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Taehyung tiene un cuerpo hermoso; fue lo primero que pensé cuando se desnudó ante mí por primera vez hace semanas. La suavidad de su piel cosquilleó bajo mis dedos por ese tiempo y su aliento cálido todavía me llenaba la boca cuando no estaba. Ahora que lo veo a los ojos, me llena de excitación nuevamente, como si hubiera sido ayer que me embriagaba en sus caricias y sus sonidos.

—Jungkook —gime mi nombre, mandando su mano a mi mata de cabello despeinado y humedecido por el sudor—. Lo haces tan bien.

A veces temo que lo he conocido mejor en la cama que fuera de esta. Sé que le gusta tomar el control aquí y lo dejó, porque soy un aprendiz. La primera vez me llamó la atención cuando, sin querer, usé mis dientes. Poco a poco he aprendido lo que le gusta y como hacerlo mejor. Por ejemplo: le vuelve loco que chupe su virilidad desde la base, termine en la punta, y me lo embulla todo de golpe. Gime más alto cuando hago eso. Aquella vez él me hizo esas cosas y enloquecí. Moria de vergüenza como para arrodillarme y hacerle eso a él, pero ahora no.

—Voy a correrme si sigues haciendo eso —advierte con voz ronca.

Me saco el falo de la boca y lo masturbo mientras detallo cada parte de su cuerpo: el pecho desnudo y perlado de sudor que sube y baja con fuerza y rapidez. La boca entreabierta que emite gemidos suaves. El cabello pegado a su frente, en direcciones opuestas. Y, por último, el gesto de éxtasis cuando llega a la cúspide del placer.

—A veces me siento terrible —dice, intentando controlar la respiración. Me levanto del suelo, tomo un kleenex y me limpio la mano, después las baldosas cubiertas por gotas inconsistentes de semen—. Te corrompí y ahora te desconozco.

Dejo el papel a aun lado y me abro paso entre sus piernas. La primera vez que me puse el condón —creo que dos semanas antes— me temblaban las manos y me sudaba la frente, no por el ejercicio, sino por los nervios. Ahora no, ahora tomo el sobre con seguridad, saco el condón lubricado y me visto la virilidad. No deja de sentirse extraño.

—Espera, ¿dónde está el lubricante? —pregunto, echando un vistazo a la cama. Taehyung se alza sobre sus codos y señala la cajonera con un movimiento de cabeza. Exhalo y me muevo un poco para abrir el primer cajón y sacar el bote. Me unto en los dedos y también sobre el condón. Lo dejo a un lado y escabullo el índice en su interior. Gime, echando la cabeza hacia atrás. Aprovecho para besar cada espacio de su cuello.

—Soy un adolescente hormonal —le respondo en voz baja, seductora.

Taehyung suelta una risilla dócil y le beso los labios. Intento dilatarlo lo más que puedo porque no quiero hacerle daño. Direcciono mi pene a su ano y empujo con suavidad. Su interior me recibe como un aroma embriagador y no puedo evitar gemir. Se siente jodidamente bien.

Alguna vez había llegado a masturbarme, pero esto es completamente diferente. Sus caricias me queman el cuerpo y no porque haga calor. Cuando empujo más fuerte se crea en mi interior un estado de euforia que solamente se detiene cuando he llegado al éxtasis. Me vuelvo adicto a su piel, a su aroma, a su mirada y a sus gemidos. Quisiera poder tatuarme cada parte de él.

—Espera, déjame hacer algo.

Me empuja a la cama y se mueve sobre mí. Lo ayudo un poco, aunque él ya lo hace bien por su cuenta. A veces me preocupa no ser suficiente.

Cambiamos de posiciones e, incluso, después del arrebato de oxígeno que nos deja el orgasmo, me cambio el condón y seguimos queriéndonos y conociéndonos en la cama, cada vez con movimientos más erráticos.

Minutos después, yacemos uno al lado del otro, mirándonos y hablando de cosas tan triviales que no pareciera que acabamos de hacer todas posiciones del kamasutra.

—¿Qué hora es? ¿Crees que todavía sea de día? —le pregunto, aunque sé que sabe lo mismo que yo: nada—. Debería irme.

—Sigue lloviendo. Deberías quedarte y pasar la noche conmigo.

—No puedo. —Salto de la cama y busco mi ropa—. Mañana tengo clases.

—Ahora que lo pienso, nunca te quedas a dormir aquí.

Me giro con dramatismo y le lanzo un cojín que encuentro en el suelo.

—¿Y dónde dormí la semana pasada? —refuto.

—¡En otra habitación! —exclama, sentándose finalmente—. No aquí, en mi cama.

Me peino un poco frente al espejo y tomo aire.

—Si me quedo a dormir contigo, al día siguiente no tendré energía para la universidad. Sabes por qué.

Abro la puerta y me encuentro con Hyori a punto de tocar. Taehyung se mueve muy rápido atrás de mí.

—Lo siento. No quería interrumpir. ¿Taehyung está...?

—¿Qué pasa? —cuestiona Taehyung, parándose a mi lado. Tan solo lleva el pantalón puesto.

—Minju está abajo. Dice que necesita hablar contigo urgentemente.

—Voy a darme una ducha, así que dile que me espere por favor.

Salgo de la habitación y camino junto a Hyori hasta el primer piso. Minju está en la entrada y camina de un lado a otro. Está completamente empapada y me preocupa que sea algo muy, muy malo. Hyori se adelanta para darle el aviso y, en cuanto me ve, se le profundiza las arrugas de la frente.

—¿Qué haces aquí? —espeta con voz dura.

Me encojo de hombros y me detengo frente a ella.

—Estábamos... Mirando una película. —Sé que sabe que miento por la mueca de desagrado que pone.

—Bueno. Ya que estás aquí puedes hacerme un favor y marcarle a Yoongi. A mí no me contesta.

Frunzo el ceño y saco el móvil del bolsillo de mi pantalón. Marco un par de veces, pero no me contesta, me manda al buzón.

—¿Está todo bien?

—¿Bien? ¡No! —exclama desesperada—. ¡Nada está bien! Vuelve a llamarlo.

—Minju, no contesta, tal ve... —Minju me arrebata el móvil y le marca ella. Sigue caminando de un lado a otro y se le ponen los ojos aguosos—. Minju deberías calmarte.

Me entrega el móvil de mala gana y toma aire.

—Había algunas cosas en casa de mucho valor para mi padre. Yoongi y yo estábamos bebiendo y... No recuerdo nada más. Me desperté y mientras lo buscaba por toda mi casa me di cuenta de que faltaban cosas. ¿Qué debería de pensar sobre eso?

—¿Qué...? ¿Tal vez bebiste de más?

Se le tensa la mandíbula y retrocede.

—Entiendo que busques excusas porque es tu mejor amigo, pero no puedes fingir que no pasa nada. ¿O pretendes hacerle lo mismo a Taehyung?

—¿Disculpa?

—Al menos hazme un favor, ve a casa de Yoongi y avísame si está ahí. No quiero problemas, simplemente quiero solucionar esto. Por favor.

—Lo siento, es que no tiene ningún sentido para mí —aclaro, patidifuso.

—¿Y crees que para mí sí? Llevamos más de un año juntos y nunca había pasado esto. Estoy tan confundida como tú. Y ahora más asustada porque mi padre se enojará mucho. Por favor, ayúdame.

La boca se me seca y asiento. Quiero esperar a Taehyung y, sin embargo, siento que moriré de vergüenza en cuanto Minju le cuente lo que ha hecho Yoongi. Tomo un paraguas de la entrada y salgo de la casa. Llueve muy fuerte y hace bastante frío. Aun así, camino hasta la carretera. He descubierto que pasan taxis a quince minutos de aquí. Además, es bueno estar bajo la lluvia, y solo, para pensar en todo. Quizás cuando vaya con Yoongi me dirá fue un malentendido, o que Minju lo está inventando todo. Nada de lo que dijo ella tiene sentido. 

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