Capítulo 36: Lo correcto
LEANDRO
—Quiero que vuelvas a ser mi novio —me dice Elai mientras conduce por la vacía ciudad, conmigo a su lado—, y que vuelvas a vivir conmigo.
—¿Esto es una propuesta? —Entrecierro los ojos, conteniendo la sonrisa.
—Sí —afirma con seriedad—. Lo siento por la falta de romanticismo, o por no buscar el momento apropiado, pero necesitaba soltarlo porque es lo único en lo que estoy pensando.
—Bueno, los dos sabíamos que básicamente era la única dirección en la que íbamos —asiento con un encogimiento de hombros.
—Ya, pero no quiero más rodeos, quiero estar contigo.
—También quiero estar contigo, no se necesita más ¿verdad? —Sonrío y él me regresa la sonrisa con una mirada de reojo para no quitar la vista del camino—. Aunque, sobre vivir contigo…
—¿No quieres? —pregunta volviendo sus ojos más grandes de forma tierna.
Creo que fue involuntario, pero me dieron ganas de besarlo de todas formas.
—Claro que quiero, es solo que con todo lo de mi hermano… mi mamá y Male me necesitan cerca, así que estaré yendo y viniendo como antes.
—Oh, por supuesto, está perfecto —asiente, sin ninguna duda.
—Ya sé que no puedes dormir sin mí, soy completamente indispensable —comento con arrogancia y él se ríe—, pero puedes venir a dormir a mi casa también.
—No creo, a tu mamá no le agrado.
—¿De dónde sacaste eso? —me sorprendo soltando una risa.
—No me cree suficiente para ti.
—¡Me negaste en directo frente a miles de personas! Ella estaba tan enojada ese día —acepto volviendo a reír—. Pero ya se le pasó, y eres encantador, solo un ratito contigo y te amará.
—No quiero —niega con la cabeza—. Mejor ven tú a dormir a casa, odio que alguien no me ame.
—Te la tienes que ganar, Sirenito, va a ser la abuela de tus hijos.
—Llevamos más de un año, ya tendría que amarme —reniega por lo bajo.
—Casi no se han visto, tú no estás acostumbrado a los asuntos familiares, pero ahora tendrás que ir a fiestas y cumpleaños, no hay vuelta atrás.
—Lo intentaré —murmura, abatido—. Todo esto es tu culpa, ¿sabes? Me besaste por la fuerza una noche y ahora tengo que ir a cumpleaños familiares y sentirme juzgado.
Me río de su estúpida lógica, que aunque es cierta, en el medio hubo un montón de decisiones que solo dependían de él.
—A veces me preguntó qué hubiera pasado si no te besaba esa noche —confieso un pensamiento recurrente—. Porque tú no me veías de ese modo, quiero decir… yo no te gustaba.
—Porque no te conocía, y yo pensaba que solo eras amable conmigo por obligación.
Comprendo su punto, él me ha dicho muchas veces que el aspecto físico no tiene mucho peso para él, por lo tanto tiene que conocer mínimamente a una persona para sentirse atraído.
Siempre he encontrado una diferencia entre él y yo en eso, yo me defino claramente como bisexual, me gustan los hombres y las mujeres por igual, aunque busco cosas diferentes en cada uno. Él dice que eso no es tan importante, le gustan las personas, y eso es todo, no importa el género sino lo que genera.
—¿Qué pensaste cuando te besé? —curioseo.
—La primera reacción fue muy hormonal, luego no entendí nada, me confundí como por quince segundos y luego dije "okay, me gustó".
—Hetero que veo, hetero que volteo —murmuro, ganándome un dedo en mis costillas como respuesta.
—Una lista muy larga de volteados, pero tu primer novio fui yo —afirma con esa cuotita de arrogancia que tan bien le queda.
—También fui tu primer novio, Elai, no sé qué presumes —respondo con una risa.
—Tú fuiste el único chico en mi vida —me corrige, haciendo énfasis en la palabra "único".
Me cubro la boca con la mano, manifestando mi evidente sorpresa por nunca haber notado un detalle tan relevante.
—¿Te molesta eso?
—¿Eh? —Enarca una ceja mostrándome que no entiende de qué hablo.
—Me expresé mal, quiero decir si te sientes limitado o…
—Estoy bien con eso —me interrumpe con una risa— ¿Vamos a volver sobre este tema infinitamente recurrente?
—Deberíamos dejar las cosas claras de una vez —asiento, tomándolo en serio—. Tengamos una relación abierta sexualmente.
—¿Así, tan directo? —se sorprende, volteando sus ojos hacia mí.
—Yo no estoy aquí para limitar tu libertad, porque yo te amo por eso, me enamoré de tu mente abierta y de la forma en la que vuelves todo simple. Yo no quiero que cambies por mí, no lo necesito.
—Fue un problema la última vez —me recuerda, con cierto recelo en su voz.
—Entonces no estaba seguro de ti, y a mí no me da celos que estés con otras personas, a mí me daba miedo que me dejes de querer. Ahora ya sé que eso no va a pasar, y además…
—¿Además? —presiona al notar que detuve la frase abruptamente.
—A mí también me gusta.
—Lo sabía —Se ríe meneando la cabeza—. Voy a ser sincero, estoy bien contigo y generalmente no me siento atraído por nadie más…
—Pero… —agrego consciente de que falta una parte.
—A pesar de que probablemente no voy a usarla nunca, me hace sentir bien saber que tengo esa libertad.
—Y si te enamoras, ¿qué pasaría?
Él se ríe, dejando en evidencia que se siente muy seguro al respecto, y que es un tema que no lo incomoda para nada.
—Sabes que tengo mis diferencias con el amor, y que es muy difícil para mí amar a los demás.
—Ajá, pero difícil e imposible no son sinónimos, de hecho estás aquí, conmigo, pidiéndome que me mude contigo…
—La forma en la que te amo a ti… —intenta explicar, pero como no encuentra las palabras hace una pausa para reorganizar sus ideas y luego continúa—: Amarte a ti se lleva toda la debilidad que mi ego se puede permitir, no podría ser vulnerable con alguien más como lo soy contigo.
—¿Y si yo me enamoro de alguien más? —le doy vuelta a la pregunta, consciente de que no va a ceder ante la posibilidad de amar a alguien más aunque yo sé que existe.
—Me lo presentas, y vemos —Suelta una risita y gira el volante hacia la izquierda.
Ya se pasó de la calle tres veces y tuvo que volver, pero casi no hay otros autos así que simplemente lo dejo que se ubique solo. Además, no estoy listo para llegar, así que cuánto más demore mejor.
—¿Sabes? Cuando me detengo a pensarlo, no puedo creer la suerte que tengo de que tú me hayas elegido.
—No es suerte —contrapone mirándome de forma tierna—, tú mereces que te amen, incluso de una mejor forma de lo que lo hago yo.
—¿Mejor que tú? —me sorprendo, por lo que de inmediato se corrige.
—Obviamente eso es imposible, pero hablamos del hipotético caso de que existiera alguien que ame mejor que yo, tú lo merecerías.
El auto se detiene y por fin llegamos, eso hace que de un segundo a otro los dos nos pongamos serios. Tomo una respiración profunda y dejo que mi mirada se pierda en la nada misma.
—¿Estás seguro de esto? —me pregunta, poniendo toda su atención en mí.
—Quisiera decir que sí… —respondo con un resoplido— Mi conciencia no me deja en paz, necesito sentir que hago lo correcto a pesar de que me duela.
—Lo correcto, lo incorrecto, es una línea tan fina... —reniega— Lo que es correcto para unos no lo es para otros, y siempre será así, aquí lo que importa es que no vayas contra ti mismo.
—Se lo prometimos, Elai. Le dijimos que encontraríamos al responsable y él confía en nosotros. Romper esa lealtad sería ir contra mí mismo.
—Él no espera nada de ti, te entiende, no estás rompiendo nada —insiste, estirando su mano hacia la mía.
—¿Crees que hago algo mal? —pregunto, un poco confundido.
—No, no digo eso —se apresura a aclarar—, pero no me gusta esto, no quiero que sigas sufriendo.
—Perdí a mi hermano hace tiempo, esto solo es… aceptarlo.
Quito mi mano de la suya y la pongo en la puerta, tomando valor para abrirla.
—Aquí te espero —asegura, acercándose para darme un beso de despedida.
—No sé cuánto voy a demorar, ¿no tienes trabajo con todo lo de Aidan y eso?
—Puede esperar, tú estás primero.
Le doy una sonrisa y él acaricia mi mejilla antes de que me baje. Es tan raro lo que hay entre él y yo… es que más allá del amor, que no está en discusión, nos siento parte de una misma cosa.
Es esa sensación de que no importa lo que tenga que enfrentar o cuanto pueda doler, tengo un lugar al que regresar y seguir siendo el mismo. Y al mismo tiempo la certeza de que él se siente igual.
Dudo de lo que sea, menos de nosotros, y todo lo que ha pasado los últimos meses solo ha generado más certezas.
No sé cómo se llama esto, pero la palabra "amor" ya no suena suficiente.
El tiempo que me lleva caminar desde el auto hasta la puerta de mi hermano es eterno. Hace muchísimo tiempo que no vengo a su casa, mucho antes de saber la verdad nuestro vínculo estaba roto.
No había forma de conectarnos, estábamos en sintonías diferentes, él del lado que oprimía, y yo del lado que resistía. No podía verlo con los mismos ojos cuando antes corríamos de la policía juntos, y ahora él perseguía a mis amigos por pintar una pared o simplemente por tener determinada apariencia.
Creo que jamás lo perdoné por eso, jamás lo entendí, y ahora mucho menos.
Me aseguro de que todo esté listo, y golpeo la puerta tres veces. Oigo a la perfección cada uno de los sonidos, como aparta la silla en la que está sentado, se pone de pie y camina hasta la puerta.
No parece sorprendido de verme, se ve bastante desaliñado y mal descansado.
—¿Qué quieres? —gruñe, y el olor a alcohol me invade.
—Necesito hablar contigo, no vengo a pelear.
—Entra —acepta apartándose de la puerta.
Hay poca luz dentro, todo está sucio, tiene muchos platos para lavar y comida desperdigada, algunas moscas revolotean arriba. Asqueroso.
Sobre la mesa un plato de pasta a medio comer, un vaso de whisky con la botella a un lado, y el arma reglamentaria.
¿Por qué sobre la mesa? No lo sé, pero saber que probablemente es el arma que mató a Salvador hace que me transpiren las manos.
—¿Puedes guardar eso? Me hace sentir incómodo —le pido, sentándome de espaldas a la cocina porque ese desastre es más de lo que mi alma amante del orden puede tolerar.
La toma sin cuidado y la mete en un cajón cerca de donde está, sin levantarse de la silla.
—¿Qué pasó con Brenda? —me decido a iniciar la conversación.
—Se fue con sus padres.
—¿Y el bebé?
—No lo sé, ella no quiere hablarme.
—Nos buscaste porque sabías que estaríamos para él, a pesar de todo, él siempre tendrá una familia.
—Gracias a ustedes no tendrá un papá —asegura con recelo.
—Gracias a ti, hay tres chicos que perdieron el suyo —le recuerdo, molesto por su victimización.
—Si no disparaba yo, alguien más lo iba a hacer —se defiende de inmediato—. ¿Crees que yo me hice policía para esto? ¿Para matar a personas inocentes?
—No te tembló el pulso.
—Sí, me tembló. Se me pasaron mil cosas por la cabeza en ese momento, pero era una orden directa y no tenía opción.
—¿Entonces tu sueldo de mierda vale la vida de mi mejor amigo? —No era la idea principal, pero no puedo evitar enojarme con sus palabras.
—Te dije que te lo lleves, a ti, a Iván. Hice todo lo que estaba a mi alcance para evitarlo, pero él era el objetivo desde el comienzo. Yo no quería matar a Salvador, sabía que su familia dependía de él, sus hijos pequeños… ni siquiera sabía que él estaba ahí.
—¿De verdad te estás justificando de ese modo? —me vuelvo a molestar— No querías matar a Salvador, ¿pero a Santi sí?
—¡No quería matar a nadie! —se altera él también— ¿Qué parte de que fue una orden no entiendes?
—La parte en la que te ordenan asesinar a sangre fría a una persona inocente y tú agachas la cabeza y disparas.
—¿A esto viniste? —Se pone de pie, con actitud prepotente— Ve con tu mierda a otro lado, ya me quitaron a mi familia, ¿qué más quieren?
—Quiero la verdad —aseguro sin intimidarme— ¿Quién dio esa orden?
—¿Crees que me dan esa información? —suelta una risita irónica.
—Sí, y sé que me merezco esa respuesta.
—No la tengo.
—Soy la única persona que puede lograr que te dejen siquiera conocer a tu hijo, así que deja la puta prepotencia y habla.
—No juegues con eso —advierte, aún molesto.
—No es un juego, imbécil.
—Me quieres manipular, ¿crees que soy idiota?
—Eres un fracaso como persona y una reverenda mierda, pero no, un idiota no —respondo, sin dubitaciones—. La cosa es así: le prometí a mi amigo encontrar al responsable de esto, y tú me vas a decir quién es si quieres que te ayude a conocer a tu hijo.
Obviamente no voy a cumplir con mi parte, ese niño va a crecer mucho más feliz y sano lejos de su padre. Solo estoy dejando a mi moral caer un poco bajo para obtener lo que quiero de él.
Él resopla y se deja caer en su asiento.
—La orden vino de arriba.
—¿Qué significa eso?
—Políticos, no puedo decir cuál con exactitud, pero estaban en plena campaña política y ensuciar a Andrade les venía como anillo al dedo.
—¿Y por qué a Santi? ¿Por qué no Elai directamente? ¿O Lau, Aimée, o yo mismo?
—Asesinar a Elai hubiera desatado una guerra mucho más importante, una cosa es ensuciar el nombre de Andrade, y otra matar a su familia. Laura y Aimée son mujeres, hoy en día ningún político quiere a los colectivos feministas en contra y la presión social iba a ser mucha para la investigación. Y tú… tú igual eras una opción, yo me encargué de que te quitaran de esa lista. Además Santiago estaba siendo muy directo exponiendo a Andrade, era más obvio que lo iban a responsabilizar a él.
Estoy sorprendido de que el padre de Elai estuviera diciendo la verdad, no deja de ser un hombre asqueroso, pero hasta ahora tenía mis dudas sobre su parte de la historia y resultó ser verdad.
—Le disparaste por la espalda… —murmuré, recordando el escalofrío que sintió mi cuerpo cuando oí el disparo.
—Solo obedecí una orden —repite, sin levantar la mirada.
—Suena como que lo volverías a hacer.
—Es un trabajo muy sacrificado, pero obviamente tú no lo entiendes, te sientes con el derecho de juzgarme mientras tu noviecito millonario te pasea en su autito de lujo y tu otra amiguita te da un puesto que no mereces en la empresa de su papi.
—Salimos del mismo lugar, pero yo tomé unas decisiones y tú otras, así que cada uno está exactamente en el lugar que se merece —afirmo en lo que me pongo de pie—. Tú aquí, solo, paranoico, emborrachándote con el arma sobre la mesa y rodeado de mierda. Y yo… ni siquiera siento la necesidad de presumir nada frente a ti, pero tengo la conciencia limpia, duermo tranquilo, me aseguro de que mamá y Male tengan todo lo que necesiten y quieran, y tranquilo que voy a hacer lo mismo con tu hijo.
—Pensé que eras un hombre de palabra —critica al notar lo que trae implícito la última frase.
—Y yo pensé que tú eras noble, pero resultaste un simple y burdo asesino a sueldo.
—¡No! No te vayas así —me reclama en cuanto camino a la puerta— ¡Dijiste que hablarías con Brenda! ¡El bebé no tiene la culpa de nada!
No me doy la vuelta para responder, esa no es una decisión mía, es una decisión de su mamá y creo que ya dejó muy clara su postura.
Atravieso la puerta sin mirarlo de nuevo, mientras continúa gritando que regrese. Mi estómago se siente revuelto, tengo ganas de llorar y de vomitar a la vez.
Alcanzo a abrir la puerta del auto y Elai lo pone en marcha sin decir una palabra. Conduce un par de calles hasta que encuentra dónde detenerse lejos de la casa.
Busco la pequeña cámara que me ayudó a poner en mi bolsillo y detengo la grabación con las manos temblorosas.
—Lo dijo todo —murmuro—. Confesó todo, esto es…
—¿Estás bien? —se preocupa, dejando de lado por completo todo lo demás.
—No, quiero llorar…
—Entonces llora. —Se desabrocha el cinturón y se acerca a mí para envolverme con sus brazos.
Me acurruco contra él, dejando que las lágrimas salgan e intentando controlar mi respiración. Solo un minuto, porque enseguida me aparto y limpio mis ojos.
—Vamos, ahora —le indico, poniéndome el cinturón.
—¿Ya? ¿No quieres pensarlo bien antes?
—Eso es exactamente lo que no quiero, ¿dónde está él?
—En el estudio —responde dándome un beso en la mejilla antes de regresar a ponerse el cinturón para encender el motor.
Estamos bastante lejos del centro, llevará un rato llegar al estudio y la ansiedad dentro de mí está haciendo estragos. Las palabras de mi hermano se repiten una y otra vez en mi cabeza, a pesar de que sé que no son ciertas.
¿O acaso sí?
—Dijo que…
—¿Qué? —pregunta volteando hacia mí.
—No, nada.
—Ahora dime —insiste con ímpetu.
—No directamente, pero insinuó que no he conseguido nada por mis propios medios, que solo estoy donde estoy porque tú y Aimée tienen dinero.
—Eso es ridículo —Suelta una risa, meneando la cabeza.
—Bueno… tú pagaste mis clases, y si no fuera por Aimée jamás me hubieran contratado en la empresa.
—Sí, eso es verdad, ¿Pero cómo llegaste allí? Si estás rodeado de personas que te quieren y se preocupan por ti, es porque te lo mereces.
—Es que… —intento volver sobre mi argumento, pero él no me lo permite.
—Es como si le dijeran a Male que no logró terminar la universidad por sus propios medios, solo porque tú la estás pagando.
—No es lo mismo, ella se está esforzando muchísimo, es la mejor de su clase.
—Y tú aguantaste que esa vieja asquerosa te acosara por un año, aprendiste cosas por tus propios medios, te esforzaste para ser mejor, cumpliste con lo que te correspondía y más; por eso el padre de Aimée te dio un puesto mejor.
—Es que ni siquiera sé por qué lo escucho… —Suelto un suspiro y dejo mi cabeza caer hacia atrás.
—El asunto no es de dónde viene la oportunidad, sino qué es lo que haces con ella. Te mereces todo lo que tienes y más, así que deja de pensar estupideces.
Tal vez tiene razón, probablemente sí, no sé por qué me siento tan vulnerable en este momento.
No soy responsable de nada de lo que sucede a mi alrededor. No soy responsable de lo que hizo mi hermano, no soy responsable del dolor de Santi, no soy responsable del dolor de mi cuñada, ni del de mi mamá y mi hermana. No soy responsable de que mi pequeño sobrino vaya a crecer sin padre, y tampoco de lo que vaya a pasarle a mi hermano a partir de ahora.
Y así, sin ser responsable de nada, de todos modos me hago cargo de todo.
El que no tiene derecho de juzgarme, es él.
—Hagamos algo de novios hoy —propone Elai luego de un largo silencio—, no sé, ir al cine o a comer…
—¿Y que nos tomen fotos tus fans? —cuestiono con incredulidad.
—Pues sí, ¿qué más da? Ya no hay nada que ocultar.
—Les dijiste que yo era tu amigo, y te enojaste, van a decir que eres un mentiroso.
—No me importa —simplifica con un encogimiento de hombros—. Yo cuido la imagen de los chicos, la mía no me importa.
—Está bien —acepto entonces—, pero tengo una capacitación hasta las ocho, luego de eso quedo libre.
—Bien —sonríe de lado.
Detiene el auto justo en la puerta del estudio, y entonces el nudo en mi estómago vuelve a aparecer. Quiero que este momento pase ya y simplemente olvidarlo, pero algo me dice que las consecuencias estarán rondando un tiempo más.
Me bajo antes que Elai, no sé si viene detrás de mí porque solo estoy pensando en lo que tengo que hacer.
La energía que hay en el estudio siempre es bonita, hay mucha luz y colores armónicos, estoy seguro de que Elai pensó y planificó eso.
La música viene desde una de las salas, están ensayando algo, o componiendo tal vez.
—Prueba con subir aún más —le indica Santi a Aidan en cuanto entro—, estoy seguro de que la puedes alcanzar, solo no te limites.
—Creo que ya subí todo lo que podía —responde Aidan un poco inseguro.
—Cuando cantas por diversión llegas más alto —opina Aimée—, intentemos una vez más.
—Santi —lo llamo interrumpiendo su intercambio—, ¿puedes venir un momento?
—Claro —sonríe. Se voltea a ver a los chicos y agrega—: Sigan que ya vengo.
Sale de la sala y cierra la puerta detrás de él, poniendo sus ojos grises sobre mí de forma intensa.
—¿Pasó algo? —pregunta, un poco preocupado.
—Sí, fui a ver a mi hermano.
—Ah… —susurra, sin saber qué más decir.
Busco la cámara en mi bolsillo y la pongo en su mano.
—Él confesó todo, el vídeo está aquí, puedes hacer con él lo que consideres.
—Lean… —dice levantando la mirada hacia mí con condescendencia— No tenías que hacer esto, sé lo difícil que es para ti, no hacía falta que te expongas así.
—Lo sé —aseguro en voz baja—, pero tú eres mi hermano y estás antes para mí que cualquier otra cosa. Mi amistad contigo es incondicional, y yo solo hice lo que creí justo.
—Gracias —sonríe apenas—. Yo daría mi vida por ti, ¿lo sabes?
—Nunca lo dudaría.
—Venimos juntos desde los pies descalzos jugando al fútbol en la cancha de tierra, y vamos a llegar juntos a donde sea que nos dirijamos.
Cierra la mano y guarda la cámara en su bolsillo antes de abrazarme.
Sus palabras me dieron la certeza de que hice lo correcto, por muy mal que se sienta.
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Hola Pollitos 🌻
¿Cómo están?
Solo digo que amo mucho #Leai, y les recuerdo que tenemos un grupo de WhatsApp en el que hablamos de los libros y también somos besties, así que son bienvenidos/as/es quienes quieran sumarse ❤️
Los quiero mucho :)
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