—Beom...

—¿Qué?

—Y si te digo que me estoy enamorando, ¿qué dirías?

Noté cómo su ceño se fruncía. —¡Estás loco, Choi Yeonjun! no puedes enam-

Él con sus manos rodeó mi cintura, apegándome más a su cuerpo, como si quisiera tenerme en sus brazos para siempre.

Sus esponjosos labios eran más suaves de lo que algún día me imaginé.

El clima era frío, por el viento que fluía con la lluvia, pero sus labios eran cálidos, como una taza de chocolate caliente en pleno invierno.

Me sentía tan cómodo en sus brazos, y mis labios haciendo contacto con los suyos, era el paraíso.

Creí ese momento eterno...

—Yeonjun, ¿otra vez lo mismo? te hablo y de un momento a otro, tu mente está en otro mundo. Estás muy diferente últimamente —suspira—. Cuéntame todo.

—¡Lo besé! —solté las palabras de golpe y sin previo aviso.

Beomgyu puso su mano en el corazón, parecía que le daría un infarto en cualquier momento.

—Yeon, sabes que lo que hiciste estuvo mal, ¿cierto?

—Si, p-pero...

—"Pero" nada, tienes que cancelar el servicio. Dile a esa empresa que ya estás satisfecho con el servicio y no necesitas el novio.

—No, Beom, no quiero hacerlo.

—En la página web advierten eso, ¡no te ilusiones! es actuación —su tono de voz hizo énfasis en la última palabra, causando una punzada de dolor en mi pecho.

—Beomgyu... —mi voz se quebró, y mis ojos se inundaron de lágrimas. Una vez más, ahí estaba yo, llorando por un chico.

—Yeonjun, discúlpame, no quería hacerte llorar...

—No fuiste tú quien hizo que llorara, fui yo mismo. Me di cuenta que soy un gran idiota, ¿cómo puedo enamorarme de alguien que sólo le pagan por hacer eso, que sólo está haciendo su trabajo? —hundí mi rostro en la almohada. —A veces realmente me odio, me odio por escoger a las personas menos indicadas para amar.

—No te culpes, por favor... eres un chico muy hermoso y dulce, encontrarás a alguien que te ame con todo su corazón, ya lo verás...