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19


No llores, por favor no llores.

No llores, no llores.

Dust abrazó con más fuerza a Sam entre sus brazos, ambos se encontraban parados en el rincón de la armería, la mujer, ya se había marchado.

—Yo solo quería galletas, Dust... —se lamentó el pequeño en un pequeño susurro, Dust solo afianzó el agarre sobre los hombros de Sam, acercándolo más a su cuerpo y sintiendo como el pequeño descansaba su cabeza sobre su pecho—. Yo solo quería...

No llores...

Dust, no llores.

Dust asintió para si mismo, asegurándose de que Sam todavía no pueda ver sus ojos cristalizados por las lágrimas contenidas.

Solo estábamos bromeando, ¿cierto, Sam? Había dicho la mujer, dándole una cálida sonrisa a Dust y levantando sus manos con inocencia, ya que Dust estaba sosteniendo un cuchillo en sus manos.

Ella se marchó y el cuchillo había caído al suelo, pero cuando Sam lo abrazó todo su mundo se vino abajo.

No llores, Dust. No llores.

Una de sus manos subió para acariciar el suave cabello rubio de Sam, quién ya no había logrado contenerse y comenzó a llorar entre sus brazos.

Dust se movió suavemente de un lado al otro, en un balance que intentó calmar a Sam y a si mismo.

Quería aliviar al niño, pero sabía que hablar no era una opción, él no podía hablar... Dust no habla, Dust no habla.

Pero lo hiciste, le hablaste a Carl.

No quería, sabe que no, pero lo hizo y con ello todo cambiaría, era solo cuestión de tiempo para volver a lo que siempre fué, para que lo echen de Alexandria y se convierta una vez más en aquél asesino que creyó haber dejado atrás de él.

—¿Niños? ¿Qué hacen aquí? —una voz femenina los sacó de su burbuja tranquilizadora, ambos rubios separándose del abrazo y abriendo los ojos, quejándose al instante de la luz que fue encendida.

Se separaron del abrazo para observar la expresión molesta de Olivia, que cambió a una de preocupación al ver los rostros afectados de ambos.

Dust no había llorado, pero no se encontraba en un mejor estado que Sam, no se encontraba bien en lo absoluto, no después de lo que sucedió aquella noche, no después de haber hablado...

—Olivia, lo siento. Dust y yo queríamos preparar más galletas, pero... —Sam se detuvo a mitad de la oración, comenzando a llorar una vez más, arrojandose nuevamente contra los brazos de Dust que lo abrazó sin dudar.

—Está bien, niños, vamos niños... —intentó animar Olivia, caminando hasta donde estaban ellos y colocando sus manos sobre los hombros de ambos rubios—. Saben que no pueden estar aquí, vamos, los llevaré a casa.

Los dos asintieron y dejaron que Olivia los guíe afuera de la armería, primero caminando hasta la casa de los Anderson.

Dust y Sam caminaron tomados de la mano, sabe que Sam aún está afectado por las palabras de esa mujer y Dust se pregunta que tanto habría dicho ella antes de que él llegara, espera que no demasiado, que no afecte tanto en Sam.

Porque si de algo estaba Dust seguro, era de que esa mujer no había tenido buenas intenciones con el niño, el tono amenazante de su voz, tan bajo como un susurro que prometía un terrible final.

Te encontrarás atado en un árbol, muy lejos de aquí... Había estado diciendo ella cuando Dust llegó, esperó que eso no sea suficiente para provocar en Sam alguna clase de trauma, sabe que el niño es sensible a ello, como Dust alguna vez lo fue en su infancia.

—¿Puedes llegar bien a tu casa, Dust? —preguntó Olivia, tocando la puerta de la casa Anderson.

—¿No te quieres quedar aquí a dormir mejor? —preguntó Sam rápidamente, antes de que Dust tenga oportunidad de asentir o negar a las palabras de Olivia.

—¡Dust, oye amigo! —llamó Aaron desde la distancia, Dust había logrado identificarlo al instante y había volteado a verlo.

Una pequeña sonrisa se formó en su rostro al ver al hombre, que al verlo, corrió hasta donde él estaba.

—¿Cómo fue la fiesta? —preguntó Aaron al llegar, una mano calida subiendo a desordenar el cabello de Dust.

Dust se encogió de hombros, volteandose para ver a Sam y haciéndo mimica de que habían estado comiendo, llevándose una mano hasta la boca y mordiendo.

Sam soltó una risita divertida, relajándose un poco mientras esperaban que su madre abra la puerta.

—¡Comimos galletas deliciosas que Carol hizo! —explicó Sam emocionado, pero su sonrisa tembló un poco al decir el nombre de la mujer.

Carol.

Así se llama ella... La mujer que se encontraba en la armería y amenazó a Sam.

—¿Ah sí? Bueno, deberíamos pedirle que haga más mañana, ¿cierto? —preguntó Aaron, dándole una cálida sonrisa a Sam, el cuál asintió de acuerdo, incluso aunque su rostro mostraba una expresión confundida.

Tal vez Sam no entiende que Carol estaba siendo cruel con él... Debe estar confundido.

Al final Jessie había abierto la puerta y se llevó adentro a Sam, asegurandole a Dust que otro día podría venir a la casa a dormir, pero que ese día no sería posible.

El doc debe estar enojado. Pensó Dust para si mismo, dándole una mala mirada a Jessie y bajando las escaleras del porche, ignorando el saludo de despedida de las dos mujeres que seguían en la puerta.

—¿Dust, qué sucede amigo? —llamó Aaron, pero Dust no le respondió hasta que llegaron a la casa y ambos se sentaron en la mesa.

En su bloc de notas Dust se encargó de escribir: Estoy molesto en las mayúsculas más claras posibles y seguido de muchos signos de exclamación.

—¿Algo malo sucedió hoy? —preguntó Aaron confundido, después de quitarse la nota del brazo.

Dust asintió, quitándole la nota a Aaron para escribir en el otro lado Todos saben que les está pegando y nadie hace nada.

La mirada de Aaron se volvió más culpable al leer la nota que Dust le devolvió, arrugandola en su mano y dándole una triste sonrisa.

—Intenté hablarlo con Deanna cuando me lo dijiste la primera vez. Ella dice que es nuestro único doctor y que... Espera, Dust-

Pero Dust estaba cansado de escuchar las mismas excusas de siempre, y se había puesto de pie dispuesto a caminar a su habitación, hasta que escuchó ruidos que provenían del garaje y decidió cambiar el rumbo.

En Alexandria hay mujeres que amenazan niños, mujeres que engañan esposos, padres que golpean hijos, y después estoy yo, un maldito asesino que pretende ser un niño inocente...

Esa misma noche más temprano, Dust había estado seguro que afuera de los grandes muros el mundo era peor que adentro, pero ahora comienza a convencerse de que no es así, ambos lugares eran igual de terribles.

Porque él puede tener toda la comida que por años había estado matando por conseguir, pero eso no cambiaba que las personas seguían siendo igual de crueles y estúpidas que las que conoció fuera.

Al llegar al garaje se encontró a uno más del nuevo grupo, tirado sobre el suelo y mirando unas piezas de moto frente a él.

Fue casi instantáneo como Dust llegó y el hombre levantó la vista para verlo, como si los pasos de Dust no fueran los que él había estado esperando que se acerquen.

—Hey. —dijo el hombre, en alguna clase de tosco saludo que Dust correspondió con un asentimiento.

—¡Dust! Espérame. —llamó Aaron, que todo ese tiempo lo había estado llamando desde la mesa, esperando que el rubio regrese—. Oh, este es Daryl, creo que aún no se habían conocido. Daryl él es Dust, el chico del que te hablé.

Daryl asintió en silencio, mirando a Dust de arriba abajo y permitiendo que el rubio copie sus movimientos.

Después de una observación más exaustiva, Dust recordó en dónde lo había visto, hace unos días golpeando a Aiden y a Nicholas.

Dust no pudo evitar una media sonrisa al recordar aquél momento, pero tan pronto como el hombre observó el gesto Dust dejó de sonreír, volteandose hacía atrás para buscar la mirada de Aaron, en una pregunta silenciosa.

—Daryl está aquí porque a partir de ahora me ayudará a buscar gente, ¿recuerdas lo que hablamos? Eric no debería seguir saliendo, pero Daryl parece interesado. —explicó rápidamente Aaron, observando con curiosidad como Dust había bajado la vista para escribir una nota, que colocó sobre el pecho de Aaron antes de caminar hacia la salida.

Son peligrosos, no deberías estar tan cerca de ellos. Decía la nota, sabiendo que él mismo no era mucho mejor que todo ese grupo de nuevos que había llegado a Alexandria.

—Buenas noches, Dust. —se despidió Aaron desde la distancia, Dust lo miró por sobre su hombro y le sonrió levemente, asintiendo para devolverle la despedida.

Al subir las escaleras se aseguró de que Eric esté dormido, pero al llegar a su habitación lo encontró despierto.

—¿Y esa mala cara? ¿Te encontraste a Daryl ahí abajo? —bromeó Eric, palmeando el lado de la cama vacío que usualmente Aaron ocupaba.

Dust asintió y silenciosamente se acercó hasta la cama, sentándose al lado de Eric y observando su tobillo vendado, señalandolo con un asentimiento.

—Está mejor, duele un poco. —admitió Eric, rodeando los hombros de Dust cuando se encontró a su lado—. ¿Estás seguro de que mañana quieres ir con Aiden y Nicholas?

Dust asintió, tomando el bloc de notas de su bolsillo y acercándose a la mesa de luz para apoyarse y escribir rápidamente. Ellos me están vigilando, así que yo debería hacer lo mismo, son peligrosos.

Para ese entonces, cree que desgastará la palabra peligrosos de tanto escribirla, pero sabe mejor que subestimar a un grupo que sobrevivió durante tanto tiempo afuera.

Pegó la nota sobre el brazo de Eric, el cuál soltó un bufido de risa y decidió leer la respuesta en voz alta.

—Oye tu letra está mejorando cada vez más. —elogió Eric con una sonrisa alegre—. Antes era más difícil leer esos geroglificos que entender tus señas.

Dust rodó los ojos ante la broma, pero terminó sonriendo un poco, escuchando como abajo la puerta principal era cerrada.

—Mira, creo que Daryl ya se fue. No es de muchas palabras creo, como tú. —comentó Eric, observando la expresión confundida de Dust—. Oh ya sé, ¿preguntarás que hacía aquí? Aaron lo invitó ya que no asistió a la fiesta, comimos spaghetti y lo convenció de trabajar con él.

El rubio menor frunció el ceño aún más al escuchar la comida que habían cenado, que era una de sus muchas favoritas, logrando que Eric se ría más fuerte.

—¡Te guardamos algo, no me mires así! —se quejó Eric, acercando nuevamente a Dust a su lado, y sacándole el bloc de notas de las manos para dejarlo en la mesa de luz—. Ya, sé que mañana te irá bien con el grupo y sé que hay algo que te tiene preocupado que me dirás tan pronto te sientas seguro de hacerlo, pero ahora a dormir, ¿de acuerdo?

Dust se iba a quejar, de que aún no estaba lo suficientemente cansado, que tenía mucho en que pensar, mucho de que arrepentirse, pero la falta de su bloc de notas y la mirada autoritaria que Eric le dió fue todo lo que hizo falta para que él se rinda y acepte, dándole un último asentimiento.

Esto no se quedará así. Pensó Dust entre tanto, mirando a Eric con los ojos entrecerrados ante la gran sonrisa que le dedicaba.

—¿No estás un poco grande para dormir con nosotros, Dust? —preguntó Aaron a modo de broma, llegando a la habitación con ellos y alzando las cejas con curiosidad.

—Oh, ¿quién dice que tú dormirás aquí con nosotros? —bromeó Eric, a lo cuál Dust no pudo evitar sonreír victorioso.

—¿Y en dónde dormiré? ¿En la cama de Dust? Oh vamos, haganme espacio.

Y después de muchas réplicas, de alguna manera los tres lograron acomodarse en la cama, y por un segundo, Dust decidió que no era momento para preocuparse, no cuando se sintió tan calmado y seguro.

Tal vez mañana tendré tiempo para enloquecer.

Después de todo, Noah estará en el viaje de suministros.

Y ESTAMOS DE VUELTA!!

Aunque en el canal no hayan votado por NLS yo aún así tenía ya el capítulo listo así que aquí estamos JSJSS

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Dudas, sugerencias, comentarios? No, los capítulos no serán más largos que esto, siguiente pregunta♡⁠

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