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Capítulo 18

-Punto de Vista de Dean-

Después de haber salido de aquella caja de pino y encontrarme en mitad de una gran arboleda me dirigí por la carretera principal hacia una gasolinera, con paso directo pude coger uno de los tantos coches que se encontraban aparcados en aquel solitario lugar, llegando a las pocas horas ante la tan conocida casa de Bobby.

Ante mi presencia Bobby intentó apuñalarme con un cuchillo de plata por si era un metamórfico, al igual que lavó mi cara con agua bendita. Aunque mi asombro fue que no encontré rastro alguno de Sam ni de Gwendal.

Bobby: te lo dije muchacho ese chico desapareció en cuanto te enterramos y Gwendal lo pasó fatal - le miré interrogante ante su comentario, esperando respuestas.

Dean: ¿a que te refieres Bobby? - me senté en la silla y empecé a rastrear uno de los tantos móviles que tenía Sam.

Bobby: cuando Sam vino aquí tú ya estabas muerto pudimos enterrarte pero Gwendal estaba muy mal herida, había sido arañada por uno de aquellos perros del infierno, pasaron días y tenía fiebre, escalofríos, su temperatura quemaba como las brasas de una chimenea, Sam estaba desesperado y de a la noche a la mañana se curó, se calmó la cosa hasta que una noche desapareció, no sabemos de ella, no había rastro alguno de ella - me froté los ojos con mis dedos, había encontrado a Sam pero ahora más me preocupaba Gwendal.

Bobby: ¿crees que Sam ha hecho un trato? - me levanté de la silla mientras cogía una cerveza de la nevera.

Dean: ¿y quién sino lo haría?, pudo vender su alma Bobby, no lo entiendo de verdad - dejé que el primer trago de cerveza me refrescara la garganta hasta que me la terminé, a unas cuatro horas de dónde estábamos encontramos el motel dónde se hospedaba Sam.

En la habitación 207, una chica morena de ojos oscuros nos abrió - ¿Dónde está? - nos miró a los dos y sin saber que decir Sam salía del baño y le sonreí.

Dean: hola Sammy - aquella chica nos miró a los dos pero Sam nos hizo de entrar, para despedirse de ella.

Sacó un cuchillo de su cinturón e intentó atacarme pero Bobby le cogió entre sus brazos - Sam es él, yo también he pasado por esto pero es él - dijo mi viejo amigo por lo que Sam se calmó.

Dean: ¿tú has hecho esto? - Sam se sentó a los pies de la cama, quería respuestas, no había ido al infierno para que al volver enterarme que Sam había vendido su alma.

Sam: ¿creeís que he hecho un trato?.

Bobby: eso pensamos - ante la respuesta del viejo Bobby Sam bufó molesto.

Sam: pues no es así.

Dean: no mientas Sam - Sam se levantó y se acercó a mi poco a poco.

Sam: no te estoy mintiendo, lo intenté Dean, intenté abrir las puertas del infierno, hacer tratos con demonios pero nadie quería hablar conmigo, ya me hubiese gustado yo el que fuera al infierno y no tú.

Bobby que estaba apoyado en la ventana volvió a hablar - ¿sabes algo de Gwendal?.

Sam negó con la cabeza - no la encontré por ninguna parte.

Dean: ¿la dejastes marchar?, te dije que cuidaras de ella Sam.

Sam: tú no estabas pero ella casi muere esa noche, estuve a punto de enterrarla a ella también pero desapareció, tanto Bobby como yo intentamos encontrarla Dean.

Bobby: la encontraremos pero ahora que sabemos que el alma de Sam está a salvo debemos de saber quién te sacó del infierno y el porqué - asentí junto con Sam, por lo que salimos de aquel motel.

Encontramos a una vidente amiga de Bobby, nos dió un nombre, Castiel. No sabíamos quién era o más bien qué era y eso me asustaba, fuí junto con Sam a la cafetería que había en el pueblo hasta que nos encontramos a unos cuántos demonios en ella, estaban asustados de ese algo que queríamos encontrar.

Pasaron las horas y no sabíamos nada, por lo que con la excasa información que teníamos me fui con Bobby aún viejo almacén que nos serviría de lugar de encuentro con aquel ser que se hacía llamar Castiel. Necesitaba saber cómo había salido de aquel caluroso lugar, sólo dentro de mi cabeza pensaba aparte de aquel ser, era el encontrar a Gwendal con vida, pero aún así presenciaba en mi pecho un aviso de que mi preciosa pelirroja se encontraba viva en algún lugar.

-Punto de vista de Gwendal-

Desde las afueras de la cafetería fijé mi mirada en Sam y en Ruby, aunque cambiase de cuerpo podría notar su aura demoníaca a kilómetros, me gustaba más cuando era rubia.

Había estado siguiendo al menor de los Winchester desde que me llevó a casa de Bobby para curarme, sabía que necesitaba ayuda y llamé con un susurro a Castiel, curó mis heridas y a los pocos días hice que sacara a Dean del infierno, no sabía lo que quería Castiel de él pero los dos los necesitábamos.

Aquella noche hacía frio por lo que cerré la cremallera de mi chaqueta, no me fijé bastante en la cafetería hasta que vi como Sam alzaba su puño, aquel gesto me resultó raro en él hasta que aquella chica que había sido poseída le salía un raro humo negro por la boca.

Sam había estado utilizando sus poderes demoniacos y Ruby le había ayudado, Dean se molestaría si supiese la verdad, ya que su hermano pequeño había estado mintiéndole.
Ruby era una zorra sabía que no podía confiar en ella, pero todavía no sabía para qué quería a Sam, ¿de qué le serviría los poderes del más pequeño de los Winchester?.

Como si de un zumbido de abejas fuese escuché la llamada de Castiel, ayudar a los ángeles no era un gran propósito para mí. ¿Pero que podía hacer?, Castiel me había salvado y curado mis heridas cuando Dean no estuvo y me apoyó, aunque hablar con él sería como hablar con una pared.

¿Le tenía cariño aún ángel?, negué con la cabeza cuando la voz de Castiel inundó mi cabeza, Dean y Bobby le habían llamado y buscado.
Desaparecí en la fría noche de aquel pueblo hasta que llegué a un viejo almacén que se encontraba devastado por las termitas y el moho verde de la humedad, a las afueras de aquel lugar aprecié el Impala por lo que una sonrisa llenó mis labios. Dean había vuelto, y aquella vez no se iría jamás.

Castiel: llegas tarde - pegué un salto del susto, que hizo de moverme de mi sitio y dirigí mi mano derecha a mi corazón.
Gwendal: Castiel te dije que no me asustaras así, que aunque sea un demonio soy una persona al final de cuentas - ladeaba su cabeza como si de un cachorro fuese, como sino me no me entendiese.
Castiel: eres un demonio Gwendal, no lo olvides.

Gwendal: iris in dimini Gwindil, ni li ilvidis - le imitaba con sorna moviendo mis labios de forma burlesca.
Castiel: nunca aprenderé el humor de los humanos - resoplé cansada dejando que los mechones del flequillo se moviesen.
Gwendal: al que nunca entenderé es a tí.

Castiel me hizo de callar alzando su mano - tengo que entrar ya - rodeé mis ojos para así ponerlos en blanco.
Gwendal: si para tener tu entrada triunfal - abrió las puertas y entró dentro, pegué mi oreja a la puerta y no escuché nada por lo que la reunión debía de estar saliendo bien.

Al poco escuché disparos por lo que entré abriendo las puertas de golpe - ¿pero que narices está ocurriendo aquí? - al fondo de aquel almacén se encontraban Dean y Bobby enfundando una escopeta cada uno.

Castiel: me han disparado - señaló a los dos cazadores y me dirigí hacia Bobby primero y le abracé efusivamente.
Bobby: estás bien pequeña - me sonrió cuando terminó de abrazarme.
Gwendal: que alegría de volver a verte viejo amigo.

Dean: ¿a mi no me das la bienvenida? - me acerqué lentamente a él y uní mis manos con las de él.
Gwendal: Winchester has vuelto - le solté una sonrisa boba y solté sus manos para abrazarle.
Dean: nadie puede con Dean Winchester - aquel calor que pensaba que había perdido había vuelto, noté como apoyaba su barbilla en mi cabeza y me besó después la coronilla.

Nos separamos cuando Castiel puso los dedos en la frente de Bobby y este cayó al suelo, Dean al ver la acción de Castiel me protegió poniéndome detrás de él.
Dean: no te muevas Gwen, yo te protejeré - alzó su escopeta para volver a disparar pero Castiel se la tiró al suelo.

Dean: ¿Qué has hecho con Bobby? - el cuerpo de Bobby se encontraba dormido en el suelo, su respiración era lenta y pausada.
Castiel: no está muerto si es lo que te importa - se acercó a nosotros lo bastante para que Dean sacara el cuchillo matademonios y se lo clavó.
Miró al ángel de forma confusa cuando este no murió - Dean eso no funcionará con él - se giró sobre sus pasos para mirarme.

Dean: ¿Qué está pasando aquí Gwendal?.
Gwendal: Castiel es un ángel del señor.
Dean me miró como si me hubiese crecido una segunda cabeza - eso no es verdad, eso no existe.
Castiel: pues ya ves que sí qué existimos Dean.
Dean: ¿tú me salvaste? - Castiel asintió con la cabeza mientras nos miraba a los dos.

Dean: no puede ser verdad, ¿porqué yo?.
Castiel: ella me lo pidió - mi plumífero amigo me señaló con el dedo.
Castiel lentamente se acercó a Dean - y también Dios tiene un trabajo para tí Dean - Dean se quedó mudo ante sus palabras y Castiel finalizando nuestra reunión por lo que se esfumó.

Me apoyé en la mesa que habían utilizado para el ritual y me saqué un cigarro para fumarlo, el humo como tantas veces entró en mis pulmones y solté un pequeña risa ante la confusión de Dean - pensarás que es mentira pero es verdad, conocí a Castiel el día que Azazel me secuestró y me torturó.

Dean se posicionó delante de mí, estaba tan guapo como hace cuatro meses atrás - sigue - me ordenó con aquella voz que tan rasgada que tanto me gustaba.
Gwendal: no me dijo mucho sólo que debía de salvarte del infierno pero no llegué a tiempo, entonces cuando estaba a punto de morir aquella noche por los perros del infierno, le recé y me curó las heridas y le pedí que te salvara.

Dean: ¿porqué yo, Gwendal?.
Gwendal: ¿todavía lo preguntas?, porque estuve desesperada sin tí durante estos meses, no podía creer que estuvieses en el infierno, necesitaba salvarte a toda costa. Porque eres alguien muy importante para mí Dean y no puedo evitar pensar en ti todos los días - se acercó a mi y me acarició una de mis mejillas con sus dedos ásperos, luego su dedo pulgar acarició suavemente mis labios.

Dean: te he extrañado tanto Gwen - miré intencionadamente sus labios, tan gruesos y apetitosos que me invitaban a besarle, pero mis sentimientos estaban apagados en aquellos momentos, no sentía nada por él. El sonido de Bobby levantándose alejó a Dean de mi por lo que el viejo cazador nos miró a los dos - tenemos que encontrar a Sam chicos e irnos este sitio es muy peligroso - bajé de la mesa y les sonreí.

Gwendal: me alegra de volver a estar en casa - sonreí a los dos cazadores y les ayudé a recoger para irnos los tres a buscar a Sam.

-Fin del capítulo-


Para este capítulo un poco de humor del bueno, amo Pinterest encuentras tesoros escondidos.

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