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O4

—¡Dust! Verdad o reto. —lo señaló Mikey con su dedo indice.

Dust sonrió y con su dedo índice y medio formó una "V" a lo cuál el pelinegro asintió de manera pensativa.

Los cuatro se encontraban una vez más en la casa que se habían apropiado, hace más de media hora que Enid se encontraba encerrada en el baño y ellos tres estaban esperándola para poder almorzar.

A la distancia, Dust y Ron le dieron una mirada hambrienta a los sándwiches que Jessie, la madre de Ron, les había preparado a los cuatro.

Pero aún así ninguno de los dos hizo un movimiento para acercarse y comer ya que aún faltaba la chica y nunca almorzaban si no estaban los cuatro.

—Enid, ¿te encuentras bien? —llamó Ron por segunda vez a la par que Mikey daba un par de vueltas pensativo, probablemente intentando buscar una pregunta que solo requiera un si o un no de parte de Dust.

—¡Yo- sí! —dijo ella, su voz amortiguada por la puerta cerrada y sin encontrarse demasiado convencida, pero aún así los tres la dejaron estar.

—No sé si quiero averiguar que es lo que ella está haciendo allí que la haga tardar tanto tiempo. —comentó Mikey fingiendo un escalofrío, Ron negó con la cabeza divertido y Dust rodó los ojos.

—¿Problemas de chicas? —dudó Ron, sin estar seguro y dándole una mirada preocupada a la puerta cerrada del baño que se encontraba en el otro extremo del pasillo recto.

—¿Sangre? —preguntó Mikey, intentando leerle los labios a Dust el cuál asintió para asegurarle que lo leyó correctamente.

Ahora los tres chicos hicieron una mueca al pensar en ello y simplemente desviaron su vista de la puerta cerrada del baño.

—Enid, ¿quieres que llame a mi mamá? —preguntó Ron después de un rato a la par que Mikey chasqueaba los dedos como si una idea hubiera llegado hasta él.

—Huh- yo... Sí... Por favor. —murmuró Enid, su voz esta vez se encontraba más cercana a la puerta y Ron salió rápidamente de la habitación sin necesidad de escuchar algo más.

—Bien, mejor que estemos solos. —asintió Mikey con calma, una mirada divertida se estableció en el rostro de Dust, mientras alzaba una de sus cejas con curiosidad—. ¡Quiero decir! No haremos nada solo siento que con Ron y Enid aquí no dirías la verdad.

Dust ladeó la cabeza hacía un costado, ahora tenía aún más curiosidad.

Cualquiera que sea la verdad que Mikey le habría preparado no lo tenía particularmente nervioso.

Hizo un movimiento de su cabeza para animar al chico a que continuara hablando.

—Bien. —Mikey se acercó un par de pasos hasta donde Dust se encontraba recargado contra una pared—. Sé que tienes más experiencia que todos nosotros con... Bueno, todo en general entonces... ¿Has estado con chicas antes? Ya sabes... Tienes experiencia con esa clase de cosas.

Dust bufó una risa, intento contenerse a no soltar una carcajada al ver el rostro sonrojado del pelinegro frente a él que lucía realmente incómodo incluso aunque sus ojos brillaban con curiosidad.

—¡Oh, vamos! No me mires así, solo estoy curioso. Pareces saber muchas cosas acerca de chicas y Enid siempre te suele acaparar para ella sola como si solo contigo se sintiera más cómoda. —intentó explicarse Mikey, un sonrojo aún mayor cubriendo su rostro.

Dust asintió, comprendiendo de donde venía la curiosidad de Mikey.

No sabía exactamente porqué Enid le tenía un poco más de confianza a él que a los otros dos chicos, pero también había notado que cualquiera sea la razón, seguramente no se trataba de sí él tenía o no experiencia como tal vez Mikey estaba imaginando.

Dust soltó un bufido, intentando encontrar una manera de poder responderle a Mikey, pero al final terminó asintiendo.

—¿Eso quiere decir que sí? ¿Estuviste con una chica haciendo cosas? —preguntó Mikey, su rostro se había descolocado en una expresión de sorpresa, sus ojos y boca demasiados abiertos de una manera que a Dust le resultó cómica.

Él se encogió de hombros y volvió a asentir, no era algo de lo que esté muy orgulloso y no lo había disfrutado particularmente, pero aún así eso no fue lo que Mikey le había preguntado.

—¿Por qué no pareces feliz con eso? —preguntó el pelinegro, notando rápidamente el cambio de animo en Dust—. ¿Te forzaron o algo así?

La pregunta fue un poco a modo de broma, pero la sonrisa triste en los labios de Dust explicó todo lo que no podía formular en palabras, Mikey dejó de sonreír al verlo, comprendiendo rápidamente.

—Oh.

Sí, oh. Pensó Dust, recordando a la chica rubia cinco años mayor que él que se le había abalanzado una noche que su novio decidió ignorarla.

En esos momentos Dust todavía seguía hablando y se burlaba de ella por parecer tan desesperada por ser manoseada pero pronto todas sus bromas quedaron atrás cuando ella realmente comenzó a tocarlo.

No estuvo muy seguro de cómo reaccionar en ningún momento, se sentía incómodo pero apartarla no se sentía como una buena opción a tomar así que dejó que todo suceda.

Dos días más tarde ella estaba corriendo escapándose de unos muertos y si Dust había logrado escuchar sus gritos de auxilio y decidió seguir de largo bueno... Eso era algo con lo que no le molestaba tener que vivir.

—Lo siento, amigo. —murmuró Mikey, colocando una mano amigable sobre su hombro, Dust le dedicó una sonrisa e hizo un movimiento con sus hombros para restarle importancia.

Había pasado por cosas peores que tener a una chica excitada encima, ese momento la verdad era que no ocupaba ni una pequeña porción de la mente de Dust.

—¿Y con chicos también tienes experiencia? —preguntó Mikey después de unos segundos.

Se suponía que el verdad o reto era responder una sola pregunta o realizar un solo desafío, pero aún Ron no había regresado y Mikey pareció más preocupado por saber esa respuesta que la anterior.

Pero Dust simplemente negó con la cabeza, lo cuál pareció tranquilizar al chico frente a él.

Sabe cuál era la preocupación de Mikey, si un hombre cinco años mayor se hubiera colocado encima de él; Dust no habría dudado en usar todos los medios posibles para quitárselo de encima y únicamente no había hecho eso con la chica porque su madre le enseñó a siempre ser respetuoso.

Tal vez su madre debió enseñarle que no siempre era necesario ser respetuoso con personas que quieren aprovecharse de él, pero eso era algo que Dust tuvo que aprender por su cuenta.

Había demasiadas cosas que Dust aprendió por si solo.

—Te prometo que cuando hice esa pregunta solo era para reírnos un rato, el momento se volvió tétrico hermano, perdón por eso. —se disculpó Mikey con una sonrisa tímida en sus labios.

Dust soltó una carcajada divertida al ver lo arrepentido que el chico frente a él se encontraba y decidió abrazarlo durante unos segundos solo para intentar relajarlo.

Mikey era un fanático de los abrazos y pronto lo rodeó por la espalda y lo acercó a su cuerpo, tranquilizándose un poco más.

Al separarse, Dust caminó hasta la cama vacía y tomó la libreta que usaba para sus palabras claves, allí estaba más que nada su letra desprolija en lápiz rojo y él señaló rápidamente la pregunta que estaba en el centro del papel.

¿Verdad o reto?

Mikey sonrió y fingió encontrarse pensativo durante un par de segundos antes de chasquear los dedos con una respuesta, siempre hacia eso cada vez que se le ocurría algo o encontraba la respuesta.

—¡Reto!

Dust asintió, buscando el lápiz rojo unos segundos para encontrarlo caído en la cama y volvió a mirar el papel entre sus manos, arrodillándose frente a la cama.

Entre todo lo que estaba escrito allí observó una pequeña conversación que había tenido con Enid.

¿Sigues preocupado? Había escrito ella en color negro y él abajo en rojo le respondió Solo los extraño un poco. Refiriéndose a Aaron y Eric, quiénes aún no habían vuelto de su largo viaje de búsqueda.

Dust se quedó pensativo, recordando como los únicos dos adultos que él respetaba en ese lugar lo despidieron hacía ya más de cinco días en los que aún no habían regresado.

Extraño a Aaron y Eric. Escribió Dust en la libreta, Mikey se acercó a leerlo y bufó una risa.

—Dust, amigo, eso no es un reto. —bromeó Mikey, pero aún así le dio pequeños masajes en los hombros de Dust a modo de apoyo—. Ya volverán, no te preocupes.

Solo me preocupo. Pensó Dust, aspirando una fuerte bocanada de aire y forzándose a asentir.

Volvió su vista al papel frente a él y escribió el reto de Mikey, escuchando como el otro soltaba un fuerte quejido a modo de negación.

—¡No haré eso Dust! —chilló Mikey, dando un par de pasos hacia atrás y alejándose de él.

Dust simplemente se encogió de hombros y tomó su libreta, dándose la vuelta y sentándose con su espalda contra la cama, colocando la libreta en frente de él a modo de desafío hacía el chico pelinegro que lo miraba con los ojos entrecerrados.

—¡Yo no puedo hacerlo tan fácil como tú! —reprochó Mikey, un pequeño puchero formándose en sus labios—. ¿Cómo lo haces?

Dust bajó la libreta y escribió rápidamente una respuesta. Me gusta el contacto físico.

—Mhm, tiene sentido. —dijo Mikey después de leerlo—. ¿Incluso de chicos?

Dust sonrió y asintió, bajando la cabeza una vez más para escribir. Sí, me gustan los chicos.

—Oh, interesante. —bromeó Mikey, acercándose una vez más hasta donde estaba Dust y mirando las piernas extendidas del chico.

Dust sonrió y palmeó sus piernas, en una invitación a que se suba a su regazo y en un momento de avidez Mikey cumplió su pedido y se sentó sobre sus piernas rodeando sus hombros con ambos brazos.

—¿Y ahora nos besamos o qué? —preguntó Mikey a modo de burla.

Dust se encogió de hombros y asintió, colocando ambas manos sobre la cintura del pelinegro para acercarlo más a su cuerpo.

Sabía que no llegaría demasiado lejos, a Mikey le daba demasiada vergüenza cualquier clase de acercamiento y en realidad se sorprendió un poco de lo lejos que el chico estaba llegando.

Dust buscó la mirada del contrario pero esos ojos marrones habían comenzado a evitarlo así que simplemente se acercó hasta su rostro, intentando besarlo pero Mikey se volteó hacia un lado al último segundo y Dust terminó besando su mejilla.

—¡Ibas a hacerlo! —se quejó Mikey, mirándolo con un fuerte sonrojo en su rostro y levantándose rápidamente de sus piernas, trastabillando en el proceso y desviando la mirada al escuchar la carcajada divertida que soltó Dust—. Deja de burlarte.

Pronto ambos observaron con curiosidad la puerta abierta frente a ellos notando el ruido que venía de allí, Jessie y Ron habían llegado y estaban caminando por el pasillo rápidamente.

Jessie tenía una bolsa de color rosa en sus manos y la apretaba fuertemente contra su pecho.

—¿Enid, cariño, puedo pasar? —llamó Jessie, golpeando suavemente la puerta del baño con sus nudillos.

Ron caminó hasta ellos sin prestarles mucha atención hasta que Enid abrió la puerta y Jessie desapareció dentro del baño.

Una vez que la puerta del baño se cerró, Ron volvió a prestarles atención, volteó a verlos y frunció el ceño ante el fuerte sonrojo que Mikey tenía en su rostro y la sonrisa satisfecha de Dust.

—¿Y ustedes dos qué estuvieron haciendo? —preguntó el rubio cruzándose de brazos.

Dust alzó las cejas y miró a Mikey con una sonrisa cómplice, esperando a que el pelinegro responda por él.

—Nada- nosotros- nada- —Mikey levantó las manos en señal de rendición, Dust simplemente bajó la vista hasta la libreta del suelo y se levantó para escribir algo en ella.

Tranquilo, solo estábamos besándonos. Escribió Dust rápidamente.

Ron lo leyó una vez y después otra, y después una vez más hasta que sus ojos se posaron en los de Dust con una frialdad que le resultó hilarante.

—¿Mikey? —preguntó Ron con cuidado, volteando la libreta para que el pelinegro vea lo que Dust había escrito.

—¡No nos besamos! ¡Deja de mentirle, me matará! —Mikey se quejó golpeando el pecho de Dust sin fuerza, el cuál soltó una carcajada divertido observando cómo los hombros de Ron se aliviaban un poco de esa tensión que lo cubrió al leer el papel.

Ron era demasiado sobreprotector con el grupo pero en especial con Dust, aún no entendía bien porqué pero le agradó la atención que el rubio le estaba dando.

Era mentira, no estés celoso. Dust le enseñó una vez más a Ron la libreta y el rubio rodó los ojos.

—No estoy celoso, bésense si quieren. —Ron exclamó intentando hacerse el superado, cuando Dust se encogió de hombros dispuesto a acercarse a Mikey el rubio se interpuso entre ellos—. Bien, cambié de opinión, no lo hagan.

Un fuerte grito se escuchó desde el otro lado de la puerta y los tres chicos voltearon alarmados para ver como Enid salía por esta, mirando con terror a la madre de Ron.

—Enid, es muy pequeño, míralo. Tranquila, te ayudará. —estaba diciendo Jessie en una voz apaciguadora, pero Enid seguía negando con la cabeza.

—¡Yo jamás, jamás, me pondré eso! —se quejó ella, señalando con un dedo ensangrentado las manos de Jessie que sostenían lo que parecía un pequeño tuvo de plástico.

Los tres chicos miraron el intercambio de las mujeres en silencio, Ron se encontraba en medio de ambos y Dust había tomado su mano al sobresaltarse con el grito de Enid, del otro lado Mikey se encontraba pegado hombro con hombro a Ron, ambos demasiado rectos en una posición que hasta parecía dolorosa.

—¿Mamá, qué sucede? —preguntó Ron con precaución intentando dar un paso adelante, pero Mikey colocó un brazo delante de su pecho para negarle el paso y Dust apretó más fuerte su mano.

—Regla básica para seguir viviendo, no te metes en una discusión de mujeres. —susurró Mikey, con sus ojos todavía fijos en Enid que seguía gritándole a Jessie.

—¡Eso es enorme, no pienso ponérmelo! Prefiero lavar mil veces mi ropa y punto. —declaró Enid cruzándose de brazos y dando por terminada la conversación.

—¿Eso... le parece enorme? —preguntó Mikey con sorpresa, observando el pequeño objeto que la mamá de Ron sostenía entre sus manos.

—¡Uhg, eres un asqueroso! —se quejó Enid, notando la presencia de los tres chicos a pocos metros de ella.

Enid volvió a entrar al baño y todos escucharon como se lavaba las manos ruidosamente antes de volver a salir al pasillo y mirarlos a todos con ojos llameantes.

—¡Tú! No me insistas con esa monstruosidad. —le dijo primero a la madre de Ron y después los miró a los tres chicos—. ¡Y ustedes! Que no se les ocurra seguirme, tengo cosas que pensar.

Y con eso, Enid salió echa una furia de la casa, Jessie soltó un suspiro y negó con la cabeza, murmurando algo acerca de las primeras veces menstruando y los adolescentes que la hizo sonar mucho más vieja de lo que en realidad era.

—¿Monstruosidad? —repitió Mikey aún con sorpresa.

—Mikey, ya cállate. —se quejó Ron, soltando un bufido.

Dust que todo este tiempo había estado en silencio, finalmente soltó una fuerte carcajada, siendo toda la escena demasiado para él, pronto los tres estaban riéndose de todo lo sucedido hasta que cayeron al suelo con fuertes suspiros para recuperar el aliento.

—Entonces, Ron... —comenzó Mikey, una vez que todos se encontraron calmados—. ¿Verdad o reto?

Como en twd nunca se mencionó el tema de las mujeres menstruando en el apocalipsis quería hacerle una pequeña mención yo, me imaginé que Enid es de las que no les gusta usar la copa SJSJSJ

Me estoy divirtiendo mucho escribiendo la dinámica de estos cuatro, espero que les guste.

Si les gustó no se olviden de votar y comentar ♡⁠

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