
Capítulo 15
-Punto de vista de Dean-
Con las manos firmes en el volante miraba con tranquilidad la dirección de la carretera dónde nos encontrábamos, era un caso bastante fácil a mi parecer eran muertes dónde las víctimas morían de forma desconocida sin mucha sangre de por medio. Miré al asiento dónde se encontraba Gwendal dormida, su respiración era calmada y lenta señal de que se encontraba en la fase de sueño no -REM.
Sam me miraba desde el asiento del copiloto - ¿Qué pasó en la fiesta, Dean? - no obtuvo respuesta por mi parte, porque yo tampoco sabía que pasaba por mi cabeza. Mis pensamientos en aquellos momentos eran un gran ovillo de sensaciones nuevas para mi, nunca había pensado en que me gustara alguien, más bien mi trabajo no me lo permitía, pero en este caso Gwendal era una cazadora más alguien de la familia, pero el daño al haberme traicionado no era comparado con haber vendido mi alma.
Daría su vida y hasta ese entonces su alma por Sam pero Gwendal era diferente, era lista, preciosa, sus chistes eran malísimos pero sacaban una sonrisa cuando los escuchabs, y sobre todo besaba de miedo. Todavía no se le iba aquel calor que desprendieron el roce de los labios de ella con los de él cuando con un Sam muy borracho hicieron aquel trío.
Como se decía en la película el rey león: "Había que dejar el pasado atrás", y aquello Sam lo había olvidado sería como una historia más de sus ligues pero las palabras de Gwendal seguían en su mente, tatuadas a fuego como si él fuese un toro.
Sam: Dean, ¿me quieres responder? - me mordí el labio inferior pensativo por lo que estaba pensando, no era de sacar sus sentimientos a la luz, eso se lo dejaba a Sam, él era la chica de los dos.
Dean: me dijo que yo le gustaba - la cara de Sam fue un cúmulo de gestos, pasó de la duda sin saber que decir hasta que sus labios se agrandaron en una sonrisa y a continuación me dió una palmada en la espalda - ya era hora hermano, ¿cuánto tiempo te ha costado, no sé cómo 3 años y medio?.
Dean: no es tan fácil Sam - Sam se removió en su asiento inquieto - ella nos traicionó, es un demonio un ser al que cazar.
Sam: Dean, Gwendal es de la familia te guste o no, ella a dado su vida por nosotros, no asesina a personas porque quiere ayudar, es una cazadora y ella te quiere, tú mismo me lo has dicho, y dentro de ti se que también te gusta - miré a Sam por un segundo y este me alzó las cejas, gesto que provocará una pequeña sonrisa en los labios.
El cartel con letras de neón de color rojo nos daba la bienvenida a ese nuevo pueblo se encontraba en la entrada por lo que a los pocos kilómetros apareció el motel dónde iba a estacionar a Baby.
El motor se apagó en cuanto paré el coche y me dirigí hacia la parte trasera del coche y cogí en brazos a Gwendal.
Ella murmuraba en sueños, acto que siempre hacía cuando se encontraba inquieta o algo la pertubaba, se agarró a mi camisa de franela y miré a Sam - no digas nada - Sam alzó las manos en señal de defensa.
Sam: mis labios están sellados hermano - cogió el macuto de las armas y la mochila con el portátil, al llegar a recepción pedimos dos camas, y llegamos a la habitación, postrando a Gwendal sobre las sábanas de aquella habitación.
Sam: descansemos, mañana tenemos trabajo - asentí con la cabeza y me metí con Gwendal en la cama justo después de haberme quitado la cazadora de cuero y me había puesto un pantalón de chándal.
Era una sensación cálida, Gwendal estaba apoyada en su pecho y acariciando sus rojizos mechones de pelo me quedé dormido, por primera vez en mucho tiempo las pesadillas no aparecieron.
-Punto de vista de Gwendal-
La luz del sol me cegó en cuanto abrí los ojos, me encontraba en una cama de motel por lo que uno de los dos Winchester me tuvo que coger a cuestas, me levanté me encontraba sola y era raro, no estaba Sam como de costumbre con el portátil entre sus piernas tumbado en la cama o Dean llendo a por el desayuno como hacía cada mañana.
Noté una hoja de papel encima de la mesita de noche por lo que la leí, habían ido a la morgue y a mirar la escena del crimen, que con lo que supieran me llamarían al móvil. Resoplé ofuscada por lo que me estiré cuál gato notando como mis huesos crujían y cogiendo una muda de ropa me metí en la ducha.
No tardé mucho en enjabonar y aclarar mi pelo y cuerpo por lo que salí con una toalla solamente como si de un crack fuese Castiel se encontraba enfrente de mi - joder Cass que susto me has dado - me coloqué mejor la toalla que cubría sólamente mi cuerpo desnudo - que pasa, ¿que los ángeles no saben llamar a las puertas?, te voy a poner un cascabel como a los gatos - Cass me miraba sin saber que decir mientras me miraba de arriba abajo.
Cass: mi conocimiento sobre los atuendos humanos es un poco escaso pero eso que llevas no es apto para salir a la calle - mis mejillas comenzaron a ruborizarse por lo que le tiré el cojín más cercana a su cara.
Gwendal: pervertido, me estaba bañando - cerré la puerta del baño delante de sus ojos azules y me vestí, al salir todavía estaba de pie en medio de la sala, como si de una estatua fuese.
Cass: necesito decirte que debes de ayudar a Dean, él no debe de ir al infierno - me senté a los pies de la cama dónde había dormido y me puse las botas militares color marrón.
Gwendal: necesito una explicación Cass, sabes perfectamente que los tratos con los demonios no tienen cambio, no puedo hacer nada y aunque me duela decirlo alguien o algo quiere el alma de Dean ahí abajo - el ángel me miraba entre cansado y cabreado.
Cass: no es el momento todavía para explicaciones Gwendal, necesito que lo hagas y punto - con un pestañeo el plumífero desapareció delante de mis ojos. Cogí mi chaqueta de cuero, el tabaco y las llaves de la habitación, si los Winchester no estaban debía de hacer mi estudio de campo yo sola, si la montaña no iba a Mahoma, Mahoma iría a la montaña.
Con las indicaciones de la gente del pueblo me acerqué a la plaza central dónde había una pequeña cafetería, al entrar los transeúntes giraron su cabeza para mirarme, gané algún que otro cotilleo al ser nueva en el pueblo. Me acerqué al mostrador y un chico de pelo rubio y con rizos, ojos marrones y pecas en las mejillas me atendió - me gustaría tomar un café con leche - le sonreí a mi izquierda había un gran trozo de tarta de arándanos metida en un pequeño mostrador de tartas - un trozo de esta por favor - al terminar mi pedido pagué sacando un par de billetes de mi bolsillo.
Gwendal: perdona, es que soy nueva en el pueblo y he oído que han matado a alguien, ¿es cierto? - aquel chico de cuyo nombre no me acordaré jamás sino fuese por la etiqueta de su nombre en el uniforme me contestó - si es verdad, le faltaban los dientes y murió desangrada, se cree que ha sido su marido quién la mató - con un gracias en los labios me marché hasta que llegué a una pequeña tienda que llamó mi atención.
La fachada era entre verde y azul clarito y hecha de tablones de madera, tenía dos grandes ventanales de color blanco de forma rectangular y la puerta era de un color rojo burdeos, por la oscuridad del interior no pude fijarme bien del interior, encima de la fachada una luz de neón de color blanco con letras en dorado y negro ponía: "Lady Gold Prawnbroker & Antiquities Dealer". La puerta chocó con una campanilla dejando que la dueña de aquel local apareciese detrás del mostrador.
Lady: bienvenida a la tienda, soy Lady Gold, ¿que puedo ofrecerle? - la tienda se dividía en dos estancías, la primera era la tienda principal llena de escaparates con cristales transparentes que enseñaba los productos, desde un barco de gran tamaño dentro de una pecera rectangular, una casa de muñecas y hasta tenía una estantería con frascos que parecían, ¿pociones?, de lo poco que me fijé que la otra parte de la tienda era el almacén.
Gwendal: solo miraba su tienda, la verdad que es preciosa - aquella mujer de ojos rasgados, labios de color de rojo pasión y su pelo tan negro como el azabache me sonrió.
Lady: una chica tan guapa como tú debería de tener un amor - me giré hacia ella, sin saber que decir.
Gwendal: no señora no lo tengo - salió del escaparate y se dirigió hacia mi me encontraba a la defensa aquella mujer no me daba buena espina por lo que tenía preparada mi mano derecha en mi cinturón dónde se encontraba mi sais, pero me confundió cuando me la cogió.
Lady: si querida aquí lo veo, un amor puro pero que bárbaro tendrás muchos obstáculos en el camino, te dolerá y mucho, él parece que no confía mucho en ti por algo que hicistes en el pasado - me sonrió mientras sus ojos miraron los míos - pero tengo la solución a tu problema querida - me puso un mechón de pelo detrás de mi oreja y se volvió detrás del mostrador.
Con sus largos dedos sacó un frasco de debajo del mostrador, aquel líquido era de un azul muy brillante - querida se que a lo mejor le cuesta creerlo pero no soy una bruja como tu piensas, soy una curandera y una muy buena por cierto - mi cara era un poema en aquellos momentos, acaso ¿tenía tatuado la palabra cazadora en la frente?.
Gwendal: si no es una bruja, ¿porqué me ayuda? - relajé mis hombros ante su presencia, y aquella mujer se apoyó sus codos en el mostrador - me gusta ayudar a la gente querida, a las personas que han sufrido mucho y tú preciosa necesitas un golpe de magia para olvidar - su comentario me dejó con la duda, ya que la magia daba igual si era la blanca como negra tenía un precio, nada era gratis.
Gwendal: ¿que gana a cambio? ¿y que hace esa poción?.
Lady cogió la botella entre sus dedos - esto querida es la poción de la memoria o poción del olvido como quieras llamarlo, elige los recuerdos de aquella persona y los borra al instante, ¿querida quieres olvidar a aquel hombre que te está haciendo tanto daño? - sus ojos me ahogaron como si de un pozo de alquitrán fuese - y bueno también querida como habrás comprobado, necesito tu protección esta ciudad está infectada de brujas y quieren poder da igual de quién lo consigan, y me buscan a mí, entonces qué, ¿aceptas el trato? - alzó su mano y dubitativa se la miré, pero entonces como si de un rayo fuese acepté el trato entrelazando su mano con la mía.
Lady me soltó de la mano - ¿que tengo que hacer? - puso uno de sus dedos en mis labios y me hizo de callar, con la otra mano cogió una preciosa y frágil taza de porcelona, era blanca con motivos decorativos azules y con un gesto de sus manos la taza se llenó de un templado té, con gran agilidad vertió el líquido azul en la bebida y me tendió la taza.
Con las manos temblorosas bebí la poción del tirón, y por un momento los recuerdos de Dean besándome y abrazándome desaparecieron, las ganas de estar con él se esfumaron al igual que la culpa que tenía por haberlos traicionado - la espero en el motel a las afueras de la ciudad, no falte, en cuanto encuentre a los Winchester se lo diré, necesitará la ayuda de los tres - con un gesto de mi cabeza me despedí de ella y salí de la tienda.
-Fin del capítulo-
Hola mis queridas seguidoras, aquí está nuevo capítulo, espero que os guste y que nuestro querido Chuck nos tenga en su gloria.
Se despide por hoy, vuestra profeta de Chuck.
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