54
Salimos de la cabaña cinco minutos antes del amanecer. Nos sentamos en una mesa de pícnic con una sábana sobre nuestros hombros —porque la mañana estaba muy fría— y Justo cuando salió el sol, Taehyung me dijo: «feliz cumpleaños», abrazándome con fuerza. Luego volvimos a la cama y dormimos hasta las diez. Lo cierto es que ninguno logró conciliar el sueño en la noche, pues la proximidad de nuestros cuerpos en la misma cama lo hizo imposible.
A las tres de la tarde recibí una llamada de un número desconocido y me llevé una sorpresa cuando Minju se presentó.
—Quisiera invitarte a cenar esta noche, para que charlemos —dijo con voz suave. No sabía si estaba fastidiada con la idea, o realmente quería arreglar las cosas—. Por favor no le digas a Taehyung. No quiero que se haga ideas raras. Si quieres, puedes contarle después de que hablemos. ¿Qué dices?
Me tembló el pulso, especialmente cuando Taehyung se acercó a mí con el pecho desnudo y lleno de gotas de agua. Yo había decidido salir del lago media hora antes, así que estaba un poco más seco que él.
—Está bien —contesté, un poco presionado por la presencia de Taehyung y la respiración lenta de Minju.
—Genial. Mándame tu dirección por mensaje y haré que mi chofer vaya a recogerte. ¿Te parece a las siete?
—Sí.
—Nos vemos. Gracias por responderme. —Y colgó.
Taehyung me preguntó si estaba todo bien, supongo que previó en mi rostro un semblante de angustia y sorpresa. No le dije nada, puse mi mejor sonrisa y le dije que había sido Yoongi, diciéndome que tendríamos largas horas de estudio mañana.
Llegamos a casa cerca de las seis y media y hablamos por un tiempo antes de marcharse. De hecho, se fue diez minutos antes de que yo deslumbrara al chofer de Minju frente a mi puerta, preguntando si era yo la persona que debía de recoger. Me puse una chaqueta y me fui con él.
Y ahora aquí estoy, compartiendo una mesa con Minju. Yo bebo agua helada mientras ella balancea su segunda copa de champa en su mano.
—¿Te gusta la pasta? —Asiento en silencio y ella sonríe—. Que bien. ¿De casualidad Taehyung te habló de lo que pasó esta semana?
Me siento como si estuviera en un interrogatorio, donde Minju es el policía que mantiene la falsa calma y escupe veneno, atemorizándome.
—Mencionó que te equivocaste al darle mi número.
Ella asiente y toma un sorbo de su champaña, saboreándolo con gusto.
—Lo hice a propósito, aunque ustedes ya debían de saberlo. —Frunzo el ceño y bebo de mi agua como si no lo hubiera hecho en mil años. Minju deja la champaña sobre la mesa y se inclina—. No estuvo bien y me disculpo por eso.
Casi se me va el agua por otro camino, pero lo evito al parar de tragar. Dejo el vaso sobre la mesa y me limpio la comisura de los labios. Esto sí que es nuevo, y extraño. La miro con atención y no me animo a decir nada, por ahora.
—Sé que comenzamos con el pie izquierdo. Bueno, yo comencé con el pie izquierdo contigo, y me disculpo. —Toma aire y se echa hacia atrás—. Taehyung es como un hermano menor para mí. Ha estado en relaciones... no muy sanas. Y temí que lo de ustedes fuera muy deprisa. Es decir, acababa de salir de una relación algo difícil. Simplemente intentaba protegerlo. Lo que pasó hace semanas fue una oportunidad y no la desaproveché, cambié algunos números y ya. En ese momento no lo pensé muy bien, pero luego de discutir con Taehyung y que me expresara lo mal que se había sentido, en especial por ti, me di cuenta de que en lugar de protegerlo me estaba comportando como una niñita y, en el proceso, lo estaba alejando de mí. Así que lo siento, de verdad.
Me quedo encanado a la silla y a mis pensamientos. No sé qué decir. Estoy en blanco y me atemoriza decir cualquier cosa.
—Por cierto, también me disculpo por los mensajes.
—¿Cómo?
Toma un sorbo de champaña y se encoge de hombros, muy tranquila.
—Sí, los mensajes. Te estaba diciendo que te alejaras de Taehyung. Supongo que debí de ser más explícita.
—¿Tú enviaste esos mensajes? —le pregunto, estupefacto.
—Te estoy diciendo que lo hice y me disculpo. —Menea la cabeza—. Nunca me había disculpado tantas veces en mi vida. No sé en qué estaba pensando, pero fui demasiado lejos. Por el cariño a Taehyung, ¿crees que podamos comenzar desde cero? Además de que estoy saliendo con Yoongi y no quisiera ser la oveja negra en este cuarteto...
Intentar recordar ahora los mensajes es casi imposible. Estoy tan sorprendido y considero que todo está pasando tan rápido que apenas me da tiempo de pensar con claridad. Me parece que habla muy en serio, pero no sé si puedo confiar en ella.
—¿Por qué te disculpas ahora?
—Porque discutí con Taehyung la otra vez —responde escuetamente—. Nunca lo había visto tan furioso. Y si lo estaba, era porque estaba seguro de haber encontrado a alguien especial. Es el más romántico de todos, espero que eso no te moleste.
Más que molestarme me encanta, porque me hace sentir querido y deseado. Me hace sentir especial.
—Estoy a gusto con Taehyung, particularmente por cómo es.
Ella sonríe con beatitud y alza su copa para que yo lo choque con mi vaso, a modo de celebración. Así que, perezosamente, lo hago y le sonrío.
—A pesar de la edad que tienes eres muy maduro. Sin ofender, pero me he chocado con jóvenes de diecisiete o diecinueve que aún parecen unos críos. Tú y Yoongi son como dos almas ancianas. Tú particularmente. ¿No sales mucho?
—No.
Antes de replicarme, dos mujeres se acercan a nuestra mesa y nos dejan dos platos con pastas, ensalada y pollo condimentado. Nos dejan los cubiertos y vinagreta para la ensalada. A Minju le dejan una copa de vino y a mí una limonada de frambuesa.
—Buen provecho —me dice Minju, antes hincarle el diente a la ensalada—. ¿Alguna vez has probado la champaña al menos?
Meneo la cabeza.
—Soy...
—... menor de edad. Sí, lo entiendo. Pero verás, la champaña es diferente al vino, o a una cerveza. La primera vez que lo probé tenía como catorce años, aunque claro, fue al escondido de mi padre. —Hace una seña y una mujer se inclina sobre ella. Minju le susurra algo y, al poco tiempo, traen una copa con champaña—. ¿No quieres probarlo? Solo una copa, nada más.
Me da curiosidad y le extiendo el brazo para aceptárselo. Lo balanceo en mi mano y me lo llevó a la boca. Está fría y dulce. No parece ofensiva.
—¿Y bien?
—No está mal —le respondo.
Ella me mira con ternura y sigue comiendo. Le doy un trago más y la dejo al lado del plato para aventurarme en la gastronomía.
—Por favor, no le digas a Taehyung que te di a probar champaña. Eso sí que no me lo perdonaría.
—No es para tanto —debato.
—¿Qué no? —Suelta una carcajada y comienza a toser. No puedo evitar reírme. Ella toma un trago de vino y sigue tosiendo, pero ya menos. Los ojos se le han puesto brillosos—. Ay, Dios. Creo que es el Karma. No, pero en serio, por favor no le digas. Nunca me lo perdonaría.
—Está bien, no le diré.
Minju se limpia las comisuras de los ojos y exhala con fuerza. Me mira otra vez y no puedo evitar reírme, pues se le ha corrido la pestañina. Ella me dice que intuye que hay algo en su rostro y le explico que ahora tiene manchas negras por todas partes. Niega con la cabeza y se ríe, no sé si de ella misma o por la vergüenza que le da.
—¿Puedo probar el vino? —pregunto, porque me causa curiosidad.
Se lo piensa un momento y me sirve un poco. Es tan amargo que pongo mala cara.
—Hay que ejercitar el paladar —dice. Toma su copa y me indica con gesto que la imite. Hace algunos movimientos, como si estuviera preparando el vino—. También hay que saber esta función.
No puedo decir que el sabor ha cambiado y, aun así, mi cerebro se engaña afirmando que si se ha modificado algo. Así que tomo ese, tal vez un poco más al igual que ella. Y es que, cómo es mi primera vez tomando vino, no necesito más de una copa para comenzar a sentirme algo mareado.
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