32
Intuyo que han pasado más de dos horas desde la llegada de Yoongi. Y aunque he querido acercarme a la sala, tomar una escoba y sacarlo a golpes, no he tenido el valor suficiente. En cambio, he usado el tiempo para darme una ducha y jugar un rato en la computadora. Pensar demasiado sobre lo que pasa me pone inquieto y me bloquea los pensamientos.
Sin embargo, mantenerme encerrado también afecta mi mente. Una cosa es hacerlo por gusto, otra porque te obliguen. Yoongi me obligó, indirectamente.
Es tan frustrante.
Es mi casa.
Me masajeo el cráneo y salto de la cama muy rápido. Espero que siga ahí abajo, entonces será un placer sacarlo a la fuerza.
¿Seré capaz?
Exhaló con fuerza y paso saliva. Estoy listo.
Camino hacia la sala y me detengo justo frente a un mueble, donde sigue Yoongi. Es tan descarado que se ha descalzado y ahora duerme plácidamente sobre el sofá. Viéndolo así, no parece un demonio, en cambio, parece más humano.
Me arrodillo junto a él —cerca de su rostro— y lo observo a detalle. Asimismo, percibo el fuerte olor a cigarrillo y el tenue olor a cítricos de su perfume.
Debería de despertarlo y sacarlo en lugar de estar admirándolo, pero es inevitable. Hace mucho que no lo veo así de vulnerable. Tan profundamente dormido que tiene la boca abierta, y una expresión tan tranquila en el rostro, que lo envidio. Entonces, me pregunto como se sentirá su piel. ¿Será así de suave como se percibe en la superficie? Su piel lechosa se ve luminosa, aunque un poco maltratada, seguramente por noches de insomnio.
Y, justo a un segundo de tocarle la mejilla con mis nudillos, el timbre de la casa resuena. Me atraviesa un frío helado y me levanto con rapidez. Respiro agitado, como si hubiera corrido cuando apenas retrocedí. Yoongi únicamente gruñe y se remueve un poco. Parece que está exhausto y lo agradezco, porque no quisiera lidiar con él por ahora.
Así que, antes de que toquen el timbre otra vez, abro la puerta.
Taehyung está del otro lado.
—Wow —exclama, y sus orbes se expanden un poco—, tienes una apariencia muy varonil con el cabello mojado.
—¿Necesitas algo? —pregunto con premura.
—Creí que la persona que necesitaba algo eras tú.
Frunzo el ceño y empuño mis manos en la puerta. El aire es demasiado frío y mi cabello mojado —con gotas de agua cayendo por mi cuerpo— no ayudan para nada.
—No entiendo.
—¿Tu cerebro se congeló? Porque soy bueno dando calor.
No entiendo sus palabras, pero ahora la sangre hierve en mi cara.
—No lo necesito —susurro.
—¿Estás bien? Vine a traer tu celular, te fuiste como si nada y lo dejaste.
Era eso.
—Ah.
—¿Ah? —Me ofrece el celular y lo tomo con rapidez—. ¿No actúas muy extraño?
—¿Lo hago?
—Sí.
Nos miramos fijamente, como un desafío. Finalmente, apretuja sus labios, formando un mohín de incomodidad.
—¿Me dejarías pasar? Es que me gustaría hablar contigo.
No, no quiero que vea a Yoongi. Hay dos posibilidades en mi cabeza: empiezan un pleito o creerá que, lo que me ha hecho Yoongi hasta ahora, no ha sido más que una farsa, aunque él mismo lo haya visto.
—Lo siento, no puedo hacerlo. Tal vez otro día —repongo enseguida.
—¿Tu madre está?
—No... —Mi cerebro está tan evasivo que no logro medir mis palabras—. Digo, sí. Ella está en la cocina.
—Pero a ella no le molestaría dejarme entrar —dice, por poco como un susurro. Sé que lo estoy lastimando—. Si no quieres hablar conmigo puedes decírmelo, yo entenderé.
La expresión en su rostro me demuestra que está triste y decaído. Muerdo mis labios ligeramente, sintiéndome culpable. Estaba decidido a ignorar a Taehyung, decirle que se alejara, no obstante, pese a todo, él sigue causando algo en mí, una cierta ternura que me impide estar lejos de él y me hace sentir culpable si trato de hacerlo.
—Estoy con una persona ahora y no me gustaría que te viera... No sé si entiendas.
Parece sorprendido y luego me sonríe, aunque hay algo extraño en él.
—Claro que lo entiendo. Me lo hubieras dicho antes, comenzaba a sentirme realmente mal. Por un segundo pensé que querías evadirme.
—No, claro que no.
—Bien, me alegra saberlo. Entonces te hablaré más tarde. Disfruta tu día. ¡Adiós!
Él sigue sonriéndome de una forma extraña, mueve su mano y luego se da la vuelta.
—Adiós.
Mi corazón no deja de palpitar desenfrenadamente y, cuando cierro la puerta, no dudo en llevarme la mano al corazón y presionar con fuerza. Se siente como si se fuera a salir del pecho.
—¿Es el del juego? —Me devuelvo hacia Yoongi. Sus ojos están adormilados y su voz un poco ronca—. No lo reconocí hasta entonces. No parece un robot.
—Por favor, no le cuentes a nadie. No digas que el real estuvo aquí.
Yoongi parece pensativo y comienza a calzarse con parsimonia.
—Parece interesado en ti. Pero temo que te quiera solamente para una noche.
—No comprendo.
—¿No has pensado que, tal vez, la razón por la que insiste en estar junto a ti, sea para tomar algo que solo tú puedas darle? —De siquiera pensarlo se me forma un nudo en la garganta, tan vil que me hace lagrimar un poco, pero en silencio—. ¿Lo has pensado? Es mayor, ¿no es así?
Meneo la cabeza y me alejo de la puerta.
—vete —murmuro, porque apenas y soy capaz de hablar.
—Has estado mucho tiempo solo, Jungkook. Eres ingenuo y...
—En serio. —Tomo una bocana de aire y me limpio las comisuras de los ojos—. Vete, Yoongi.
Forma una línea recta con sus labios, presionando con tanta fuerza que sus ojos se reducen a meras hendiduras. Abre la boca para replicar, pero no sale nada, más que una exhalación antes de irse.
Es mejor así.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro