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La vista del aeropuerto se miró tan borrosa para JiMin. Cuando las personas comenzaron a difuminarse ante sus ojos, los cerró y se mantuvo en su lugar, tratando de recordar algo lindo en un aeropuerto. Como la primera vez que viajó a París con sus abuelos.
Casi estaba sonriendo cuando sintió una mano deslizarse entre la suya. Sin siquiera interesarse en abrir los ojos, recibió los dedos de YoonGi y lo sujetó fuertemente. Como la mano de YoonGi estaba sudorosa, JiMin supuso que su alfa estaba muy nervioso.
El detalle lo enterneció, así que lo sujetó fuerte para ofrecerle consuelo.
A su lado sus amigos estaban siendo tan ruidosos como de costumbre. Su charla permaneció como un programa de radio sintonizado en el fondo hasta que SeokJin le dio un brusco codazo que lo despertó de su aparente calma.
—¿Ay? ¿Por qué fue eso?
—¡Te estamos preguntando si es mucho mejor un filete delgado o un corte grueso!
JungKook comenzó a argumentar con NamJoon y JiMin volvió a perderse. Entonces recibió otro golpe. Hizo una mueca de dolor, sobando su costado.
Justo cuando estaba por devolverle el golpe a SeokJin en el mismo sentido de bromas y mucho más como un zape, la mano libre de YoonGi se adelantó y golpeó al capitán de hockey en la nuca. Igual que un karateka.
Todos suspiraron por el grito falso de SeokJin.
Cuando notó que nadie le prestó demasiada atención, SeokJin tuvo que hacer un berrinche o explotaría.
—Parece que follar sólo los hizo más cercanos.
JiMin tosió bruscamente y YoonGi hizo un gruñido
—¿Cómo...?
—No somos tontos, JiMin. —SeokJin rodó los ojos—. Los dos apestan al otro y hoy YoonGi tiene una presencia de alfa más pesada que lo normal.
Incluso si YoonGi recibió un cumplido, todavía gruñó y se sonrojó hasta las orejas.
—Y tienes un chupetón ahí. —TaeHyung se encargó de señalar el punto donde su suéter se deslizó debajo de su hombro, dejando a la vista sus clavículas. Es decir, las clavículas que YoonGi chupó y mordisqueó a su antojo toda la noche. Pero cuando JiMin intentó cubrirse, su suéter se deslizó del lado contrario y todo su hombro se desnudó—. ¿Dos...?
Finalmente, YoonGi salió al rescate de JiMin, trayéndolo hacia sus brazos gracias al mero instinto de protección.
—¡Bien! Sí, soy un maldito vampiro. ¿Cuál es el problema sobre eso? ¿Acaso nadie recuerda la vez que Kook y Jin intentaron usar cuerdas y...?
El grupo se enfrascó en una discusión acalorada en muchas partes, como Jin diciendo que los nudos ciegos eran ciegos por algún motivo, TaeHyung diciendo que NamJoon lo estaba pisando por estar discutiendo y YoonGi simplemente peleando. En ese momento, JiMin olvidó toda su tristeza, el desprendimiento se borró de su mente y únicamente fue feliz.
Era un momento que atesoraría por años.
Hasta que el anuncio de un vuelo sonó y YoonGi se quedó en silencio repentinamente, haciendo que se sintiera raro considerando que segundos atrás estaba cerca de gritar.
JiMin sintió que el pánico le provocaba un vacío en el pecho, como si todo el aire se hubiera extinguido.
—¿Es el tuyo? —preguntó en un susurro. YoonGi lo miró y sólo eso bastó para tener una respuesta. Intentó sonreír, aunque toda su cara se entumeció—. Oh, ya veo...
El abrazo apretado que su novio le había dado lentamente se fue deshaciendo hasta que JiMin estuvo solo en el clima helado del aeropuerto. Se abrazó así mismo, contemplando a YoonGi revisar si tenía todo lo necesario en su maleta.
Ya que YoonGi viajaría en un avión, su vuelo sería seis veces más largo que en una aeronave de última tecnología. Pero los boletos de avión eran asquerosamente baratos, apenas el doble de caro que dos vueltas en taxi, por lo que fue una inversión.
Una vez que tuvo todo listo, YoonGi se volvió a mirar a sus amigos con ojos ilegibles.
El grupo animadamente se puso de pie para darle una buena despedida. JiMin fue el último en hacerlo. Apenas pudo coordinarse para poner sus dos pies en el suelo.
—YoonGi Hyung, antes de que te vayas... —JungKook pareció muy incómodo de antes de encontrar el ritmo en sus palabras—. Lo siento por los dos, por ti y JiMin.
JiMin y YoonGi compartieron una mirada de incredibilidad. Ninguno de los dos vio venir las disculpas, así que intentaron improvisar algo.
—Ah, bueno, es...
—No tienes que...
Pero el alfa más joven de todos no había terminado.
—No he sido muy agradable porque pensé que estabas engañando a HoSeok cuando HoSeok fue nuestro amigo por más tiempo. Yo lo invité al cumpleaños de NamJoon, esperando que pudieran arreglarse. —El recuerdo hizo que JiMin se tensara un poco, sólo un poco—. Pero después de escuchar tu versión, Hyung, pensé que no era preocupante que amaras a JiMin. Aunque cuando HoSeok te quería ver, me asusté porque estaba llorando mucho y pensé que habías roto con él sólo porque HoSeok no era lo suficiente valiente para salir del clóset por ti.
La última parte de la disculpa hizo que JiMin abriera la boca para corregir la ingenuidad transfóbica de JungKook. Sólo que su novio le tocó la muñeca y negó dulcemente con la cabeza, diciéndole que no era necesario.
—Oh, Kook. No sabía que cargaste todo eso por este tiempo. Es natural, pero la próxima vez que algo te preocupe tanto sólo habla con tus Hyungs. —Cuando parecía que YoonGi lo dejaría ir todo, se movió para sujetar la mano de su novio—. Y a quien más lastimaste, fue a mi JiMin. Creo que merece todas las disculpas.
Los ojos de JungKook se abrieron un montón.
—¡Oh, sí! Lo siento, JiMin Hyung, lo siento.
Incluso si JiMin hubiera tratado de mantenerse firme más tiempo, todo se habría derretido cuando JungKook usó un honorifico en él. Como consecuencia, le dio unas palmaditas en la cabeza al alfa menor y aceptó así sus disculpas.
JungKook entonces, siendo más libre, se movió para darle un abrazo de despedida a YoonGi. El jugador graduado le dio unas palmaditas en la espalda. Aunque sus ojos se pusieron sospechosamente brillosos cuando se movió para abrazar a otro de sus amigos.
Cerró sus brazos y ofreció su mano considerando que la persona más cercana era el único beta.
—Un placer ser tu amigo, Kim TaeHyung.
TaeHyung aceptó la mano ofrecida, queriendo aparentar que era de mala gana.
—No puedo decir lo mismo, Min YoonGi. Eres una molestia, entiendo porque los betas no debemos tener relaciones con los alfas.
—Sí, sí, cállate, Tae —YoonGi masculló cariñosamente. Notó, como todos, que TaeHyung sólo estaba escondiendo su tristeza detrás de su fachada habitual. Por ende, decidió tirarlo en un abrazo, aprovechando el agarre de sus manos.
TaeHyung forcejeó y se sonrojó como una cereza, siendo totalmente exagerado sobre su espacio personal. La pequeña escena trajo la felicidad en JiMin, pero cuando fue el turno de SeokJin y NamJoon para abrazar a YoonGi, fue una cuestión imposible t
Especialmente cuando YoonGi se aferró a sus amigos como si fueran su vida. Bueno, lo eran.
Tanto Nam como Jin también eran la vida de YoonGi.
Estuvieron desde su inicio en el hockey, cuando YoonGi todavía estaba en el equipo de omegas, siempre impulsándolo a aspirar a más. Cada vez que veían al entrenador, se pusieron la tarea de acosarlo sobre el cambio de equipo para YoonGi. Porque lo amaban. Y el sentimiento definitivamente era mutuo.
—Los amo, chicos. Gracias... Ahora no tendría un trabajo en la pista sino fuera por ustedes.
—Que mentiroso, eres un maldito talentoso —SeokJin murmuró, comenzando a deshacerse entre lágrimas. YoonGi le dio unos golpecitos en la espalda, riéndose porque también estaba comenzando a llorar. Para su amigo omega, YoonGi le dio una orden cuando se estaba separando del abrazo e intentando limpiarse los mocos.
—Quiero que lleves el equipo a la gloria. Enorgullécelos a todos, sé que puedes.
—Sí, capitán —NamJoon dijo, inclinándose perfectamente y YoonGi sonrió.
Entonces fue el turno de JiMin. YoonGi y él se miraron sin atreverse a hacer mucho. El ambiente incómodo casi pudo cortarse con un cuchillo, especialmente porque sus amigos los estaban mirando atentamente.
Gruñendo por el exceso de atención, el alfa de hockey se inclinó primero para darle un beso suave en los labios. JiMin no se atrevió a corresponder, simplemente hizo puños sus manos y se quedó quieto como una estatua.
Estaba sintiendo tantas cosas que no pudo poner ninguna en palabras.
Recordó que YoonGi había estado comiendo chocolate, para calmar sus nervios. De modo que su despedida supo a chocolate.
Pensó que había empacado secretamente en una maleta de YoonGi como regalo de navidad adelantado, uno de sus suéteres y lo había perfumado con su olor con la esperanza de que durara.
Sintió a su corazón siendo exprimido hasta la última gota en el momento en que sonó el último aviso del vuelo.
—Hasta pronto, lobito —Su novio murmuró, esperando una respuesta. Sin embargo, por mucho que JiMin lo intentó no pudo decir o hacer nada. Todo lo que sintió al abrir la boca era unas inmensas ganas de llorar. Cosa con la que luchó fuertemente.
YoonGi se iba ahora, tenía que decirle lo mucho que lo amaba, lo mucho que se estaba llevando una parte de él hasta Canadá.
Pero YoonGi se separó de él y JiMin sólo se aferró a los bordes de su suéter, temblando por la carga de emociones abrumadoras. Mientras que el alfa giraba sobre sus talones lentamente, el sentimiento de abandono prevaleció.
Mirando la espalda de YoonGi hacerse cada vez más lejana, JiMin se sintió como un gran edificio derrumbándose. Se cayó a pedazos.
Se había prometido que no lloraría frente a su alfa para no preocuparlo. ¿Pero no era trampa comenzar a llorar ahora que no estaba siendo visto? Sólo porque no parecía injusto, la figura de su alfa comenzó a volverse borrosa por sus lágrimas.
Dios, quería irse con YoonGi. Quería que YoonGi se quedara. Quería saber quién era para encontrar un lugar digno al lado de su alfa y quería tener a YoonGi durante todo ese proceso. Quería sanar muchas cosas.
—N-no le dije que lo amo... —masculló en un sollozo frustrado, comenzando a llorar realmente alto. Con tanta fuerza que sus amigos se acercaron para intentar consolarlo, pero nada de eso funcionó. Sus rodillas le temblaron y sintió que podría caer al suelo a menos que sus amigos lo sostuvieran correctamente.
Para sorpresa de todos, quien se encargó de sujetarlo fuertemente fue el mismo YoonGi.
Los ojos de JiMin se abrieron de golpe ante el olor que le transmitía más seguridad que nada. Asimismo, la sorpresa le arrebató las palabras por un instante.
—¿A-alfa YoonGi? ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Tu boleto! —le gritó, indicando que volviera. Incluso los guardias de seguridad se miraron extrañados. Parecía que ellos habían corrido detrás de YoonGi por su repentino arranque.
—JiMin, te amo. —JiMin separó los labios a través de sus lágrimas que poco a poco comenzaron a disminuir. Pararon por completo cuando YoonGi rebuscó algo en su bolsillo—. Te amo y no quiero irme sin darte esto.
En las palmas de sus manos YoonGi le mostró una caja de terciopelo azul, haciendo que el corazón de JiMin simplemente se detuviera. Su respiración fue mucho peor cuando su pareja abrió la delicada cajita revelando un anillo delgado de oro rosa, con una delicada piedra construida en forma de corazón.
El cerebro de JiMin hizo cortocircuito.
—Oh, dios mío —chilló, sin poder creer la locura que YoonGi estaba haciendo. Sin embargo, YoonGi se inclinó a besarlo y después se mantuvo sonriente.
—No te asustes, lobito. Aún no voy a pedirte matrimonio. —Jesús, YoonGi dijo con mucha seguridad "Aún" en lugar de decir que no lo haría. Toda la sangre del cuerpo de JiMin debió irse únicamente a sus mejillas o nada explicaría porque se mareó un montón—. Es un anillo de promesa.
—¿Un anillo de...?
—Sé que no puedo darte una marca y quizás no sería la decisión más sabia porque la distancia sólo haría difícil el vínculo. Pero me aseguraré de cambiar este anillo por uno de compromiso.
Las palabras tan sinceras de YoonGi se sintieron absolutamente calmantes. JiMin se aferró a esas palabras como un adicto.
—Alfa.
—No es una piedra costosa y no me alcanzó para el par, pero, pero...
JiMin tuvo que callar a YoonGi, poniéndole una mano en el corazón y otra sobre la caja del anillo.
—Alfa, te amo también. —Al escucharlo directamente, el nerviosismo de YoonGi se fundió dejando sólo la calidez del amor. Una calidez de seguridad.
—No puedo ser más afortunado.
YoonGi deslizó el anillo en su dedo índice, mirando con una satisfacción primitiva cómo calzó perfectamente. JiMin lo pidió en ese dedo porque quería guardar el anular para el esperado anillo previo al matrimonio, pero el resultado todavía lo hizo sentir como si fuera a casarse pronto.
Antes de notarlo ya estaba enroscando sus brazos sobre el cuello de su alfa y luego su novio lo sostuvo de la cintura, inclinándolo para darle un beso como en las películas. Si sus amigos hicieron un bullicio de ruido, JiMin no estaba del todo seguro. El mundo simplemente se borró para la feliz pareja.
Cuando se separaron, su novio le repartió besos suaves que lo ayudaron a recuperar el aliento. Tal vez duraron juntos como cinco minutos, diez, una hora, la noción del tiempo se bloqueó para JiMin. Al menos hasta que YoonGi comentó algo al respecto, sin verse preocupado o furioso.
—Creo que mi vuelo acaba de pasarse.
—Oh, dios, alfa, tenemos que...
Por un momento JiMin se contagió del pánico, pensando sobre cómo podría negociar para conseguirle un nuevo boleto a su alfa. ¿Pedirle a su abuelo que interviniera era demasiado sucio o un buen momento para usar sus privilegios?
Sin embargo, su novio se inclinó para besar su nariz. Absolutamente hechizado, apenas pudo quitarle los ojos de encima.
—Al diablo mi boleto, ven conmigo —le pidió denso. Tan denso como a JiMin le gustaba.
A pesar de lo mucho que quiso aceptar de inmediato, todavía parpadeo sorprendido.
—P-pero tenemos un acuerdo.
—Lo sé, lo sé. No me estoy explicando bien, sólo... Ven a pasar las vacaciones conmigo. Suena como una locura apresurada, sí, pero déjame cancelar mi vuelo y podemos programar uno para esta semana. Ven conmigo, a pasar navidad en Canadá. —YoonGi lo miró con esperanza, suave y vulnerable—. Trae una maleta también con cosas que quieras dejar y múdate conmigo en parte, hagamos de ese apartamento un hogar.
—¿Lo dices en serio? —JiMin preguntó temeroso, consiguiendo que su alfa lo atrajera para darle un abrazo necesitado con sus pechos apretándose entre sí.
—Sé parte de mi nuevo proceso, como tú me dejarás ser parte del tuyo.
—Alfa YoonGi —JiMin murmuró, presionando su cara fuertemente contra la curvatura del cuello de YoonGi.
Quería decir tan mal: Alfa YoonGi, eres mi sueño.
—¿Lo quieres, lobito? Vamos ahora mismo a casa de tus madres, voy a pedirles permiso y perdón por robarte durante las fiestas. Me alcanza para comprarte un boleto de avión con mis ahorros de emergencia... ¿Quieres? ¿O quieres pasar las fiestas con tu familia y los chicos? ¿Estoy asfixiándote? —YoonGi preguntó de repente inseguro de que toda su idea fuera sólo un ataque de euforia. Pero no podía estar más equivocado.
—Bueno, estaba pensando lo mismo... En lugar de esperar por el otro, creo que deberíamos acompañarnos. Los dos. No quiero decir que lo abordamos mal, pero quería respetar si tu espacio en Canadá era sólo tu espacio.
En los cuentos de hadas fue muy fácil programar un encuentro cuando los protagonistas eran lo suficientemente maduros, pero JiMin pensó que crecer como individuos sólo haría su relación más fuerte. Además, no es como si JiMin ya estuviera mudándose con YoonGi, simplemente su separación no se sentiría como perder una extremidad.
Así que sí. Estaba seguro.
La sonrisa complacida de YoonGi que enseñó sus encías rosadas y dientes pequeños probablemente pudo iluminar hasta las obscuridades en las profundidades del océano.
—Le escribiré a mi representante y le diré que llegaré algo tarde.
—Espero que no esté enojado contigo.
Su novio se encogió de hombros.
—¿Honestamente? Me importa poco. Estoy teniendo todas las partes de mi sueño.
En ese momento, YoonGi se inclinó para darle un último beso en el aeropuerto, sosteniéndolo tiernamente de las mejillas, con el pulgar abierto, librando sus oídos. JiMin recibió los labios ajenos muy bien.
Al fondo sus amigos sonrieron. Aunque en realidad; Jin continuó llorando, TaeHyung tuvo que darse la vuelta o seguiría el ejemplo del capitán de hockey. JungKook y NamJoon fueron los únicos que se mantuvieron mirando sin mirar demasiado para no ser entremetidos.
Cuando todos abandonaron el aeropuerto, el día no pudo parecer más prometedor. La mano de JiMin encajó perfectamente en la de YoonGi como nunca. Encima, su anillo brilló tan pronto hizo contacto con el sol porque el cielo estaba maravilloso.
—Ah, las nubes son de colores.
YoonGi le echó un vistazo al cielo con los ojos entrecerrados.
—Mh, creo que son nubes iridiscentes, lobezno.
—Oh, lo sabes todo, alfa.
—Soy genial, ¿no?
—¡Sí, eres muy genial, alfa!
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