Capítulo 4: Independiente
LAURA
Ella me está mirando.
Traigo el maquillaje corrido, los ojos inflamados y seguro me veo muy horrible.
No debí salir, pero no tenía alternativa. Santi no está desde la tarde y no me atiende el teléfono.
—¿Estás bien? —me pregunta luego de unos segundos.
—Sí, son… asuntos personales, no me pasó nada ahora específicamente.
Estoy hablando como una estúpida, son demasiadas cosas a la vez y mi cerebro me está boicoteando nuevamente.
—Siempre te veo muy feliz, se me hace raro verte así…
Siempre me ve… Dios, ¿Por qué me pongo nerviosa? ¿Dónde está esa Lau que solía ser?
—Son muchas cosas juntas, pero estaré bien, gracias. —Le doy una sonrisita y limpio mis lágrimas una vez más—. ¿No has visto al chico que vive conmigo?
—¿A cuál? —pregunta mostrando que tiene amplio conocimiento al respecto.
Y sí, con unos vecinos así cualquiera…
—El que es castaño, con los ojos grises y…
—Lo crucé esta mañana cuando salí —responde con tan pocos datos—, pero apenas voy regresando a mi casa, así que ya no sé más.
Mi teléfono suena cuando ella tendría que bajar del ascensor, pero no lo hace, solo se queda allí mientras la puerta se vuelve a cerrar.
Es Santi, dice que está en casa de sus abuelos y regresará para la cena, así que me toca volver a casa.
—Ya me habló, está bien —le aviso, aunque no sé por qué.
Últimamente me transformé en la segunda mamá de Santi. Él está muy retraído, encerrado en sí mismo, y siento que le va a ser muy fácil perder el rumbo si no le seguimos los pasos.
No estoy segura de que sea el mejor modo, a veces me reclama por lo fastidiosa que soy, pero es lo que me sale y él sabe que lo cuido porque lo quiero.
—¿Estás sola entonces? —pregunta ladeando la cabeza, le doy un asentimiento como respuesta y agrega—: ¿No quieres venir conmigo? O voy contigo y te hago compañía…
Definitivamente no es una insinuación, ya quisiera yo, más bien es una sincera preocupación por una chica desconocida llorando en el ascensor.
—Es que estás triste, y nadie debería estar solo cuando está triste… Ademas, soy nueva en la ciudad y no tengo amigos, solo conozco a mi roomie y no está nunca.
—Sí, me gustaría… pero es que mis… amigos saldrán en directo ahora, y tengo que verlos sí o sí.
—¿Elai y el chico de las fotos? También iba a verlo, ¿es por eso que estás mal?
—¿Conoces a Elai? —me sorprendo de forma desconfiada.
Ella se ríe intentando ocultar la pena que le dio ser descubierta, pero a mí se me olvidó por un instante que mi novio es más conocido de lo que solía ser.
—Soy muy fan de Aimée, demasiado, la amo.
—Ah… claro, se me olvida —digo soltando una risita—. Sí es eso, es complicado en realidad.
—Porque ellos sí están juntos, ¿verdad? Lo sé porque el chico que estaba contigo en el ascensor el otro día estaba hablando por videollamada con Elai y le dijo “te amo”, pero no lo mencioné a nadie del fandom porque esos son asuntos suyos, no lo sé… se me hizo, ¿desubicado? Creo que esa es la palabra.
—Sí, están juntos —afirmo ante mi clara imposibilidad de mentir—. El problema es que yo le había dicho a mi papá que estoy con Elai para poder vivir aquí, y ahora con todo esto…
—¿Eres menor? —pregunta confundida.
La puerta del ascensor se abre en mi piso, y le hago una seña para que baje conmigo, aceptando indirectamente su compañía.
—No, pero él está pagando mis estudios, estoy estudiando dos carreras y dependo de él para eso.
—Pues estudia una a la vez y trabaja el resto del tiempo, tal vez sea más lento pero lo habrás logrado sola, y eso tiene más valor que el hecho de hacerlo rápido.
Tiene razón, tal vez todo esto sirva de excusa para dejar de depender de quien sea, porque eso vuelve así de inestable mi vida, poner en las manos de otro cosas que solo me conciernen a mí.
—Tal vez tengas razón —asumo abriendo la puerta para las dos.
Todo está en orden, no suele estarlo porque la verdad es que ni Santi ni yo somos los mejores amos de casa, a veces nos gana el caos pero siempre terminamos por limpiar en algún momento.
Eso fue ayer, por eso ahora todo está relativamente limpio.
—Faltan quince minutos —avisa ella mirando su celular.
Es entonces que su mirada repara en un dibujo que hay en la sala, Santi lo hizo, le llevó muchísimo tiempo pero parecía hacerle bien estar allí, dibujando sobre la blanca pared con sus lápices por horas, incluso cantaba por momentos, y ahora no suele hacerlo muy a menudo.
Es un dibujo de los cinco que hizo tomando como referencia algunas fotos, le quedó increíble, si fuera por mí lo pondría a dibujar en toda la casa.
—¡Que bonito! —Exclama ella, muy entusiasmada— ¿Conoces a Aimeé?
—Ella vive aquí —digo riendo.
—¿De verdad? No es cierto…
—Sí, es mi mejor amiga, y también de los chicos. Todos vivimos aquí, solo que ella y Elai están de gira ahora.
—¡No lo puedo creer! Amo al destino, si tú supieras como ha puesto a cada cosa en su lugar para que yo estuviera aquí… —Parece muy entusiasmada con la idea de poder conocer a Aimeé en algún momento, o simplemente de estar en su casa.
Nunca he comprendido del todo el fanatismo, los famosos solo son personas, y yo
no puedo ver a nadie por encima de mí.
—Buscaré algo para merendar, si quieres espérame en el sofá —digo con amabilidad mientras me encamino a la cocina.
Bien.
Esa chica me gusta, ya no lo negaré. Elai y Lean dijeron que estaba bien, e incluso acepté que ellos tuvieran ciertas libertades solo por…
En realidad no fue por ella, o sí, pero no…
Fue porque ella comenzó a atraerme, y yo lo quería negar porque iba en contra de mis propias estructuras. ¿Por qué me gustaba tanto esa chica si yo estoy enamorada de Elai y Lean?
Entonces tuve que aceptar que el hecho de que alguien más me atraiga no quita ni un poquito el amor que nos tenemos los tres, y que así como me pasa a mí también puede pasarle a ellos.
¿Me muero de celos de solo pensarlo? Sí, obviamente, pero eso es un problema mío, no suyo.
—Bueno, y entonces ¿Cómo te llamas? —pregunto en cuanto regreso trayendo algunas cosas para las dos.
Ella se ríe al tomar conciencia de que ninguna de las dos conoce el nombre de la otra.
—Alanna, ¿y tú?
—Laura.
—Eres… te ves muy… —intenta buscar una palabra, y yo me siento muy intimidada mientras lo hace—. Hermosa.
No me esperaba eso, me sorprendió y no estuve a tiempo para disimularlo.
—También tú —digo tomando una galleta del plato.
—No es un cumplido, Lau —Sonríe con confianza, dejando de lado la incomodidad inicial—. Siempre te miro, me llamas la atención porque te ves… tierna, y a la vez como si pudieras destruir a cualquiera que se metiera en tu camino.
—Tal vez ambas cosas son ciertas —cedo aprovechando su confianza para ganar la mía—. Tú te ves como de esas chicas que siempre obtienen lo que sea que quieran.
—Sí, es verdad —asume—. Estoy sola en el mundo, así que lo que sea que quiera lo tengo que conseguir sola.
—Es una gran ventaja, digo… no el hecho de estar sola, sino el de ser independiente.
—Tuve que volverme autosuficiente a la fuerza, mi mamá se murió hace seis meses y no tengo a nadie más.
—Oh, lo siento mucho —digo muy sinceramente—. Nosotros también perdimos a alguien importante hace poco tiempo, y aún intentamos sobrellevar eso.
Nosotros, tengo la bonita costumbre de hablar en plural para todo. Nueve meses viviendo aquí y siento que he perdido por completo la individualidad, porque no hay cosa que les pase a ellos que no sienta que me pasa a mí también.
No sé si eso es del todo sano, por eso intento trabajar en mi independencia.
Busco el Ipad en el cajón de la mesita, Elai se lo compró a Santi para que haga sus dibujos, pero él no tiene mucho sentido de la pertenencia así que terminó siendo un poco de todos y siempre lo usamos para ver los directos.
Apenas enciendo la pantalla una foto de Aimée aparece en el fondo, olvidé eso, y ahora necesito inventar algo rápido, porque por muy amigable que sea aún no la conozco y hace unos momentos dijo que era parte del fandom.
Lo último que necesitamos ahora es que Santi se vea expuesto a la crítica pública.
—¿Tú y ella…? —pregunta tímidamente.
—No, nada de eso —respondo de inmediato—. El Ipad es de todos, solo estamos orgullosos.
Creo que soné convincente, esto de mentir todo el tiempo y a todos se está volviendo tedioso.
—Dejaré de hacer preguntas, creerás que estoy aquí por interés y no es así, estoy aquí por ti.
Ah, bueno, no sé qué decir…
La notificación de que Aimée está transmitiendo en directo nos llega a las dos al mismo tiempo, así que me apresuro a abrir Instagram en el Ipad y entrar antes de que nos perdamos algo importante.
Estoy nerviosa, es complicado tener que estar viendo esto con una desconocida, creo que no lo pensé bien.
Aimeé y Elai aparecen allí, sentados sobre la cama del hotel, se ven serios y al mismo tiempo tranquilos, solo están saludando y esperando que la gente se vaya sumando antes de hablar.
Los extraño demasiado, verlos así, a través de una pantalla, con miles de personas comentando cosas que no son ciertas me pone sensible.
—Se ponen intensos con Aimelai —dice Alanna mostrando su descontento— ¿Solo porque tienen buena química tienen que ser novios? ¿Acaso no conocen la amistad?
—Elai nunca ha visto a Aimeé de ese modo, él la ama como si fuera su hermanita.
—Eso se ve, y de todos modos no es asunto de nadie más que de ellos dos.
Las dos hacemos silencio en cuanto Aimée comienza a hablar, poniendo toda nuestra atención en ella.
—Bueno, la verdad es que no estoy teniendo el día más feliz. Aunque comenzó muy bien… Un amigo vino a vernos desde nuestra ciudad, fuimos a desayunar juntos y me hizo muy bien sentir que tenía un pedacito de mi hogar aquí. Luego los chicos fueron por un helado, mientras yo me perdía un rato en una librería porque últimamente no he tenido mucho tiempo para mí misma y me hacía falta… Todo iba perfecto, hasta que recibí la noticia de que estábamos nuevamente en tendencias, por algo que a ninguna de las personas que estaba opinando tenía por qué importarle. Yo voy a dejar que hablen los protagonistas de esto, porque tienen su propia voz y no necesitan que los defienda, pero lo único que quiero dejar muy en claro es que de verdad me sentí muy desilusionada de muchos de ustedes, no de todos, no voy a generalizar porque sé que muchos intentaron que bajaran las fotos y de verdad se preocuparon por nosotros, pero hubo una gran mayoría que se comportó de manera desagradable.
—La amo… —murmura Alanna por lo bajo— Amo que no tenga miedo de decir lo que piensa.
—Ella es muy tranquila hasta que se meten con alguno de nosotros, entonces puede congelar el infierno en solo un minuto.
—Y para que les quede claro de una vez por todas, Aimelai no es real, Elai y yo no tenemos ninguna relación amorosa y jamás la tendremos, no nos vemos así, somos familia, casi cuñados diría, así que antes de generar rumores estúpidos tengan en cuenta que detrás de todo esto hay personas reales que salen heridas.
—Ya lo veo —coincide—. Ni siquiera se puso así cuando tuvo ese problema con la periodista, creo que jamas la vi enojarse, y la estoy amando más que antes si es que eso era posible.
—No diré mucho —dice Elai en cuanto Aimeé le cede la palabra—, hoy no estoy feliz tampoco. Solo quiero dejar en claro un par de cosas y me iré. La primera es que no estoy en el closet, nunca he sido fan de poner etiquetas a nada pero hace unos meses dije que soy bisexual en la televisión, en directo, y todas las personas de mi entorno lo saben. Sin embargo, el rumor que esparcieron hoy me pareció una estupidez. Leandro es mi amigo, salíamos a buscar el desayuno por la mañana, Aimée venía dos metros más atrás porque estaba en una llamada, son fotos completamente sacadas de contexto y que no entiendo por qué están generando este revuelo. ¿Compartimos la habitación? Sí, vino de sorpresa y no hizo una reserva, ¿acaso ustedes no tienen esa confianza con sus amigos? Pues qué triste, yo sí la tengo.
Esto está mal, muy mal, y ellos lo están haciendo por mí. Quiero llorar otra vez…
Alanna estira su mano hacia la mía y me da una pequeña sonrisita, es extraño que ella esté aquí, pero creo que me alegro de que lo haga.
Todos los comentarios le dan la razón, hay mucho apoyo en el chat, algunos incluso piden disculpas, lo cual me hace sentir peor porque están mintiendo.
—Ya… lo siento, no quiero verlo más —digo limpiando las lágrimas de mis ojos.
—Está bien, lo apagamos —cede ella de forma comprensiva mientras apaga la pantalla del Ipad—. ¿Sabes? Eres muy afortunada, él está haciendo algo muy valioso por ti, tiene que quererte muchísimo.
—Elai es así, siempre nos pone por delante, a veces hasta por demás.
—¿Y lloras por eso? —pregunta confundida.
—Él está ocultando a una persona que ama y mintiendo a sus seguidores solo porque yo no tengo valor. No es justo para él, y tampoco para Lean.
—Entonces no llores, toma una decisión y cambia lo que está mal.
Es fácil a sus ojos porque no sabe cuál es la verdad que tendría que contar, parece simple, pero no lo es. Sin embargo hay cosas que sí está en mis manos resolver, entonces comenzaré por eso.
—¿Me ayudarías a… encontrar un trabajo? —pregunto tomando muy en serio sus palabras.
Necesito independencia, de todo tipo. Si algo he aprendido de Elai es que para amar hay que ser independiente, porque entonces no sabes si realmente amas o simplemente necesitas.
Tengo que buscar una forma creativa de pedirle perdón, estuve mal con él hace rato, y sé que va a perdonarme incluso sin que lo pida pero eso no es justo.
—Claro, preguntaré en donde trabajo yo, serías la mejor compañera —Me guiña un ojo y quita su mano de la mía.
Sí, definitivamente tiene vibras de que le gustan las chicas, para qué mentir, pero no quiero malentender nada tan pronto.
Quiero preguntar dónde trabaja, pero unos golpes violentos en la puerta interrumpen mi intento de hablar.
Sé quién es, el único que no vive aquí y tiene permiso de subir. Tomo una respiración profunda y le pido a Alanna que espere un momento, mi plan es atenderlo en el pasillo y esperar que se vaya pronto.
—¿Por qué no atiendes el teléfono? —pregunta Iván apenas salgo, cerrando la puerta detrás de mí.
—No grites, no estoy sola —le exijo de inmediato—. Estaba esperando que los chicos hablen para ver qué decirle a papá.
—Está preocupado, piensa que Elai te está engañando y estás mal, algún día vas a tener que terminar con tu show de mentiras, haces que todo el mundo mienta por ti yo ya no quiero ser parte de eso.
—Tú sabes la verdad, Iván, haz lo que quieras con eso, no me amenaces —le respondo, harta de que siempre quiera volverlo algo sobre él.
—No me provoques, y resuelve tus asuntos.
—¿Tú no tienes asuntos? Digo, porque siempre andas con tu nariz en los míos.
—Es que… yo te amo, Lau, pero no comprendo por qué haces todo esto.
—Ya entendí —lo interrumpo—, estás decepcionado de que esté con Lean y Elai, crees que hay algo mal en mí, no entiendes, te da vergüenza, ¿Qué más quieres? Aléjate de mí y ya, déjame vivir en paz, pero ya deja de intentar lastimarme.
—No estoy decepcionado, estoy preocupado, tu madre te educó así y…
—Vete.
—Lau… —insiste acercándose a mí.
—¿Qué pasa? —interrumpe la voz de Santi que viene caminando desde las escaleras.
—Es un asunto familiar, no hace falta que intervengas —responde Iván sin dejar de mirarme.
—Es un asunto familiar, Lau es mi familia y por eso intervengo, creo que ya han tenido esta conversación las veces suficientes y lo único que pretendes es imponer cómo debe vivir.
—¿A ti te parece normal? —se indigna Iván.
—Sí —responde Santi muy tranquilo—, y ya no le hagas esto, o tendré que pedir en recepción que ya no te dejen entrar sin preguntar.
—No sé en qué momento todo se fue a la mierda… —comienza con su descargo, pero Santi vuelve a interrumpirlo, esta vez sin tanto desafío en su voz.
—Vamos a tomar algo, hace tiempo que no salimos, así hablamos bien y te explico mi punto de vista —lo invita amistosamente.
Yo ya perdí la paciencia para educar a Iván, Santi aún se toma el trabajo porque lo quiere, y si no logra ayudarlo a cambiar terminará por quitarlo de su vida.
—De acuerdo… —cede mi hermano, desganado—. Pero llama a papá e inventa algo, si no quieres que vaya a buscarlo a Elai y haya problemas.
—Ajá —es toda la respuesta que obtiene de mi parte.
—Vuelvo en un rato, no cocines que yo compro algo y traigo ¿Sí? —se despide Santi dejando un beso en mi frente.
—No vuelvas tarde —le pido antes de que se vaya.
—Sí, mamá —asiente en tono de burla.
Los dos se van, de inmediato la puerta se abre y Alanna sale al pasillo.
—Ya me tengo que ir, tengo un mundo de tareas de la universidad y siento que jamás voy a ponerme al día.
—Oh, que mal por ti —digo riendo apenas—. No tengo tareas, estudio baile.
—Te envidio, yo estudio arte y aunque muchas de las tareas son agradables de hacer, justo hoy me toca un ensayo de historia del arte que me duerme de solo pensar en él.
—Gracias por… acompañarme. —Le sonrío tímidamente.
—¿Cuál gracias? Me debes… —se detiene a pensar un momento y la tensión se instala entre nosotras en solo un segundo—. Te iba a decir un beso, pero ahora que sé que bailas eso se me hizo más tentador.
—Alanna, tú…
—¿Que si estoy bromeando? No, no lo hago.
Okay, esto se volvió… muy real de un segundo a otro.
—¿Entonces ya no quieres el beso? —pregunto entrando rápidamente en su juego.
—Ese te lo puedo robar en cualquier momento —responde de forma muy segura.
Esto va muy rápido, sí, lo sé. Pero así debe ser cuando solo buscas sexo, yo no quiero más que eso, así que estoy agradecida de que sea directa.
—¿Un baile entonces? Bastante presuntuoso de tu parte por quince minutos de compañía, creo que sí decido dártelo me estarás debiendo tú a mí.
—Soy buena pagadora —promete acercándose lentamente.
—Tendré que confiar, entonces —cedo conteniendo la respiración.
—Te veo luego, Lau, y organizamos los… negocios. —Se acerca a dejar un beso en mi mejilla, muy, muy cerca de los labios y desaparece por el ascensor.
¿Qué acaba de pasar?
En un segundo era una chica linda que tomaba mi mano y me daba un consejo, y al otro ya me quiere bailando para ella.
Me agrada, no lo voy a negar, una aventura rápida y tal vez incluso podamos ser amigas luego. Todo perfecto.
Ahora lo único que tengo en mente es arreglar todo con mis chicos, así que lo del baile me dió una idea para disculparme con Elai que voy a poner en marcha ahora mismo.
Solo espero que sea suficiente.
------
Hola Pollitos 🐣
Bueno, aquí han pasado cosas... O pasarán, no lo sé, solo sé que no sé nada 😐
Los quiero mucho ❤️
Besos, mil besitos 💋
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro