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17

Para ser un miércoles en la noche había un número realmente grande de personas en la entrada del centro comercial, demasiadas. Muchas de ellas golpearon a JiMin o pisaron los talones de sus zapatos.

Como era de esperarse nadie en la multitud lo notó, excepto YoonGi.

El jugador de hockey envolvió su mano sobre la de JiMin, cubriéndola completamente gracias a la diferencia de tamaños. Lo hizo para que nadie más pudiera golpear al alfa más pequeño.

—Mierda, ¿por qué hay tantas personas?

JiMin notó lo mismo, pero él no iba a quejarse mientras sus dedos siguieran entre los de YoonGi­­­.

—¿Estamos aquí por qué vamos a cambiar mi estilo de vestir? —preguntó mientras caminaban por los pasillos de diversos negocios. YoonGi hizo un sonido afirmativo, demasiado ocupado en su tarea de observar cada tienda de ropa que se atravesó en su camino. Buscaba una en particular, supuso JiMin.

—¿Tienes tu tarjeta de crédito lista?

—Casi es la tarjeta de mi abuelo, pero sí, aquí está. —Si YoonGi le estaba preguntando eso, era porque iban a hacer muchas compras y repentinamente esa idea decepcionó a JiMin. Con su mano libre, apretó su suéter que le doblaba en tamaño, muy recelosamente—. ¿Vamos a cambiar toda mi forma de vestir?

Escuchó a YoonGi hacer otra afirmación en su garganta.

—La forma en que te vistes te hace ver suavecito.

En otro momento, esa confesión habría hecho que JiMin evitara el contacto visual, que se volviera tímido. En ese, le aplastó el corazón.

—Me gusta verme suavecito —admitió en un susurro triste para sí mismo.

Pero sabía que un alfa no debería verse suave, tendría algo que lo hiciera ver inmediatamente masculino. Para que la gente dejara de asumir su jerarquía de una vez por todas. Pensando sobre eso, JiMin fue capaz de no sentirse frustrado. YoonGi se estaba esforzando mucho por enseñarle.

Ellos finalmente entraron a una tienda. Después de encontrar la que tanto estuvo buscando, YoonGi pudo devolverle toda su atención al estudiante de fisioterapia. Aunque tarde, ya se había perdido toda su crisis mental. JiMin pensó que era mejor de esa forma.

—Mi ropa es de segunda mano, pero no creo que sea un lugar para ti. —Antes de que JiMin pudiera preguntar por qué no, YoonGi siguió hablando—. SeokJin dice que esta es una buena tienda para alfas.

SeokJin debía saber mucho sobre alfas, después de todo era uno, le gustaba uno y dirigía un equipo de un montón de ellos. Por lo que JiMin no juzgó su elección, aunque la tienda le parecía como cualquier otra, los maniquís en movimiento hacían distintas poses cada determinado tiempo.

Cuando uno de los robots maniquís se inclinó a su costado, casi golpeó a JiMin con el producto en oferta. Que era un bolso para omegas adolescentes, fabricado en una tela que parecía muy suave, de muchas bolsas y un llavero adorable colgando de él.

Era muy bonito. Tanto que JiMin tuvo que decirse a sí mismo que no mirara o de lo contrario terminaría por comparar el bolso contra su mochila.

—Los bolsos son más prácticos —YoonGi comentó, adivinando perfectamente la dirección en la que condujeron sus pensamientos. Así que JiMin dio un volantazo para alejarse de ahí en caso de que el anhelo estuviera escrito en toda su cara. Al final, YoonGi siendo igual de amable que siempre, no dijo nada más—. Busquemos la sección de alfas

—Sí, deberíamos.

Mientras llegaban, YoonGi le explicó atentamente el plan para optimizar el tiempo con la ayuda de los robots ayudantes.

—Anotaré el código de cada prenda para que al final nos lo lleven a probadores. Pero necesito tu talla de cada cosa, la exacta.

—Lo que digas está bien, alfa.

Por eso el proceso, se sintió bastante aburrido para JiMin. Comenzó a responder las preguntas de YoonGi sobre las prendas, sin prestar atención en ninguna en especial.

Hasta que vio un pantalón particularmente bonito.

—Espera, ¿podemos llevar este? —Al preguntar, lo tomó ansiosamente. Nunca había visto una prenda que le gustara tanto dentro de la sección de alfas. Quizás porque el pantalón parecía más una falda que un pantalón, quizás le recordó a la ropa que usaba antes de su presentación— Es de alfas, lo es.

Finalmente había un artículo clasificado para alfas que maravilló a JiMin, finalmente. Él estaba tan feliz que una sonrisa llegó hasta sus ojos.

Sin embargo, detuvo el gesto al encontrar la cara de YoonGi en un profundo debate. El alfa de hockey miró el código en el pantalón bonito, a JiMin y de nuevo al código.

—Es un pantalón de la sección de omegas —confesó por fin entre dientes, como si no hubiera querido decirlo desde un inicio.

Con eso, el estómago de JiMin se hundió como si hubiera ido hacia abajo en una montaña rusa.

—Oh —murmuró, rápidamente devolviendo la prenda a su lugar. Su aroma pasó rápidamente de tienda de pasteles a mucho papel quemándose. Otra cosa que deseó y terminó por apagar su felicidad—. Tiene sentido, se veía demasiado femenino...

YoonGi se pasó las manos por el cabello. Él también se veía frustrado, seguramente porque había sido el portador de las malas noticias. Pero JiMin lo agradecía, se habría avergonzado más si no hubiera sabido que la prenda no le pertenecía.

—Lobito, si quieres puedes probártelo.

—De eso no se tratan las clases, alfa —dijo, con una sonrisa que buscaba aplastar la decepción—. Deberíamos seguir, ¿qué tal esta chaqueta? Se ve como las que usas, pero no en verde.

Después de ese pequeño incidente, YoonGi se mantuvo mirándolo con sospecha todo el tiempo. Hasta que JiMin entró al probador. El estrecho cuarto tenía una cortina holográfica, una persona adentro podría mirar lo que había afuera de ella, excepto que las personas del exterior no verían nada. Entró con el montículo de ropa que el alfa le había dado para probarse, descartar, comprar.

Justo cuando se estaba quitando su suéter, YoonGi entró en el cambiador detrás de él, muy casualmente.

—Alfa, ¿qué haces? —JiMin le gritó en un susurro a medio desvestir—. Nos vamos a meter en problemas.

Había una estricta política sobre una sola persona en los vestidores, porque ya habían sucedido muchos incidentes dentro de ellos.

YoonGi sonrió, ayudándole a sacarse la camisa. Ser desvestido por el jugador de hockey hizo cosas raras en JiMin, como poner más sangre de lo normal en sus mejillas.

—Descuida, no me vieron entrar. Tenía que decirte cómo se combina cada prenda.

—Está bien... Pero, no me mires mientras me cambio.

Su petición se ganó una risita de YoonGi.

—No hay problema, veo alfas en pelotas en los vestidores todo el tiempo.

—Uh, tienes razón —admitió, colgando su ropa sobre un perchero agregado en la pared. ¿Qué había pensado antes? Era un alfa, su cuerpo no iba a hacer nada en YoonGi. En cambio, un omega cambiándose frente a él sí le habría provocado una reacción. ¿Se habría puesto nervioso? ¿Cómo olería si quisiera coquetear?

JiMin nunca lo sabría así que, sin vergüenza alguna, se sacó la camiseta y tomó la que YoonGi le estaba ofreciendo.

—Estoy pensando en dos estilos. Creo que te inclinarás más por el segundo porque el primero es radical. Sé que estás acostumbrado a usar cosas en tallas que te doblan el tamaño, eso te hace ver adorable. —La explicación de YoonGi era cierta, a JiMin le gustaba mucho su ropa grande porque era como si la tela lo abrazara. El resultado de su apariencia sólo fue un accidente—. Quiero que te veas como un chico malo.

—¿Un chico malo como tú? —le cuestionó, inclinando la cabeza al no entender. De nuevo obtuvo una risa de YoonGi. No había sido su intención hacerlo reír ya que lo había dicho realmente serio, aunque estaba conforme con ese resultado.

—No ese tipo de chico malo —YoonGi le explicó aun riéndose. Su rica risa profunda llenó el reducido probador. Erizó la piel de JiMin—. No del que se mete en peleas, del tipo de alfa que romperá corazones de omegas, como un jugador.

No era un reto tan difícil, si le preguntaran a la única exnovia de JiMin. Para YoonGi sí debía parecer uno, por la forma en que estrechó sus ojos al mirarlo. Mientras le daba un pantalón para ponerse.

Después de quitarse el suyo, JiMin descubrió de mala manera que el pantalón que YoonGi le dio, iba a darle problemas desde el primer momento. Estaba demasiado apretado para su gusto, el grueso de sus muslos hizo que el cuero se estirara al máximo. Incluso parte de la tela se atascó en su trasero, negándose a subir. Tristemente no era un error en la talla, la prenda estaba destinada para ser así.

Las prendas de alfa eran todas complicadas. Pero JiMin no se rindió, se retorció hasta que la cosa fea de tela llegó a su cintura. Entonces cerró los broches que habían alrededor de las pantorrillas para hacerlas parecer más musculosas.

Lo siguiente fue una camiseta blanca, más delgada y justa de las que solía usar.

JiMin sentía que si lo usaba en la calle todos podrían mirar sus pezones. Por eso agradeció que YoonGi cerrara la combinación de prendas con la chaqueta que vieron ambos.

—Se verá mejor con un cinturón. —El alfa más joven resopló ante la idea de YoonGi, pareciéndole un caso perdido. Tampoco opuso resistencia cuando el alfa mayor lo sujetó de la cadera para rodearla con la tira de cuero. El broche del cinturón tenía un censor para ajustarse perfectamente al tipo de cuerpo en que se usara, causándole un tirón sorpresa a JiMin.

—Tengo una cintura de omega.

—Para eso es el cinturón. Aunque yo creo que tu cintura es bastante bonita. —YoonGi no debería decir cosas como esas mientras lo cambiaba de ropa tan tiernamente, JiMin decidió ignorarlo—. Una cadena ayudaría, definitivamente.

—Sabes mucho de moda, alfa.

—Tengo muchos amigos alfas. Sólo estoy copiando su estilo —le respondió un YoonGi sonriente, que se quitó una de sus cadenas para dárselas a JiMin.

Normalmente YoonGi usaba cadenas gruesas colgando de su cuello. En la actualidad no era más que un artículo de moda, no obstante, en décadas anteriores era un signo de advertencia, los alfas con potencial para volverse salvajes las usaron en todo momento. Se veían bien en el jugador de hockey, encajaba con lo fuerte que era.

En JiMin no hicieron mucho, parecía que se ahogaría con el peso de la cadena.

—¿No ayudó? —preguntó a YoonGi, aunque ya conocía la respuesta.

—Todavía puede mejorar... Tal vez si cambiaras tu peinado. —Fue lindo que YoonGi no le dijera directamente que la cadena no hizo nada por él. En cambio, se acercó lo suficiente para que las manos de JiMin aterrizaran en sus hombros, buscando sostenerse de algo ante la sorpresiva proximidad—. Si lo peinas hacia atrás como en la fotografía de tu casa...

Los dedos de YoonGi se adentraron en el brillante cabello marrón del chico menor, mucho más delicado de lo que solía peinarse a él mismo. Entonces el nuevo peinado apareció.

JiMin sabía que quitarse el fleco de la frente haría que su cara tomara una forma distinta, se vería más rudo. Por eso no se sorprendió cuando escuchó al alfa jadear.

—¿Sí me veo como un rompecorazones?

—¿Un qué? —YoonGi le cuestionó, como si nunca hubiera escuchado esa palabra.

Fue aún más raro cómo sus feromonas comenzaron a oler.

—¿Alfa YoonGi? ¿Me veo mal? —JiMin preguntó al no recibir respuesta, se miró en el espejo de la pared y en su opinión se veía como un chico malo. Casi no se reconoció a sí mismo, aunque todavía quiso escucharlo del alfa mayor o no estaría seguro—. Alfa.

Sin embargo, YoonGi se mantuvo quieto, mirándolo fijamente con los labios abiertos. Tardó tanto en responder que JiMin avanzó, haciendo que su héroe retrocediera hasta que su espalda golpeó contra la pared porque no había más espacio para moverse en el cambiador.

La posición inquieto a YoonGi.

—E-eh —tartamudeó. Su voz estaba extrañamente desafinada—. ¿Por qué en esta postura...?

JiMin colocó la mano en la pared, junto a la cabeza de YoonGi. Sin tener idea de que estaba destrozando los nervios del alfa, él sólo quería su respuesta.

—Alfa YoonGi... —Iba a seguir insistiendo sobre la opinión en su cambio de vestuario cuando vio las mejillas frente a él volverse de su color favorito, haciendo que olvidara todo. Únicamente parpadeó de la sorpresa—. ¿Te estás sonrojando?

Con la mano libre sostuvo la mejilla de YoonGi, apreciando lo caliente que estaba la piel en esa zona. Pero su toque amable, desató un gruñido retador del alfa que tocaba y antes de que pudiera notarlo, las posiciones se invirtieron.

Ahora era JiMin quien estuvo arrinconado por el cuerpo de YoonGi. Demasiado cerca, tanto que podía ver los colmillos ajenos a detalle.

—No me vas a intimidar, aunque tengas la apariencia de un jugador de omegas. Ni porque estés actuando como uno. —JiMin soltó una risita que cubrió detrás de sus dedos, porque no había intentado intimidar a nadie, pero fue muy divertido ver nervioso al alfa heroico. Al escucharlo reír así, YoonGi se contagió.

—Disculpe, ¿todo está bien adentro? —Ambos alfas se quedaron quietos al escuchar la voz de la mujer, interrumpiendo la cálida escena. Miraron a la encargada afuera. Ella no tenía idea de que había dos personas adentro porque la cortina bloqueaba su vista.

—Sí, todo está bien. Estaba hablando conmigo mismo —JiMin respondió sin apartar la mirada de YoonGi, respirando al mismo tiempo gracias a la tensión. Sólo se relajaron una vez que escucharon a la encargada marcharse, después se echaron a reír.

Siendo tan felices los dos.

—¿Te gusta este estilo? —lo interrogó YoonGi, con su ancho pecho subiendo y bajando gracias a la risa.

—Me hace ver como un alfa, pero ¿puedo mirar la segunda opción?

—Claro.

En el proceso de desvestirse, YoonGi se dio la vuelta completamente. Lo que fue muy raro.

El segundo estilo de vestirse era opuesto al primero. YoonGi tuvo razón al decir que JiMin se inclinaría por ese. La ropa ajustada parecía ser una regla estricta, pero las telas fueron tonos cafés, negros y blancos. Colores elegantes con los que el alfa menor podía sentirse más cómodo.

Ajustando el saco que parecía una capa por el vuelo que hacía al final, JiMin escuchó la opinión del alfa mayor.

—Sí, eso pensé. Después de verte en el restaurante, pensé que sería bueno hacer un juego con el color de tus ojos y el cabello y darte una apariencia elegante. Un reloj con eso quedaría muy bien.

—Me gusta mucho más este estilo. —No podía decir que moriría por esa ropa, pero al mirarse al espejo, descubrió que había mejorado mucho la imagen de sí mismo. Las personas al menos deberían dudar un poco antes de llamarlo omega—. Gracias, alfa. No esperaba menos de ti, lo solucionaste.

YoonGi sólo asintió como si no fuera la gran cosa. Pero un rubor en su cara delató que el cumplido de JiMin lo conmovió.

—Voy a devolver las prendas de rompecorazones —le avisó, pasándose una mano por sus mechones de grafito—. Deberías probarte las demás para saber si deberíamos hacer algún cambio.

A solas, JiMin hizo justamente eso. Probó la ropa, probó sonreír, probó sentirse satisfecho y falló en todas ellas. Sin la compañía de YoonGi, las cosas no se sintieron bien. ¿Por qué? ¿Por qué no era feliz completamente?

Estaba quitándose un chaleco marrón cuando de repente algo azul apareció entre la paleta de colores aburridos. Como las coloridas olas del mar escurriéndose entre el triste tono de la arena.

No parecía una prenda que YoonGi habría escogido, así que JiMin la tomó con curiosidad. Sólo para descubrir que era una falda hecha especialmente para hombres, por el fondo debajo de ella, en caso de que fuera levantada. Específicamente era para omegas, ya que el código lo decía. "OMGMS" y luego el número de serie.

Y JiMin no pudo resistirlo.

Todavía tenía una camiseta blanca, pero se deshizo de los pantalones, metió las piernas entre la tela suave. Respiró hondo, luego de devolver su cabello a la forma en que le gustaba. Listo para mirarse al espejo.

Era muy hermoso.

Sus ojos se llenaron de lágrimas sin derramar en vista de que lucía tan hermoso como un príncipe de cuentos de hadas, tan delicado y suave como un omega debería de ser. Probablemente lo único llamativo sería su tamaño, pero había omegas grandes como NamJoon.

Se pasó las manos por la cintura de la falda, por sus rodillas desnudas. Tembló e hizo puños las manos.

Era demasiado hermoso.

En el momento en que estaba por darse una vuelta sobre sus talones, la cortina se abrió.

—¿Terminaste, lobezno? Encontré esta camiseta que... —YoonGi se quedó callado en cuanto lo vio, abruptamente. Sus ojos se deslizaron hacia las piernas de JiMin, pero tan pronto como bajaron volvieron rápidamente hacia la cara. Antes de hablar, tragó grueso. Su manzana de adán se balanceó de manera muy notoria—. Te la estás probando.

—Tú la pusiste aquí —JiMin lo acusó, retrocediendo. No sabía si sentirse avergonzado o traicionado.

—Sí, pero no pensé...

—Te la voy a devolver. Debes llevarla a su lugar.

Ni si quiera le importó que se quedaría en ropa interior frente a YoonGi, sólo se la quitó como si tuviera polvo pica pica. Sin mirar atrás.

—No importa cuánto te gusten —YoonGi murmuró, oliendo triste al recibir la falda. Mirándolo fuertemente—. No te lo vas a volver a permitir, ¿cierto?

JiMin negó con la cabeza. No se lo podía permitir.

Después de eso, pagaron en silencio. JiMin no quería ver a YoonGi a los ojos, por lo que no buscó el contacto de alguna forma, se encerró en su cabeza para evitar la triste pena.

Estaba tan absorto en sus pensamientos que ni si quiera se dio cuenta que habían caminado a una tienda de segunda mano en lugar de la salida del centro comercial.

—¿Qué hacemos...? —Su intento de pregunta fue interrumpido por los dedos de YoonGi sosteniendo sus labios suavemente, obligándolo a escuchar sin quejarse.

—No puedo comprarte algo de esa tienda costosa, pero sí de aquí. Entonces escoge algo que te guste.

—Ya compramos ropa antes —JiMin le respondió confundido, sonó muy gracioso porque los dedos ajenos nunca abandonaron su boca. Pero sí las bolsas de compras de sus manos, YoonGi se las quitó para que entrara a la nueva tienda sin preocupaciones.

—Algo que verdaderamente te guste, lobezno. Aquí no separan la ropa por rango, cómo debería ser, entonces escoge algo. Sólo es ropa —dijo tan seriamente y dulcemente que JiMin no pudo decir nada en contra, sus pies se movieron solos. Él miró la ropa de uso, pensando sobre algo que realmente le gustara.

Ya que YoonGi se estaba tomando la molestia de pagarle un regalo, JiMin debía ser honesto con su compra.

Pasó sus dedos por los ganchos de ropa, sin pensar en los rangos, sin pensar en las multitudes susurrando y ahí apareció, casi mágicamente: un suéter rosa. Sería la primera prenda rosa que habría en su armario, eso le encantó, por lo perfecto que era. Demasiado suave, le quedaría en el largo justo para que tocara sus rodillas.

Una prenda nueva que tuvo un error en la costura, se rebajó a un cuarto del precio, lista para pertenecerle.

YoonGi sonrió complacido por su elección, yendo a pagarlo y antes de que salieran del lugar, JiMin se lo colocó. Fue la valentía que el regalo de su héroe le envió. Por primera vez en muchos años no pensó sobre la etiqueta de lo que estaba usando.

No dijeron nada, pero ambos estaban sonriendo.

Excepto que, de vuelta a los dormitorios, JiMin se detuvo en seco antes de que entraran a la universidad. Volviendo a ser consciente de su apariencia abruptamente.

—¿Qué pasa, lobezno? —YoonGi le preguntó preocupado y JiMin decidió ser sincero. Él podía serlo.

—No me quiero quitármelo, pero... Me da vergüenza que me vea con él.

Por un momento JiMin temió que YoonGi lo regañara, que le preguntara si no había aprendido la lección. Pero eso no pasó, únicamente la chaqueta de YoonGi cayó sobre sus hombros.

Al mirar hacia arriba, se encontró con la mirada más protectoramente dulce que había visto.

—Paso a paso, lobito. Está bien que te avergüence porque las opiniones ajenas siempre dan miedo, pero no te reprimas a ti mismo. Puedes ser libre solo, conmigo. Te veías muy guapo como rompecorazones, pero en esa falda, te veías como... Woah. —El alfa mayor se sinceró ruborizado, peinándole los cabellos—. Porque es algo que te gusta y te hace feliz... Y ahora déjame abrochar mi chaqueta por ti.

Con las manos de YoonGi trabajando en el cierre de la chaqueta, JiMin pensó que nunca agradecería lo suficiente por la presencia de YoonGi en su vida. 

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