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Capítulo 3

Damien tomó un largo suspiro y se dejó caer en su cama después de poner a cargar su celular. Este día había sido cansado, molesto y totalmente fuera de lo común.

Ese tema de Grayson había estado dando vueltas en su cabeza una y otra vez sin control. Había sido una situación tan irreal, como una comedia para nada graciosa. El día anterior había preferido saltarse todas las clases para no tener que verlo.

Las razones de sus amigos para sugerir una “venganza” se podrían decir que eran válidas en cierto punto: esos tipos eran un dolor constante. Damien no era del tipo sentimental, lejos de eso. A él poco le importaban los sentimientos de los demás.

Pero había algo en el plan de jugar con los sentimientos de ese chico que no le agradaba. Era un poco demasiado malvado para su gusto. Julien Grayson no les había hecho nada, y tomarlo como chivo expiatorio se sentía como una idea terrible. Además, él no estaba interesado en tener ninguna relación, y menos con un hombre.

Las relaciones amorosas eran una completa pérdida de tiempo. No le veía ningún beneficio al tener una persona pegada a él, tener que salir, escribirse, estar atento a lo que le gusta o no, a sus necesidades emocionales.

Tener responsabilidad afectiva hacia esa persona.

¡Damien odiaba las demostraciones de afecto! Incluso con sus amigos trataba de mantenerlos fuera de su espacio personal. Lo llamaban amargado muchas veces por no participar en sus juegos.

Damien puso un brazo sobre sus ojos, llegando a una conclusión: no lo haría. No le importaba cuánto se enojaran o hicieran berrinches Hunter, Chase y Nolan, él no se prestaría para enamorar a Grayson y luego romperle el corazón.

Mañana iría al instituto y le aclararía las cosas al chico. Era mejor cortar todo de raíz para que no se formaran malos entendidos. No quería lidiar más de lo necesario con ese asunto.

Además, tenía muchas dudas respecto a todo esto. ¿Por qué un chico como Julien Grayson, presidente del consejo estudiantil, con excelentes notas y amado por todos, querría salir con un mediocre y fracasado como él?

No había nada de lógica en lo que estaba pasando. A menos que Julien también quisiera burlarse de él. Ya qué más daba, su decisión estaba tomada, así que se durmió.

                                ♥️

Con su enmarañado cabello apenas peinado por sus dedos como de costumbre, sus tenis algo sucios, un jean roto, un suéter negro y una chaqueta del mismo color, Damien entró al instituto. Su adormilada mente estaba en blanco; despertaba así todas las mañanas. Con la mirada en el piso, parecía un zombie arrastrando los pies. No tenía ni la más remota idea de por qué había llegado tan temprano a clases.

Y empezó a arrepentirse desde el instante en que levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de cierto chico de cabello castaño que lo saludó agitando su mano con efusividad.

Julien Grayson, mostrándole una radiante sonrisa, parecía estarlo esperando. Los amigos del chico miraban a Damien con desprecio, pero él no les prestó mucha atención.

—Hola, Damien —le saludó con emoción. Sus ojos parecían brillar cuando estuvo lo suficientemente cerca.

Damien se rascó la cabeza. Por un momento, se le había pasado por alto este asunto. Entre más rápido aclarara las cosas con Grayson, sería mejor.

Respiró hondo y luego carraspeó con incomodidad. Tenía que hacer esto rápido y listo.

—Hola, quiero hablar contigo antes de clases.

Julien asintió con una sonrisa encantadora y, de manera tímida, tomó la mano de Damien.

Damien se tensó de inmediato. Su primer reflejo fue soltarse; nunca había caminado tomando la mano de alguien en público, y menos la de un chico. Pero el agarre de Julien era más fuerte de lo que pensaba.

Bien, solo esta vez, pensó con resignación.

Caminaron por el pasillo bajo las miradas y escrutinio de todos. Algunos con la boca abierta, otros susurraban comentarios llenos de asombro. Nadie podía creer que el presidente del consejo estudiantil caminara sonriendo de la mano de Damien Keller, quien era, por mucho, uno de los peores estudiantes de la escuela.

Por supuesto, para Damien se sentía jodidamente surrealista. Odiaba llamar la atención, y que todos lo observaran era incómodo y engorroso.

Damien miró de reojo y vio a sus tres amigos recostados en los casilleros, tratando de no reír. Tontos. Después de hablar con Grayson, Damien los golpearía.

Salieron al patio y se dirigieron al árbol que Damien solía usar para dormir. Al fin Julien le soltó la mano. Damien no tenía ni idea de cómo empezar a hablar.

Esto era, por mucho, la situación más surrealista e incómoda en sus 18 años de vida.

—Grayson…

—Jules —Julien se mordió el labio inferior, dejando claro que estaba hecho un manojo de nervios—. Todos me llaman así. Estamos juntos, puedes hacerlo también.

Damien lo miró, sintiéndose un maldito por lo que iba a hacer. Pero era lo mejor.

—Bien. Tengo que decirte…

—¡Espera! —Julien lo detuvo—. ¿Puedo decirte algo primero? Es que, si no lo hago… —Bajó la mirada, con las mejillas sonrojadas.

Damien dudó un momento. No estaba seguro de querer escuchar lo que Julien estaba a punto de decir. Su subconsciente le decía que no era una buena idea, pero al final accedió.

—Está bien, Jules. Te escucho.
Julien cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro, con sus manos temblando, tragó grueso.

—Lo siento, yo… estoy emocionado porque creí que esto nunca pasaría. Es que, Damien, estoy enamorado de ti desde el primer grado y siempre intenté encontrar la manera de decirte lo que siento, pero me daba mucho miedo —confesó—. Jamás pasó por mi cabeza que tú pudieras corresponder mis sentimientos, y ahora no tienes idea de lo feliz que estoy.

Julien sonrió y tomó un respiro antes de continuar —Yo no estaba seguro de si te gustaban o no los chicos, realmente me sorprendió tu carta, y se sintió como si mi sueño se hiciera realidad. Damien, te prometo que seré el mejor novio del mundo —terminó de decir con su voz cargada de emoción y le dio un gran abrazo.

Damien se quedó totalmente inmóvil, tratando de asimilar la información. Sus ojos, abiertos, y tragó grueso, lleno de incredulidad. Si la situación en sí ya era surrealista, esto lo llevaba a otro nivel. ¿Qué carajos acaba de escuchar?

¿Julien Garyson estaba enamorado de él desde el primer grado? ¿Por qué? ¿Qué tenía él de especial? O, ¿cómo mierda pasó? Nunca había hablado con este chico que Damien recordara.

Julien tenía el rostro enterrado en el pecho de Damien y sus brazos alrededor de su cintura, y Damien no tenía idea de cómo reaccionar.

¡Por el diablo y todos sus jodidos demonios!

Damien no sabía qué hacer. Apartarlo y decirle: “Lo siento, yo no soy gay, tú no me gustas, lo del papel en tu cuaderno fue un error por culpa de los tres idiotas que tengo por amigos”.

Damien no pudo corresponder al abrazo; sus brazos se quedaron rígidos a sus costados, intentando hacer funcionar su mente.

En ese instante, Julien levantó su rostro, apenado, con una sonrisa en su rostro —Lo siento, me emocioné un poco —murmuró dulcemente.

Damien lo miró. Los ojos de Julien eran adorables, tenían un brillo especial. Parecía un niño que había encontrado bajo el árbol de Navidad el juguete que estuvo esperando todo el año, con sus mejillas sonrojadas y esa sonrisa tan alegre y radiante.

¡Mierda!

—¿Tú enamorado de mí, desde el primer grado? ¿Es una broma, cierto?

—¡Claro que no! Nunca bromearía con esto —contestó Julien de forma seria.

¿Por qué tenía que pasarle esto precisamente a él?

—¿Estás seguro?

Julien sonrió de forma tierna —Mis sentimientos por ti son reales, lo juro.

Damien tragó saliva—Yo…

—¿Qué me querías decir tú?

Damien estaba seguro de que se odiaría por el resto de su vida por lo que iba a hacer.

Y quiso golpearse a sí mismo cuando las palabras salieron de su boca —Yo solo quería saber… si ¿te gustó lo que decía la carta?

—¡Claro que sí! Eso no lo tienes que preguntar, me encantó, eres muy dulce, Dami.

¿Dami? ¿Qué mierda?

Aún con los brazos rígidos, Damien miró el rostro sonriente de Julien. No era justo, ¿por qué este chico tenía que tener ese aspecto tan ingenuo,  tan adorable?

—Creo que debes ir a clases —le recordó.

—Tú también —respondió— Pero hoy no nos toca juntos —se quejó e hizo un leve puchero.

Damien ni siquiera quería mirarlo—Nos vemos entonces —respondió, intentando apartarse.

—¿Me acompañas a mi salón? —pidió Julien, extendiendo de nuevo su manito.

Damien miró la mano de Julien y el puchero en sus labios. Estaba en jodidos problemas. Si no tenía la capacidad de negarse a las peticiones de este pequeño chico, con un suspiro entrelazó sus dedos con los de Julien.

—Claro —fue lo único que pudo decir.


Hola hermosuras espero que les esté gustando esta historia nos leemos…


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