quiera va a notar que no estoy.

Como si no fuera un asunto raro, YoonGi cambió de tema a preguntarle que restaurante quería. Al final, fueron a un restaurante de comida mexicana en elección del jugador de hockey, lo atrajo que se pudieran hacer tantos tacos como les alcanzara la porción de carne. Apetito de los deportistas.

—Mierda, está bueno.

Sonriendo, JiMin miró a YoonGi hablar con la boca llena. El alfa sirvió tanta carne en su tortilla que al hacer el taco iba a derramarse

Intentó advertírselo.

—Alfa, tu taco va...

Pero no fue demasiado rápido, terminó sucediendo lo inevitable y la comida terminó fuera del plato de YoonGi. JiMin se retorció de risa al escuchar el gruñido de frustración ajeno.

Sintiéndose tan feliz en ese momento, tomó un vídeo panorámico del restaurante, haciendo un zoom perfecto final en YoonGi recogiendo la comida que se había derramado. Los colores exagerados del restaurante hicieron un divertido contraste con toda la ropa obscura de YoonGi.

A JiMin le gustó tanto el resultado que lo publicó en sus redes sociales con una etiqueta al usuario del alfa mayor, iluminando la pantalla de su tableta por la mención.

—¿Publicaste una fotografía de los dos? —Esa fue la pregunta de YoonGi al mirar la notificación.

—¿No debería? —JiMin preguntó por mera costumbre que por una preocupación real. Porque sabía que YoonGi no le diría a nada, aunque tampoco esperó que se riera, sacudiendo sus hombros de arriba a abajo y viéndose muy feliz.

—Nadie había hecho esto nunca por mí. Se siente extraño. ¿Debo tomar una foto para devolver el gesto? Deberíamos —YoonGi decidió, acercando su silla a la de JiMin—. Ven, lobito, quiero una foto contigo.

Mientras se acercaba para tomarse una foto con la mano de YoonGi en su cintura y sus caras casi juntándose en las mejillas para caber en el encuadre, JiMin suspiró soñadoramente por la cercanía. Él haría cualquier cosa por YoonGi y lo más encantador era que evidentemente era correspondido con ese sentimiento.


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