22
—No soy responsable de esto... —se escuchaban susurros desde esa distancia, Dust aún no podía ponerle un rostro a esa voz, pero sabía que se encontraba cerca.
Todo su cuerpo se sentía adolorido y ese era solo el comienzo de muchos problemas en los que Dust comenzó a enfocarse con el paso de los segundos.
Con una calma que no debería sentir en esos momentos, logró convencerse de que al menos se encontraba a salvo.
Me desmayé a un lado de los muertos, pero no escucho a ninguno cerca.
Incluso aunque le resultó difícil reconocer la idea de que Noah o alguien de su grupo lo habían salvado, esa era la única explicación lógica que podía llegar a su mente en esos momentos mientras escuchaba de fondo esa voz de reproche que seguía susurrando.
—Te dije como soy, debiste escucharme... Todos ustedes debieron escucharme.
Es Eugene, aquél que había hablado tan pocas veces antes. Concluyó Dust después de unos largos segundos de silencio, que de pronto fueron interrumpidos cuando los pasos de Eugene se acercaron con velocidad a donde Dust se encontraba.
¿Y en dónde me encuentro? Se preguntó, pero no había manera de descubrirlo con sus ojos todavía cerrados, que incluso aunque deseó abrirlos no parecieron acatar esa simple orden básica.
Una mano grande se colocó contra la suya, tomándolo con una suavidad que no habría esperado de un desconocido.
Dust sintió como le volteaban la mano y colocaban dos dedos sobre su muñeca, sabía cuál era aquél gesto por las películas que alguna vez vió en el antiguo mundo; se estaba asegurando de que aún tenga pulso.
—Tu respiración se volvió desigual, quiere decir que despertaste. —dijo Eugene de pronto, un par de movimientos le sugirieron a Dust que se había arrodillado cerca de él—. Noah dijo que hablabas y Aiden dijo que no, lo que sugiere una de dos situaciones: o te quedaste realmente mudo por algún inconveniente del fin del mundo, o eres un mentiroso.
»Considero que es la segunda opción, pero sea cuál sea, no tengo interés en descubrirlo, si mis conocimientos no me fallan y no suelen fallarme, debes ser un cobarde de primera por mentir de aquél modo, pero no te culpo por ello, yo también soy uno. —concluyó Eugene, todo el tiempo su voz sonaba monótona y evaluativa, pero rápida y en un tono de susurro, como si quisiera asegurarse que nadie más que Dust lo oiga.
Dust se mordió la lengua, evitando que la palabra cobarde haga tanto efecto en él, incluso aunque sabe que lo es, al querer escaparse de su antiguo yo de aquella manera, no hay forma de que le de una explicación precisa a Eugene de porqué su cobardía estaba más que justificada.
—Por la mueca en tu rostro puedo intuir que no te han gustado mucho mis palabras, pero debido a tu falta de comunicación no me queda de otra que aceptar solo lo que veo, siendo que no puedes defenderte entenderás que pronto tu falta de hablar se volverá tu mayor desventaja. —comentó Eugene con aire de sabiondo.
Al principio Dust creyó que era solo un personaje, pero al parecer esa era la única manera en la que él podía expresarse, no lo culpaba, al menos Eugene podía decir gran parte de lo que pensaba, a diferencia de él.
—No quiero interrumpir tu estancia cómoda en el suelo, pero debemos marcharnos lo más pronto posible y necesitaré tu ayuda. Hay sangre cubriendo tu rostro que impide que abras los ojos, podría quitarla, pero cuando lo haga tendrás que liderar el camino para sacarnos a los tres de aquí. —explicó Eugene con velocidad.
¿Los tres?
Las dos manos de Dust subieron a su propio rostro, sintiendo un fuerte tirón incómodo al mover alguna de sus extremidades, pero decidido a ignorarla por el primer momento.
Le tomó un poco de tiempo pero finalmente Dust logró despegar sus pestañas los suficiente como para abrir sus ojos, fue entonces que notó como Eugene se encontraba otra vez de pie, moviéndose de un lado al otro cerca de una puerta cerrada.
Al prestar un poco más de atención al lugar, Dust descubrió quién era la tercera persona, la mujer grosera que seguía insultandolo con miradas porque al parecer era la única forma que tenía de expresar su odio por él; Tara, la amiga de Noah.
Deseó preguntar en donde se encontraba Noah en esos momentos, pero no solo hablar no era una opción, si no que Eugene encontraría sospechoso que Dust se interese en él y solo causaría más problemas.
Así que dejando de lado todas las réplicas que su cuerpo estaba sintiendo por el movimiento repentino, logró ponerse de pie con lentitud, buscando el arma que Glenn le había dado esa misma tarde, si es que aún no habían pasado días desde que estaban allí.
Después de encontrar el arma y tomarla con una de sus manos observó mejor a Tara y notó que tenía sangre en su cabeza y una venda improvisada que la rodeaba por completo y se preguntó por unos segundos quién estaría peor, si ella o él.
Con curiosidad decidió levantar su mano libre hasta su propio rostro, para descubrir que también tenía una venda improvisada que ya cubría gran parte de su frente.
—Solo te cortaste con uno de los marcos de metal, ella está peor, tiene una contusión. —dijo Eugene, volviendo la vista hacia Tara para mirarla con un brillo de desesperación—. Debemos salir de aquí, no hay más tiempo que perder.
¿Dónde están Nicholas, Noah y Glenn? Deseó preguntar Dust, deseó que sus ojos expresen su pregunta.
Sabe en donde se encuentra Aiden, muerto, empalado en unos fierros que había detrás de ellos, la explosión de la granada lo había empujado directamente en esa dirección.
Si no fuera por la advertencia de Glenn, Dust sabe que habría terminado de una manera parecida, pero había logrado apartarse lo suficiente para obtener solo un rasguño, o al menos eso esperaba que fuera el raspón en su frente.
—Nicholas, Glenn y Noah fueron a ayudar a Aiden, está vivo y estaba gritando. —aclaró Eugene al ver la irritación en la expresión de Dust, quién rápidamente se mostró sorprendido ante ello.
¿Aiden había logrado sobrevivir a eso? Bueno... Al final no todo puede ser tan malo.
—Pero no puedes ayudarlos, debes ayudarme a ayudarla, lidera el paso hacia la camioneta. —demandó Eugene, con una voz que denotaba todo menos seguridad, como si aún estuviera demasiado aterrado como para pensar en salir de aquél lugar.
Al ver por las ventanas, Dust descubre exactamente en donde se encontraban, era una pequeña habitación que habían visto al entrar, estaban a unos pocos metros de la puerta en donde estacionaron la camioneta, lo cuál fue un gran alivio para todo el estrés que la situación ameritaba en esos momentos.
Solo habían pasado un par de minutos desde que se levantó del suelo, pero se siente como una eternidad ya que todo movimiento le causa dolor y como si estuviera en cámara lenta.
Su visión tampoco se encuentra mucho mejor, incluso aunque Eugene le haya aclarado que no fue un golpe tan fuerte puede notar que los bordes borrosos no son algo que hayan estado allí antes.
La puerta se abrió con sumo cuidado y de ella salió Dust, sosteniendo la pistola con silenciador con ambas manos, detrás de él Eugene se encontraba cargado a Tara en uno de sus hombros.
El primer muerto que estaba merodeando por el pasillo se intentó acercar a ellos, pero incluso con la visión borrosa Dust fue lo suficientemente rápido como para acabarlo antes de que se acerque demasiado.
Los dos corrieron con velocidad hacia la puerta, Dust había intentado mirar hacia atrás a ver si lograba localizar al resto del grupo, pero un empujón de Eugene lo obligó a continuar, caminando hasta que ambos llegaron a la camioneta.
—Ayúdame, ven aquí, ayúdame a mantenerla a salvo. —pidió Eugene, abriendo con una de sus manos la puerta de la camioneta, Dust abrió la otra y se adentró primero, empujando las mochilas que había allí y ayudando a Eugene a sostener a Tara para colocarla con suavidad en la camioneta.
Incluso aunque ayudar a esa mujer era lo último que Dust habría querido hacer en ese viaje, sabe que tiene que mantener las apariencias con el nuevo grupo, incluso aunque después Tara se despierte y vuelva a odiarlo, Dust sabe que habrá hecho bien al ponerla a salvo en la camioneta.
—¿Tu crees que deberíamos esperar aquí ahora? —preguntó Eugene, la primera vez que le consultaba a Dust su opinión.
Tan rápido como la pregunta fue hecha, Dust negó con la cabeza, si Aiden se encuentra a salvo, ellos deberían acercar la camioneta lo mejor posible a la salida para que Aiden no tenga que sufrir una caminata por todo el lugar.
—Bien... —Eugene aceptó, toda la confianza que había adquirido salvando a Tara parecía escaparse de su ser tan rápido que incluso Dust creyó que era visible, ya que pronto el hombre volvió a tensarse y caminó con pesar hacia el asiento del piloto.
Cuando ambos estuvieron en sus asientos correspondientes, Eugene le dió una última mirada a Tara antes de comenzar a manejar.
Dust se inclinó sobre el asiento para encender la música, recordando todos los nuertos que había y sabiendo que a lo mejor la música podría atraerlos a ellos, dejándoles la tarea de sacar a Aiden aún más sencilla.
Al parecer sus teorías fueron ciertas, ya que al pasar por las puertas giratorias que Dust había visto antes, lograron apartar a muchos muertos con la música.
Dust intentó asomarse desde atrás de Eugene para ver quiénes se encontraban en la puerta, pero le fue imposible ver ya que la camioneta aceleró con fuerza cuando los muertos comenzaron a seguirlos.
Dust volvió a sentarse en su propia silla de copiloto, había dejado el arma en el salpicadero lo que le permitió tener ambas manos libres para buscar su bloc de notas y lapicera.
Soltó un suspiro derrotado al no encontrar esta última, volteandose a ver los asientos de atrás a ver si podía usar algo para escribir allí.
Grande fue su sorpresa cuando encontró un diario de cuero negro y una lapicera enganchada a este.
Dust se estiró para tomarlo y lo único que tenía escrito allí era "Este es el comienzo."
Se detuvo un par de segundos para observar esa letra, sin saber a quién le pertenecía realmente, pero después de una corta evaluación decidió a dejarlo en su lugar, pero tomando la lapicera para poder escribir su propia nota.
Debemos volver, estaban atorados en las puertas. Escribió rápidamente y se lo enseñó a Eugene, que desvío la vista del camino solo unos segundos para leerla y regresó al frente.
Parecía que no quería regresar, pero ante la insistencia de Dust y los golpes que le dió en el hombro Eugene finalmente soltó un fuerte suspiro y dió la vuelta mientras Dust escribía una nueva carta.
Tienes razón, también soy un cobarde, pero no siempre tenemos que serlo.
Eugene sonrió un poco al leer la última carta y asintió, estacionando la camioneta justo a la vuelta de las puertas giratorias, no podían verlas, pero tan pronto como salgan y den la vuelta los encontrarían.
Dust salió primero, tomando el arma y dándole la vuelta al vehículo para ver mejor las puertas, sus manos temblaron un poco al sostener el arma y no podía apoyar correctamente uno de sus pies sobre el suelo.
Sabía que pronto toda la adrenalina que lo mantenía en movimiento se acabaría tarde o temprano, pero aún así no puede evitar acercarse, queriendo ser util, finalmente de la manera correcta.
Todos sus pensamientos acerca de pertenecer o no a Alexandria, de su competencia por el nuevo grupo, quedan atrás cuando están fuera de los muros, porque allí para sobrevivir hay que ser una nueva persona, hay que ir en grupos y proteger a aquellos que se encuentran a tu lado.
Alguien me salvó la vida, no importaba quién, lo único importante es que podrían haberme abandonado, pero no lo hicieron, así que ahora yo no puedo abandonarlos, no incluso aunque ese fue mi primer plan esta tarde.
Era una ley implícita que Dust había aprendido a cumplir a las malas en aquellos años sin sus padres, si te encuentras con alguien y te ayuda: debes ayudarlo, es una alianza que jamás se puede rechazar.
El primero que se acerca a ellos corriendo es Nicholas, Dust bajó el arma al verlo venir, sonriendo un poco al creer que ya todos se encontraban a salvo.
—¡Espera! —gritó desde lejos Nicholas—. ¡Muévete, pásate al otro lado! Nos vamos, vamos Dust, súbete rápido.
Nicholas rápidamente había llegado hasta el asiento de Eugene y lo estaba empujando para que se pase al asiento de copiloto.
Dust frunció el ceño confundido, mirando el camino que Nicholas había hecho y notando que nadie más venía con él.
Al principio creyó que estaba apurado porque Aiden seguía herido, tal vez quería redirigir la camioneta aún más cerca de las puertas, pero entonces Dust recordó quién era Nicholas y porqué Aaron tiempo antes no le había permitido a Dust salir de Alexandria.
El último grupo, Nicholas y Aiden los habían abandonado, habían cargado únicamente a Dust con él porque era "un niño" y ellos querían ser los héroes aún a pesar de todo lo que causaron.
Eugene apagó el motor y se bajó de la camioneta, una mirada firme en su rostro que difería con todo lo que Dust había visto hasta ahora de él.
Pareció abandonar todo rastro de miedo, porque sus amigos no habían aparecido junto a Nicholas, y Dust no pudo estar más de acuerdo con ese sentimiento.
Sé de lo que Nicholas es capaz.
¿Los abandonó? ¿A los tres? No es posible...
—¡Vuelve a subirte y tú Dust vamos, apúrate y entra! —gritó Nicholas, dando ordenes con desesperación, sus manos no paraban de temblar y pronto toda su ansiedad pareció darle más seguridad a Eugene, que se plantó frente al asiento de copiloto sin dejarlo pasar.
—No hasta que me digas dónde están. —dijo Eugene, si su voz tembló un poco, Dust le restó importancia.
Dust caminó lentamente hacia Nicholas, el arma aún seguía apuntando al suelo, pero pronto podría levantarla, con tan solo un segundo para no pensar las cosas Dust podría dejar todo atrás y convertirse en un asesino nuevamente, en aquél que intentaba olvidar.
Tal vez solo tengo ganas de matar a alguien hoy. Pensó Dust con calma, todos sus dolores quedando atrás al ver que Nicholas había comenzado a forcejear con Eugene.
—O regresas conmigo o te quedas aquí a morir con tus amigos. ¡Esas son tus opciones! —le gritó Nicholas, apuntandole con un arma.
Eugene se la intentó quitar, pero solo logró desequilibrarse lo suficiente como para caer al suelo, en ese mismo instante Dust le quitó el seguro a su pistola, solo hacia falta un mal movimiento de Nicholas y sabe que volverá a caer en su antigua obsesión.
Porque Dust no solo quería dejar de ser quién era porque antes Samuel mataba, sino, porque disfrutaba de hacerlo.
Solo sería cuestión de tiempo, volverá a gustarme, como una vez me gustó antes.
Al principio fue un deber, un accidente, una lección que alguien debía aprender, pero después...
Dust levantó el arma al ver que Nicholas subiría al auto, pero tan pronto como colocó su dedo en el gatillo, Glenn llegó hasta ellos, con paso acelerado en dirección a Nicholas.
Las dos manos con las que Dust sostenía el arma comenzaron a temblar al ver lo que estuvo a punto de hacer, dejando caer la pistola al suelo observó como Glenn arrojó a Nicholas fuera de la camioneta.
El cuerpo de Nicholas impactó con fuerza contra el suelo y Glenn se agachó para darle un fuerte golpe en el rostro que si no logró noquearlo al menos le dejaría grandes secuelas más tarde.
Glenn lo golpeó una vez más y por un segundo Dust se preguntó si daría un tercero, si no podría detenerse, preguntándose porqué lo estaba golpeando aunque la respuesta llegó tan rápido como Glenn se detuvo al segundo golpe y Eugene preguntó.
—¿En dónde está Noah?
Oh.
Oh...
—Ayúdame a subirlo atrás. —dijo Glenn, su voz cargada de una mezcla de odio y dolor que no pasó desapercibida.
Eugene miró a Dust con confusión durante medio segundo, antes de volver a preguntar.
—¿En dónde está Noah?
Pero Glenn no respondió.
BUENAS BUENAS!! Ya estamos de vuelta si que sí, ¿Qué les parece la nueva portada?
No me odien a Ron en el próximo capítulo, he's just a cry baby. Pero ahora hablando en serio, se vienen tiempos complicados en la evolución de Dust después de la muerte de Noah así que ante todo paciencia, comentarios desubicados serán eliminados, si contesto con un "ojo" es que te estás pasando demasiado con los insultos a mis personajes y es la última advertencia que doy antes de un bloqueo.
Las metas se cancelaron debido al desmedido acoso que he recibido desde que las coloqué, creí que sería una mejora, para animar a los lectores fantasma, pero por lo que veo, se logró todo lo contrario.
Muchas gracias por leer, sepan que a todas esas personitas que jamás causaron problemas yo los amo demasiado y cada comentario que ustedes me dan me anima a seguir cada una de mis historias, si les gustó no se olviden de votar y comentar ♡♡
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