07
La mañana del sábado en Goyang era un poco más fresca que en Seúl, KyungSoo había despertado con buen humor a diferencia del día anterior. Si se lo preguntaban, él amaba, ama y amará por siempre su cama y la habitación en casa de sus padres, siempre que dormía allí podría decir que el día siguiente sería relativamente bueno.
Estaba sentado en la mesa del comedor acompañado de sus padres, su mamá estaba terminando de cocinar el arroz y su padre recién comenzaba a saborear su taza de café oscuro y sin azúcar con el diario en la mano.
—¿Deberías ir a llamar a JongIn, hijo?—Preguntó su madre —¿A qué hora suele despertar?
—¡Yerim¡ ¿Por qué KyungSoo debería saber eso? —preguntó el hombre mayor sentado en la mesa.
—Oh, no, In Seung, ambos son adultos, no creas que no han dormido juntos ni una sola vez, eso era en tiempo de antaño que la juventud...
—¡Mamá...! —interrumpió el pelinegro, no quería escuchar lo que iba a decir —. Los sábados suele despertar un poco tarde — dijo, aunque realmente no lo sabía.
Pese a que JongIn si le había enviado en un correo electrónico con datos sobre él, KyungSoo le había pedido ser específico y este lo fue mucho, colocando solamente que tenía 21 años, bailaba y le gustaba el pollo frito, pero al pelinegro le había parecido suficiente en aquel momento.
—Oh, bueno, entonces desayunaremos solo nosotros — dijo resignada la mujer, pero toda esa idea se la llevó el viendo como si fuera polvo.
—¡Buenos días! —dijo un tímido pero muy despierto y casi despeinado moreno, entrando a la cocina.
KyungSoo lo miró, era evidente que acaba de despertar, pero ¿porque lucia tan bien?, ¿era posible despertar y lucir así?
—Ah... pero hoy si madrugó —dijo la señora de la casa con una sonrisa, iban a desayunar con el nuevo novio de su hijo, eso le emocionaba.
—Quien duerme en casa ajena tempranito lo levantan —aseveró el señor Do sin dedicarle la mirada al moreno.
KyungSoo pudo notar cómo JongIn era intimidado por su padre, este estaba siendo muy grosero con él aún.
—Ya estamos por desayunar, JongInnie— anunció la madre.
—Siéntate —Invitó KyungSoo mirándole detenidamente.
JongIn traía puesto un pijama de camiseta negra y pantalones de algodón de cuadros azules, algo muy masculino que le dejaba ver un poco sus brazos ligera, pero notoriamente marcados; su cabello lacio estaba un poco desordenado, pero le daba un aspecto relajado que en él quedaba muy bien.
El moreno le dirigió la mirada y al igual que él lo hacía, le estudió el atuendo.
—¿Pororo? —preguntó al mirar cómo la camiseta del más bajito estaba cubierta de ese pingüinito.
—Sí, a KyungSoo le gusta Pororo desde que es muy pequeño, ¿no lo sabías JongInnie? —preguntó algo confundida Yerim.
Ambos jóvenes palidecieron.
—¡Claro que lo sabía! —mintió, al parecer a BaekHyun se le había olvidado aquel pequeño detalle — Es solo que ese pijama jamás lo había visto —mencionó y enseguida el hombre sentado a su derecha estampó con una mano el periódico en la mesa aún vacía.
—¿Lo has visto en pijamas antes?— preguntó con un deje de horror en la voz.
El moreno se puso muy rígido, no sabía que responder.
—Yo... bueno, no —Miró a KyungSoo buscando algún tipo de ayuda pero no la encontró —¡No, señor! —Negó con euforia.
Y pese a la vergüenza que sentía, KyungSoo no podía evitar reír por la cara de espanto que tenía el menor.
—Do In Seung-ah, ya te he dicho que la juventud de ahora no es como cuando tú y yo...
—¡¿Mamá?! —KyungSoo se vio forzado a interrumpir, ya había sido suficiente.
—Te estoy vigilando, JongIn —dijo el mayor y volvió a tomar el diario en sus manos.
El moreno sintió como la presión arterial se le bajaba y miró a KyungSoo en busca de comprensión, este le envió una mirada de disculpa.
La señora Do sirvió el desayuno, pese a que JongIn se había ofrecido a ayudar KyungSoo no lo permitió.
Una vez que terminaron de comer, el hombre de la casa se levantó asegurando que ahora si podría ir a regar las plantas del jardín y el moreno anunció que iba a tomar una ducha para luego pasear por los alrededores.
KyungSoo se quedó solo con su madre.
—¿Todo está bien? —preguntó mientras el de ojos grandes secaba los platos y los guardaba en la alacena.
—!Sí! —contestó vagamente.
—Me refiero a ¿todo bien? —Su madre repitió la pregunta mirándole a la cara.
—!Sí! —Volvió a decir KyungSoo correspondiendo a esta.
La señora dejó a un lado la esponja enjabonada y se lavó la espuma de las manos en el grifo para luego cerrar la llave.
—Estoy hablando de la boda de JongDae, hijo —Acribilló la señora, KyungSoo no estaba preparado para hablar de eso
—Mamá...
—JongIn es apuesto, parece bueno, pero, ¿En verdad has olvidado ya a Chen? — Chen, así le llamaban todos a JongDae en Gyeonggi, así le llamaba él desde que eran muy jóvenes.
Guardó silencio.
»¿Hijo?
—!Sí! —mintió sin mirarla a la cara esta vez.
—¿Seguro?, eso quiere decir que...
—Estoy enamorado de JongIn —mintió y el corazón se le aceleró por ello, no le gustaba ser un farsante, le aterraba.
—!Eso me alegra mucho! —dijo su madre —Saber que has superado todo, temía que fuera duro para ti, pero...
—No lo es —dijo colocando el paño que tenía en las manos sobre la mesa —Todo está bien, iré a ducharme y luego le enseñaré el lugar a JongIn —anunció, deseando por dentro que aquello fuera verdad que pudiera de verdad amar a otra persona, una que no fuera JongDae, una que pudiera ser JongIn, pero lamentablemente no era así.
—Bien, ve —dijo la mayor asintiendo y sonriendo dulcemente.
Salió de la cocina encontrándose en el camino con un moreno bañado y bien perfumado vistiendo unos jeans rotos y una camisa de algodón de mangas largas blanca.
—KyungSoo —saludó el moreno sonriéndole.
—Tomaré un baño y me cambiaré, ¿quieres ir a caminar luego? —inquirió educadamente.
Quisiera ir o no, él se iría, solo quería salir de casa y evitar preguntas como las que recientemente había hecho su madre.
—¡Claro! —Se encogió de hombros el moreno sin prestar tanta atención al hecho.
—Puedes esperar en el jardín con mi papá —ofreció el mayor.
—¿Tu papá? —JongIn frunció el ceño escéptico ante la idea.
—O puedes esperarme en la sala —Alternó KyungSoo.
—¡La sala! —confirmó el moreno decidido.
—¡Está bien! —dijo esbozando una burlona y acorazonada risa el mayor y terminó de subir las escaleras hasta la habitación.
Una vez que terminó de arreglarse volvió a bajar a hasta la sala, pero con un sentimiento de miedo instalado en el pecho, había decido dar un paseo e iría con JongIn, su novio falso.
Un paseo por el lugar, un lugar en el que se podría encontrar con JongDae en cualquier momento y no estaba listo para eso, no quería, él no sabía si al verlo podría soportar las lágrimas, la rabia y el dolor que aún sentía, no sabía si lo encontraría solo, con sus padres o con su futura esposa, sea como sea que llegue a verlo, sabe que le dolerá. Y eso le estaba amargando la vida.
En cuanto llegó a la sala de su casa, no miró a JongIn por ningún lado, lo buscó en la cocina y tampoco lo encontró, así que decidió salir hasta el jardín.
—¡¿Y te haces llamar hombre?! — Escuchó la voz regañona de su padre — Si no puedes sacar una planta pequeña de raíz tú solo, no puedes decir que eres hombre, esta juventud de ahora que...
—¡¿Papá?! —exclamó el pelinegro reprendiéndo. JongIn estaba hincado en el suelo sobre una mata de rosas secas y estaba jalando para sacarla —Deja a Kai en paz —Pidió alzando un poco la voz.
—¿Kai? —preguntó el señor de edad media con sorna y un ceño medianamente fruncido.
—!Sí!, Kai —aseveró el pelinegro ya estando a un lado de ambos.
—¿Qué clase de nombre es ese? — preguntó el mayor —Acaso, ¿eres extranjero?
—Es mi nombre como bailarín —explicó el moreno poniéndose de pie e hiper ventilando por el reciente esfuerzo.
—¿Bailarín? ¿Qué bailas? —cuestionó el mayor con mucha soberbia —¿Hop Hop?
Ambos jóvenes se miraron con sorpresa y confusión al mismo tiempo.
—Es hip hop, señor Do —corrigió el moreno —, pero no, bailo Jazz...
A KyungSoo le pareció interesante, sabía que el bailaba, pero jamás había preguntado qué, exactamente. Dios le perdonara, pero él había pensado que si era un gigoló.
—¿Jazz?
—!Sí!, y también Ballet —agregó el moreno y KyungSoo lo miró con el ceño fruncido por la curiosidad.
Ballet. Tal como el novio de su cliente, entonces, ¿Kai podría ser ese novio?
Pero...
¿Por qué piensas tanto en eso?
Se preguntó enfadado.
***
Luego de que su padre los obligara a los dos a sacar de raíz la planta de rosas secas en el jardín, ambos tuvieron que ir de nuevo a la habitación a cambiarse de ropa si querían salir, ya que había terminado llenos de tierra, barro y con algunas heridas por las espinas secas del tallo de la rosa en las manos.
La señora Do les había encargado que si llegaban cerca del centro le compraran unas cuantas cosas para la cena, porque sus tíos llegarían esa tarde y se quedarían el resto de la semana para también asistir a la boda de JongDae.
Tanto la familia Do como la Kim habían sido cercanas durante años, la boda de la generación más joven era algo que ninguno se perdería, por eso sus tíos y primos vendrían y se quedarían en casa.
Su madre le advirtió que el domingo irían a cenar con los Kim y que obviamente vería a JongDae, claro que él había actuado con indiferencia, pero ahora estaba muy preocupado.
—Me duele el dedo —Se quejó el moreno viendo su pulgar derecho con una herida de espina.
—Lamento mucho que mi padre te moleste tanto —KyungSoo comentó con vergüenza.
—Ya deja de disculparte. Así son los suegros —dijo de broma.
—Igual, yo sé que no lo es...
—Pero él no lo sabe —afirmó JongIn.
—Por cierto, anoche dijiste que nunca habías conocido a tus suegros ¿Cómo es que no conoces a los padres de tu novia? —dijo y enseguida recordó al rubio que fue a su negocio y el hecho de que se llamara TaeMin y su novio bailara ballet, ¿podría Kai ser ese novio? Pero, entonces ¿por qué mentiría? Y ¿Por qué al él le importaba eso? ¡Carajo!
—Ah... pues, ella no es de Seúl
—¿Ah, no?
—Vive en Seúl, nació en Seúl, pero sus padres ahora viven en Busan, es por eso que...
—¿Vive en tu departamento?
—¿Qué?
—¿No vives solo verdad? — Y dale con la preguntadora. Se reprendió a sí mismo mentalmente, no debería estar interrogándolo.
—No, pero...
—Está bien, no sé ni porqué pregunto, no es mi asunto.
—¡No!, digo, no importa —Se encogió de hombros — puedes peguntar si...
—No, te he prohibido hacer preguntas, no es justo que yo las haga.
JongIn lo miró detenidamente y luego asintió pensativo.
—Como quieras —dijo encogiéndose de hombros —ya es casi medio día, ¿adónde me llevas?
—Mmmh, ¿quieres pollo frito?
—¿Qué? —preguntó con un brillo en los ojos el moreno, KyungSoo no pudo evitar soltar un risa al verlo.
—Sí, ¿te gusta no?, lo escribiste en mayúsculas en el correo de una línea que me enviaste.
—Sí, me gusta —afirmó -— ... y sobre el correo, no tengo mucho que decir.
—¿En serio? ¿Sólo eres un tipo de veintiún años que baila y come pollo frito?
—Digamos que sí, aunque también hago otras cosas, pero no somos tan cercanos —dijo levantando la cejas.
-Ugh ¿Qué insinúas?
-Nada malo, pervertido, vayamos por ese pollo frito muero de hambre.
Ambos caminaron en busca de un lugar en el cual comer, el cual consiguieron rápidamente.
Tras pasar casi media hora compartiendo la mesa con Jongin, KyungSoo no entendía como era que podía ser tan delgado, porque a pesar de ser bailarín y toda la cosa, una persona que comiera de aquella manera pollo frito simplemente no podía ser delgada.
JongIn se había comido casi dos pollos él sólito, mientras que KyungSoo había probado medio muslo y dos alitas, le gustaba el pollo frito, ¿a quién no?, pero lo que tenía enfrente en la mesa era monstruoso.
—¿Qué? —preguntó el menor al notar la mirada del bajito sobre él.
—Nada, quería decirte que... he dejado la billetera — La pieza de pollo que sostenía JongIn en la mano cayó al plato.
—¿Qué? dijiste que pagarías —dijo con cara de pánico mirando hacia los lados con la cara llena de salsa barbecue.
—Es broma, ¡dioses!, ¿Quién come pollo de esa manera? ¿Eres humano?
—No juegues así —Se quejó el moreno —Y esto es pollo frito, no puedo evitarlo, es mi delirio.
—Ya puedo notarlo, ¿quieres apresurarte? Mi madre espera que le lleve unas cuantas cosas para la cena y planeo ir al parque hasta Suwon antes de irnos a casa.
—Tienes razón, además creo que ya estoy muy lleno —dijo frotando su abdomen con la mano diestra.
—¿En verdad? —El moreno asintió — sería justicia —dijo sarcásticamente y JongIn fingió con un gesto estar ofendido.
—¿Qué hay en ese parque que mencionas?
—Nada especial, es solo un parque, quiero ir un rato, pero si prefieres que nos vayamos a...
—No, está bien, prefiero ir al parque y caminar por horas sin rumbo fijo antes que estar en la casa cerca de tu papá, ya sabes, me odia—. Sonrió apenado.
KyungSoo rió por lo bajo. Su padre no lo odiaba, de hecho él había notado que le agradaba, solo que lo mostraba de aquella peculiar manera y JongIn no lo conocía bien para saberlo.
***
Habían caminado un buen rato por el parque pese a las quejas del bailarín, quien no dejaba de repetir que le dolían los pies y quería descansar, pero KyungSoo no le había prestado atención, aquel era su lugar favorito desde que era niño y estar allí le calmaba, no importara con quien estuviese y lo mucho que molestara, si había pasado todo un día con BaekHyun en ese lugar la última vez que fue, podría aguantar la compañía de su novio ficticio por un rato.
JongIn comprendió que KyungSoo había entrado en un trance de ensimismamiento estando en aquel lugar y que lo mejor sería dejarlo en paz. Se lanzó descalzo sobre la grama junto a un árbol mientras el mayor caminaba hacia un pequeño estanque y le arrojaba piedras.
Tras un buen rato en el que casi se queda dormido, sintió la cercanía de KyungSoo, quien estaba sentándose a su lado en la grama.
—Este tipo de lugares no son lo mío, pero este, es muy tranquilo, podría volver —dijo JongIn con los ojos cerrados, estaba recargado en su espalda sobre el árbol con las piernas cruzadas y manos entrelazadas sobre su regazo.
—Lo sé, siempre venía aquí cuando era niño, sobre todo cuando iba a la preparatoria. Me relaja.
—¿Por qué? —lo miró.
—No lo sé, sólo me siento tranquilo, viene muy poca gente, odio los lugares concurridos.
—¿Los centros comerciales?
—Los aborrezco.
—Ya lo sabía, pero ofreciste llevarme a uno —recordó.
—Lo sé, lo recuerdo —dijo poniendo los ojos en blanco —Ya se está haciendo tarde, debemos ir a la tienda antes de ir a casa —dijo levantándose y ambos comenzaron a andar.
Llegaron a casa casi junto con la puesta de sol, encontrando en el frente de esta dos coches que KyungSoo identificó como los de su tía y su primo.
Se detuvo antes de entrar.
—¿Qué sucede? —preguntó JongIn quien llevaba en la mano diestra la bolsa de las compras.
—Mi primo... -—respondió frunciendo los labios.
-¿Qué con él?
—Dame tu mano —pidió y el moreno las juntó entrelazando los dedos con los del pálido sin dudarlo —Es amigo de Chen, JongIn, cuando él esté cerca debemos actuar de forma convincente —aclaró en un susurro viéndolo a la cara y abrió la puerta con la mano que tenía libre.
—¿Qué quieres decir? —preguntó el moreno.
KyungSoo se mordió el labio inferior con ansiedad.
Ese gesto bastó para que el moreno le entendiera.
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