♡ Novios... ¡Ex- novios! ♡
»❀«
El sol brilla en la inmensidad de esa hermosa tarde de cielo despejado. El aire que arrastra consigo sal y calor, choca con suavidad contra las mejillas rosadas de un hermoso rubio que mira con detenimiento el ir y venir de las olas contra las grandes piedras a pocos metros de distancia de él, dejando esa espuma en cada abrazo fuerte que se dan.
Suspira.
La vista desde ese pequeño acantilado donde yace sentado en una roca plana y un poco rústica, es realmente envidiable; puede apreciar la forma en que el sol se va ocultando poco a poco, tintando el cielo azul de leves colores entre rosas y naranjas. De alguna manera, da la impresión de estar viendo ese hermoso cuadro colorido que observó meses atrás con su novio. Bueno, en este momento no está seguro sigue siendo su novio, ya que haber huido despavorido cuando le propuso matrimonio hace unos días atrás en medio de una hermosa cena, le hace saber que ese sería motivo suficiente para colocarlo en su lista negra y dejar de pensar en él como novio o posible prometido.
Y eso no es lo peor de todo, lo verdaderamente horroroso de la situación es que al día siguiente de la huida del matrimonio, «Su novio» fue hasta su casa para pedirle hablar como personas adultas y él no salió por ser incapaz de verlo a la cara, así que decidió huir esta vez a la casa en la playa que poseen sus padres en Busan.
Sí, posiblemente Kim Taehyung para este momento quizás sea la persona más soltera del mundo y sus galaxias adyacentes.
La soledad de estos tres días que lleva alejados de todo el mundo, le hace sentir completamente destrozado; bien sabía que su estupidez algún día lo haría infeliz, pero para su defensa, él nunca ha sido mucho de pensar en las cosas, todo sale de manera espontánea y por ello es que termina siempre como un cachorrito regañado en todas las esquinas. Su repentina huida sin motivo, lo mantiene llorando cada vez que se sienta a reflexionar sobre sus acciones, sin logrado conciliar por qué se fue de esa cena dejando a su novio tirado y desilusionado.
¿Por qué no pudo aceptar la propuesta de matrimonio? No lo sabe, y eso es lo que más desea descubrir.
En serio se quiere golpear hasta tener en sus manos su cerebro y golpearlo también para que las únicas neuronas que posee fusionen de manera correcta y no lo dejen hacer boberías. Quiere volver, de verdad desea regresar y tirarse en los brazos de ese hombre para restregarse en su pecho como un gato falta de cariño. Pese a eso, no es capaz de presentarse ante él y darle una explicación, porque no hay una explicación que excuse lo que hizo.
Puede experimentar otra vez esa misma sensación de cuando tenía cinco años y no lograba encontrar la diferencia entre la "Y" y "LL", siendo la "Y" su inteligencia y la "LL" su estupidez. Está perdido, seguro su hermoso «novio» ya está en la cama con otra persona olvidándose de él. Seguro está celebrando su huida y que no haya aceptado unir sus vidas en matrimonio. Ante esos pensamientos crueles que sólo llegan para lastimarlo, sus labios pomposos pucherean tiernamente, queriendo arrancarse los cabellos dorados levemente rizados de su cabecita loca que da vueltas y vueltas sin llegar a nada en concreto.
Taehyung a sus veinticuatro años aún no sabe cómo ese hermoso hombre, al cual le echó un refresco extra grande encima hace cuatro años, pudo enamorarse de él de la forma en la que lo hizo.
Porque Kim Taehyung es sinónimo de torpeza.
Exacto, extremadamente torpe, en caso contrario no lo hubiese dejado arrodillado y con el hermoso anillo de oro blanco frente él. Quiso echarle la culpa a la cantidad de personas que le estaban viendo expectantes de su respuesta. Quiso culpar a su propio novio por esas dos semanas antes de la propuesta que lo estaba ignorando, haciéndolo sentir sensible y hormonal. También, que desde hace un mes no lo tocaba y eso alimentó la sospecha de que lo engañaba... Bueno, todavía su cerebro se da ánimos diciendo «Seguro te engaña» utilizando esa excusa para no sentirse mal, pero más allá de eso, él sabe que es mentira.
Porque los orbes oscuros de su novio lo idolatraban con cada mirada que le daba, con cada sonrisa que le regalaba, con cada toque que le brindaba, en toda la atención, y sobre todo, la infinita paciencia que le tuvo los largos años que han estado juntos.
—Soy un estúpido, ¿Verdad?—se pregunta a sí mismo en un murmullo. Sus ojitos cafés se llenan de lágrimas de inmediato por no poder hacer nada con su existencia que cada vez se reduce más a un chico que lo ha perdido todo, y que todos juzgarán al volver—. Odio sentirme así... Lo extraño... Lo extraño mucho. Dios, ¿Por qué...?
—Seguro también te extraña—el susto que recibe al escuchar esa voz a su lado casi lo mata.
El sudor frío comienza a descender un momento después que sus gemelas suben a su garganta, y con un pausado movimiento, gira a su derecha para seguir con los ojos muy amplios al joven de cabello negro que se sienta con confianza a su lado. El pelinegro de camiseta y bermuda, deja escapar un gran suspiro, mientras su cabello se mueve de adelante hacia atrás por la brisa veraniega del lugar, haciendo brillar hermosamente cada una de las hebras que conforman su cabello liso. Sus ojos juguetones echan un vistazo a la inmensidad del mar, para voltear al rubio de expresión asustada.
Sonríe con suavidad, extendiendo su mano a su dirección.
—Jeon Jungkook—dice un momento después.
Taehyung traga ruidosamente, viendo la extremidad frente él lleno de dudas, mayormente por miedo y desconcierto, que por cualquier otra cosa. Sin intenciones de pensar demasiado, estira su mano temblorosamente para tomar la del chico y así poder estrecharla por lo que pareció ser una eternidad. Es solo un simple toque, pero dicho contacto hace que su rostro se torne de color escarlata.
—K-Kim... Kim Taehyung.
Apenas puede mencionar su nombre en un murmullo ahogado, al su voz salir tan fina como un hilo, casi como si hubiese succionado una gran bocada de aire para instantes después hacer una conferencia sin soltarlo en ningún momento. Sus lagrimitas han parado, pero sus ojos aún se ven extremadamente brillosos y llenos de pánico.
—Taehyung...—repite Jungkook sin variar su expresión—, es un lindo nombre—asegura. El rubio quiere decir alguna cosa, sin embargo, parece haber tragado dos kilos de sal. ¿Qué clase de juego es este?—. ¿Por qué lloras? No me digas que lo hermoso del paisaje hizo hacerlo.
Esos profundos ojos negros lo están traspasando, parece que fácilmente puede ver su alma, sus miedos e inseguridades. La timidez lo inunda.
—N-No... No creo que sea de tu incumbencia—responde finalmente.
A pesar de sus palabras toscas, la forma en que las pronunció ha sido suave y en una vocecita que al azabache le parece de lo más tierna. Recuperándose un poco del choque de tener a dicha persona frente él, Taehyung se sienta derecho y en un movimiento rápido limpia lo húmedo que ha quedado en sus mejillas por las lágrimas caídas. Se siente cohibido, más cohibido de lo que pudo estar cuando se hizo pipi a los cinco años en la escuela.
—Oh, tienes razón. Discúlpame. Es que... No es normal ver a una sirena llorando, normalmente cantan y atraen a los hombres a la muerte dulce de sus labios—el labio inferior del rubio tiembla un poco desconcertado.
—No soy una sirena—farfulla.
—Eres tan precioso como una, y viéndote en este lugar—con un gesto suave de su mano señala a su alrededor—, simplemente me pareció lo más natural. Tu hermoso cabello se ve perfecto bajo los rayos del sol, podría pintarte y convertirlo en una gran obra de arte—alaba.
El pelinegro no puede dejar de sonreír por los gestos aniñados del otro, sus muecas y esa forma de abultar el labio de forma inconsciente lo están matando.
«Tierno.»
—T-Tus halagos son bastante malos, ¿Sabías?—dice en cambio, volteándolo a ver con el ceño fruncido y ese mohín en sus mejillas rosas que lo asemejan a un niño malhumorado. Jungkook casi ríe, es lo más lindo que ha visto en su vida; parece un gatito con un cuchillo, un gatito muy muy muyyy tierno—. Son los peores—prosigue quejándose—, no creo que nadie me haya dicho halagos más malos en la vida, ¿No te lo han dicho?
—Quizás alguien lo hizo hace un tiempo—se alza de hombros divertido. Taehyung gira los ojos haciéndose el interesante—. Ah, creo que ha flechado mi corazón—Jungkook lleva ambas manos a su pecho con emoción fingida—. Me gustan los chicos odiosos... Así como tú.
—No soy odioso—se cruza de brazos, con ambas cejas doradas enmarcadas en desinterés—, solo estoy apartado—ahora es Jeon quien le toca alzar una ceja curioso—. Tengo novio, lo siento—responde con simpleza.
—¿Estás seguro?—pregunta en un ronroneo. Dicha cuestión hace que la mandíbula del rubio se desencaje y vaya hasta el suelo sin problema alguno. Sus ojos se tintan tristones y sus brazos que antes estaban cruzados, se estiran en sus costados sin fuerza alguna—, el verte aquí completamente solo, me hizo creer lo contrario...
—Y-Yo... Bueno, quizás... Quizás ya no tenga novio—sus dedos delgados comienzan a jugar con las imperfecciones de la roca donde está sentado.
Sus ojos se cristalizan y siente el impulso desenfrenado de salir corriendo de ese lugar para echarse al mar y morir devorado por un tiburón, ballena o cualquier animal acuático que estuviera por ahí. Incluso, morir a punto de tenazazos de cangrejos sería menos doloroso que aceptar que por su culpa «Su novio» Ya no lo considere «Su novio».
—No te sientas mal—trata de animar un momento después de observar su reacción asustada—, yo creo que tampoco tengo... Así que... Creo que somos dos seres abandonados por sus parejas. Irónico, ¿No?—Taehyung vuelve a juntar sus cejas doradas al oír esas palabras tan despreocupadas.
Con mala cara, lo voltea a ver y nota esa misma sonrisa en sus delgados labios rosados que ha mantenido desde que llegó a ese lugar. Imperturbable. Gruñe.
—No te ves precisamente como si tu novio te hubiese dejado—concluye ácido, tratando de que su voz saliera dura, pero al final suena más como un lamento miserable—. Incluso te ves bastante feliz por ello.
—Quizás lo esté—le guiña un ojo con picardía, alzándose de hombros. El rubio ante el gesto, abre su boca sin poder creer lo descarado de Jungkook en admitir algo así.
—¿Cómo?
—Solo piénsalo, de no ser porque me dejó, no estaría en esta playa conociendo a un hermoso chico de nombre Kim Taehyung que es lo más parecido a una bella sirena. Creo que debería agradecerle cuando lo vuelva a ver.
—Eres... ¡Eres...! ¡Ah!—medio grita fastidiado, colocándose de pie con las más claras intenciones de abandonar el lugar, pero no puede, hay algo en toda esa situación absurda que no lo deja volver a su solitaria casa. Se gira de nuevo hacia el chico, y la indignación crece mucho más al notar aquella sonrisita complacida—. D-Deberías de felicitar a la pobre persona que fue tu novio, no creo que soportar a alguien tan insoportable como tú, haya sido fácil. Seguramente es una persona increíble—dictamina con seguridad.
—Sí, eso no lo puedo negar—le da la razón complaciente—. Es la mejor persona que he conocido en mi vida, hermoso y atento. En cambio tú... ¿Qué dices de tu ex? Por la manera en la que llorabas aquí, puedo deducir que era la peor persona del mundo.
—¡No es cierto! E-Es...—Taehyung tiene que desviar su mirada a otro punto del hermoso lugar, porque la vergüenza que comienza a ser reflejada en sus pomposas mejillas adorables es suficiente para querer morir. Su barriguita comienza a doler debido a los nervios—, también es la mejor persona del mundo; el más lindo caballero, amoroso, él me ama—susurra—. Y no sé si es o no mi ex-novio, te lo dije.
—Deberías preguntarle, ¿No crees?—recomienda rejalado estirando un poco sus extremidades. Todavía se siente completamente resentido del viaje que tuvo que hacer para llegar a ese lugar, y todo por amor—. Creo que no es recomendable dejar relaciones abiertas por ahí, nunca sabes cuando alguien más va a llegar a tu vida—insinúa coqueto—. Por cierto, ¿Puedo llamarte Tae? Es lindo~
—¿Q-Qué?—titubea sorprendido, pisando fuerte en la arena y colocando todo su peso en una sola pierna un poco amargado por lo tremendamente molesto que está siendo el azabache. Él odia los apodos, abreviaciones de su nombre o las insinuaciones de que parezca un niño solo por ser tímido—. Por supuesto que no, mi nombre es Taehyung, solo eso.
—¿Qué te parece entonces TaeTae? Creo que es hermoso—sigue con sus pensamientos, ignorando sus palabras.
Luego de patalear cuan niño mimado haría, Taehyung le da la espalda y comienza andar a su casa, dispuesto a ignorar a ese azabache que solo lo ha logrado desenfocar de la manera más atroz. Su rostro en ese momento es lo más cercano a un arco iris por la cantidad insuperable de emociones que le ahogan y hacen sentir como una bomba de tiempo. Jungkook en cambio, está bastante entretenido de toda esa situación.
—¡Oye!—llama al verlo marcharse sin decir nada más—, habrá una fiesta hoy en el bar de la playa, ¿Me acompañas? No deseo ir solo—invita.
—Lo siento—mira de soslayo—, no estoy interesados en p-person... ¡Personas tontas! ¡Ya dije que tengo novio hasta que se demuestre lo contrario!
—Solo es un trago, no te estoy pidiendo matrimonio—comenta burlesco, logrando que el rubio casi caiga contra la poca arena del lugar de la sorpresa. Jungkook sonríe por la cara pálida que Taehyung le enseña, junto con esos gestos tan expresivos que demuestran que le dolió lo mencionado. Las muecas raras de ese rubio son las más hermosas que ha podido ver en sus 23 años—. Si cambias de opinión o tu novio te deja, estaré a las nueve en el bar esperando por ti... Sirena—asegura.
—¡Que no soy una sirena!
Es lo último que grita antes de correr como niño regañado y volver a su casa que no está muy lejos de ahí.
Al cerrar la puerta tras su espalda y respirar varias veces de forma ruidosa, se permite deslizarse por la madera blanca hasta quedar sentado sobre el suelo demasiado angustiado. Su corazón palpita como loco en sus oídos, nublando sus pensamientos que ni siquiera puede organizar de forma correcta. Parece quedar atrapado nuevamente entre esos dilemas de Y y LL; porque no encuentra la diferencia de una tortura física a esto que está viviendo.
—Oh, rayos...
»❀«
Taehyung se mira una vez más en el espejo un tanto inseguro de verse lo suficientemente bien para la ocasión. Su cabello rubio cae desordenado sobre la piel pálida de su frente que apenas ha sufrido un cambio de color al haber aplicado más bloqueador solar del que quizás necesite. Maquilló un poco sus ojos cafés que no han dejado de brillar desde que vio a Jungkook hace algunas horas atrás, aplicó un poco de bálsamo sabor cereza en sus labios carnosos y por último, colocó en su cuello esa cadenita de oro que tiene un diminuto dije de sirena el cual su novio obsequio hace mucho tiempo.
Examina su ropa con ojo crítico, considerando que quizás ese suéter peludo de color beige, que sin duda en su prenda favorita en el mundo y universo, ya que el mismo posee una capucha de orejitas de gato que le hacen ver más tierno de lo normal cada vez que se lo coloca, sea lo único completamente acertado en el vestuario. Aunque bueno, la bermuda de mezclilla azul pálida va en perfecta armonía con el suéter beige al contrastar de forma suave en sus colores claros. En realidad, no puede quejarse del todo, cree verse a la altura de una fiesta en la playa, al menos eso desea.
Suspira rendido. Toma las llaves de la casa y sale...
En realidad no sale. Ni siquiera es capaz de terminar de recorrer el metro y medio de distancia que separa su cuerpo de la puerta blanca. De un segundo a otro, sus pies comienzan a dar vueltas cuestionándose sus decisiones. Si bien es cierto, Taehyung todavía no se siente preparado de plantarse frente él como si nada hubiese sucedido en su vida... Porque vaya, sí que han pasado cosas. Entonces vuelven esas repentinas ganas de huir, regalándole la mejor salida a sus problemas.
Pero no, esta vez no permitirá que sus miedo estropeado la poco valentía que posee.
Él no merece algo como eso.
...
La seguridad que obtuvo momentos antes de salir de casa, se le fue yendo mediante avanza al lugar indicado en la playa. Más precisamente, al estar como tres metros del local y ver el cumulo de personas ahí, bebiendo y riendo como si no hubiera mañana. A Taehyung no le gustan demasiado ese tipo de cosas, al menos, no estando completamente solo sin la presencia protectora de su novio. Novio. Se le hace imposible el no pucherear y hacer un berrinche interno por su estupidez. ¿Qué debe hacer? ¿Entrar o irse? Ese es el dilema que ocupó su cabeza por los próximos cinco minutos...
Al menos, hasta que pudo visualizar al azabache de gran presencia salir del abarrotado lugar entre risas con una morena de gran belleza. Cabe destacar, que la mujer estaba a su lado, muy a su lado, casi arriba de él de una forma bastante comprometedora. Los ojos de Taehyung se tornan oscuros debido a lo felices y juntos que se ven. Lo odia. Odia con la facilidad que esa mano grande del azabache se posa en esa diminuta cintura sin esfuerzo alguno, o como sus carcajadas brotan con tanta naturalidad.
—Imbécil—masculla el rubio para sí mismo, dejando que su entrecejo se frunza y su estómago salte con claro desagrado de lo que tiene que observar.
El azabache que hasta ese momento se mantiene ajeno a su alrededor por la plácida charla que está llevando con la vieja amiga de su infancia que por casualidad ha encontrado, solo necesita de un leve, demasiado efímero vistazo alrededor, para distinguir entre tantas personas a Taehyung. Sonríe, pero inmediatamente su burbujeante felicidad se vuelve un poco vacilante ante los ojos brillosos que el mayor le muestra. Luego de una fulminante mirada de su parte, se da la media vuelta y emprende su camino entre pasos acelerados hacia lo que cree es su casa.
Jungkook susurra algo hacia la mujer y va detrás del hombre de mejillitas rosadas sin siquiera meditarlo.
—Sirenita, ¿Te vas? Ni siquiera te quedaste un par de minutos—hace notar, yendo metros por detrás. Taehyung no responde, solo continúa su camino con aún más velocidad al sentir las pisadas contrarias cada vez más cerca de él—. Oye...
—¡Deja de seguirme!—quiso sonar tranquilo, sin embargo, su voz sale un poco alterada. ¿Qué decir? Es un chico demasiado sensible—. ¡En serio deja de seguirme, maldición!—pide nuevamente, casi corriendo.
En menos de lo que cree, sale de la pequeña hilera de locales que están dispuestos en la playa para comenzar a transitar el camino de piedra que lo llevará de vuelta a la casa de donde no debió de salir jamás. Ahora la posibilidad de huir no se ve tan mala.
—Espera... Espera—sin siquiera pensarlo, lo toma por el brazo de forma brusca haciendo que su cuerpo gire sobre su propio eje. De inmediato, clava sus ojos negros en el hermoso rostro del rubio que tiene una gran arruga en su frente y ojos acuosos. Su garganta se comprime—. ¿Por qué estás huyendo... Otra vez?
—No estoy huyendo—contradice, soltándose de su agarre haciendo que sus propias piernas trastabillen un poco por lo fuerte de la acción—, simplemente ya no tenía nada que hacer ahí... Aquí—aclara haciendo referencia aquel lugar que lo ha llevado hasta donde está.
—Yo estaba esperando por ti.
—¿En serio?—se ríe incrédulo, mientras niega desconcertado—, desde donde puede ver, tú estabas con una linda chica bastante cómodo—Taehyung endurece su mirada y pasa saliva con dificultad por la rabia que lo comienza a embargar—. Ya deja de jugar, ¿Si?
—No juego, Taehyung—trata de acercarse, pero el mayor se aleja enseguida—. En serio no estoy jugando. Por favor, escúchame.
—¿Adivina qué? ¡No quiero escucharte!.
Sin saber bien qué hace, el rubio pasa por su lado dirigiéndose por el mismo camino que antes había transitado con rumbo al pequeño bar de la playa. Jungkook al notar sus intenciones de volver, se queda un poco desconcertado de sus impulsivos y nada comprensibles actos.
—¿A dónde se supone que vas?—pregunta cansino, comenzando a ir nuevamente tras él—. Tae...
—¡Taehyung para ti, desconocido!—exclama molesto, ganándose un bufido exasperado por parte del azabache que nuevamente lo sigue de muy cerca—. ¿Puedes dejar de seguirme?
—¿Puedes decirme qué pretendes?—responde de vuelta.
—¿Acaso no es obvio? La noche es joven y yo claramente necesito un trago—aparta con molestia varios rizos de su cabello que le dificultan la vista, y siente nuevamente como sus zapatos se hunden en la arena totalmente suelta de esa parte de la playa.
—Eres tan complicado—se queja—. ¿Por qué ahora necesitas un trago? Yo soy el que debería necesitar uno, no, uno es demasiado poco, ¡La botella completa!.
—¿Por qué? ¡Porque estoy soltero!—lo mira por sobre su hombro sin parar de caminar. La sorpresa en Jungkook no se hace esperar ante tal declaración. «Con que soltero, ¿Eh?»—. Necesito celebrar. Eso es lo que hacen las personas solteras... Se emborrachan y van por ahí siendo felices... quizás hasta consiga a un chico lindo que quiera acompañarme—farfulla frustrado.
—Vaya, me encantaría—bromea.
—No hablo de ti, me caes mal y eres completo tonto—insulta, deteniéndose abruptamente unos metros antes del bar para encararlo—. Deja de seguirme y anda vete a superar a tu ex novio con aquella chica de cintura pequeña... Eres... ¡Eres tan molesto!—con un gritito exasperado que salió demasiado aguado, se pierde entre la gente que comienza aglomerarse en el lugar, dejando a Jungkook ahí, con la atención de varias personas que lo miran interesados del claro problema que esos dos se traen.
—No pudo tomar sus medicinas antes de salir de casa, lo siento—justifica a Taehyung con una sonrisa apenada.
Antes de pensarlo demasiado, Jungkook se rasca detrás de la oreja y va en busca del hombre rubio. No es estúpido, jamás lo dejaría solo entre esas personas que poco a poco han ido perdiendo la claridad mental debido al alcohol.
Una vez dentro del bar, pasa por varios individuos que bailan y toman más felices de lo que normalmente estarían, hasta poder dar con él justo al frente de la barra, esperando lo que supone, es un trago. Sin querer alterarlo más, simplemente se recuesta de la pared más cercana para poder cuidarlo desde lejos... Porque rayos, Taehyung es tan hermoso y provocativo como ninguno, solo basta comenzar por esas orejitas de gato que caen hacia atrás en la peluda capucha de su suéter. No puede contener la sonrisa.
«Tan malditamente tierno» piensa entre ronroneos.
Su mirada va un poco más abajo y se detiene en esos glúteos redondos que se puede apreciar gracias a esa bermuda pegada que marca demasiado bien sus muslos carnosos, y definidos que sabe logró con mucho ejercicio. Definitivamente es la mejor mezcla del universo: tierno, pero sin dejar de ser tan obscenamente sexy.
Su sonrisa se borra dramáticamente cuando un tipo de aspecto un tanto tambaleante se acerca a Taehyung, y acaricia su espalda baja asustándolo en el acto por lo repentino de la acción. El rubio que apenas ha dado un trago a su batido de piña, sin alcohol, salta asustado ante el toque abusivo que percibe. Su pulso se acelera, y el miedo comienza a nacer como los reproches de haber sido demasiado impulsivo al volver a ese lugar.
—Hola lindo gatito—lo saluda el tipo con una sonrisa amplia, clavando con demasiada fuerza sus dedos en su piel, acercándolo contra su nada agradable cuerpo. Taehyung quiere gritar—. ¿Quieres un trago un poco más fuerte? Desde que te vi entrar, supe que podríamos divertirnos durante un par de horas—insinúa, con su asqueroso olor a cerveza brotar.
—S-Suéltame...
—Oye imbécil, te recomiendo que no lo toques—sisea en voz filosa Jungkook, al llegar al sitio entre grandes zancadas. De la forma más brusca que podría, aparta la mano del hombre que tocaba a Taehyung y lo empuja con potencia desmedida, haciendo que choque con algunas personas detrás—. Mejor lárgate si no quieres que tumbe tus jodidos dientes con solo un golpe—advierte, siendo casi imposible el controlar las ganas de irse sobre él.
Taehyung se interpone de inmediato, abrazando el torso de Jungkook e imposibilitando que arremeta contra el tipo.
—Tranquilo hermano—se alza de manos en señal de no querer problemas—. No sabía que ya estaba acompañado.
—Ya ves que así es.
Antes de decir algo más o hacer, mejor dicho, toma del brazo a Taehyung para sacarlo de ahí. Si, estuvo a muy poco de importarle una mierda la excusa del tipo e iniciar una pelea por tocar lo que por ley le pertenece. Bueno, no literalmente todavía.
—Me lastimas—se queja Taehyung cuando ya han caminado por varios minutos entre la oscuridad de la noche que solo es iluminada por la amplia luna.
El rubio puede sentir la incomodidad de la arena al meterse entre sus zapatos y picar sus pies al tratar de seguir los pasos del más alto. El bar ha quedado lo suficientemente lejos de ellos como para distinguirlo como una simple luz entre toda esa oscuridad que el inmenso mar otorga. Solo al darse cuenta de ello, Jungkook lo suelta y lo mira enfurruñado.
—Y-Yo no hice nada—se defiende enseguida.
—Claro—comenta odioso, cruzando sus brazos por sobre su pecho—. Y justamente estás utilizando el suéter de gatito... Ese odioso suéter que me provoca tanta... ¡Ah!
—¿Qué te provoca qué?—pregunta molesto.
—¡Pues ternura, es de gatito! ¡No puedo estar enojado!—jala la capucha con obviedad para que no quede dudas de ello. Taehyung se la quita y le pega en la mano con fuerza para que no lo vuelva a tocar—. ¡Ay! ¿Por qué me golpeas?
—Te lo mereces—asegura con obstinación, con sus mejillas llenas de aire—. Mi novio, bueno... Mi ex novio—reitera con ganas la última palabra, sin apartar sus ojos de esa chispeante mirada oscura que apenas y se nota por la casi nula claridad—, me lo regaló hace mucho, y cabe destacar, que es uno de mis favoritos y no importa lo que diga la gente.
—Pues tu ex novio—también hace énfasis en la última palabra—, seguro no estaría feliz con que uses su regalo si ya lo terminaste. Por cierto, ¿Sabes que la gente pervertida suele a fantasear con chicos tiernos vestidos de gatitos?
—Ah Perdón, ¡Creo que tengo uno de esos al frente de mí!—se acerca un poco al azabache con clara intención de intimidarlo—, ¡Aparte, no soy un chico tierno! ¡Soy mayor que tú!
—Para mí eres un chico muy tierno... Y sí, tienes total razón—acepta con descaro, acortando él también la distancia—, tienes a uno de esos al frente, ¿Por qué? ¿Algún problema?
—¡Eres detestable!—Taehyung lo empuja levemente desde el pecho e intenta alejarse lo más pronto posible de él o terminará haciendo una estupidez. Pero antes de siquiera darse la vuelta, ya los brazos de Jungkook lo tienen rodeado por la cintura y pegado contra su pecho para no permitir que se atreva a siquiera pensar marcharse—. ¡S-Suéltame!—grita malhumorado.
—No es cierto—niega—. Te encanta como soy... Puedo notarlo detrás de todas esas palabras tuyas, Hyung—asegura, dejando deslizar apenas sus labios por la piel de su mejilla—. Acéptalo, gatito. Vamos.
«Mierda»
—C-Claro que no.
¿Por qué su voz tiene que salir tan débil? No quiere verse débil, no, pero... Solo basta que Jungkook lo apriete más hacia él para que un pequeño, muy diminuto, jadeo salga debido a su suave respiración que se va deslizando por su mandíbula, hasta llegar y aglomerarse en la curva de su cuello. Sopla.
—Te necesito—susurra cerca de su lóbulo en voz ronca, esa que le hace saber cuán deseoso está de él.
De inmediato, la respiración de Taehyung se detiene sin intenciones de continuar con su proceso automático y antes de que pueda decir alguna palabra, Jungkook le come la boca en un beso profundo y plagado de más lujuria de la que haya sentido antes.
Taehyung ni siquiera hace el absurdo intento de detenerlo o evitarlo, él también lo necesita. Así como un niño a su madre, o un pez al agua. Sus temblorosos dedos suben hasta esas hebras azabaches que desprende un olor suave y familiar, ese, que le hace recordar a su hogar. Las manos de Jungkook descienden desde su cintura poco a poco hasta lograr introducirlas por debajo del peludo suéter beige y así percibir la piel cálida que lo recibe gustosa. Al distinguir que sus sus vellos se elevan y su espalda de arquea con solo sentir la yema de sus dedos fríos sobre él, no puede evitar sonreír.
Lo desea, en serio que lo hace.
Taehyung rompe el beso segundos antes de poder sentir la lengua contraria, no porque no anhele seguir besándolo, sino que comienza a ser insuficiente ese contacto. Sin intención alguna de alejarse o romper la cercanía que han adquirido por el momento, acaricia con suavidad la mejilla de Jungkook con ayuda de su perfilada nariz para recorrer con parsimonia el camino de vuelta a sus labios.
—Llévame... A donde sea que te estás quedando—pide suplicante sobre sus labios.
Por la cabeza de Jungkook ni siquiera pasa la idea de negarse, él solo puede asentir de forma muda y tomarlo de la mano para guiarlo en silencio por un camino de pequeñas piedras al diminuto hotel donde se hospeda desde esa misma mañana. Taehyung entrelaza sus dedos lleno de nerviosismo por lo que van hacer. Es claro que necesita hablarle, quiere decirle muchas cosas antes, sin embargo, inevitablemente también necesita sentir el calor de ese cuerpo sobre el suyo recordándole que además de ser extremadamente tonto, también puede despertar los deseos carnales más exorbitantes.
Al estar perdido en sus pensamientos, apenas distingue que se han detenido frente una puerta que posee el número treinta en la parte superior de la madera. Jungkook suelta su mano brevemente para poder abrir e invitarle entrar momentos después. Al hacerlo, Taehyung observa una habitación bastante simple, con una mullida cama y poca decoración.
Cuando la puerta tras suyo se cierra, su corazón comienza a palpitando un millón por segundo lleno de miles de emociones. Sus ojos se cristalizan por el silencio del lugar, y se gira finalmente para poder notar que Jungkook lo mira atentamente mientras está recostado contra la puerta esperando que sea él quien diga lo que quiere hacer.
«Tan hermoso, tan adictivo... Tan único» es lo que la cabeza de Taehyung dice en tono enloquecedor.
Taehyung se acerca sin vacilación alguna, con la mirada fija en esos ojos negros que sabe pueden ver a través de todo lo que representa. Sin pedir permiso, le quita la camisa con demasiada lentitud dejando expuesto ese cuerpo duro y musculoso que lo hace quedar sin aliento. Hermoso, hermoso, hermoso.
—Tae—advierte Jungkook lleno de excitación.
Sabe lo que significa, incluso así, Taehyung no hace caso y lo besa con urgencia encontrando sus lenguas en el mismo instante que sus labios se juntan. Las manos del rubio van con cuidado por su abdomen hasta llegar al inicio de su pantalón y desabrocharlo. Sus dedos hurgan dentro, hasta poder acariciar esa viril hombría que ya se encuentra humedeciendo la prenda de color celeste.
—Hyung...
Taehyung no lo deja pensar más, permitiendo que los besos más fogosos y suaves fueran suficientes para que las prendas de ambos salieran de sus cuerpos en movimientos expertos, menos, ese lindo suéter de gatito que fue incapaz de quitar.
Jungkook acuesta a Taehyung sobre la cama para observar detalladamente por eternos minutos ese rostro sonrojado en el cual se pegan algunos rizos a causa de la fina capa de sudor que los envuelve a ambos por el esfuerzo y lujuria, esos ojos cristalizados llenos de deseo con algo más que no logra identificar en ese momento de manera muy clara. Ese suéter peludo va en perfecto contraste de su piel pálida que muere por tocar y marcar como suya. Pero en definitiva, lo que más le gusta de aquel rubio condenadamente tierno, son esas largas piernas desnudas que se mantienen cerradas por muy poco tiempo, ya que pronto estará entre ellas dando placer, amor, todo lo que el pida.
Jungkook toma las rodillas de Taehyung entre sus manos, y con suavidad, procede a separarlas poco a poco, hasta tener una clara vista de ese hermoso botón rosa bajo sus testículos que se contrae deliciosamente en una clara invitación de que introduzca algo... Cualquier cosa. Taehyung no puede evitar gemir al verse expuesto y con Jungkook literalmente grabándose cada parte de él como si fuese un mapa que debe asegurar explorar.
El menor muerde su labio inferior extasiado de tan magistral obra de arte, con lentitud, se deshace de la única prenda que le evita estar completamente desnudo, siendo su bóxer celeste, lo último que le impedía deja ver su gruesa y larga erección húmeda.
Ambos saben que están en ese punto de quiebre en el cual no se pueden resistir más, donde se necesitan el uno al otro con desesperación, con locura, con... Muchos más sentimientos de los que necesitan colocar en palabras. Si otorgarle más oportunidad al tiempo, Jungkook se posiciona entre sus piernas rozando su sexo por su entrada repetidas veces, adueñándose de esos dulces jadeos gracias a lo sensible de su cuerpo.
No tarda en comenzar estimularlo con sus dedos impregnados de saliva a un ritmo demasiado suave, buscando tocar a propósito su próstata para ser testigo de cómo tiembla y se retuerce por más. Quiere más. Jungkook se acerca a su boca y lame sin querer unirlas, le gustan demasiado esos gemidos que llenan la habitación como para querer callarlos con un beso, hacen que su sangre hierva y sus pensamientos se pierdan
—Estás tan ceñido—susurra sobre los belfos abiertos del mayor. Curva sus dedos con fuerza arrebatadora, y logra conseguir su próstata. Un dedo más es introducido.
—K-Kook... Ah- S-Si...—gime.
Taehyung consigue la necesidad de tomar su propio miembro y comenzar a bombear con el mismo ritmo que Jungkook le ensanchaba su parte trasera con ahora tres dedos. Llegará rápido, lo hará si aquel hombre sigue ese mismo ritmo contra su punto dulce un par de minutos más. Como si pudiese leer sus pensamientos, deja a un lado sus dedos y se echa sobre su cuerpo sudado que aún es acobijado por el suéter.
—Por favor, por favor, Jungkookie, hazlo.
Jungkook hala su labio inferior antes de un beso hambriento, y se hunde en su interior con un jadeo ronco por ambas parte. Taehyung se ve en la obligación de detenerlo por un breve momento al dejar sus manos en su cadera para esperar que su entrada se adapte al exorbitante tamaño y la poca lubricación conseguida. Cuando consigue sentir tanto placer como dolor, lleva ambas palmas a los glúteos de Jungkook y pide mudamente que se clave más, mucho más profundo en él.
Lo hace, primero de forma lenta para volverse ambos un desastre de gemidos contenidos debido a la profundidad y cuidado de las embestidas. Pero luego, cuando solo pueden cerrar sus ojos y consentir ese calor abrumador entre sus cuerpos, los besos bañados de obscenas ganas dan paso al chocar de sus pieles con más fuerza. La habitación rápidamente es inundada por la brusquedad del sexo que consiguen marcar, la cama rechina mediante las embestidas se hacen mucho más brutales y descontroladas, por un momento, creen saber con claridad que las demás personas pueden oírlos, incluso así, les importa demasiado poco todo lo demás si se tienen a ambos junto ahí.
Jungkook gime en su cuello delirando por ese absorbente olor a frutas de su cabello. Necesita llegar, necesita correrse y dejar su néctar en su interior haciéndole saber que es suyo. Posee las intenciones de tomar el miembro de dicho ángel en su mano y brindarle salida, pero antes de hacer cualquier movimiento, la parte trasera de Taehyung se contrae y ese líquido blanquecino sale en forma de finas tiras llenándolos a ambos. No resiste, y se deja correr sin permitirse parar de penetrar esa piel demasiado suave, hermosa, caliente... Que una vez más le pertenece.
Jungkook lo besa con profundidad por largo rato sin deseos de romper aquel mágico momento, prefiriendo regalar pequeños besos por sobre sus mejillas sonrojadas, cuello, clavícula... Hasta terminar nuevamente en esa boca que lo recibe como si fuera la primera y última vez. Desde ese pequeño cuarto se puede apreciar el oleaje del mar gracias al reflejo de la luna y esa puerta corrediza que da a un pequeño balcón.
El silencio se instaura entre ellos a partir de ese momento.
El azabache se sienta en el respaldo de la cama después de poner su pantalón, y clava sus profundos ojos en los cafés de Taehyung, indicándole que el momento ha llegado.
—¿Por qué fue que acabó tu relación?—pregunta Jungkook en un susurro, sin ser capaz de ocultar su temor a la respuesta y dejar de lado aquel juego que lleva desde que llegó ahí.
El labio inferior de Taehyung tiembla, consiguiendo que sus ojos se cristalicen al instante.
—Me pidió matrimonio... Y simplemente huí. ¿T-Tú...?
—Me dejó—susurra con simpleza, dejando ver lo dolido que se siente—. Creo que no me amaba lo suficiente—un pequeño sollozo escapa de los labios de Taehyung mientras niega en respuesta—. Al menos, ¿Le explicaste por qué no quisiste casarte?—cuestiona con un nudo en la garganta, encontrando sus ojos enlagrimados. Taehyung niega—. Supongo que merece una explicación, ¿Acaso fue por otra persona acaso? ¿Ya no lo amabas?
—Lo amo. Lo amo mucho más de lo que sé volveré a querer en mi vida—se apura aclarar, sentándose a su lado y dejando que su frente vaya vencida al hombro desnudo del hombre—. Solo tuve miedo, solo... Es que ni siquiera sabría qué decir. No tengo ninguna excusa inteligente que darle, tuve miedo, pasó y cuando huí la primera vez, no tenía cara para mirarlo otra vez. Y...
—Huiste aquí—completa. El rubio asiente—. Debiste decirle eso, seguro él te hubiese entendido.
—L-Lo siento... Lo siento mucho.
—Si lo vuelve a pedir—masculla tan bajito, que se le hizo imposible a Taehyung el no intentar rebuscar su mirada—, ¿Volverías a huir?
—No lo haría... He entendido que lo amo más que cualquier cosa, pero... Él... Quizás...
—Él te ama—asegura, llevando sus dedos al bolsillo de su pantalón y sacando un pequeño aro plateado que brilla gracias a la poca luz del lugar—. Tae Hyung yo te amo. Así que por favor, cásate conmigo, acéptame... No importa que huyas mil veces, yo te seguiré hasta el fin del mundo si es necesario.
—¡Rayos, sí!—Taehyung toma el anillo y sin pensarlo dos veces, lo coloca en su dedo anular donde debía estar desde hace varios días—. Acepto, ¡Acepto!—reitera—. Por Dios, Kookie. Fui un tonto. Perdóname por huir y dejarte tirado. Fui tan inmaduro.
—Está bien, Hyung—tranquiliza—. Gracias a tu escape pude conocer a un chico hermoso esta mañana...—Taehyung sonríe sonrojado—, estaba en una roca como una sirenita llamando a un hombre con su belleza para luego matarlo de amor...
—También conocí a un hombre, él decía piropos malos.
—¿Mis piropos son tan malos?
—L-Los peores del mundo—suelta una risita tonta.
—Pero te he conquistado dos veces con ellos, y estoy seguro que puedo hacerlo una tercera y cuarta vez. Pero por favor, no vayas a huir también el día de la boda, y si lo haces, al menos llévame contigo.
—Lo juro.
AlHanyG
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