𝟬𝟬𝟲 the pale skin debate
CAPÍTULO SEIS:
el debate de la tez clara.
—Oye, papá, ¿te gusta más el negro o el azul?—, preguntó Cassadee a su padre a través del teléfono celular mientras sostenía dos remeras frente al espejo, analizándolas.
—Uh, ¿de qué se trata esto, Cass? No se supone que me llames, a no ser que sea por una emergencia.
— ¡Esto es una emergencia, papá! Sólo elige un color.
—Supongo que azul, ¿eso es todo?
Cassadee arrojó la camiseta negra sobre su cama y sonrió, como si su padre pudiera verla.
—Creo que lo es. Gracias por la ayuda, me lo agradecerás luego—, asintió y escuchó el suspiro de su padre.
—Está bien, hija. Te veo luego, te amo.
—También te amo—, contestó la castaña antes de cortar y abandonar la habitación en la que se encontraba, llevando la camiseta azul entre sus manos.
Ya había acabado con su tarea, Charlie seguía trabajando, y Bella estaba en Port Angels con Jessica y Angela, por lo que se podría decir que Cassadee no tenía nada que hacer. Fue entonces cuando recordó las camisetas que prometió que haría y se puso manos a la obra.
Cassadee se sentó en la mesa, con su laptop encendida y Criminal Minds reproduciéndose en su televisión con el volumen bajo. Encontró una foto en la que Charlie y ella estaban en Disneyland y, automáticamente, sonrió al recordar ese día. Ella se encontraba sobre la espalda de Charlie, con sus orejas de Minnie, mientras que Charlie sonreía, algo avergonzado, con sus orejas de Mickey. Sus enormes sonrisas reflejaban lo bien que la estaban pasando. Cassadee agregó "C al cuadrado" en negrita debajo de la foto para, luego, imprimirla en el papel de transferencia. Siguió las instrucciones para que en ambas remeras se pasara la foto. Una vez que terminó, dejó ambas remeras sobre el sofá y se sentó para terminar de mirar el episodio de Criminal Minds.
Cassadee comenzó a escuchar un sonido, dando un salto en su lugar cada vez que lo escuchaba. No podía identificar si provenía de arriba, de la cocina, o de afuera. Al principio, pensó que eran sonidos provenientes de los muebles o de la madera de la casa, pero los sonidos se volvían cada vez más fuertes. En un momento, pareció como que alguien estuviera golpeando una de las paredes del lado de afuera, queriendo asustar a la adolescente. Cassadee estuvo tentada a acercarse, pero decidió no hacerlo. Si alguien iba a matarla, preferiría no acercarse a ese alguien y hacer su trabajo mucho más sencillo. No sería como esos idiotas en las películas de terror.
Cassadee saltó cuando escuchó un fuerte golpe en la puerta. Miró la puerta y junto las cejas, confundida. No esperaba a nadie y tampoco confiaba en que alguien viniera después de que haya oscurecido. Se levantó lentamente y se acercó a la puerta, sin emitir ruido alguno. Miró a través de la rendija para encontrarse con el cabello rubio de su compañero de biología y, debería agregar, crush; Jasper Hale. Suspiró aliviada y abrió la puerta para, luego, cruzar sus brazos por sobre su pecho.
— ¿Cómo sabes dónde vivo?
Jasper rió, sus hoyuelos marcándose aún más al sonreírle a Cassadee.
—Hola a ti también, Cass. Y, para responder a tu pregunta, es una ciudad muy pequeña.
Cassadee le sonrió, sintiendo las mariposas volar en su estómago al observar su hermosa sonrisa.
— ¿A qué debo este placer, Jasper?
—Solo pasaba por aquí y decidí parar a saludarte—, explicó. Sus ojos se desviaron hacia el interior del lugar, checando lo poco que se podía ver desde la puerta —. Estás sola, ¿no?
—Sí—, contestó confundida —. ¿Eras tú el que hacía ruidos afuera?
—No—, negó Jasper, su ceño volviéndose serio —. Pero esa es una de las razones por las que estoy aquí. Alguien estuvo en tu casa.
—Bueno, eso me calma bastante—, Cassadee abrió la puerta un poco más y le hizo una seña a Jasper para que pasara —. Puedes pasar, así hay un testigo de mi muerte.
—No tienes nada de qué preocuparte conmigo aquí—, aseguró el rubio, entrando.
—Un poco presuntuoso, pero está bien—, Cassadee cerró la puerta y se acercó a Jasper. Intencionalmente rozó su brazo con el de él y, aunque tenía su chaqueta puesta, pudo sentir lo dura que era su piel. Ella volvió a sentarse en el sofá, con Jasper justo detrás de ella. Subió sus piernas sobre el sofá y las dobló, casi tocando a Jasper mientras que éste se sentaba a su lado.
—Creo que es tiempo a que te cuente la verdad—, suspiró Jasper. Su rostro seguía serio, mirando a Cassadee a los ojos.
— ¿Sobre la camioneta?
—Sobre todo—, aclaró, sintiendo los nervios crecer por parte de Cassadee —. Estás nerviosa.
—Bueno, no tendría que haber mucho que contar—, señaló la castaña, calmándose de repente sin razón aparente —. No eres un asesino, ¿no?
—No del todo.
— ¿No del todo?—, repitió Cassadee con la ceja alzada, acercando sus piernas a su pecho —. Esa no es la manera de iniciar una conversación.
—Solo voy a decirlo de una vez, sin rodeos—, suspiró una vez más el rubio, antes de mirar a los ojos a Cassadee —. No vives en el mundo en el que crees. Mi familia y yo, somos vampiros—, admitió. Observó a la humana, esperando su reacción ya que sus emociones permanecían calmadas.
Pasó un rato en silencio antes de que Cassadee estornudara, sin importarle si era atractivo o no.
—Vampiros, ¿como en Drácula? Vamos, Jasper, me creo más la historia de la adrenalina—, lo miró, buscando un signo que delatara que estaba bromeando —. Espera, ¿hablas en serio?—, balbuceó después de un momento —. Pero no tienes colmillos, y puedes salir en el día.
La seriedad de Jasper se esfumó, y fue reemplazada por una sonrisa. Sus hoyuelos provocaron que Cassadee escondiera su rostro detrás de sus rodillas, para que el vampiro no notara su sonrojo ni la sonrisa que provocaba en ella. Quiso ocultarse completamente cuando sintió las mariposas en su estómago.
—No todo el folclore es verdadero, Cass. A pesar de la sangre, todo lo demás es diferente.
—No olvides ser increíblemente atractivo—, murmuró Cassadee contra sus rodillas. Se enderezó y cruzó sus piernas, dejando de cubrir su rostro cuando se sintió más calmada —. ¿Tú eres el que está haciendo eso?
— ¿Cómo lo sabes?—, inquirió Jasper, y una sonrisa creció en su rostro.
Cassadee rodó los ojos —. No soy estúpida. Siempre que estoy cerca tuyo, me pongo nerviosa y, segundos después, me calmo mágicamente. Sé que no soy yo.
—Algunos vampiros tenemos habilidades especiales. Yo puedo manipular las emociones, Alice puede ver el futuro, y Edward lee las mentes.
—Si puedes manipular las emociones, ¿cómo sé que no eres tú el que me hace poner nerviosa cerca de ti?—, cuestionó Cassadee con una ceja alzada —. Nunca me sentí así con alguien, nunca.
Jasper negó y pasó sus dedos a través de su cabello —. No fui yo. Al principio, iba a hacerte sentir repulsión hacia mi persona, así podríamos evitar todo esto. Es muy peligroso para ambos involucrarnos de esta manera.
— ¿Cómo supiste que esto sucedería?
—Alice te vio venir. La ignoré desde el momento en que empezó a decir que éramos la pareja perfecta y que estábamos destinados a estar juntos. Normalmente ignoro a los humanos y solo interactúo con ellos cuando es necesario. Pero luego, te vi. Tan libre y feliz... aunque estoy seguro que se debía a que volviste a ver a Charlie. Pero aún así, quise mantenerme al margen, pero no pude.
—El destino funciona en maneras misteriosas—, murmuró Cassadee, más para ella que para Jasper —. ¿Por qué me dices todo esto si no quieres que pase algo entre nosotros?
—Te estoy contando esto para que tú puedas ver por ti misma lo peligroso que es esto para nosotros. Quiero estar contigo, pero no puede pasar. Mi familia se alimenta de sangre animal, pero yo soy el más reciente en unirse. Es difícil estar tan cerca de ti y no drenarte completamente. Eres como una muñeca de porcelana. Podría abrazarte y matarte, sin siquiera intentarlo—, explicó, sus ojos nunca abandonando los de Cassadee —. No quiero que salgas herida, especialmente a causa mía.
—No vas a lastimarme—, afirmó Cassadee, segura —. Ya lo habrías hecho.
—No significa que no lo haré en el futuro—, negó Jasper.
—Confío en ti—, asintió Cassadee, sonriendo —. Te preocupas lo suficiente como para evitar que una camioneta me aplaste.
— ¿Cómo sabes que no fue para no exponerme a mí mismo?
—Solo lo sé. Llámalo intuición o lo que sea, pero lo sé—, después de una pausa, agregó —. ¿Por qué no fuiste a la escuela hoy?
Jasper hizo una mueca antes de reír —. No podemos ir bajo la luz directa del sol sin exponernos. Nuestra piel brilla bajo los rayos del sol.
Cassadee intentó esconder su risa con su mano, aunque sin mucho éxito —. Entonces, ¿brillas como un diamante?
Jasper sonrió ante el humor de la chica, sonaba como música para sus oídos —. Supongo que podrías decir eso. Debería irme, tu hermana y tu padre acaban de llegar—, anunció, se levantó del sofá y le sonrió —. Te veo en clases, Cass—, y con eso, desapareció en un parpadeo.
— ¿No estabas con Jessica y Angela?—, preguntó Cassadee a su melliza cuando ingresó, seguida de un Charlie melancólico —. ¿Qué sucede?
—Waylon falleció en un ataque animal—, informó Charlie a su hija mientras que Bella subía las escaleras. Cassadee se levantó de su lugar y abrazó a su padre.
—Lo siento tanto, papá—, lamentó, intentando demostrar toda la pena que sentía en un gesto tan simple como un abrazo.
—Lo conocí por treinta años—, vaciló Charlie, distraído a causa de la información que había recibido hace unos momentos. Él rodeó los hombros de Cassadee con sus brazos y la apretó antes de soltarla y llevar su mano dentro de su bolsillo para sacar un spray de pimienta —. Quiero que tengas esto.
— ¿Es realmente--?
—Me haría sentir mejor—, interrumpió Charlie, haciendo que Cassadee se callara y tomara la lata.
—Hice tu remera de C al cuadrado—, anunció Cassadee después de un rato en silencio, intentando hacer sentir mejor a su padre, aunque supo que no lo logró ni un poco.
—Gracias, hija—, agradeció después de tomar la remera —. Solo iré a acostarme—, agregó antes de darse la vuelta y subir las escaleras.
Cassadee suspiró mientras apagaba el televisor. Tomó su remera antes de apagar las luces y subió las escaleras, dirigiéndose a la habitación de su hermana.
— ¿Te dio spray de pimienta también?—, inquirió Cassadee y Bella alzó la lata en respuesta, sin siquiera desviar los ojos de su computadora —. ¿Qué estás mirando?—, se acercó para observar varias páginas hablando de "los fríos".
Sus nervios se dispararon en cuanto la idea de Bella involucrándose en el mundo de los vampiros cruzó su mente. Estaba bien con arriesgar su vida, pero no aceptaría que su hermana también lo hiciera. Bella cerró su laptop y miró a su hermana —. ¿No tienes nada más que hacer?
—Aparentemente, tengo menos que hacer que tú. ¿Realmente crees esa leyenda que nos contó Jacob?
Bella hizo una pausa, pensando en si debería compartir con su hermana sus sospechas sobre los Cullen.
—Tienes que prometerme que no se lo contarás a nadie—, suspiró Bella, y pasó sus manos a través de su cabello antes de darse la vuelta y volver a abrir su laptop —. ¿Qué si no es solo una leyenda?
—Entonces, realmente sería un pedazo de jamón—, repitió Cassadee la frase que había utilizado el otro día. No quería que Bella se diera cuenta que le ocultaba información. Sabía que era una buena mentirosa. Sin embargo, Bella era su melliza y, de alguna forma, ambas siempre se daban cuenta cuando la otra quería ocultar algo o le sucedía algo.
— ¡Piénsalo, Cass! No es humanamente posible que Jasper pudiera detener esa camioneta. Además, salió sin ningún rasguño. Y, no sé si Jasper también, pero Edward siempre está congelado.
—Espera—, Cassadee levantó una mano —. ¿Cuándo estuviste con Edward?
—Más temprano—, declaró Bella y continúo al ver la mirada de su hermana —. Fui a una librería y, para hacer la historia corta, Edward me salvó de ser violada.
—Oh—, balbuceó Cassadee, el shock notable en su rostro —. Bueno entonces, supongo que no es tan idiota.
—Oh, y me dijo que puede leer mentes.
—Huh—, asintió Cassadee —. ¿Puede leer la mía?
—Las nuestras son las únicas que no es capaz de leer.
—Eso es reconfortante.
—Y Jacob los llama caras pálidas.
—Eso no significa nada—, negó Cassadee, observándo a su hermana —. Tú eres tan pálida como ellos.
—No, no lo soy—, se defendió Bella. Cassadee emitió un ruido en muestra de desacuerdo.
—Casi, sí.
—No.
—Es debatible.
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