16
Su abuelo se asustó ante su pregunta, JiMin pudo notarlo sin ningún esfuerzo. El beta podía dar la impresión de tener todo bajo control, pero sus dedos viejos enredándose en su collar lo delataron completamente. Solía jugar con los anillos en su cuello cuando no quería hablar.
—¿Dé que estaban hablando? —preguntó otra vez, aunque justo como la primera, ninguno de los dos respondió. Sólo se miraron entre ellos nerviosamente—. Abuelo, ¿estabas asustando a alfa YoonGi?
YoonGi puso una mano en su nuca, mientras se reía.
—Al inicio lo intentó.
—¿Entonces por qué...?
¿Por qué YoonGi se había tardado tanto en regresar cuando sólo debía buscar algo en sus cajones y volver? JiMin miró fijamente a su abuelo, esperando encontrar otra acción que lo delatara.
—Deberíamos ir abajo, encontré tu medidor nutricional. —YoonGi dijo como una clara distracción. También lo sujetó de la mano para sacarlo de la habitación—. Le hablaremos cuando esté listo la comida, señor.
El beta asintió claramente complacido por la actitud de YoonGi y JiMin tuvo aún más deseo de averiguar que había sucedido. Eso fue hasta que los dedos de YoonGi se enredaron con los suyos al bajar las escaleras, preguntándole sobre las adorables pinturas en su pared porque estaban bien ejecutadas. Entonces JiMin olvidó que su héroe y abuelo tramaron algo juntos.
Pero lo recordó tan sólo dos días después, cuando su abuelo beta hizo una reservación en un restaurante de cinco estrellas para los dos. JiMin comenzó a sospechar todavía más. No iba a tragarse ninguna de las excusas de su abuelo.
"Es tu primer amigo en mucho tiempo" Habría actuado más amigable desde el inicio si eso le importara.
"Apuesto a que el muchacho nunca ha ido a un lugar tan caro" Seguramente no, porque no era el estilo de YoonGi.
Aunque en el fondo, JiMin estaba muy emocionado por la cena y no le importaron los motivos por los que estaba ocurriendo.
Como era una noche entre semana tenía que encontrarse con YoonGi dentro del restaurante, porque la reservación se hizo demasiado temprano para su entrenamiento. Para ser un pedido de un beta ya jubilado del mundo de negocios, fue bastante impresionante lo rápido que obtuvieron una cita.
JiMin llegó antes para que no perdiera su reservación por la estricta impuntualidad del lugar. Sin embargo, no permitió que lo llevaran a su mesa, se mantuvo de pie frente a la entrada.
No le importó que sus pies pronto comenzaron a dolerle dentro de sus zapatos costosos, se negó a moverse. Quería encontrarse con YoonGi ahí, para que ambos pudieran tomar asiento al mismo tiempo, para comenzar su cena juntos.
Cuando YoonGi apareció en la entrada, con su cabello largo y húmedo, pensó que la espera había valido la pena. Finalmente.
—¿Has esperado mucho, lobezno? —YoonGi le preguntó a modo de saludo, antes de envolverlo en un abrazo. Continuó hablando mientras tenía ese contacto, por lo que JiMin sintió el pecho contrario sacudirse—. Es la primera vez que pido un permiso para salir temprano, pero el entrenador no quería dejarme ir y luego los chicos se tardaron tanto en la ducha, estoy seguro que lo hicieron para joderme.
—Está bien, alfa. Siento que no ha pasado mucho tiempo desde que llegué. —JiMin eligió decir con una sonrisa para no hacerlo sentir culpable por algo que no dependió de él. En gran parte era verdad, cualquier tiempo de espera se volvió polvo en la presencia del jugador de hockey—. Voy a pedir que nos lleven a nuestra mesa.
—De acuerdo.
En ese momento YoonGi se detuvo a mirar hacia su alrededor. probablemente no había tenido tiempo de hacerlo antes. No fue nada discreto en ello.
Atendiendo la amable seña de JiMin, un mesero se acercó para llevarlos a su mesa. Le pidió el saco y la chaqueta respectivamente a ambos alfas, dejándolos sólo en sus camisetas de botones. La diferencia era que la de JiMin era azul celeste, hecha de seda, las mangas de cascada se veían como el agua al moverse.
YoonGi sin su chaqueta tenía una camiseta blanca de cuello en v, bastante simple. El detalle más llamativo era que la tela se estaba esforzando por cubrir los músculos.
—Tu abuelo no bromeaba cuando dijo que sería un lugar elegante —YoonGi dijo después de silbar impresionado, entonces abrió la silla del alfa menor. JiMin se sentó en ella, agradeciendo el gesto con una sonrisa—. Me siento raro aquí.
La sonrisa en JiMin desapareció. Rápidamente preocupado porque YoonGi estuviera incómodo.
—¿Por qué?
Tal vez se refería al clima por el lugar de su mesa. Su abuelo se aseguró de que tuvieran la mesa en el balcón, con la vista del cielo en sus nubes nocturnas, permitiendo que el bochorno de la noche veraniega les alcanzara un poco.
—Estoy fuera de lugar, tan sólo mírame. —El alfa mayor se apuntó así mismo como si esa fuera toda la respuesta necesaria. JiMin apoyó su codo sobre la mesa y su puño sobre su mejilla para observar. Parpadeó muchas veces en su concentración.
—No veo nada extraño.
—No soy elegante. Estás usando un pantalón de vestir, yo traje este porque pensé que bastaría. —YoonGi se quejó, abultando sus labios. JiMin permitió que sus ojos bajasen hacia los pantalones mencionados y sonrió porque las rodillas de YoonGi aparecieron en la mezclilla rasgada. Definitivamente no era una prenda para un restaurante así de caro, pero en su héroe se veía fino—. Creo que voy a romper las costuras de mi camiseta y unos omegas en la recepción comenzaron a murmurar por qué tengo la cara hecha un desastre.
—Tu cara ha estado así desde que te conocí, alfa —JiMin reconoció con una risita. Encontró adorable que YoonGi se quejara de todo eso porque estaba intimidado. El jugador de hockey golpeó a todos aquellos ignorantes que lo llamaron omega. Pero un par de omegas de la alta sociedad murmurando sobre su apariencia lo frustraron.
—Sí, pero... No estoy a tu nivel. No me importa la gente, pero tú te ves tan bien aquí. —YoonGi hizo su reconocimiento, mirando a su acompañante con el ceño fruncido. Bajo esa mirada, JiMin se tornó de algunos tonos de rosa pastel.
Mientras pensaba en algo que decir, repartió los menús de papel para cada uno. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido contacto con el papel, el restaurante debía cotizarse realmente alto si podía permitirse esos lujos para sus clientes.
—Creo que te ves demasiado elegante —confesó una vez que el sonrojo en sus mejillas se volvió más disimulable—. Nunca te había visto con ese tipo de camisas. Eres como el jefe de una mafia.
YoonGi finalmente se rio de su pequeño comentario bromista, enseñándole todos sus dientes y pellizcando las esquinas de sus ojos.
—Eso me gusta más que el jefe de la resistencia humana. ¿Debería pedir una pasta italiana? —preguntó, abriendo el menú. Eso consiguió que JiMin escondiera una risa detrás de su mano.
—Oh, te estás tomando demasiado en serio tu papel.
—Me tomo en serio todo lo que hago. —El alardeo de YoonGi tenía un fundamento cierto, por lo que JiMin asintió solemnemente—. ¿Una bebida para los dos está bien? ¿Qué te gustaría beber? Hay una bebida de fresa con alcohol.
Ante el ofrecimiento, los dedos de JiMin se tensaron sobre su propio menú.
—Mh, yo no, gracias.
—¿No vas a beber porque mañana tienes clases? Eres demasiado responsable, lobito.
—No, en realidad —rechazó la deducción de YoonGi, sin ser grosero. Tampoco estaba sonriendo—. No me gusta el alcohol.
—¿No? ¿Como el sabor de la cerveza?
No era la primera vez que JiMin tenía esa conversación. En alguna reunión familiar, algún encuentro con viejos conocidos que terminó en un asunto incomodo, recibió una pregunta de por qué no estaba bebiendo. Si decía que no le gustaba, sería llamado mojigato. Si decía que se serviría más tarde, las personas seguirían insistiendo.
Todavía no tenía la respuesta perfecta para que no lo molestaran más con el tema.
Pero bajo la cálida mirada de YoonGi, JiMin se sintió lo suficientemente cómodo para ser honesto.
—La última vez que estuve borracho. No fue agradable, fue en mi ceremonia de graduación y lo he estado evitando desde entonces. Pienso que, si tomo, aunque sea una copa. —Casi juntó su dedo índice con el pulgar, para demostrarle que hablaba de una copa pequeñísima—. Estaré borracho porque no tengo resistencia por evitarlo y no quiero estar borracho de nuevo.
Porque la verdadera respuesta es que el problema ni si quiera era con el sabor de la cerveza o cualquier otra bebida alcohólica. A JiMin no le gustaba estar borracho desde la última noche donde sucedió.
El baile de su graduación.
YoonGi se mantuvo pensativo, como si lo estuviera analizando.
—Tienes razón, la resaca es una mierda —comentó casualmente, sin preguntar nada más—. Aunque eso significa que no has ido a muchas fiestas en la universidad.
JiMin resopló una risa. Se encontró demasiado feliz gracias a que su respuesta sincera, era la respuesta perfecta con YoonGi.
—Ni si quiera me han invitado a una porque no tenía amigos. Hasta que te conocí y a NamJoon —agregó felizmente. Luego recordó que en la ausencia de YoonGi no consiguió sólo un amigo nuevo, sino dos—. Ya conocía a TaeHyung, pero nos hemos un poco más cercanos ahora.
—Te llevaré a una fiesta pronto sólo para que las conozcas. Pero no tomaremos alcohol, aunque deberíamos pedir nuestra soda en los vasos rojos porque son parte de la experiencia. —La seguridad en el comentario de YoonGi fue tan gracioso que JiMin se rio—. ¿Entonces un jugo de manzana para los dos?
No había esperado que YoonGi se mantuviera firme a la idea de compartir bebida después de su política de cero alcohol y gracias a ese gesto su corazón hizo una subida y bajada como si hubiera un columpio dentro de su pecho.
—Eso estaría bien —murmuró, sonriendo tímidamente.
Esta vez fue el turno de YoonGi para hablarle al mesero y fue lindo porque el alfa se avergonzó de que le habló mientras atendía otra mesa. Una vez que el hombre anotó su pedido, se despidió con las mejores palabras.
—Se lo traeremos en un momento, joven alfa.
Y YoonGi se quedó con la boca abierta.
—Joder, ¿escuchaste eso?
—Sí, alfa YoonGi.
—Joder —volvió a decir, mirando por dónde se había ido el mesero. Se necesitó de un buen rato para que sus ojos de gato volvieran a JiMin. Su mirada se veía profundamente alegre—. ¿No es fantástico? Mi tratamiento debe de estar haciendo su trabajo.
JiMin le devolvió la sonrisa a su alfa heroico, sin decir que eso había sido por él.
Esa misma mañana cuando llamó al restaurante para confirmar su cita, le especificó al recepcionista que el espacio era para dos alfas, sin importar su apariencia. Normalmente no habría molestado al mesero con algo así, pero quería compensar cuando en la cafetería de fresa YoonGi fue llamado omega por error.
—Es fantástico —respondió sin dudar, disfrutando más de la sonrisa de YoonGi que de la costosa vista—. Mi abuelo dijo que había pasado un tiempo desde que estuvo con un alfa que tuviera tu energía.
YoonGi empujó su pecho hacia adelante, haciendo que parte de su voz se agravara.
—Ah, ¿sí?
JiMin no pudo evitar reír. Risa que comenzó a desvanecerse al pensar el secreto que su abuelo le ocultó junto con el alfa de hockey.
—¿Qué hiciste para que te quisiera así? Él no quiere decirme de que estaban hablando.
—No puedo decírtelo. —JiMin sabía que no iba a arrancarle la información tan fácil, por eso comenzó a liberar feromonas dulces, sólo sutilmente. Aunque no fue bueno en su tarea porque la nariz de YoonGi se arrugó al percibir un cambio en el aire—. No comiences a oler así. No quieras engañarme cómo lo hacen los omegas, tramposo bonito.
Esa acusación resultó algo dolorosa para JiMin. Él lo había hecho, se había comportado igual que un omega jugueteando con un alfa. Respirando profundo, disipó su olor para volver a la neutralidad. Tenía que jugar los juegos de su rango, juegos de alfa.
—Tienes que decírmelo, por favor. Por favor, alfa
El sonido de rendición en YoonGi fue un pequeño gruñido.
—Hablamos sobre ti.
No fue la respuesta que JiMin esperó. Él había pensado que su abuelo amenazó a YoonGi hasta que el alfa se defendió y esa defensa debió gustarle a su abuelo, ya que no todos tenían el valor para luchar contra un beta.
Hablaron sobre él, YoonGi había dicho.
Lo que llevó a JiMin a pensar en los temas que pudieron poner nervioso a su abuelo al ser atrapado en medio de esa conversación, entonces la lista se redujo de mil a uno.
—¿Te contó sobre mi episodio depresivo? —preguntó cautelosamente. Si su abuelo no lo había hecho, JiMin estaba echándose la soga al cuello, él solo. Pero YoonGi hizo un sonido afirmativo que confirmó lo peor.
El primer movimiento de JiMin fue cruzar sus brazos sobre la mesa, con ambos codos sobre ella.
El segundo fue dejar caer su cabeza entre el espacio de sus brazos para no tener que enfrentar la mirada ajena.
—Quiero morir. Esa historia es vergonzosa.
—Lobito, lobito, ¿por qué eso sería vergonzoso? —YoonGi le cuestionó dulcemente, pasándole una mano por el pelo porque era lo único que podía tocar—. Tener un episodio depresivo y salir de él, es un tema de valentía, no de vergüenza.
—Bueno, me costó mucho superarlo.
Ocasionalmente todavía se sentía tan triste que Ddochi se asustaba.
—Porque eres tan amable, dulce, honesto con tus sentimientos. —Engatusado por tan tiernas palabras, JiMin levantó la cabeza. Haciendo que la mano de YoonGi que antes había estado en su cabello, se resbalara a sostenerle una mejilla—. No debiste presentarte cómo algo que no querías y... Después de acompañarme a mi consultorio, ¿recuerdas, recuerdas que también hay cambios para alfas a omegas? Lo haces, ¿no?
YoonGi le preguntó de un modo particularmente cauteloso para que JiMin no se asustara.
Excepto que el alfa menor terminó por asustarse.
Se alejó del toque de YoonGi, teniendo la mezcla de una risa y un ahogamiento de nervios. Agitó las manos en el aire, sacudió la cabeza, usó todo su cuerpo para decir que la idea era una completa locura para él. Las demás personas transjerárquicas se merecían tener esa oferta, JiMin no.
—No, no, soy un alfa ahora. Sólo debo mejorar, sólo debo tomar tus clases más duro y pasará.
Aseguró. JiMin aseguró porque esa era su esperanza.
—Claro —YoonGi dijo en un tono dudoso, mirando al fondo del restaurante y el estudiante de fisioterapia pensó que lo estaba evitando, pero al final fue porque el mesero había traído sus comidas. El plato de YoonGi estaba lleno de pasta, justo como había anunciado en broma, hizo a JiMin feliz.
Su plato de verduras finamente salteadas lo hizo igual de feliz.
Fue un instante después, cuando JiMin volvió la mirada a él de nuevo, descubrió que YoonGi estaba usando el cuchillo y tenedor para partirla.
—Alfa YoonGi, la pasta... —Cortar el espagueti era de mala educación, pensaba decir eso. Sólo que la cara feliz de YoonGi mientras hacía su tarea tuvo a JiMin sujetando el borde del mantel para reprimir el tambaleo de sus latidos—. ¿Te gustó?
Le preguntó en cambio.
—Está buena, aunque no sé si es porque ha pasado mucho tiempo desde última vez que la comí. Creo que fue en la universidad, estaba todo nuestro grupo de amigos —YoonGi se detuvo en medio de su relato casual. Recordando algo repentinamente triste, mirando su plato con una expresión de agotamiento—. HoSeok dijo que lo estaba avergonzando, pero nunca supe por qué...
JiMin sí sabía por qué. HoSeok también debía saber que la pasta no se cortaba. Aunque a diferencia de él, al omega no le importó la felicidad de YoonGi al corregirlo de una manera feamente vaga.
—Eso fue cruel.
—No importa. Tengo un recuerdo feliz ahora gracias a tu abuelo —Nuevamente después de una revelación de HoSeok, YoonGi minimizó la situación. Ni si quiera su cara tomando un bocado distrajo a JiMin de un presentimiento extraño—. ¿Quieres probarla? Abre la boca.
El alfa deportista estaba adquiriendo la costumbre de alimentarlo él mismo cada vez que iban a comer, lo que sucedía muy a menudo. Finalmente, JiMin se relajó, abrió la boca y se permitió ser mimado.
—¿Quieres probar mi plato? Es casi vegano —agregó para molestarlo. YoonGi arrugó la frente, aún así separó los labios frente a sus palillos metálicos.
—Pudiste haber dicho vegetariano.
—Lo sé. —Simplemente sonrió.
—Necesito un trago para pasar eso. ¿Te sirvo? —La pregunta no era más que una formalidad porque YoonGi ya estaba tomando su copa antes de que pudiera formular una aceptación verbal. Le gustó aún más a JiMin la situación.
Le gustaba la dinámica que había entre los dos, cómo YoonGi tomaba el mando naturalmente para darle pequeños detalles. Nadie se portó así a su alrededor, su novia omega esperaba que él tomara la iniciativa siempre para después devolverle el gesto.
No podía esperarse más de un alfa dominante como YoonGi.
—¿Deberíamos hacer un brindis? —Al escuchar su pregunta dulcemente sosa, YoonGi abrió la boca de la sorpresa, posteriormente transformó el gesto en una sonrisa brillante como los drones de vigilancia en el cielo.
—Eso me gustaría.
—¿Por qué brindamos? —JiMin preguntó al mismo tiempo que los dos alzaban sus copas en el aire, YoonGi se lo pensó un segundo. Cuando tuvo lista la frase perfecta, levantó un poco más el jugo de manzana.
—Un brindis por dos alfas que están volviéndose mejores alfas.
Eso fue tan dulce que JiMin agarró su copa más fuerte antes de chocarla con la de YoonGi. Él no podía con esa declaración, su corazón se llenó hasta el borde. Había espuma de champagne en él, aunque no era más que un elegante jugo.
—Salud.
Al beber de su copa YoonGi hizo una mueca como si hubiera tomado un trago de whisky.
—Está fuerte —bromeó para que JiMin comenzara a reír—. Es el mejor jugo de manzana que me han servido.
Justo antes de que pudiera decir algo, JiMin escuchó que recibió un mensaje de su tableta electrónica. Abrió su mochila para comprobarlo, sólo porque tenía un tono especial para su familia. Podía no ser nada o podía ser importante.
—Es mi abuelo. Dice que quiere evidencias de que lo estás disfrutando.
YoonGi levantó una de sus cejas, la que tenía la cicatriz que atravesaba toda su mejilla.
—Cuando tenga que pagar todo lo que ordené se dará cuenta. —No es porque hubiese pedido demasiado, pero los precios eran brutales y JiMin se sorprendió porque había esperado escuchar ese comentario mucho antes.
Como no iba a tener más participación de YoonGi, decidió solucionarlo por su cuenta. Encendió la cámara de su tableta y tomó una fotografía del chico de hockey comiendo.
—¿Ese fue el sonido del flash? No es justo, lobito. Tengo que causar una buena impresión en tu familia, las fotos así no ayudan.
—La estoy enviando —anunció, sin dar espacio a negociar. Los pucheros de YoonGi no lo harían cambiar de opinión en nada.
De hecho, no había revisado la foto hasta que YoonGi se quejó de su apariencia.
En ese momento, JiMin se detuvo a mirar. La foto en cuestión lo hizo toser: YoonGi se había arremangado la camiseta hasta los codos para no mancharse de la salsa de su pasta. En su camiseta demasiado pequeña para su cuerpo, el cabello semi mojado y la expresión concentrada en su tenedor.
YoonGi nunca se había tan guapo y JiMin se rio tímido de su propio pensamiento porque eso no había sonado platónico.
O heterosexual si quiera.
—¿Qué? ¿Qué es lo gracioso? ¿Mi foto? —La voz de YoonGi denotó su nerviosismo por la repentina risa del alfa menor. Incluso se estiró sobre la mesa, intentando mirar. Pero JiMin fue más rápido, suspendió el aparato electrónico antes de que pudiera mirar.
Sus mejillas ardían y su corazón estaba latiendo rápido. Tampoco podía dejar de reír.
—Creo que estoy borracho —bromeó, poniendo una sonrisa en YoonGi.
—¿Ya? Pero sólo llevamos una copa, lobezno.
Aunque no era la primera vez que JiMin venía a ese restaurante y pedía esa bebida, se encontró diciendo:
—Es que es el mejor jugo de manzana que me han servido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro