O7
El día en que mis padres murieron, Noah estaba allí conmigo.
Fue todo demasiado inesperado, estábamos todos preparando el desayuno y de un momento al otro había una horda de muertos abalanzándose hacia nosotros.
Comenzamos a correr, pero no era suficiente, nos venían pisando los talones y entre nosotros ya había heridos con los que teníamos que lidiar.
El grito de mi madre cuando mordieron su hombro todavía sigue intacto, inamovible en mi mente, escuchándose tan atronador como si fuera la primera vez.
Las pisadas sobre la nieve acompañaban los gruñidos y murmullos de los muertos que nos venían siguiendo, parecía que nunca llegaríamos a un lugar seguro hasta que finalmente llegamos.
Lo habíamos logrado: Mi familia y yo nos encontrábamos a salvo entre unas paredes que daban la sensación de seguridad.
Pero entonces noté que mi padre también fue mordido, una desagradable herida en su torso que no paraba de sangrar incluso aunque él intentaba cubrirla.
Noah se encontraba justo a mi lado, lo había estado ayudando a caminar, ya que se había torcido el tobillo en el camino, ambos miramos con horror en nuestros ojos a mis padres.
Recuerdo haber gritado, en esos momentos yo siempre gritaba mucho. Les gritaba que no se preocupen, que encontraríamos la forma de ayudarlos.
Y entonces el padre de Noah sacó su arma y les disparó a ambos justo en el cráneo, sin posibilidades de que puedan siquiera despedirse de mí.
Aún recuerdo cómo dejé caer a Noah al suelo, sin mi agarre el chico no tenía oportunidad de mantenerse en pie.
"Asesino" le grité con todas mis fuerzas, mi machete firmemente agarrado en una de mis manos.
El resto es ahora historia.
—Eras solo un niño. —susurró Ron, dejando caer la libreta a sus piernas, ambos se encontraban acostados uno al lado del otro en la cama del rubio.
Dust se encogió de hombros, observando su propia letra en largos párrafos en dónde deseó haberse explicado mejor, en dónde sentía que no había encontrado palabras suficientes para expresar su desesperación al ver a sus padres finalmente muertos.
Ahora, con la perspectiva que tiene del mundo, Dust comprende que fue lo correcto dispararles, que ya no tenían ningún tipo de salvación.
Pero en esos momentos lo único que había deseado era que el hombre que les disparó se arrepienta.
Si Dust había sonreído al sentir la sangre de otra persona cubrir su rostro... Bueno, no hacía falta escribir acerca de ello.
Un brazo se estiró desde abajo y Dust observó como Mikey estaba intentando alcanzar la libreta para enterarse él mismo de lo que había sucedido.
Ron se la extendió y los tres se quedaron en un oscuro y pesado silencio hasta que el pelinegro terminó de leer.
—Ya entiendo... Por eso todos se mantenían alejados de ti hoy. —dijo Mikey, tirándose sobre el colchón inflable con un fuerte suspiro.
—¿Crees que ese tipo Noah les habló mal de ti? —preguntó Ron, volviendo a acostarse y tirando de Dust para que lo acompañe, ya que ambos se habían sentado para que Dust pueda escribir y Ron leer.
Dust asintió firmemente ante esa pregunta. Por supuesto que les contó lo que hice, de otro modo no me habrían mirado de la manera en que lo hicieron.
—¿Le contaste a Enid? —preguntó Mikey.
Esta vez Dust negó, después de todo, había estado gran parte del día dando vueltas entre Aaron y Eric, sin tener oportunidad de estar a solas con la chica.
Eran una de esas semanas en las que Enid no quería dormir con ellos así que simplemente los tres se acomodaron en la pijamada y el tema había estado calmado hasta que Dust prendió la lámpara en la mesa de luz y comenzó a escribir.
Necesitaba descargarse de alguna manera y sabía que al menos en Ron y Mikey podía confiar.
La forma en la que todo el grupo me miraba cuando llegué a ver a Aaron... Mientras todos estaban esperando al líder pude sentir sus miradas fijas en mí, juzgándome, hace tiempo no me había sentido tan incómodo.
—¿Qué sucedió después? ¿El grupo te dejó de lado? —preguntó Ron, rodeando la cintura de Dust con uno de sus brazos y acercándolo hasta que su rostro quedó contra el cuello del rubio.
Dust asintió levemente, estirando su brazo para alcanzar la lámpara de la mesa de luz y apagarla, aquel mismo brazo después se quedó rodeando a Ron de forma confortable.
Le gustaba que pueda tener esta clase de intimidad con Ron, incluso aunque el rubio no estaba interesado en él de esa manera le permitía dormir a su lado abrazado, lo cual era una de las pocas cosas favoritas de Dust.
—¿No intentaron matarte? —cuando Dust negó, Mikey siguió hablando—. Tal vez porque solo eras un niño, seguro en esos tiempos todavía tenían una guía moral que no les permitió matarte pero aun así... Amigo, si alguien hubiera matado a mi padre no creo haber sido tan amable como lo es Noah.
—¿Amable? —preguntó Ron bufando una risa.
—¡Oh, vamos! Entraron con armas, el tipo podría haber levantado la suya y dispararle a Dust en el momento en que lo vio. —explicó Mikey alzando sus brazos.
Dust tarareó afirmativamente, estando de acuerdo con las palabras de Mikey.
Recuerda a Noah, lo amable que él siempre fue y cómo en algún momento se habían llegado a llamar amigos.
—¿Tú crees que podría hacerlo en algún momento? ¿Venir a dispararte? —le preguntó Ron, el tono de su voz escuchándose un poco más alarmado de lo normal.
Dust se encogió de hombros, sin saber cuáles eran realmente sus posibilidades.
En el fin del mundo las personas no tienen el lujo de permanecer con sus mismos ideales por tanto tiempo, Noah fue una persona muy amable, pero había una gran posibilidad de que, al igual que Dust, él también haya cambiado.
—¿Tal vez no te mató porque no te reconoció? —siguió Ron, vocalizando todas las dudas que rondaban por su mente.
—¿No lo reconoció? Oh vamos, Dust es bastante reconocible, ojos de maniático y cabello rubio rizado, definitivamente lo reconoció. —bromeó Mikey, estirando uno de sus brazos para tomar uno de los rizos del cabello de Dust el cual jadeó con sorpresa.
Mikey soltó una risita y tiró un poco de su cabello antes de liberarlo y darle unos pequeños mimos a modo de disculpa, Dust medio gruñó en desaprobación, pero aun así se dejó.
—Cierto, pero aún así... ¿Tú crees que él te reconoció? —preguntó Ron, los tres se quedaron en un largo silencio hasta que el rubio chasqueó la lengua contra el paladar—. Cierto, a veces olvido que no hablas.
Mikey soltó una carcajada, sumamente divertido y Dust sonrió contra el hombro de Ron, dándole al rubio una palmadita en la espalda.
Pronto los tres volvieron a un pesado silencio y la mente de Dust revivió una vez más aquella tarde y todas las miradas que le fueron dedicadas.
Ron tenía razón, tal vez para Noah habría sido difícil reconocerlo al principio, pero de que lo reconoció eso era seguro, ya que los susurros fueron claramente por alguna razón.
O tal vez pudo haber sido su arma, el cuchillo que siempre llevaba con él, atado en la cintura, tan grande que nunca pasaba desapercibido.
Dust no sabía que fue, pero tan pronto como lo reconoció entre todas las personas del grupo, supo que fue Noah quien estaba murmurando cuando Dust había llegado hasta ellos para abrazar a Aaron.
—No te preocupes Dust, te defenderemos si ese idiota intenta matarte. Incluso aunque te lo merezcas un poquito. —dijo Mikey después de un largo tiempo en silencio, su voz denotaba que era en parte broma, pero Dust no pudo hacer mucho más que asentir.
Sabía que entre todas las personas de Alexandria si alguien debía morir definitivamente era él, pero saberlo y querer dejar que aquello ocurra era muy distinto.
Dust había tenido una oportunidad de dejar todo atrás, pero luego Aaron y Eric llegaron y lo convencieron de que valía la pena vivir su vida, y ahora que Dust finalmente estaba comprendiendo aquello, se sintió casi injusto que su pasado regrese para recordarle todo lo que tanto deseó dejar atrás.
—Si quieres mañana le puedo pedir a mamá que nos presente al chico ese que Enid vio. Tal vez podamos pedirle información, asegurarnos de que no planeen nada en contra tuya. —murmuró Ron un poco adormilado, a lo cual Dust simplemente asintió.
Si algo había notado del grupo era que parecían bastante unidos, por lo tanto dudaba que el chico realmente les diga algo y más si cree que Dust es una amenaza.
Pero de momento, lo mejor sería acercarse a él y jugar al niño bueno que no rompe ni un solo plato, tal vez de aquél modo podría ganarse su confianza y hacerles creer a todo ese grupo que las historias de Noah son en realidad falsas.
Tal vez, podría hacerles creer que Dust en realidad no era aquél niño homicida que sonreía al tener sus manos manchadas de sangre.
Eventualmente, si ellos lo creen... Yo podría comenzar a creerlo también.
—No te preocupes, lo que sea que pase mañana estaremos allí para tí. —susurró Ron esta vez en un tono más bajo para que solo Dust logre escucharlo.
El rubio lo rodeó con ambos brazos ahora y Dust se acurrucó cómodamente sobre el pecho de Ron, asintiendo una última vez y dejando que el cálido cuerpo sea el que lo traiga una vez más a tierra, para que abandone por unos momentos todas sus preocupaciones.
Tal vez mañana debería contarles a Aaron y Eric lo que hice... Tal vez ellos podrían ayudarme.
O tal vez podría asustarlos y me odiarían.
No, sigue el plan, jugar a ser el niño bueno Dust, como hasta ahora.
Pretender hasta que tú mismo te lo creas.
Solo pretende que todo está bien... Hasta que lo esté.
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