Final
Mamá está un poco celosa de mi relación con Taehyung, pues en lugar de pasar mis vacaciones con ella, por ejemplo, estoy desnudo, sudoroso y muy excitado sobre mi novio. Si, mi persona favorita.
Complacerlo a él es mi mejor forma de comenzar mi día, sabiendo que luego me lo compensará. Por eso hago un gran esfuerzo para enloquecerlo. Estoy en su interior mientras jugueteo con mi lengua en la punta de su pene. Si, la posición no es exactamente la mejor, pero hago mi mayor esfuerzo. Taehyung se retuerce y apenas toma aire. Su cabello está enmarañado y húmedo. Con mi diestra le acaricio el pecho y el vientre, mientras que, con mi izquierda, le acaricio el tronco. No, lo tomo todo. Nada de caricia.
Su simiente salpica en mi cara y cierro los ojos para evitar que me arda. Empujo un poco más en su interior y caigo rendido entre sus brazos, que me reciben con una calidez sorprendente, y no solo porque haga calor.
—Creí que no dudaría nada —comenta con una risa divertida—. Lo haces muy, muy bien —susurra en mi oído.
Apenas sonrío, porque el cansancio y la posición en la que estuve los ultimo minutos me ha abarrotado la espalda. Me giro y le planto un beso en los labios, luego en la punta de su nariz.
—Deberías alagarme más seguido. Así aprendo más.
—¿Qué? —Se inclina hacia mí, colocándose casi encima—. ¿Cómo es que estás aprendiendo? ¿Estás viendo porno?
—¡No! —clamo, histérico—. Nada más leo y... veo algunas cosas que no son para nada fantasiosas.
—¿Crees que el porno es fantasioso?
—Demasiado.
Me beso en los labios y salta de la cama. Yo me siento.
—No sabía que te interesarás tanto por el arte del sexo. —Me encojo de hombros. Más que por el "sexo", lo hago por él y por mí, porque quiero compensar mi falta de experiencia. Sin presión, claro—. ¿Vamos a ducharnos?
—Iré más tarde.
Asiente y se mete al baño. Sus nalgas firmes se contonean hasta perderse tras el umbral de la puerta. Hace rato escuché el tono mi celular, pero estaba demasiado ocupado como para contestar. Me pongo una bata de baño que Taehyung deja por fuera y me visto únicamente con eso. Tomo el móvil y salgo de la habitación. Es la señora Eunjin.
Exhalo, sintiendo que se me comprime el pecho. No es usual que ella llame. Hablamos por mensajes de texto y es de vez en cuando. Esto parece que es importante porque ha dejado más de seis llamadas y algunos mensajes que dicen que la llame. Me acerco al barandal y, apoyándome sobre este, le marco.
Eunjin descuelga al segundo tono.
—¡Hola! —exclama, como si se sintiera aliviada—. ¿Estás bien?
—Hola. Sí, estoy bien. Lamento no haberle contestado antes, estaba un poco ocupado.
—Oh, está bien. Discúlpame a mí, fui demasiado insistente.
Sonrío y nos quedamos atascados en un silencio incómodo. Finalmente, inspira profundo y habla en voz baja.
—Me llamaron esta mañana. Dijeron que Yoongi volverá a casa.
Cambio un peso de la pierna a la otra y frunzo el ceño, aunque ella no lo vea. El corazón se me acelera.
—¿Cómo?
—No te lo dije porque pensé que las cosas podrían no salir muy bien, pero Yoongi despertó hace un mes y medio. Desde entonces ha estado en recuperación, y hoy finalmente volverá a casa —chilla emocionada. Me quedo mudo, pasmado, con el aire en mi garganta. Yoongi está bien, no murió, no ha quedado en estado vegetativo, él volverá a casa y seguirá con su vida—. ¿Jungkook?
Al cerrar los parpados se deslizan dos gruesas lágrimas por mis mejillas. Yoongi no lo hizo todo mal, es lo que he estado pensado los últimos meses. La charla con Taehyung me hizo pensar sobre muchas cosas, y una de esas es que lo último que pasó, no era en verdad una decisión de Yoongi.
—Es... Me alegra mucho, señora Eunjin.
—Quiero que viva conmigo en Jeju. Y me preguntaba si quería venir a despedirte de nosotros en el aeropuerto. Dijo que quería hablar contigo, en persona. Y es el único momento que encuentro posible. ¿Podrías?
—No comprendo, ¿Yoongi ya salió del centro?
—Saldrá en la tarde y nos iremos directamente a casa. Será bueno para él. Dijeron que no habría problema con el viaje. Eso sí, deberá seguir un tratamiento, terapias, pero es lo de menos. Prefiero eso a tener que enterrarlo —dice con voz trémula—. Estoy tan feliz. Estos meses han sido muy duros para mí.
—Es una gran noticia. —Me tomo un momento para alejar el celular de mi oreja y estirar el cuello. La tensión se acumuló demasiado rápido en mi cuerpo—. Envíeme un mensaje cuando vayan al aeropuerto.
—Está bien. Gracias por esto.
—No es nada... Mhm... Debo irme.
—Claro, yo debo abordar un avión. Nos vemos.
Cuelgo el teléfono y me abrazo a sí mismo mientras me arrastro de vuelta a la habitación. Me tumbo sobre la cama y me hago ovillo. Taehyung sale más tarde y se queda mirándome. Me encanta admirar su pecho desnudo.
—¿Estás bien?
—¿Sabías que Yoongi despertó hace más de un mes? —Ancha los ojos y se pasa la mano por el cabello, llevándolo hacia atrás. Se ve exageradamente sexi—. Me llamó su mamá. Quiere que vaya al aeropuerto para despedirlos. Más porque Yoongi quiere hablar conmigo.
—No lo sabía. Quedamos en que no investigaría más. ¿Vas a ir?
—Sí. Será bueno para cerrar el ciclo. Además, sería hipócrita de mi parte fingir que él no me importó cuando si lo hizo, a pesar de todo.
Asiente y apretuja los labios.
—¿Está bien si te acompaño?
—¿Por si me muerde otra vez? —Pone los ojos en blanco y se dirige al armario—. Pasó más de un mes en la cama, definitivamente debe haber cambiado... ¿Es normal que lo dejen ir así sin más?
—Es posible. Quizás obtuvieron lo que quisieron y Yoongi se salvó de milagro. O, quizá no obtuvieron nada y como Yoongi se salvó de milagro, lo dejaron ir. Tal vez por un tiempo, tal vez por siempre. Tendrás que preguntarle. O mejor no. Para que no te metas en problemas —razona, con una cara tan seria que me da risa.
—Iré a ducharme —le aviso, metiéndome al baño.
Aunque sigue haciendo algo de frío afuera, prefiero el agua igual de fría de la ducha. Ahora mismo porque estoy sudoroso y tengo calor. No obstante, no quiero enfermar y me apresuro. El cabello lo tengo algo grasoso, así procuro lavarlo bien. Al finalizar, salgo con la misma bata de baño y me acerco al armario. Taehyung ya se ha ido, quizás a comer algo. Hemos pasado toda la mañana en la cama sin ganas de nada.
Después de vestirme bajo a la cocina y encuentro a Taehyung cocinando junto a la señora Choi, otra mujer que ayuda en la casa. Ambos se mueven ágilmente para servirme el desayuno y reprimo una carcajada de lo dramático que se ve Taehyung. Parece que a la final si me he tardado bastante en el baño porque Taehyung ya ha alcanzado a comer algo.
—¿A qué hora debes estar en el aeropuerto? —increpa, mirando su reloj de mano. A veces olvido lo responsable y puntual que es.
—Ella me avisará.
—Pero el aeropuerto queda a cuarenta minutos de aquí.
—Yoongi está en el centro de investigación.
Entreabre la boca, dejando escapar un suave "o".
—Eso ya es diferente.
Los minutos se convierten en horas y espero impacientemente el mensaje de Eunjin, hasta que, finalmente, envía el dichoso aviso. Taehyung echa las llaves al aire y las atrapa de vuelta entre sus manos.
—Vamos —dice, sin esperar un segundo más.
Creo que, la razón por la que he mejorado mi puntualidad en clases, se debe a Taehyung, que me ha pegado un poco el hábito.
—¿Vas a conducir? —cuestiono, mientras lo observo rodear la camioneta hasta el puesto del conductor.
Alza las cejas y hace un pequeño mohín.
—¿Por qué?
Meneo la cabeza y entro al asiento del copiloto, cierro la puerta y me abrocho el cinturón. Taehyung se mastica un chicle mientras hace las mismas cosas y enciende el auto. Luce tan tranquilo y, tan jodidamente atractivo que tomo su mentón y le planto un buen beso en los labios. Arruga la frente y sonríe.
—Está bien, hace un tiempo que no manejo, pero no es algo que olvide, sabes lo mucho que me gusta. —Mueve el volante y me mira un segundo, antes de volver la vista al camino—. Confía en mí.
Confío en él, por supuesto que lo hago. Creo que, sencillamente, estoy nervioso y orgulloso de esto, de lo que somos ahora.
Llegamos al aeropuerto una hora más tarde, pues la lluvia a lentificado el flujo de los vínculos, es decir, no ha dejado en un tráfico del que apenas hemos logrado salir. Eunjin ya está aquí, me escribió hace cinco minutos que nos esperaba en la zona de comidas. Taehyung me toma la mano y me aprieta fuerte mientras nos acercamos.
—Ahí —me avisa Taehyung, señalándome un pequeño espacio entre la multitud. La señora Eunjin alza el brazo y lo mueve mientras se pone en puntillas— Debe ser ella.
—Es ella —le confirmo, avanzando más seguro.
—¡Jungkook! —Eunjin me abraza con fuerza y acuna mi rostro entre sus manos—. Te ves diferente.
—Han sido meses de muchos cambios —le digo, aunque no estoy seguro de haber cambiado físicamente, como lo hace notar ella.
—Yoongi fue al baño. No debe tardar.
Se aleja y toma asiento en un pequeño banco. Mientras tanto aprovecho para presentarle a Taehyung. Me dice que pensó que era cualquier otra persona preparándose para viajar. Y nos reímos, porque si, Taehyung se vistió como si fuera a irse en la clase ejecutiva de un avión. También me dice que Yoongi sí que se ve diferente. Especialmente porque ahora está más delgado y apenas está comenzando a ponerse en forma.
—Hola.
Me sobresalto y giro en redondo. Yoongi está ahí, frente a mí. Su piel sigue blanca, intacta en realidad. Los huesos se le marcan un poquito y la ropa le queda holgada. Me pongo inquieto, me genera algo de malestar en el pecho y el estómago, pero me digo que aquí estamos y aquí nos quedaremos.
—Hola —le devuelvo el saludo, esperando no tartamudear.
Yoongi mira a Taehyung y alza el mentón, como un clásico saludo silencioso. Creo que Taehyung hace lo mismo.
—¿Podemos hablar un momento? —Asiento, porque a eso he venido.
Caminamos hasta salir del aeropuerto. El cambio es significativo, especialmente porque puedo escucharlo mejor. Creo que nunca lo he visto tan nervioso, o sin nada que decir, aunque tenga algo que decir.
—Quería disculparme por lo de la última vez. Y lo de antes. Mejor dicho, por todo. —Se agarra las manos entre sí y se las frota con ímpetu. Me doy cuenta de que tiene el brazalete que compró para los dos y se me arruga el corazón. Si es muy importante para él, después de todo—. Te causé mucho daño y... Te juro que no era así como quería que pasaran las cosas. Seguramente debes de odiarme. O debes de tenerme miedo, aunque parezca que no. Lamento haberte puesto en esta situación, pero quería que me escucharás de verdad cuando te digo que lo siento.
Me recuerdo tomar aire y miro hacia atrás, percatándome de que Taehyung también me mira. Parece un halcón.
—Acepto tus disculpas. De verdad —me sincero, mirándolo fijamente a los ojos—. Antes sí, podría llegar a odiarte, pero lo dejé ir. Sé que no fue tu culpa haberme atacado. De hecho, agradezco que pusieras todo de ti para tomar la decisión de no hacerme daño... ¿Ahora estás bien?
Parpadea y gira la cabeza. Se ha quedado atónico por mis palabras y evita mirarme.
—Sí, estoy mejor. Gracias por preguntar. —Inspira profundo y exhalo lentamente—. Terminaron conmigo. Ahora lo que pasa es que tendré que tomar otras medicinas por el resto de mi vida. También perdí un poco de movilidad por pasar tanto tiempo en la cama, así que tendré que ir con un fisioterapeuta varias veces al mes. Pero de ahí, estoy bien. Creo que estaré bien.
La fragilidad de su cuerpo y sus emociones me conmueven tanto que me derrito en sus brazos. Apenas y me aprieta, quizás porque no tiene suficiente fuerza para hacerlo todavía. Pero estamos aquí, abrazándonos mientras contenemos las lágrimas. Redimiendo todo lo malo.
—Gracias —murmura.
—Vive bien, vive feliz —le digo.
Solamente sonríe y nos alejamos. Nunca lo había visto llorar y ahí está, desnudando sus emociones. Se limpia las mejillas y yo las comisuras de los ojos antes de entrar nuevamente al aeropuerto. Nos despedimos unos a otros y luego nos marchamos, pues ellos tardaran un poco más en irse.
—¿Y? —me pregunta Taehyung una vez entramos a la camioneta. Exhalo con fuerza, como si me quitara un peso muerto de encima—. ¿Te sientes mejor ahora?
—Divinamente, en realidad.
—¿Seguro?
—Ha sido... No sé, especial. Por un momento sentí que volvíamos a tener ocho años. —Se me ponen los ojos cristalinos y me limpio antes de que derrame alguna lágrima. Odio ser tan sensiblero—. Nunca durábamos más de una hora enojados, entonces nos abrazábamos y sin decir nada nos perdonábamos todo. Se sintió igual, aunque esta vez si hablamos.
Taehyung pasa su brazo alrededor de mis hombros y me lleva hacia su pecho. Lo abrazo con fuerza y me besa la cabeza, como si fuera un tesoro para él. No me libera incluso cuando ha pasado más de cinco minutos. Escucho sus latidos y cierro los ojos. Comienza a tararear una canción y sonrío.
Puedo quedarme así por siempre. Puede no liberarme y me seguiré sintiendo libre aquí dentro de sus brazos, bajo sus labios, contra los latidos de su corazón. Porque Taehyung lleva la vida a todas partes, en cualquier momento. Y me hace sentir bien. Muy bien.
FIN
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro