Mini historia (Tres +18)
Wey vengo transportándome casual y me acordé de esto. Voy a escribirlo antes que se me vaya la idea, no sé sorprendan si ven errores ortográficos.
Estoy inspirada escuchando the weekend, haber si lo subo apenas termine 🤫 Pero advierto que esta vez va a ser un poco más explícito.
Si, me voy a atrever... #miedo #NoMeJuzguen (O.O)
NO quiero ningún niño ni por equivocación aquí ✋
El guapísimo Hoshina x lectora femenina
Contexto: Tus amigas te obligan a celebrar tus 19 años al máximo en un ambiente muy diferente a lo que conocías y terminó siendo la mejor noche de tu vida.
Continuación - parte 3
Recomiendo escuchar I was never three x under under the influence (Combinación de canciones de the weekend)
Disfruten mis discretos.
[...]
El alcohol ya no tenía la culpa de las decisiones de Soshiro y mías... porque queríamos esto. Recuperamos la compostura y él me tomó de la mano para que saliéramos de la discoteca, íbamos con cierta sonrisa que demostraba que nuestra noche no terminaría ahí.
La firmeza de su mano me hacía desear que no fuera delicado con el resto de mi cuerpo, imaginaba la fuerza que podía llegar a tener.
Nos dieron un trato especial, salimos a un parqueadero exclusivo y nos fuimos en su auto, se veía lujoso; los vidrios polarizados daban la privacidad que necesitábamos.
Soshiro me abrió la puerta y me colocó suavemente el cinturón mientras plantaba otro beso sugerente en mis labios.
Seguíamos sonriendo por los efectos del deseo de nuestro interior.
Cuando se sentó para conducir, lo hizo con una concentración que me intrigaba. Comencé a juguetear con su brazo mientras él no quería desconcentrarse, ante mis provocaciones, no tuvo más opción que recorrer mi pierna con su mano mientras conducía.
Eso llegaba a agitarme un poco, a pesar de que sólo fuera su mano.
En cada semáforo en rojo; aprovechabamos para seguir con nuestras provocaciones.
Entre besos pasionales. Soshiro comenzó a conducir con más rapidez, parece que él también tenía prisa por llegar.
Me deleitaba con la vista de su sonrojo y su excitación en su entrepierna, mientras trataba de conducir con concentración; ese agarre de sus brazos era muy firme, y estaba provocando que mi imaginación comenzara a ser creativa.
Se estacionó frente a un apartamento que resultaba muy agradable a la vista. No se veían muchas casas vecinas alrededor; en su lugar, se extendía un campo, un parque y una piscina cristalina. Todo parecía formar parte de la propiedad de Soshiro.
"Ya llegamos a mi apartamento, ¿te gusta?", mencionó, recostando su rostro en el volante del carro, sonrió por mi expresión al observar el lugar.
"Se ve muy agradable", admití con una sonrisa.
"Eso pretendo, quiero que todo sea de tu agrado esta noche", dijo con una sonrisa traviesa, mientras acariciaba mi pierna.
"Me encanta la idea", dije mientras me sonrojaba por su toque, esta vez estaba subiendo a mi entrepierna y le dió un leve apretón.
Soshiro sonrió y se acercó para quitarme el cinturón. Sin embargo inclinó su cabeza para atacar con chupetes mi punto débil: Mi cuello.
Podía sentir que nuestro entusiasmo estaba apunto de llevarnos al punto máximo de la lujuria. "Aquí estaremos solos, como lo necesitamos", murmuró en mi cuello con un tono de voz excitado, provocando una evidente tensión entre nosotros.
La ansiedad de recorrer nuestros cuerpos era creciente a medida que pasaban los segundos. Soshiro bajó rápidamente del carro, me abrió la puerta y me guió de la mano a la entrada de su apartamento.
Cuando entramos, estabamos un poco desesperados. Soshiro cerró la puerta con fuerza y sonidos lascivos comenzaron a resonar en su sala.
Sentí que sus manos recorrían mis muslos, y en un movimiento hábil me cargó con sutileza. Mientras enrollaba mis brazos en su cabello, él profundizaba nuestro apasionado beso.
Me perdía en sus labios mientras enredada mis piernas en su cadera. Pero parece que ya tenía prisa por seguir, porque me acercó a los sofás de su sala. Me tiró con delicadeza en su cómodo y lujoso sillón. Traté de jalar su camisa para quitarla;
quería ver su cuerpo.
Se acercó lentamente a mi rostro y sopló con divertido mi oído, era con toda la intención de provocarme; le encantaba jugar con mis instintos.
Él sabía lo que hacía a la perfección.
Luego olió con deseo cada parte de mi cuello... cuando menos lo pensé, empezó a darme mordidas que me hicieron gemir. Sus colmillos se sentían como leves piquetes, pero con el movimiento de su boca y su aliento, hacían arder mi interior.
El se alejó, sonrojado y satisfecho por los gemidos que me provocó. Se quedó mirándome detalladamente mi cuerpo, yo quería que hiciera más que solo ver.
El sonrió mientras se quitaba la camisa, la vista te hacia agradecer tu existencia.
Ese hombre tenía varios músculos bien desarrollados y sentí que la borrachera se me quitó al verlos con detalle."Puedes tocarme si lo deseas", ofreció con una sonrisa coqueta.
No desaprovecharía eso.
Recorrí su pecho con mucha curiosidad y honestamente se sentía cálido. Sin embargo, no estaría conforme con eso... bajé lentamente mi mano a su zona baja, mientras la ansiedad comenzaba a hacerse presente.
Quería ver más.
Claramente él se dió cuenta de la prisa que me invadía, así que se arrodilló lentamente para quitarme los tacones y me miró de manera lasciva desde ahí.
Era una mirada llena de deseo hacia mí.
Mientras miraba mi entrepierna, un dejo de diversión apareció en su rostro. "Me gusta verte desde aquí abajo", bromeó con un tono seductor.
"¿Sólo verás?", pronuncié con cierta incitación mientras abría más mis piernas, queriéndole decir sutilmente que ya quería pasar al siguiente paso.
Apoyó sus brazos en el sillón al ver mi acción y se recostó hacia mí con delicadeza, mientras pronunciaba: "Quiero hacer algo más que verte". Podía sentir el calor de su cuerpo con más claridad gracias a que se había despojado de su camisa.
Pero la euforia me estaba invadiendo por el deseo en mi entrepierna; nuestras intimidades entraron en contacto, provocando cierta fricción. Honestamente, sentirlo así de cerca conmigo era fascinante.
Quería sentirlo sin ropa.
Él no me quitaba la mirada de mis ojos, parecía que quería grabar todas y cada una de mis expresiones en su mente. Desplazó su mano lentamente por mi brazo y acarició las tiras de mi vestido, sus ojos eran tentadores y su toque celestial.
"________", me susurró un poco agitado, parece que el contacto lo estaba afectando también.
"¿Me das permiso de tocarte?", su tono de voz ronco me hacía saber que tenía urgencia.
Pero no era el único.
"Por favor", dije sin vergüenza alguna.
Ese permiso lo fue todo, era el inicio de lo que sucedería, algo que no tenía reversa.
A partir de ahí, éramos un hombre y una mujer en completa privacidad e intimidad.
Los sonidos que se escuchaban eran jadeos de ambos. El bajó las tiras de mi vestido y se deleitaba con la vista mientras mostraba una sonrisa que era correspondida por mí.
Me tocaba y me besaba con una precisión muy impresionante, como si supiera que hacer.
Comenzó a dejar chupetes más agresivos, unos que lo más probable es que me dejarían marcas por sus colmillos. Sin embargo, parecía hacerlo a propósito.
Era como si me quisiera reclamar.
Su recorrido se dirigió a mi pecho y suspiré con un poco de nervios ante su confianza. Acarició con su mano delicadamente uno de mis senos, eso despertaba sensaciones en mí mientras apretaba juguetonamente una y otra vez.
Como si fuera un botón que estuviera encendiendo.
Pero eso no fue lo que me debilitó... supe que estaba perdida cuando, sin aviso alguno, sentí su otra mano acariciar mi intimidad. Ambos toques eran demasiado para alguien inexperta como yo, él observaba mis reacciones divertido... buscando mi punto de placer.
Movió un poco mi ropa interior y comenzó a tocar mi zona mojada, recorría lentamente cada parte de mi piel.
Estaba disfrutando a detalle mi experiencia con él.
Se mantuvo un rato jugueteando en ambas zonas de mi cuerpo...
No sabía que podía sentir algo mejor, hasta que, se inclinó más hacia mi; metiendo uno de mis senos en su boca, mientras seguía apretando el otro con su mano.
Agarraba con habilidad mi muslo para levantar un poco mi pierna, su objetivo era claro: Quitarme mi ropa íntima.
Sentí un poco de rareza al estar desnuda; era una sensación muy difícil de describir, solo sabía que la cordura ya no estaba en mi mente.
Quería que ese frío que sentía en mi piel fuera disipado por el calor de Soshiro.
Metió delicadamente los dedos de su mano a mi feminidad, haciendo movimientos circulares... también lamia con lujuria mi pezón. Él estaba haciéndome sentir placer de todas las maneras posibles.
Ahí estaba, gimiendo su nombre para él.
No se cuánto tiempo me masturbó, pero se sentía muy bien. Era de los que utilizaba con creatividad sus manos. Ninguna de sus caricias era desagradable, por el contrario, activaba tus instintos animales.
Esos eran los instintos que estábamos dejando relucir en su apartamento, sin cuidado alguno. Sentí que su ritmo se aceleraba, haciendo crecer las fantasías de ambos.
Jadeábamos...
Gemiamos...
Nos estábamos volviendo locos como prometimos antes de venir.
"Más, por favor", supliqué con un dulce tono de voz. Él sonrió por mi petición, deteniendo su trabajo. "Aún no hemos empezado", dijo al ver mi excitación en su punto máximo.
Bajó con gracia, mirándome con sus ojos rojos que querían penetrar mis pensamientos. Era rojos como un vino que podrían enloquecerte.
Su lejanía me dejó con ansias, pero confíe en sus palabras porque yo quería mucho más. No me importaba nada esa noche.
Sin embargo, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo al ver el nuevo estímulo de nuestro acto;
Era Soshiro...
Dejándome chupetes delicadamente desde mi rodilla hasta mi entrepierna.
Poco a poco se acercaba a mi intimidad... cada beso, cada chupón, eran una manera expléndida de ser marcarme por él.
Jadee por lo placentera que era la escena.
Cuando estaba lo suficientemente cerca a donde anhelaba, apretó mi pierna con su mano y clavó delicadamente sus colmillos en mi muslo, lo plantó casi en mi intimidad, con un rostro divertido quería tentarme y seducirme...
Y lo estaba logrando.
"¿Te gusta lo que ves?", me preguntó con un tono de voz excitado.
"Hazlo, Soshiro", exclamé con un poco de desespero.
Ya desconocía esta faceta de mí...
"Como desees, __________", mencionó mientras plantaba un beso negro en mi zona baja.
Lo siguiente que se escuchó fue a mí soltando gemidos más fuertes, unos que demostraban que me encantaba lo que hacía. Soshiro agarraba mis piernas para evitar que me moviera al arquearme por el placer.
Me estaba volviendo loca ante el movimiento de su lengua.
Agarré con fuerza su cabello, guiando su movimiento y acercándolo más a mí cada vez que sucumbía a su encantador ritmo. Estuvimos varios minutos ahí, hasta que Soshiro se levantó, dejando ver su virilidad bastante estimulada, algo que me sorprendió.
No me di cuenta en qué momento el había dejado su excitación fuera de sus pantalones. Jamás había visto un hombre, pensé que no me gustaría ver algo así.
Pero este hombre era diferente, él si valía la pena ver sin ropa.
"No podía verte tan hermosa y evitar darme mi propia atención", confesó un poco agitado y se acercó a mis labios, mientras, trataba de encajar nuestros cuerpos.
Acarició mi espalda suavemente y nuestros pechos comenzaron a rozar, mis pezones estaban duros y sentía vergüenza al tenerlos contra su piel.
Un beso lascivo se escuchó por parte de nosotros, como si tuviéramos mucho tiempo practicándolo... Acariciábamos nuestras lenguas de manera natural, como si siempre lo hubiéramos hecho.
Sentí algo caliente en mi feminidad, era duro y de buen tamaño.
"No puedo soportar más esto", mencionó, refiriéndose a lo cerca que estábamos.
Mi cuerpo también me exigía más.
"Quiero oírte gemir más, cariño", mencionó con una amplia sonrisa, mientras, levantaba mis piernas para encajar con mis caderas.
Estaba realmente cautivada por ese hombre...
Y en medio de su sala, lentamente...
Empezó a entrar dentro de mí.
Él fue cuidadoso, se quedó esperando a que me acostumbrara a la sensación de ser penetrada por él.
Me dió un beso para calmar mis quejidos, "Trataré de ir lento", susurró en mi oído mientras dejaba chupetes dulces en mi cuello. Después de unos segundos comenzó a explorarme lentamente con sus caderas, tratando de hacerme sentir toda su virilidad.
Ese movimiento era suave, me hacía sentir con detalle su caliente miembro masculino.
Se detuvo mientras estaba completamente dentro de mí, escuchando mis gemidos con lujuria. Agarró las muñecas de mis manos y las juntó encima de mi cabeza...
Su agarre era firme como el que usaba para sostener el volante de su carro.
Justo como lo imaginé antes de llegar.
Con su otra mano colocó mi pierna derecha en su hombro, sonreía con anticipación al ver mi expresión sorprendida.
"¿Estás lista?", me preguntó permitiéndome sentir su aliento en mi rostro.
"Nunca... estuve tan preparada", pronuncié en un susurro con dificultad por culpa de mis jadeos.
Cuando mencioné eso, Soshiro comenzó a darme estocadas suaves y delicadas. Aunque me había acostumbrado a su tamaño, no podía evitar sentir más placer cuando me penetraba continuamente.
Me sentía tan vulnerable mientras teníamos sexo en su sillón, el tenía el control del ritmo y me había inmovilizado completamente mis manos y mi pierna.
Pero no me quejaba al respecto.
Sonreía como maniático cada vez que gemía su nombre... Pero yo también lo hacía. Sin embargo, cada vez que lo pronunciaba con mi boca, me penetraba con más rudeza.
Llegó un momento en donde se escuchaban nuestros cuerpos chocar con más intensidad y fuerza.
Soshiro había encontrado mi punto dulce en mi feminidad.
Estaba llegando al clímax debajo de él y se podía notar en mis gemidos, que eran cada vez más placenteros y ahogados. Eso no pasó desapercibido para su percepción y poco a poco fue bajando el ritmo.
"Aún no quiero que termine", mencionó mientras bajaba mi pierna de su hombro.
Me quejé porque sentí que salió de mi cuerpo, no quería que parara.
Sin embargo, el continuó, hipnotizándome con su mirada ardiente como el fuego.
"Volteate", me ordenó con un tono de voz demandante de lo normal. Juntaba mis piernas con diversión.
Obviamente no me parecía mala idea.
Soshiro me colocó mis manos en el espaldar del sillón, no poder verlo me dejaba una intriga sobre cuando continuaría con nuestro acto.
"No las muevas de ahí", mencionó refiriéndose a mis manos.
Desplazó lentamente las suyas por mis brazos hasta mi senos y acarició mis pezones mientras me daba chupetes en mi nuca.
Me estaba haciendo suya de una manera increíble.
Su otra mano se dirigió a mi feminidad, rozando la hinchazón que tenía por culpa de mi excitación.
"Quiero complacerte más", exclamó en un susurro mientras recorría mi espalda con su boca, me marcaba de vez en cuando con sus colmillos.
Provocaba miles de jadeos en mí.
Pero no terminaba ahí...
Los chupetes comenzaron desde mis caderas hasta mis glúteos, con una intensidad que me demostraba que era deseada.
Él era muy hábil en lo que hacía.
Me estremecí por completo cuando sentí que pasó su lengua vulgarmente desde mi clitoris hasta mi feminidad. Haciendo que levantará mis caderas aún más.
"No quites tus manos del espaldar", me ordenó mientras plantaba un beso juguetón allí, uno que resonaba en la habitación por culpa de los fluídos de ambos.
Ya no sabía que era mejor a ese punto.
Apreté con fuerza el espaldar del sillón, mientras una profunda excitación recorría cada parte de mi cuerpo.
"Hazlo...", supliqué mientras jadeaba con dificultad.
"¿Qué quieres que haga?", me preguntó divertido, apretando mis muslos con sus manos.
Me lo estaba haciendo difícil así.
"Ya lo sabes, Soshiro", dije sonrojada por su toque.
"Quiero que tú lo digas", mencionó mientras me masturbaba lentamente con sus dedos.
Era como estar en un dulce juego a ciegas.
"Quiero que entres otra vez", supliqué con timidez, observándolo de reojo. Él sonrió mientras plataba un beso en mi glúteo, mirándome a los ojos victorioso por lo que me provocaba.
"Como órdenes, _________", exclamó y bajó sus manos acariciando mis caderas hasta mis rodillas.
"Pero no las puedes abrir, cariño", me advirtió y en un movimiento ágil juntó mis rodillas, provocando un leve jadeo en mí.
"Esta bien", susurré ansiosa, esperando su encaje conmigo.
Sentí un otro de sus calientes besos en la entrada de mi feminidad y luego me agarró de un lado de mis caderas.
Aunque me esperaba lo que sucedería...
No pude evitar soltar un suave gemido cuando entró de una embestida con su miembro en mi interior.
"Solo seré un poco brusco contigo", advirtió con un leve gruñido, colocando una de sus rodilla junto a la mía.
Eso me hizo estremecer.
Él continuó, inclinándome la espalda con su mano para poder penetrarme con facilidad. Cuando ya estábamos en una posición adecuada, aumentó el ritmo.
Tal como había predicho, no fue indulgente.
Esta vez ambos jadeabamos con fuerza y escuché que pronunciaba mi nombre de vez en cuando. Eso despertaba puntos sensibles en mí.
Apretaba mis senos mientras lo hacía con más rápidez.
Alcanzaba a escuchar sus gruñidos a medida que seguíamos explorándonos.
Él se acercó a mí cuello con deseo, "Me encanta la manera en que me aprietas", susurró en un gemido mientras mordía mi cuello con sus comillos y agarraba con más fuerza mis caderas.
Yo gemí con intensidad y el pasó sus dedos por mis labios juguetonamente, mientras, atacaba el otro lado de mi cuello.
"Eres muy hermosa", confesó en un susurro que me cautivó. Se apartó al sentir que mi nivel de excitación era muy elevado.
Mis piernas comenzaron a temblar por sus embestidas. "No separes tus rodillas", me recordó al darse cuenta que mi posición estaba menos firme.
Pero algo en mi interior era diferente esta vez.
"So... Soshiro creo que... ", dije con dificultad, "... siento que viene algo", mencioné refiriéndome a la sensación que me invadía.
Él apretó su agarre en mis caderas y se posicionó para penetrarme con intensidad. "No lo retengas, déjate llevar", me indicó con un gémido en su voz.
Dejé mis dudas de lado cuando sentí que su ritmo había encontrado un punto sensible dentro de mí, uno que me estaba llevando al punto máximo de placer. Sentía que algo venía y recordé algunas cosas que decían sobre el sexo: Las mujeres también tenían orgasmos como los hombres.
Y si esto era, estaba experimentando lo más placentero de esta noche.
Y me encantaba que fuera con él.
Dejé que me perturbara mi feminidad con su miembro unos segundos más mientras me relajaba.
Luego de eso suspiré y gemí con fuerza para él, lo único que recuerdo es que sentí que me corrí en sus piernas por culpa del clímax.
"Esto es muy lindo", murmuró mientras detenía lentamente sus embestidas.
Era lo mejor que podías sentir en tu interior.
Jadeé con cansancio, por el reciente orgasmo de mi cuerpo. Mi posición tambaleaba por los estímulos que había recibido hasta ese momento, sin embargo...
Me sentí vacia cuando Soshiro salió de mí.
"Aún no terminamos", mencionó con un tono divertido, limpiando el sudor de su rostro. "Es tu turno", exclamó dejándome con cierta confusión.
Tomó mi cuerpo y lo levantó con facilidad para cambiar de lugar nuestras posiciones.
Ahí estaba, cara a cara y encima de él.
"Muéstrame lo que puedes hacer", ordenó mientras me sentaba en su regazo desnudo. Él le dio besos a mi pecho para motivarme y entendí de inmediato a lo que se refería. Tomé su virilidad y la puse en mi entrada para comenzar a moverme en círculos encima de él.
Esta vez el que gemía de placer era él.
Nos besamos de vez en cuando, mientras, aumentaba el ritmo de mis brincos que lo hacían soltar leves gruñidos.
Continúe, moviéndome juguetonamente hasta sentir placer yo misma, estuve varios minutos haciéndole jadear y decir mi nombre.
La noche se estaba haciendo larga para los dos a este punto.
En un momento, el apretó mis caderas con sus manos intentando acelerar mi ritmo."Ya estoy llegando, más rápido", susurró excitado y eso fue como una orden para mi.
Aunque no me quedaba mucha energía aceleré mis movimientos hasta sentir que algo caliente me estaba llenando en mi interior, me di cuenta que había llegado cuando él se arqueó con placer y su miembro poco a poco se volvía más suave.
"Mierda, eres muy buena en esto", confesó y sonrió mientras trataba de respirar. Se acercó a mis labios nuevamente y plantó un beso de agradecimiento.
"¿Quieres seguir en mi habitación?", propuso, parece que se le estaba haciéndo costumbre dar ideas para disfrutar nuestra noche.
Cada vez éramos más atrevidos el uno con el otro.
"Por supuesto", dije decidida.
[...]
Por la mañana sentí que una la iluminación de la mañana se hacía presente y el ruido de mi celular me despertó por completo, lo agarré cansada y con pesadez. Sin embargo, no esperé tanto alboroto desde la madrugada.
--¿¡Dónde carajos te metiste anoche pequeña traviesa!?-- sonó con fuerza, alterando mi resaca.
"Baja la voz, solo fuí al concierto que quería ir", dije tocándome la cabeza. Eran mis amigas.
-- Pero __________, tu nunca nos has ignorado las llamadas, ¿sabes lo preocupadas que estábamos?-- mencionó la otra con más calma.
--No, más bien explícanos porque mentiste a tus papás-- interrumpió. --Nos podrían haber decapitado y no sabiamos de tu existencia ¡insistían en que te pasáramos al teléfono!--
Ignoré por completo su regaño y pregunté lo más importante: "¿Si les dijeron que dormí en su casa?"
-- Obviamente te cubrimos idiota, pero... ¿cómo carajos no nos avisas que te vas a escapar?, pudimos haber ido contigo, al menos avisa si harás algo así-- dijo irritada.
"Lo lamento, no volverá a suceder..." traté de excusarme. "Solo me dejé llevar por la emoción", dije mientras miraba sonriente a mi acompañante.
--¡No tienes remedio!-- exclamó enojada. --Nos tienes que contar todo con detalles--
Rodé los ojos por su insistencia: "Esta bien, yo también las amo, adiós", traté de cambiar de tema.
--¡¡__________ no te atrevas a...!!-- gritó pero colgué de inmediato.
Dejé de lado el teléfono divertida y dispuse mi atención al caliente cuerpo de quién tenía en frente. "Que mentirosa eres", me acusó fingiendo un poco de indignación. Él tenía algunos rasguños y chupetes por mi culpa.
"Sólo de vez en cuando", admití sin ningún tipo de filtro. Soshiro se acercó a mí, quitándome las sábanas que me cubrían y los chupones de todo mi cuerpo se hicieron visibles.
Habíamos tenido varias rondas anoche.
"Tendré que castigarte por eso", sentenció con una sonrisa traviesa mientras inmovilizaba mis muñecas.
"Será un placer", sonreí para recibirlo una vez más.
[...]
Según yo ayer iba por la mitad y terminé extendiéndome (no tengo remedio). Casi 4000 palabras :")
Me siento rara de compartir algo tan detallado. Yo si escribo de esto para mí, pero no me atrevía a publicarlo.
(0.0)
Sin embargo, se los redacté con todo 🤭 Este se lo dedico especialmente a:
Y
Que les gustó la primera y la segunda parte, un besote <3
Dejo esto discretamente por aquí.
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