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le premier regard
Park Jimin había pasado la mayor parte de su vida en las sombras, observando el mundo con una mezcla de curiosidad y anhelo. Nunca fue el tipo de persona que acaparara la atención. Prefería los rincones tranquilos de la biblioteca, los rincones donde podía perderse en historias que, aunque fantásticas, siempre tenían un trasfondo de realidad que resonaba en su corazón. Pero había una historia que se repetía cada día, una historia que no pertenecía a las páginas de un libro, sino a la vida real. Y esa historia giraba en torno a Jeon Jungkook, el carismático capitán del equipo de fútbol de la escuela.
El rubio no recordaba con exactitud cuándo comenzó a fijarse en aquel chico. Tal vez fue en un día cualquiera, cuando sus miradas se cruzaron fugazmente en el pasillo, o tal vez en una de esas interminables tardes de entrenamiento donde Jungkook parecía brillar bajo el sol de otoño. Lo que sí sabía era que, desde ese instante, su corazón había comenzado a latir de manera diferente, con un ritmo desacompasado que lo mantenía despierto por las noches.
Sin embargo, Jimin era tímido, reservado. Le resultaba imposible acercarse a Jungkook, no por falta de oportunidades, sino por la barrera de inseguridades que él mismo había construido a su alrededor. Observaba a Jeon desde lejos, admirando la manera en que se movía, la facilidad con la que sonreía y cómo lograba que todos a su alrededor se sintieran atraídos por su luz. Para él, Jungkook era inalcanzable, un sueño que no se atrevía a soñar en voz alta.
Una tarde, mientras estaba perdido en sus pensamientos, su hermano mayor, Park Taehyung, se le acercó en la sala de estar.
Taehyung, con su actitud siempre despreocupada y sonrisa encantadora, era todo lo que Jimin no era. Confianza personificada. Él siempre había sido protector con su pequeño hermano, y había notado los cambios sutiles en su comportamiento. Las miradas furtivas que lanzaba al chico con cabello cereza durante los entrenamientos, el rubor que coloreaba sus mejillas cada vez que el capitán se acercaba siquiera un poco. Y aunque nunca había dicho una palabra sobre sus sentimientos, Taehyung había atado los cabos con la precisión de un detective.
—¿Has pensado en hablar con él? —preguntó Taehyung, de manera casual, como si la respuesta no significara mucho para él, aunque en realidad sabía que sí lo hacía.
Jimin se sobresaltó, levantando la vista de su libro para encontrarse con la mirada inquisitiva de su hermano.
—¿Hablar con quién? —respondió, intentando aparentar indiferencia, pero el temblor en su voz lo delató.
El mayor sonrió, inclinándose hacia adelante en el sofá para estar más cerca de él.
—Jungkook. Sabes de quién hablo, Minnie.
Jimin sintió como si un balde de agua fría le cayera encima. Intentó formular una respuesta coherente, pero solo logró balbucear.
—Yo... No... —comenzó, pero Taehyung lo interrumpió, riendo suavemente.
—No tienes que decir nada. Solo quiero saber si realmente te gusta. Porque si es así, podría... —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—, podría ayudarte a acercarte a él.
Jimin negó con la cabeza rápidamente.
—No... no es necesario. Es solo un... Es solo que lo admiro, ya sabes. No necesito...
Taehyung lo observó detenidamente, su expresión suavizándose. Conocía a su hermano demasiado bien para saber cuándo estaba mintiendo, o más bien, ocultando la verdad. Y aunque Jimin intentara esconder sus sentimientos, Taehyung sabía que el silencio de su hermano solo era una forma de protegerse a sí mismo del dolor de la posibilidad del rechazo.
—Minnie, escúchame —dijo, tomando las manos de su hermano con suavidad—. Sé que tienes miedo, pero no puedes pasar toda tu vida sintiendo cosas por alguien sin hacer nada al respecto. No es justo para ti. Y... nunca sabrás lo que podría pasar si no te das la oportunidad.
Jimin bajó la vista, sintiendo que sus ojos comenzaban a humedecerse. Había pensado en ello incontables veces, en cómo sería hablar con Jungkook, escuchar su voz dirigiéndose a él, ver una sonrisa destinada solo a él. Pero también había imaginado el desastre, el rechazo, la vergüenza. Y el miedo siempre había ganado la batalla, manteniéndolo en su lugar, quieto, como una sombra.
—No sé si puedo hacerlo —murmuró, sintiendo un nudo en la garganta.
—No tienes que hacerlo solo —respondió Taehyung con firmeza—. Yo te ayudaré. Y Eunwoo también.
Jimin levantó la vista, sorprendido.
—¿Eunwoo?
Taehyung asintió.
—Sí, es mi mejor amigo, y creo que él sabe lo suficiente sobre la situación. Le gusta idear planes y tiene un talento especial para esto. Entre los tres, podemos encontrar una manera para que te acerques a Jungkook sin que te sientas incómodo.
Jimin no podía creer lo que estaba escuchando. La idea de que su hermano y Eunwoo, el chico que siempre había admirado por su inteligencia y creatividad, estuvieran planeando ayudarlo a acercarse a Jungkook era, en cierto modo, abrumadora.
—¿Y cómo... cómo funcionaría? —preguntó, su voz temblando de inseguridad.
Taehyung sonrió, satisfecho de haber captado el interés de su hermano.
—Primero, necesitamos que Jungkook se fije en ti. Y para eso, debemos encontrar la manera de destacar tu presencia, de hacer que te note. Tal vez no lo sepas, pero eres increíblemente talentoso. Y no hablo solo de tus habilidades de canto y baile, que por cierto, son impresionantes. Tienes una dulzura natural que atrae a las personas, y solo necesitas mostrarte un poco más para que Jungkook lo vea.
Jimin escuchaba en silencio, con el corazón latiendo a mil por hora. La sola idea de llamar la atención de alguien como Jeon lo llenaba de una mezcla de miedo y emoción.
—Podríamos empezar por algo sencillo —continuó—. Eunwoo sugiere que podrías unirte a algún proyecto en el que Jungkook esté involucrado. Algo que te dé la oportunidad de estar cerca de él, de hablarle sin sentirte presionado. Tal vez algo relacionado con la escuela, un evento o una actividad extracurricular.
El menor asintió lentamente. Sonaba aterrador, pero también era la primera vez que algo parecido a una posibilidad se presentaba ante él.
—Y luego —dijo, con una sonrisa cómplice—, lo llevaremos un paso más allá. Crearemos momentos, oportunidades, para que puedas conocerlo mejor, y para que él pueda conocerte a ti. Sin presión, sin expectativas, solo dos chicos conociéndose.
Jimin no podía evitar sentir una chispa de esperanza brotar en su interior. Por primera vez, la idea de estar cerca de Jungkook no parecía tan imposible.
—¿Y si no funciona? —cuestionó, todavía inseguro.
Taehyung apretó sus manos con calidez.
—No pienses en eso ahora. Solo enfócate en dar el primer paso. Yo estaré aquí para apoyarte, pase lo que pase.
Jimin respiró hondo, tratando de calmar sus nervios. Tal vez, solo tal vez, podría funcionar. Tal vez era hora de dejar de esconderse en las sombras y dar el salto hacia la luz que Jungkook irradiaba.
Y así, con la promesa de Taehyung resonando en sus oídos y el plan de Eunwoo tomando forma en su mente, Jimin decidió que daría ese primer paso. No sabía lo que le esperaba, pero por primera vez en mucho tiempo, estaba dispuesto a descubrirlo.
—La operación: Aimer Jungkook, comienza oficialmente.
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