Otro día donde debía asistir al instituto.

Desayunaba sin una gota de empeño, sólo quería que el día terminara rápido para volver a casa, no quería ni toparme con Heeseung.

Hasta que mis pensamientos se iluminaron. Mi nuevo novio.

—¡Mamá! si un chico lindo y alto me busca, me llamas, ¿está bien?

—¿Tienes otro novio? ¿Así de rápido superaste a Heeseung? —abrió ligeramente su boca, sorprendida.

—Es una larga historia, pero luego lo sabrás —me levanté de mi asiento y le planté un beso en la frente. —¡Nos vemos más tarde, adiós!

—¡Ten un buen día, cariño!

Corrí para alcanzar el autobús.

Tal vez de sólo pensar que puedo provocarle celos a mi ex con mi nuevo novio me levanta un poco el ánimo.

Beomgyu siempre tiene la razón.

Es hora del receso, y como de costumbre voy a la cafetería para comprar mi almuerzo.

Después de formar la extensa fila para comprar la comida, logré sentarme en una de las mesas apartadas del resto.

Antes me sentaba en la mesa de los populares, por ser el novio del gran Heeseung. Creí que tenía amigos, pero todos me tendieron una trampa.

Todos lo sabían, sabían lo de la apuesta.

Ahora sólo me he aislado de todos. Prefiero estar solo, a estar rodeado de gente falsa...

—¿Estás llorando porque Heeseung te dejó? —hizo un puchero a modo de burla.

Le arrancaría la peluca, pero no tengo ganas de estar en detención.

—Nunca vi a alguien tan estúpido como tú, ¿cómo no se dio cuenta?

Reían entre ellos, se reían de mí.

—Que tonto.

Reían.

Reían.

Reían.

Y por si no les quedó claro: Reían.

Quería tragarme las lágrimas, no quería que me vieran tan vulnerable, pero me fue imposible. Tal vez tenían razón y sólo debía aceptar la realidad, soy un tonto...

—Ow, está llorando el bebé, anda, llama a tu mami —seguían riendo, y yo no podía dejar de llorar por más que quisiese.

—¡Ya basta! ¡Déjenlo en paz! —una voz masculina retumbó en el lugar.

Ya no se escuchaban las risas, solo  murmullos y luego pasos alejándose, así que asumí que se fueron.

Levanté mi cabeza, sorbiendo un poco mi nariz.

—Disculpa, ¿sabes quién es "Yeonjun"?

Era esa voz de nuevo, detrás mío.

Giré mi torso un poco a la izquierda, para saber de quién se trataba y por qué me buscaba.

Al girar vi a un ángel, a mi ángel salvador.

Rápidamente me sequé las lágrimas con las mangas de mi suéter.

—Soy yo, Yeonjun —hablé un tanto temeroso.

Observé una pizca de sorpresa en el rostro de ángel que tenía ese chico castaño.

Los que hace un momento me estaban hablando feo, miraban desde su mesa, expectantes.

—Hey, ¿por qué llorabas? no le tienes que hacer caso a esas horribles personas. Lo que sea que te hayan dicho, es mentira, sólo te envidian.

—No tengo nada que puedan envidiar.

Él se sentó frente a mí en la mesa.

—Tal vez tu belleza, eres un chico muy lindo y los chicos lindos no lloran —sentí que me derretía en cuanto sonrió. ¡Es muy tierno!

Su linda sonrisa me hipnotizó por completo.

—Sólo lo dices por pena —mis mejillas se sonrojaron al escuchar a ese chico tan atractivo decirme eso.

—¡Claro que no! lo digo enserio —un pequeño puchero se formó en sus labios—. ¡Oh! casi lo olvido, no me he presentado formalmente...

Quedé hipnotizado una vez más al verlo sonreír.

—¡Hola! yo soy Hueningkai, y desde ahora, seré tu novio.

Espera, ¿qué?

—Sé que doy pena, pero no es para tanto.

Una suave risa abandonó sus labios. —Me dijiste que eras Yeonjun.

—Si...

—Soy el chico de la página "Novios a domicilio".