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12

... Así es como se besan en los dramas – 

Aquello era una analogía tonta a su parecer, pero se encontraba allí temblando y curiosamente ansiando el momento en que JongIn terminara con la absurda distancia entre ellos.

—¿Y que si se acerca? — preguntó con un hilo de voz. No podía controlar sus nervios, mucho menos su ansiedad.

¿Volverían a besarse?

—Pues, tendremos que hacerlo creíble –le contestó el moreno viéndole a los ojos, y KyungSoo volvió a tragar pesado y no estaba respirando, no, no lo estaba haciendo.

JongIn levantó su mirada y para cuando divisó mucho más cerca las figuras de los futuros esposos, susurró un "Ahora" rozando los carnosos y rosados labios del mayor para luego corta la diminuta distancia entre ellos.

KyungSoo abrió los ojos enormemente en cuanto sintió los labios contrarios presionando los suyos, pero bastó un segundo para corresponderle y para que se perdiera nuevamente en aquel algo que no entendía desde que había caído la noche, en ese deseo extraño que despierta JongIn en él.

Sin ningún tipo de meditación trepó sus manos en el cuello del más alto, mientras buscaba profundizar el beso poniéndose de puntillas sobre sus pies y cerrando sus ojos entregándose a sus sensaciones.

Sintió a Kai sonreír sobre su boca cuando hizo aquello, y aquel gesto solo dio oportunidad para colar su lengua a la cavidad bucal contraria y explorarla como no se lo había permitido horas antes a sí mismo.

¿Había fuegos artificiales? No estaba seguro.

Los brazos de JongIn apretaron su cuerpo pegándolo a él un poco más y respondiendo con ansiedad. Sus labios sentían suaves, calientes y jodidamente perfectos.  KyungSoo se ahogó en todas sus emociones cuando el moreno mordió ligeramente su labio inferior soltándolo y volviendo a presionar con los suyos. Un gemido bajo escapó de los propios y JongIn volvió a sonreír.  

Pero, ¡demonios! Ya no estaban respirando. Estúpido y necesario oxígeno.

Fue JongIn quien dio por terminado el contacto, recargando su frente sobre la del pelinegro.

Ambos mantenían los ojos cerrados, sumergidos en luces y fuegos artificiales internos que había comenzado desde que sus labios se rozaron.

—Qué vergüenza interrumpirlos –murmuró suavemente una voz femenina a sus espaldas seguida de un gruñido quedo que los sobresaltó.

Las mejillas de KyungSoo, quien no se había atrevido a girarse, se pintaron de un fuerte color carmesí.

Se había olvidado por completo de que aquellos dos se estaban acercando.

Miró al moreno a la cara un poco avergonzado. Aunque la vergüenza no se debía a los presentes ni mucho menos, porque esa era la intención, ser vistos, estaba avergonzado con él, porque en el fondo era consciente de que aquello no había sido del todo fingido.

 A Juzgar por lo que el sintió.

Porque ¿Cómo JongIn podía dale un beso como ese? ¿Tan buen actor era? ¿Cómo se supone que debe interpretarlo?

KyungSoo no podía entender como una persona que tenía novia, podía besar de aquella manera a otro chico. ¡No! Simplemente no podía entenderlo.

Tenía la mirada clavada en el rostro del moreno, intentado dar respuestas a toda la incertidumbre implantada en su cabeza, cuando sintió la mano de este tomar la suya.

—Lo sentimos, no queríamos incomodarlos —murmuró JongIn llamándolo a la realidad – no era nuestra intención que... nos vieran, ya saben... —hizo un gesto con la cabeza evitando ser directo y decir la palabra beso. 

KyungSoo giró el rostro hacia la pareja frente a ellos, notando una risa apenada por parte de Yoona y el evidente ceño fruncido de JongDae.

—No se preocupen, nosotros  pedimos disculpas, por llegar tan de repente – dijo la risueña y adorable femenina – veníamos a decirles que ya estamos por despedirnos, tus padres ya están por irse KyungSoo-ssi – dijo sonriéndole.

—Ahm... sí  —dijo el pelinegro inclinándose un poco y luego mirando a JongDae a la cara.

Su corazón latía y amenazaba peligrosamente con romperle las costillas. No sabía si se debía al reciente e intenso beso con JongIn o a la mirada vidriosa que le estaba dedicando Chen, la cual el mismo no se negaba a esquivar.

Pudo ver que labios finos de JongDae articularon algo no audible, pero que el pudo leer como KyungSoo. Su nombre. Para el pelinegro estaba muy claro, eso había sido una súplica para hablar, pero no era ni el momento ni el lugar y tampoco era como si él estuviese preparado para hacerlo.

Apretó un poco la mano del moreno pidiendo ayuda para salir de allí.

—Bueno, creo que ya nos vamos –dijo JongIn entendiendo la súplica del mayor y jalando del brazo para caminar hacia la casa.

La mirada de JongDae viajó hasta JongIn de forma asesina, al ver como se llevaba a KyungSoo de la mano, y el moreno le respondió con una muy parecida.

Yoona no fue ajena al conflicto, JongDae sin darse cuenta estaba apretando fuertemente su mano.

—¿Estás bien, amor? – preguntó la chica mirando con el ceño fruncido a su prometido y tratando de que este no le fracturara la mano.

—Sí –siseó un poco apenado relajando su agarre –volvamos a la casa, debemos despedirnos de los invitados.

***

La despedida había sido incómoda para KyungSoo, mucho para ser más explícitos, ya que tuvo que abrazar a "su mejor amigo", darle las gracias por invitarlo y felicitarlo por su muy próxima boda y como si eso fuera poco, el padre de este le había pedido que no se olvidarse de la fiesta de despedida de solteros que debía organizarle.

Perfecto. Jodidamente magnifico.

—No quiero ir a casa – anunció estando en el puesto del copiloto en el auto de JongIn.

—¿Qué quieres decir? – preguntó el moreno atónito.

—Que no quiero ir a casa – repitió –llévame a otro lugar – demandó sin mirarlo.

—¿Estás de broma? –preguntó incrédulo JongIn buscando su mirada, pero KyungSoo se rehusaba a mostrarla.

Ya eran las diez de la noche y estaba realmente cansado, ya que por costumbre él no solía despertar los domingos temprano. Ya tenía más de catorce horas despierto. Y eso era una injusticia. Punto.

—¿Qué? ¿Por qué? –preguntó ceñudo el pelinegro.

—Hyung...– dijo quejándose, pero decidió tragarse las palabras porque notó que KyungSoo estaba entrando en modo gruñón y sinceramente, eso le daba miedo —¿a dónde quieres ir?, no conozco bien el lugar.

—Solo conduce.

Y así, lo hizo.

Se desvió de la dirección hacia la casa del mayor apartándose del resto de la familia que viajaban en sus propios autos.

Llegaron al centro del lugar, aún habían personas andando por aquí y por allá y como le había dicho KyungSoo antes de su viaje, en ese lugar no había mucho que hacer, encontrándose únicamente con uno que otro lugar para comer o beber; y se había negado rotundamente a dejar que el mal encarado de KyungSoo bebiera soju en una carpa a las orillas de la carretera porque si sobrio parece peligroso no quiere imaginárselo ebrio y despechado, así que terminaron entrando en un local de karaoke al que KyungSoo no puso resistencia porque según a él le gustaba cantar.

KyungSoo como casi siempre estaba de mal humor, en ese estado de ánimo había accedido a salón, pero después de haber escuchado el set que JongIn había cantado para él, ya no podía decir lo mismo.

Nada más de entrar a lugar, el moreno se había jactado de un repertorio de Big Bang porque él se sabía todas las canciones y se consideraba un gran fan ya que "Hyung ese es un grupo para hombres". Y porque si no cantaba algo rápido de plano se iba a dormir en la mesa del salón y eso no era válido en sus planes.

Ahora estaba finalizando su sexta canción (seguida).

—¡Bang bang bang! Let the bass drum go...

—¡Bravo! –gritó el pelinegro emocionado para cuando el moreno dejó de gritar, (porque lo que salía de su garganta no podía ser otra cosa) en el micrófono y se sentó a su lado entregándole el mismo –al menos uno de los integrantes le debe estar sangrando las orejas -burló.

—Que malo eres, hyung –JongIn hizo un puchero fingiendo estar ofendido y KyungSoo lo miró incrédulo porque aunque se veía lindo no parecía ser un chico que hiciera eso —Es tu turno –dijo.

—Oh. No, no, no –se negó el pelinegro.

JongIn lo miró con sorpresa e incredulidad.

—¿Qué?

—No voy a cantar –sentenció.

—¿Quiere decir que me has traído al centro a estas hora de un domingo en el cual madrugué y te negarás a cantar para mí? –inquirió dramático –yo te he dedicado seis de las mejores canciones de mi grupo favorito –se quejó indignado.

KyungSoo frunció el ceño confundido.

—¿Me dedicaste Bang bang bang y Zutter?

Ambos rieron.

—Zutter fue un especial.

—No vine a cantar, vine porque me negaste una botella de soju en la calle —se quejó

—Es que mañana es lunes –se excusó –además es por el bien de ambos –dijo haciendo alusión a su mal carácter, pero KyungSoo (por suerte) no entendió.

—Así que dime ¿Qué cantarás, hyung? –inquirió sabiendo que ya no podría negarse a hacerlo

—Mmmh –lo pensó unos segundos –bien, dame eso – dijo quintándole de las manos el micrófono y parándose para colocar la pista.

JongIn se puso cómodo en su asiento como único espectador.

KyungSoo dio inicio rápidamente a su íntimo concierto.

Esta es una historia que nunca he contado

Tengo que sacar esto de mi pecho para dejarlo ir

Necesito recuperar la luz en el interior que robaste

Eres un criminal

Y todavía actúas como si fueras el engañado

La voz del mayor comenzó a sonar de forma melodiosa en el salón y el moreno dio un respingo sorprendido por eso.

Todo el dolor y la verdad

Me los pongo como una herida de guerra

Tanta vergüenza, tanta confusión, no estoy roto, o con moretones

Ahora soy un guerrero

Ahora tengo la piel más gruesa

Ahora soy un guerrero

Soy más fuerte que nunca

Y mi armadura, es de acero, no lo puedes alcanzar

Yo soy un guerrero

Y nunca puedes hacerme daño otra vez

Cantaba de manera anegada arrastrando al moreno a aquello que guardaba dentro de sí, pero que le hacía alegrarse porque muy en el fondo deseaba que aquella letra fuera una gran verdad en su vida y que aquel chico frente a él, el cual le estaba alterando la vida estuviese liberándose de sus sentimientos hacia su ex.

Pero las lágrimas que miró adornarle la cara a KyungSoo le empujó fuertemente hacia la realidad.

Hay una parte de mí que no puedo recuperar

Un niño que creció demasiado rápido

Sólo hacía falta una vez, nunca voy a ser el mismo

Ahora tomo mi vida devuelta hoy

No queda nada que pueda decir

Porque tú nunca vas borrar la culpa de todos modos

Ahora soy un guerrero

Ahora tengo la piel más gruesa

Ahora soy un guerrero

Soy más fuerte que nunca

Y mi armadura, es de acero, no lo puedes alcanzar

Yo soy un guerrero

Y nunca puedes hacerme daño otra vez.

KyungSoo terminó de cantar y para la sorpresa y alegría de JongIn, sonrió. Aunque podría notarse a leguas que no era una sonrisa real, KyungSoo estaba llorando silenciosamente y tratando de ocultar su rostro.

El moreno no hizo nada, no mostró indicios de moverse siquiera, solo estaba allí mirando en silencio como el llanto del pelinegro cesaba.

KyungSoo estaba llorando como no se lo había permitido en días anteriores y JongIn sabía por experiencia propia que llorar era el mejor remedio para los corazones rotos.

Pasaron largos minutos para cuando KyungSoo ya había secado sus lágrimas y vuelto a fruncir su ceño en su expresión habitual.

—Lamento sino fue un tema que pudiera dedicarte como tú me dedicaste Zutter a mí, pero de verdad era lo me estaba gritando el cerebro que cantara –dijo tomando asiento a su lado.

—Fue perfecta, hyung – respondió el moreno siendo sincero.

—Había jurado que no lloraría –dijo más para sí mismo que para su acompañante.

—A veces es bueno hacerlo – respondió seguro JongIn.

El silencio reinó de nuevo, esta vez mucho más cómodo mientras ambos miraban el logo moverse en la pantalla gigante del karaoke de aquí para allá sin ninguna reproducción y sin el menor ruido.

Ya no había indicio ni rastro de melodrama en el lugar. Había serenidad y KyungSoo sentía que se había quitado de encima mucha presión acumulada, aunque se sentía estúpido porque se había jurado no llorar y lo había hecho frente a JongIn, pero sí que se sentía mucho mejor, aunque sabía que tenía una charla pendiente con JongDae y que aún tenía mucho que superar, pero todo estaba claro, JongDae iba a casarse con alguien más y él iba a superarlo, cueste lo que cueste.

Ambos sabían que ya debían irse a casa, pero ninguno mostraba indicio de querer hacerlo. Se miraron por segundos porque no tenía más nada que hacer. El pelinegro no recuerda en que momento fue que giró su rostro hacia JongIn ni cuando este correspondió a su mirada, pero allí estaba hablándole sin hablar, aunque KyungSoo no entendía de qué hablaban.

¿Eran ideas suyas o ahora se estaban acercando?

El recuerdo del beso en el jardín de la casa de JongDae allanó su mente y su cara se tornó colorada. Y de repente estaba haciendo mucho calor en ese lugar.

JongIn tiene novia, pero besa a chicos.

La incertidumbre le volvió a golpear la mente.

No lo entendía, pero allí estaba a punto de besarlo de nuevo.

O tal vez no, porque ambos se sobresaltaron y se alejaron cuando escucharon unos golpes en la puerta de su sala y un joven con una camisa de cuello de algodón azul y con el logo de Karaoke "El Ruidoso" asomaba su cara por la puerta.

—Lo lamento, pero ya estamos por cerrar el lugar —dijo el joven apenado y luego se marchó.

KyungSoo miró a JongIn y este fingió toser antes de levantarse se su lugar.

—Bueno, ¿vamos? –le invitó.

KyungSoo asintió con la cabeza y también se levantó, pero antes de que ambos echaran a caminar a la salida tomó a JongIn del brazo.

—Lamento mucho todo lo que te he hecho pasar estos días –dijo con sinceridad –Sé que es muy extraño, pero gracias por hacer esto, JongIn. Al principio pensé que todo sería un desastre y que esto era una locura, aún creo que lo es, pero gracias –repitió.

KyungSoo fue consiente del sonrojo que trató de disimular JongIn en cuanto bajó la mirada.

No pudo interpretar de ninguna manera aquel gesto.

—Está bien –sonrió y disimuladamente miró su muñeca (que no tenía ningún reloj) –debemos irnos ya.

—Claro –respondió KyungSoo siendo consciente de que se había jodido lo que fuera que iba a pasar entre ellos hacia tan solo minutos.

Ambos salieron del lugar.

El viaje en el coche, fue en silencio. KyungSoo sentía que de alguna manera JongIn estaba incómodo con él, ya que no había dicho nada. Bueno, él tampoco lo había hecho, pero siempre era el moreno el que iniciaba una conversación entre ambos, ya fuera burlándose o insinuando alguna cosa entre ellos, pero esta vez parecía muy pensativo.

Ya era media noche cuando llegaron a casa y tratando de hacer el menor ruido posible subieron juntos las escaleras hasta sus respectivas habitaciones.

Pero Kyungsoo sentía que no iba a poder pegar un ojo tranquilo durante la noche, sino arreglaba lo que fuera que tuviera que arreglar con JongIn.

El moreno estaba a punto de entrar a su cuarto cuando lo llamó.

—JongIn –susurró a su espalda, no estaba seguro de porque lo detenía, ¿Qué iba a decirle? No sabía, pero sentía que no debían simplemente irse a dormir así.

—¿Sí? –preguntó susurrando para no despertar a nadie

—Yo...

Comenzó a hablar cuando una luz proveniente del baño invadió el pasillo oscuro y un SeHun despeinado y adormecido salía de este.

Ambos miraron al menor quien se había quedado estático en la puerta del baño, mirándolos con sorpresa.

—Yo... – divagó JongIn sin saber qué decir y retrocediendo para entrar a su habitación.

KyungSoo miró a su primo y luego detenidamente a JongIn frente a él, sintiendo que no podrían hablar para aclarar su extraña situación. Sin embargo en su mente rápidamente se formó otra idea, y antes de meditarlo bien o arrepentirse, alzó sus talones para llegar a altura del moreno y le dejó un dulce y detenido beso en la comisura de los labios.

—Buenas noches, JongInnie – susurró luego, para enseguida girarse y adentrarse a su habitación e intentar dormir. 

Oh SeHun quedó sorprendido.

Kim JongIn, también.










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