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14

El césped falso debajo de su piel era una experiencia nueva para JiMin, le causó picazón en la piel expuesta entre los pliegues de su ropa, como sus pantorrillas. Él normalmente se arremangaba los pantalones sobre los tobillos para deshacerse de la tela sobrante porque las tallas de alfas eran horribles en su opinión.

YoonGi se rio cariñosamente de su situación cuando comenzó a cubrir sus tobillos.

—Nunca me había sentado en esta parte de la facultad, se siente extraño —JiMin se defendió. No agregó que en realidad ningún estudiante solía sentarse por ahí. Porque claramente YoonGi no era cualquier universitario, era un alfa de un siglo equivocado, era mucho más interesante que todos.

—¿Es porque te gusta más el césped natural?

Con el paso del tiempo, los lugares se habían llenado de un césped trabajado en laboratorios. Cumplía la misma función que el natural al doble de rápido. Los árboles sufrieron el mismo destino después, los reales desaparecieron junto con la venta de papel a un precio razonable y JiMin nunca tuvo la oportunidad de tener un día de campo en la naturaleza. La verdadera naturaleza.

—Nunca he estado en un lugar con césped natural, me gustaría—reconoció tristemente. Arrancó una hoja verde, ganándose que una pequeña chispa eléctrica corriera entre sus dedos. Bueno, sería mejor si se mantenía alejado—. Antes de que muriera, mi abuelo omega me compró una rosa de verdad. Fue muy bonita mientras duró.

Eso consiguió que YoonGi se inclinara hacia él, mirándolo de una forma pensativa.

—¿Te gustaría que te consiguiera una? —Mientras preguntaba amablemente, YoonGi le quitó los cabellos de la frente—. Una flor real.

Un regalo de flores era un regalo de un alfa y omega que eran amantes, que tenían citas y besos juntos. JiMin lo sabía, un niño lo sabría, era un lenguaje universal de siempre. Por eso se ahogó con su propia saliva antes de intentar rechazarlo.

—No, no. Las flores son demasiado caras. Tampoco son para alfas. Los alfas compran los ramos para los omegas.

YoonGi detuvo su recital de palabras escupidas viéndolo duro.

—Punto número no estaba hablando de flores de venta. Punto número dos no hay cosas para alfas. —JiMin iba a reprocharle que por favor eligiera un discurso o lo confundiría hasta que YoonGi lo interrumpió—. El primer día que regresé, estuve hablando con los chicos sobre ti. NamJoon me mencionó lo que pensabas sobre sus uñas y yo pienso que, que se verían lindas en ti.

—No hay modo —afirmó, aunque sus mejillas se llenaron de rosa. YoonGi quien hablaba de él con sus amigos, decía que unas uñas decoradas como omegas se le verían lindas porque estaba tratando de abrir su mente. No porque realmente fuera de esa manera.

Era un alfa. Se vería feo en él, las cosas lindas de omegas no se le permitían.

Era por ese motivo que JiMin prefería no hablar de eso, ni si quiera admitir que deseaba muchos aspectos de otra casta. De lo contrario comenzaría a frustrarse al querer cosas que no le pertenecían.

YoonGi debió sentir el cambio en su estado de ánimo, su voz se volvió más como un susurro, era evidente que estaba intentando consolarlo.

—Lobito, creo que...

No importaba lo mucho que JiMin quisiera un consuelo de YoonGi respecto al tema, se sentía demasiado cohibido para ser abrazado por sus gustos raros. Por ello decidió interrumpir a su mayor antes de que escuchara algo que lo rompiera.

—¿Por qué no empezamos la clase, alfa YoonGi? Creo que lloverá.

Llovería todo el día si JiMin fuera sincero.

—Sí —YoonGi respondió después de un largo silencio en el que se enfocó en mirarlo, pensando en quién sabe qué—. Pero no podíamos tomar la clase dentro de un restaurante o estaríamos en problemas por dejar crecer nuestros colmillos.

JiMin abrió los ojos.

—Oh, ¿sobre eso se trata?

—Dijiste que nunca los habías visto crecer.

—No en una situación que lo necesite —reflexionó, más para sí mismo que para YoonGi. JiMin pensó en muchos ejemplos, su favorito fue su último encuentro con SunHo. A todo lo que recurrió su cuerpo fue a volverse una presa que no diera problemas.

—¿No crees que sea un problema médico?

Ante esa pregunta, JiMin agitó la cabeza. Ya había pasado por ese punto tratando de solucionarlo, pero el jugador de hockey era muy inteligente por no descartar nada.

—Fui a un médico, tuve un chequeo y resultó que todo estaba bien.

El médico le dijo que podía ser una cuestión de carácter o simplemente estaba destinado a ser un delta. Fue una broma que no había hecho muy feliz a JiMin.

—No puedo imaginarme cómo te revisó los colmillos.

—Es fácil. Puedo hacerlos crecer como un reflejo del cuerpo. Lo aprendí en mi carrera, puedes estimular el músculo de la encía que los cubre mientras no estás en un estado de agitación.

El alfa menor rompió la distancia entre los dos, se sentó en el espacio que había entre las piernas abiertas de YoonGi, demasiado entusiasmado con hacer una demostración. Ni si quiera preguntó, presionó sus pulgares sobre los labios de YoonGi, justo en el punto en que los colmillos iniciaban detrás de ellos e hizo pequeños círculos.

Estaba tan ocupado trabajando que ni si quiera notó cómo el olor de YoonGi se espesó ante su cercanía, cómo se ruborizó ante el toque en su boca. Toda su atención se volcó en los colmillos de YoonGi que se expandieron rápidamente, haciendo que la punta sobresaliera de sus labios entreabiertos.

—Ahí están, que puedan crecer tan fácil significa que eres un gran alfa.

—Te estás inventando eso —YoonGi se quejó, mirándolo acusatoriamente, pero oliendo feliz.

—No —JiMin dijo entre una risa por la divertida contradicción de su héroe—. Incluso con esta estimulación los omegas tardan el doble de tiempo porque los suyos son más pequeños.

Para enseñarle a YoonGi la raíz del problema comenzó con el mismo movimiento sobre su boca. Fue un tiempo suficientemente largo para que sus pulgares comenzaron a dolerle en el momento en que sus colmillos por fin decidieron hacer acto de presencia.

—Lo veo, es igual que cuando salta tu pierna al golpear tu rodilla —YoonGi murmuró, tomándolo del mentón y obligándolo a girar el rostro para estudiarlo desde una mejor luz. Ninguno de los dos se había separado, así que JiMin se sujetó de los hombros contrarios—. Ahora pareces un verdadero lobezno.

Los dientes en su boca comenzaron a retraerse. Nunca duraban mucho tiempo fuera.

—Quizás sólo los he visto así porque soy un cobarde —reconoció, evitando corresponder cualquier mirada—. El día del incidente en el Metrobús, me paralicé. No habría hecho nada, habría dejado que sucediera lo peor si no hubieras estado tú.

—Lobito, eso no te hace un cobarde —YoonGi, siendo YoonGi, intentó consolarlo diciendo una mentira piadosa. JiMin sabía que lo era porque nadie podía decir que era valiente y no estar mintiendo.

—¿Me vas a decir que tú también tuviste miedo?

—No —admitió su héroe con un encogimiento de hombro, las manos de JiMin subieron y bajaron con ellos—. No tenía miedo porque estaba jodidamente enojado. Ni si quiera podía pensar, sólo quería golpear a esos cobardes.

—¿Lo ves? Soy un verdadero desastre siendo alfa.

Por pensar de esa forma, el alfa mayor le dio un golpecito en el mentón que lo obligó a mirar hacia arriba.

—Ya te había dicho que eres inteligente. Ese día pensaste en la carta de identificación de esa omega, sino lo hubieras hecho me habrían matado. —Esa perspectiva fue tan aterradora que JiMin se retorció más cerca de YoonGi, de modo que sus pechos terminaron saludándose—. Si tú no hubieras estado, también habría ocurrido lo peor.

—Bueno, podría ser.

YoonGi meneó la cabeza, pensando en otra cosa.

—Quizás eres un alfa con más dominio sobre sus instintos animales que el resto, ¿la sangre de tu abuelo beta no debería influir?

—¿No? —JiMin nunca lo había mirado desde esa perspectiva. Excepto que no era un consuelo de todo. Identificar la causa no siempre podría traer las soluciones, no en su caso —¿Puede ser? Yo sólo, ya me cansé de estar roto....

Confesó en susurro, apretando la chaqueta verde de YoonGi entre sus dedos. Los brazos de YoonGi lo apretaron, las piernas se cerraron guardando su cuerpo. Encerrándolo en un sitio donde nadie iba a juzgarlo más.

—No. No te permito que hables de ti mismo de esa manera. Porque si tú estás roto, ¿entonces que hay de mí? —Entendiendo su punto, JiMin tarareó. Aún quería llorar—. Quería intentar esto hasta el final porque no va a ser amigable, pero ¿no crees que funcionen con otro estímulo?

—¿Cómo qué? —preguntó, mientras hacía puños sobre sus ojos para limpiar las lágrimas.

—¿Cómo que otro alfa te rete? No una cosa de intimidación como lo que hizo SunHo, sino un reto de ego.

—No lo sé, ¿podría funcionar?

Ambos se miraron a los ojos, comunicándose en silencio. Iban a hacerlo.

Para comenzar YoonGi asintió y su aroma se convirtió en una sábana sobre los dos. En otro alfa lo habría hecho inquietarse, luchar por el dominio del territorio. Pero lo único que hizo para JiMin fue que sus mejillas se sonrojaran.

Fue mucho peor cuando un gruñido de amenaza vino del alfa de hockey y JiMin terminó por asustarse, desnudándole la garganta para ser dominado.

—Lobezno, tienes que mostrarme los colmillos —YoonGi le sugirió entre risas. Pero pareció demasiado complacido por esa reacción porque le acarició su cuello, las glándulas odoríficas y su pulso. Era indudable que JiMin conseguiría una marca de olor.

—¡No puedo, sé cuándo hay un alfa más grande que yo!

—Una vez escuché a un omega gruñirme. Yo creo que puedes hacerlo, incluso mucho mejor.

La segunda ocasión, JiMin tenía un aviso así que cuando YoonGi le gruñó, apretó los manos en puños e intentó desnudar sus colmillos, por lo menos. Como era de esperarse no consiguió más que encogerse en sí mismo. Tuvieron que intentarlo otra vez.

La cuarta vez que YoonGi alfa lo retó a un duelo, resultó que por mera frustración el estudiante de fisioterapia terminó liberando un gruñido apenas audible. Habría sido un triunfo si no hubiese sonado como un cachorro en lugar de un lobo adulto.

JiMin se escondió en el cuello de YoonGi, ardiendo hasta las orejas. Quería morir porque se escuchó como un lobo que estaba descubriendo que podía hacer ese tipo de sonidos.

Era una deshonra para la naturaleza.

—Dios, eso fue tan vergonzoso. No soy un alfa, estoy renunciando.

—Fue muy lindo —YoonGi se sinceró, comenzando a reír encantado con su reacción. Incluso le dio palmaditas en la espalda—. Pero es un comienzo, no te desanimes.

Apartándose de su refugio personal, JiMin iba a suspirar de tristeza. Eso fue hasta que vio a SeokJin en su camiseta de capitán, acercarse hacia ellos. YoonGi debió olerlo sólo un poco después porque se tensó, su risa desapareció y sus labios se volvieron una fina línea.

—¡Hola, chicos! ¿qué están haciendo aquí? Nadie se sienta aquí.

—Clases de cómo ser un mejor alfa —JiMin respondió, sentándose de manera recta. Tenía que demostrar que era un buen estudiante.

—¿Y YoonGi te está dando esas clases? ¿Él?

Aunque la pregunta de SeokJin no estaba destinada a ser agresiva, YoonGi puso los dedos dentro de las zonas rasgadas de su pantalón, tirando de las partes deshilachadas, como si ropa fuera más interesante que la conversación. JiMin era el que debía responder a eso entonces.

—No hay nadie más capacitado que él.

SeokJin se rio de su respuesta firme.

—Ok... ¿Y qué te está enseñando?

—Trabajo de colmillos. O gruñidos. —Con su respuesta, SeokJin pareció todavía más confundido. En su mente extender los colmillos no debería ser algo que requiriera una clase.

—¿No sólo deberías pensar en algo que te moleste?

—No hay nada que me moleste, tengo amigos veganos y tengo un pug —JiMin respondió, mirando en dirección de YoonGi. Su broma tuvo el efecto esperado porque su héroe se relajó lo suficiente para dedicarle una sonrisa juguetona.

—¿Qué hay de veganos paseando a sus pugs?

—Peor aún, pugs veganos —agregó como si estuviera blasfemando. Después escuchó a YoonGi jadear hondo, claramente siguiéndole la broma.

—Mierda, quiero golpear a alguien.

—No entiendo —SeokJin se quejó y YoonGi le dedicó una mirada. Sólo para responder, pero todavía fue una mirada.

—Es un chiste local entre JiMin y yo.

—Al menos a él no lo has estado evitando. No como JungKook y yo. —Al parecer SeokJin estaba buscando solucionar la extraña tensión. Habría sido bueno si YoonGi no hubiera sacudido la cabeza—. Ni si quiera te esfuerces en mentir. No tienes que sentirte avergonzado por intentar cuidarnos, si tú hubieras hecho eso con NamJoon y JungKook yo hubiera actuado como tú.

Pensando sobre eso, YoonGi entrelazó sus dedos con los de JiMin. Era una acción inconsciente.

—No debí entrometerme.

—Eres un entrometido porque nos quieres. Ya debiste darte cuenta que JungKook me gusta.

JiMin sacudió la cabeza de arriba abajo, inclusive él lo había sospechado. Le pareció bonito que SeokJin admitiera su enamoramiento así de fácil.

—Pero él piensa que no es gay —El alfa de hockey, el no capitán adivinó con un ceño fruncido.

—Lo sé, pero sé que puedo hacerlo cambiar de opinión con mis encantos. —SeokJin se sentó entre ellos y YoonGi soltó a JiMin a regañadientes—. Creo que está asustado, por lo que dirá la gente sobre una relación de dos alfas, quiere poner todo bajo una alfombra.

La alfombra debía tener nombre de experiencia universitaria según lo que JiMin escuchó. Era un pretexto bastante torpe.

—Es joven —YoonGi simplemente dijo. La respuesta no era suficiente para SeokJin, él se volvió hacia a JiMin para preguntarle.

—¿Qué piensas de una relación entre dos alfas?

Podía sentir la mirada de YoonGi sobre él, no giró la cabeza, pero el calor de los ojos ajenos era inconfundible. A pesar de que tenía público, JiMin trató de ser lo más honesto posible. La honestidad siempre era su mejor política.

—Me da un poco de curiosidad cómo funciona la dinámica entre dos rangos dominantes, entiendo que ambos deben aprender a ceder... —Recibió un asentimiento de SeokJin, debía tener razón—. Creo, que está bien.

Está bien. Pensó al devolverle la mirada a YoonGi.

—¿Crees que YoonGi y yo seríamos una linda pareja? —SeokJin le preguntó, rodeando a YoonGi entre sus brazos. Notoriamente se estaba burlando de la situación, JiMin se habría asustado si hubiese sido de otro modo.

—Suéltame. Ni en tus sueños te dejaría marcarme, te arrancaré las pelotas primero.

—Ow, ¿tienes un interés en ellas o por qué las mencionas siempre? —El alfa más pequeño de los tres se encontró riendo a costa del sufrimiento de YoonGi, porque todas sus amenazas sonaban justo como él— Y no te preocupes, puedes marcarme a mí. Puedo descubrirme el cuello como JiMin lo hizo.

Los finos dedos de SeokJin se enredaron en el cuello de su camisa. Parecía un gesto decisivo.

Iba a tirar de él. Desnudarle la garganta a YoonGi.

En el mismo segundo, sucedieron dos cosas. Jin se retractó, no hizo nada más que sólo burlarse. La segunda cosa fue que un pequeño gruñido hizo que los labios de JiMin se sacudieran. El gesto comenzó antes de que pudiera racionalizarse, fue meramente el instinto actuando.

YoonGi no lo escuchó y JiMin estaba demasiado avergonzado para presumirlo. Se volvió rosa en todos lados, tan tímido que cuando sus amigos siguieron bromeando él comenzó a oler igual de dulce que un pastel de chocolate.

Porque se escuchó como un pequeño reclamo de un omega.


Uno de los pasatiempos secretos de YoonGi era esperar actualizaciones en las páginas de arte locales. Cuando consiguió la información sobre una presentación de una orquesta sinfónica se emocionó. Rápidamente le escribió un mensaje a JiMin diciéndole que deberían ir juntos bajo el pretexto de que un alfa debería ser culto, adjuntó el vídeo de un gato jugando con un rollo de papel.

Pero en ese momento, HoSeok se movió detrás de él y recordó abruptamente la presencia del omega en su vida. Resultó abrumador ser consciente de tantas cosas en tan poco tiempo, la luz de madrugada, el olor del almizcle, su piel desnuda, la vulnerabilidad que venía después.

Después, siempre venía después de joder, no importaba que tan dentro se escondiera en las cobijas. Se sentía vulnerable porque todavía había de ese jodido lubricante escurriendo por sus piernas.

—¿Planeas algo para el sábado? —le preguntó a HoSeok, sentándose en la cama para comenzar a vestirse. El omega estaba haciendo exactamente lo mismo.

Realmente esperaba que HoSeok rechazara su invitación. En medio del silencio, giró la cabeza para encontrar a HoSeok congelado con sus pantaloncillos deportivos a medio camino. Él cruzó los dedos disimuladamente.

—Cariño, ya hablamos de esto. Sólo en la habitación.

YoonGi había perdido la cuenta de las veces que había escuchado eso. Excepto que por primera vez en mucho tiempo la respuesta lo hizo feliz. No encontró nada más que emoción porque HoSeok no quería tener citas afuera.

Ya había cumplido con su deber, ya podía elegir.

—Por supuesto —respondió demasiado rápido de lo normal. Entonces agregó un signo exclamativo al mensaje de su lobito, sin saber que eso atraería la atención del omega detrás de él. HoSeok se inclinó para mirar lo que estaba escribiendo y sonrió contra la piel de su hombro desnudo.

—¿Irás con JiMin?

—Sí —respondió simplemente. Porque sí, iría con JiMin. Sí, iría con la persona que más lo hacía feliz en el mundo. Sin embargo, antes de que su dedo pudiera presionar el botón de enviar, la risa de HoSeok lo detuvo.

La misma risa que al conocerse había hecho mariposas en el estómago de YoonGi, ahora lo hacía querer gruñir ya que nunca era buena señal.

—Que divertido. ¿Cómo no puedes llevarme a mí necesitas llevar a JiMin?

HoSeok habló como si estuviera felizmente borracho, sin borrar su sonrisa nunca, sabiendo perfectamente que la pregunta erizó a YoonGi.

—No, joder no. Nunca le haría eso a JiMin —El alfa exclamó demasiado cerca de comenzar a gritar. La sonrisa de HoSeok se extendió en los bordes. Sus uñas trazaron la piel de la espalda de YoonGi, arañando un poco.

Haciéndole daño.

Pero cuando HoSeok le ponía una bandita sobre los rasguños, YoonGi pensaba que su relación podía seguir.

¿No eran todas las relaciones así?

Más tarde recibiría una disculpa, que se parecía más a una pastilla para aplazar el dolor.

—¿No? ¿No lo utilizas porque es el único que alimenta que te hace creer que eres un alfa? Tú lo presumiste con todos nosotros cuando él descubrió su cuello para ti.

—No uses lo que le cuento a mis amigos en mi contra —gruñó las palabras. Como HoSeok solía unirse a las reuniones de los jugadores de hockey, escuchaba cada cosa que YoonGi decía para usarlo más tarde, no era la primera vez.

YoonGi aplastó sus labios para que no comenzaran a temblar. Un par de dedos de HoSeok lo tocaron en el cabello, había una boca hablando en su oído, manos sobre su pecho.

—Bebé, no tienes que engañar a nadie. El único motivo por el que lo quieres es porque te hace sentir como si fueras un alfa y eso está bien. Al menos JiMin está siendo útil en algo, lo conozco. Estará feliz de que lo uses —bromeó, siendo el único en reírse. Presionó un beso en los labios de YoonGi que obviamente no fue correspondido y ya vestido, se levantó de la cama—. Salúdalo de mi parte. Dile que no hemos cobrado nuestra cita para tomar té y necesito ponerme al día con él.

Incluso le sopló un beso a YoonGi antes de desaparecer.

En el silencio de su habitación, el alfa miró su preciado chat con JiMin. Él último mensaje de su lobo decía "Gracias por aceptar, alfa. Ddochi te extraña mucho mucho mucho". Era más largo que eso porque JiMin envió una cantidad ridícula de emojis que lo habían hecho sonreír.

Él sabía que no era como HoSeok decía. Lo sabía, JiMin no era sólo su admirador. Era su amigo; su mejor amigo que iba delante de SeokJin, JungKook y NamJoon, su pequeño aprendiz, su brillo del sol en sus ojos marrones.

A pesar de la firmeza de ese conocimiento, como cada vez que HoSeok lo manipulaba, YoonGi se rindió.

Borró el mensaje y simplemente envío el vídeo del gato jugando. Cuando JiMin le respondió con una nota de voz riéndose tan dulcemente, estaba mirando el techo y preguntándose si esas manchas siempre estuvieron ahí, porque nunca se habían visto así antes. Tan obscuras.

Al concierto de la orquesta, lo acompañó NamJoon y la constante sensación de que algo le faltaba. 

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