12
Después de lo que pareció una eternidad, finalmente Dust pudo probar su desayuno, o bueno, estaba cerca de hacerlo.
Pronto descubrió que Carl era más amenaza que acciones, mucho ladra y poco muerde, ya que cuando Ron llegó a la cocina con ellos Carl volvió a pretender que no sabía nada y los tres pudieron subir escaleras arriba para encontrarse con Mikey y Enid.
En esos momentos Ron se encontraba explicándole a Carl como funcionaba Alexandria para ellos: los adolescentes que no necesitan trabajar.
Si fuera por Dust, le encantaría trabajar y hasta un par de veces había convencido a Aiden de llevarlo a varias busquedas de suministros, pero después de la última vez, cuando gran parte de su grupo murió, Aaron y Eric le habían prohibido a Dust salir por un tiempo.
No es que Dust esté realmente cumpliendo sus ordenes, ya que él salía casi todos los días después de clases con Enid al bosque, pero aún así, les hacía creer a ambos que él si cumplía, ya que eran quienes le dieron un hogar a Dust después de todo e incluso aunque él no lo pidió.
—Y, después de clases, casi siempre nos encontrarás aquí. —concluyó Ron, señalando hacía su propia habitación.
Ron y Carl venían caminando un par de pasos delante de Dust, que se quedó atrás para poder sostener bien ambos vasos de chocolatada.
El duo siguió su camino pero Dust dió media vuelta en el pasillo para llevarle su chocolatada a Sam, quién rápidamente le abrió la puerta cuando Dust la golpeó con su pie.
—¡Oh, gracias! Creí que te ibas a tomar la mía. —bromeó Sam, sacándole uno de los vasos y haciéndole una seña para que entre.
Al entrar, Dust observó de reojo como Jessie se encontraba asegurando el cerrojo interno del armario de Sam.
Todos allí iban a fingir que nadie notaba los extraños sucesos de la familia Anderson, pero ya hay más papeles escritos de Dust con amenazas hacia el padre de la casa de los que en realidad puede recordar.
Cada una de esas amenazas que fue silenciada por Sam o quemada por Ron, ninguno de los dos hermanos queriendo aceptar ver lo que tenían en frente.
O tal vez era alguna extraña clase de protección para ellos mismos, fingir que eran una familia feliz hasta que se lo crean.
—Sí, aquí está la remera que me decías cariño. —dijo Jessie, claramente fingiendo que no estaba revisando el cerrojo que Dust había descubierto la primera semana que interactuó con los Anderson.
Jessie cerró las puertas del armario y después de dejar una remera a rallas sobre la cama de Sam se despidió con una media sonrisa, dejándolos a ambos en la habitación.
Dust se sentó sobre la cama de Sam, sacando del bolsillo canguro de su buzo todas las galletas que había logrado guardarse justo en el momento en que Ron logró interrumpir la incómoda competencia de miradas que Dust había estado teniendo con Carl.
—Esas son demasiadas galletas, Dust... Buen trabajo. —lo felicitó Sam, asintiendo ante las galletas de chispas que ahora se encontraban en su mesa de luz.
Dust sonrió y se sacudió la ropa para apartarse todas las migas, escuchando de fondo como en la habitación de al lado Ron estaba presentándole a Carl a los chicos.
No tenía intenciones de llegar tan rápido con ellos, sus amigos saben como mantener la calma ante chicos nuevos, pero como Dust fue uno de los últimos en llegar, en realidad no sabía como manejar la presencia de alguien más a los que ya se habían acostumbrado.
Con Enid fue distinto, ella logró adaptarse con facilidad al silencio de Dust cuando llegó, pero tenía toda la sensación de que Carl no haría lo mismo que ella.
Hasta ahora, la presencia de personas nuevas en la vida de Dust siempre fue para traer problemas, problemas que él no necesitaba ni había pedido.
Hace menos de unas semanas había pedido un maldito deseo a una estrella y creyó ser lo suficientemente claro al respecto: Deseo que esto dure para siempre. 'Esto' siendo toda su vida tal cuál estaba, sin la llegada del nuevo grupo y de Carl.
—¿Por qué no comes? Me las acabaré. —preguntó Sam confundido, llevándose dos galletas más a la boca y trayendo de vuelta a Dust a la realidad.
Parpadeando, Dust notó como ahora quedaban solo cuatro galletas sobre la mesa de luz, su chocolatada seguía intacta justo al lado pero la de Sam se estaba por terminar.
Con un fuerte suspiro, Dust señaló hacia la puerta ahora cerrada antes de darle un largo trago a su vaso, mentalmente agradecido de que Alexandria exista y pueda darle chocolatada todas las mañanas.
El lugar estaba lleno de personas débiles, eso era solo un hecho indiscutible e inamovible, pero tenían muchos suministros y un lugar seguro en donde Dust no debía salir corriendo todas las mañanas ante el más mínimo ruido, por lo cuál él se encontraba agradecido.
Sam observó la puerta que fue señalada y frunció el ceño con confusión por medio minuto, hasta que finalmente comprendió.
—¿No te gusta el chico nuevo? —preguntó el menor de los rubios, a lo cuál Dust asintió—. Oh... ¿Solo él o nadie de ellos?
Dust levantó dos de sus dedos, para asegurarle que era la segunda opción: no le gustaba ninguno en aquél grupo de recién llegados, sobre todo el peligro siempre presente que era Noah y lo que ese chico podría hacer contra él.
—No los he conocido aún, pero parecen algo salvajes. —comentó Sam, encogiendose de hombros e intentando tomar una galleta más, pero su mano fue rápidamente apartada con un rápido golpe de Dust, a lo cuál el menor sonrió divertido—. Está bien, está bien, todas tuyas.
Dust sonrió y tomó una de las galletas, sintiéndose un poco más calmado ahora en presencia de Sam.
El niño le caía muy bien, no tan bien como Ron, pero porque claramente pasaba más tiempo con el hermano mayor de los Anderson, pero aún así, Sam era un buen niño, Dust no podía decir que alguna vez fue tan bueno como Sam lo es.
Sí, antes Dust había tenido una gran familia como los Anderson, pero él siempre fue un niño caprichoso, jamás lo complacía nada de lo que tuvo, y en retrospectiva, era solo cuestión de tiempo para que Samuel Scott se convierta en la persona en la que es hoy: Dust, aquél que debía ser mudo porque en su pasado dijo todas las palabras incorrectas.
Sam Anderson por otro lado, era un niño atento y amable, le gustaba pasar tiempo con Dust incluso aunque no tuvieran una real conversación y ambos solían jugar a las cartas o al ajedrez cuando Dust no tenía ganas de ir a la escuela.
—¿No quieres volver con Ron? —preguntó Sam después de un rato, el niño se había movido hacia la ventana para no tener la tentación de comerse las galletas de Dust.
Al voltear la cabeza, se encontró con que Dust estaba negando a su pregunta, ya que no, en realidad no quería volver a aquella habitación sabiendo que no conocía en lo absoluto a Carl y de lo que el chico sería capaz.
Sabía que los recién llegados no harían nada tan peligroso como intentar exponer a Dust desde el primer segundo, o intentar matar a alguien, pero aún así había grandes posibilidades de que Carl intente dirigir indirectas hacia él y lo que sucedió con Noah y Dust realmente no tenía intenciones de permitirlo.
Así que pasaría su tiempo con Sam, después de todo, jamás se aburría con él.
—¡Entonces! ¿podemos salir afuera y jugar a las escondidas? —preguntó Sam, observando como Dust finalmente se terminaba la última galleta, mostrándose pensativo por unos segundos antes de asentir.
Dust se terminó lo que quedaba de su vaso y ambos salieron de la habitación, se aseguró de darle una última mirada a la habitación de Ron y se encontró con la mirada de Enid.
Ella le dió un asentimiento, como para asegurarle que todo se encontraba en orden, a lo cuál Dust solo terminó sonriendo y guiñándole un ojo, antes de seguir a Sam escaleras abajo.
De momento, lo mejor que podía hacer Dust era pretender y evitarlos, intentar no ser lo que ellos están esperando que él sea.
Matar a Noah sería sencillo, y por mucho tiempo parecía una buena idea, pero, ¿qué haría después?
Y lo más importante, ¿qué pensarían Aaron y Eric de él?
Por alguna extraña razón, Dust no quería decepcionarlos, no sabe cuando exactamente se volvieron tan importantes para él, pero ciertamente no era un pensamiento agradable que cualquiera de ellos o peor, ambos, lo odien.
pobre sam :( siempre me pareció súper feo la manera en que carol lo traumó.
Y OMGG, ¿qué les parece la portada y los nuevos separadores? Es la primera vez que intento editar asi que espero que hayan quedado bien </3
¿dudas, sugerencias, comentarios?
espero que les haya gustado el capítulo, y si es así no se olviden de votar y comentar ♡
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