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XL-V

REPARTO ADICIONAL

KÁRI/SINDR
» jessica chastain «








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lokasenna

CAPÍTULO 40.5:
El demonio de fuego.

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Cuando estuvo en aquella habitación tantas lunas atrás, no había tenido la cabeza para detallar su entorno correctamente ni pudo apreciar lo cómoda que era la cama –claro que la situación tampoco era la apropiada y su mente estaba en un completo caos producto del malestar ocasionado por el licor y luego el temor de lo que le depararía con su padre, además de no querer ser grosera con Loki–, pero ahora que se le permitía quedarse, podía ver todo lo que había obviado en su momento, aunque sintiera una presión en su pecho entre más pensaba en el antiguo dueño. No era de extrañarse, todo lo que había entre aquellas paredes gritaba Loki con todas sus fuerzas, lo que afianzaba su creencia de que algo tramaba Odín; ese interés por el hijo que parecía haberlo mantenido sin tanto cuidado –al menos comparándolo con Thor– durante toda su existencia era peculiar, y las actitudes que estaba teniendo con ella incluso más, pero ya tendría su momento para averiguar qué estaba sucediendo. En ese momento, su preocupación principal era el príncipe mayor y la misión que se le había encomendado por fuera del Reino.

Siendo sincera, no tenía por qué estar tan perturbada por el rubio cuando tenía muy presente que sabía defenderse con creces sin importar a qué se estuviera enfrentando, pero le resultaba demasiado extraño que, siendo una misión tan simple, estuviera demorándose tanto. Había terminado de buscar en la biblioteca la información de las Gemas, sin tener mucho éxito; cuando llegó la noche fue a la cocina por su última comida y regresó a la habitación que le había sido asignada; deseaba descansar apropiadamente, pero no había podido pegar el ojo desde que se recostó en el colchón cubierto por seda. No sabía si se debía a los recuerdos que invadían su mente, o la incertidumbre del bienestar del Dios del Trueno, pero al pensar más en ello, se dio cuenta de que se debía a ambas cosas, y no pudo evitar llevarse las manos a la cara por la frustración.

Giró hasta darle la espalda al balcón, cubriéndose con la sábana verdosa hasta el cuello y pasando su brazo izquierdo bajo la almohada en busca de una posición que le permitiera conciliar el sueño, intentando mantener su mente en blanco para poder relajarse lo suficiente, y por un momento pareció lograrlo. Su subconsciente comenzó a arrojar lo que creyó que era un sueño, pero con una sensación tan real que comenzó a abrumarse.

Logró identificar un toque fantasmal en su brazo, seguido por una suave tela arrastrándose hasta su hombro; dudó por un momento cuando su consciencia hizo memoria de sus últimos movimientos antes de caer dormida, además de tener presente que se encontraba completamente sola en aquella habitación, pero cuando sintió una respiración acompasada acercándose a su cuello y unos labios posándose con suavidad cerca de la curva de su hombro, no pudo evitar tensarse un poco.

Era una acción gentil e inocente, la cual terminó en ese preciso instante, pero que creó una desagradable sensación de miedo que la paralizó por un momento. En medio de su sueño, su mente comenzó a ir a mil revoluciones por segundo, evaluando si debía girarse para ver al creador del gesto, terminando por aceptar el impulso; con cuidado de no moverse con brusquedad u ocasionar un ruido que alertara a lo que creía que era un acompañante indeseado, comenzó a girar su cuerpo por el colchón de forma pausada, haciendo lo posible por captar todo lo que pudiera por el rabillo del ojo, pero justo cuando creía que estaba llegando a una silueta a una distancia respetuosa de ella, escuchó unos golpeteos en la vida real que lograron asustarla, despertándola de golpe y acelerando su corazón.

Su cuerpo se sacudió un poco ante el susto, y abrió levemente los ojos, notando que continuaba en la posición que recordaba haber adoptado antes de rendirse a la somnolencia, terminando por maldecir mentalmente y girarse hasta dejar su espalda contra la cama. Por un momento recordó su sueño y movió su cabeza a la derecha, encontrándose con la nada misma y la imposibilidad de que alguien estuviera a su lado, puesto que estaba ubicada en toda la mitad de la cama, y no había manera de mantener la distancia que había visto. De todas formas, estaba medio dormida y era seguro que todo había sido un sueño causado por la sugestión de estar en ese lugar, lo que le hizo exhalar por la nariz mientras volvía a cerrar los ojos; no obstante, antes de volver a su descanso, fue sobresaltada nuevamente por tres toques en su puerta, obligándola a incorporarse con la ayuda de sus brazos.

Frunció el ceño, confundida ante el llamado a tal hora de la noche, pero decidiendo abrir la puerta. Retiró la sábana de su cuerpo y se deslizó hasta la orilla, usando magia para ponerse un albornoz sobre el camisón que usaba para dormir; cuando abrió la puerta sintió que su sangre se enfriaba al ver al príncipe mayor a punto de tocar nuevamente... con un cuerpo colgando sobre su hombro derecho.

—¿Thor? —dijo en voz baja, observando la escena con sorpresa—. ¿Qué-?

—Necesito tu ayuda.

Su tono casi suplicante le causó una mayor incertidumbre, haciéndola mover su boca suavemente en busca de decir algo, pero sin poder formular palabras concretas.

—¿Dónde estabas? ¿Quién es? —dijo de forma atropellada. El rubio suspiró.

—Padre me envió a capturarla. Es Sindr, pero-

—¡¿Dijiste Sin-?!

No pudo terminar la oración, Thor había llevado su mano a su rostro y tapó su boca ante el chillido que había salido de ella, haciendo un sonido para que no alzara la voz, retirándose cuando el susto de su acción había desaparecido de las facciones de la castaña y sus manos se posaron en su brazo, haciéndole saber que podía soltarla.

—Por favor —suplicó en un tono bajo—. Te explicaré todo en el camino.

La joven lo observó a los ojos un instante, terminando por suspirar y dar un paso fuera de la habitación para cerrar la puerta tras ella, haciendo que el áss retrocediera. Al observarlo de nuevo, pudo darse cuenta de que estaba examinando sus prendas, aclarando su garganta antes de regresar su atención a su rostro.

—¿No te gustaría...? —antes de que pudiera terminar la oración, un destello verdoso recorrió su cuerpo desde la cabeza hasta los pies, reemplazando su ropa de dormir por un atuendo más apropiado, con una capa que la protegía del frío nocturno, pantalones y botas. El príncipe simplemente alzó ambas cejas, cerró los ojos y sacudió levemente su cabeza—. Olvídalo.

Intentó disimular la sonrisa en su rostro ante la reacción del rubio, sin mucho éxito. Se atrevió a observar el cuerpo de la mujer en su hombro, percatándose de los grilletes y cadenas en sus tobillos, viendo que también sus manos estaban atadas cuando él le dio la espalda al dirigirse hacia una de las partes abiertas en los pasillos.

—¿A dónde piensas llevarla? —susurró ella, yendo un paso más atrás.

—Padre quería que la llevara a los calabozos, pero hay algo que no entiendo —respondió, frunciendo levemente el ceño—. Se creía que es maldad pura, pero antes de capturarla me pidió ayuda, quiero saber por qué.

—¿Ayuda? —se adelantó para encararlo, posándose frente a él—. ¿Y si es una trampa?

—Tomaré el riesgo.

La castaña abrió los ojos con horror, atreviéndose a posar las yemas de sus dedos en uno de los círculos de su armadura, deteniéndolo en medio del pasillo.

—Sabes lo que hizo cuando escapó —conectó sus ojos grises a los de él, preocupada—. No quiero que te suceda lo mismo.

Thor tomó su mano con delicadeza, dándole un apretón.

—No me va a suceder nada, ¿bien? —ella lo observó un momento, desconfiando de la seguridad en sus ojos, pero terminando por asentir a regañadientes al saber que no era nadie para hacerle cambiar de opinión, y que nadie podría—. Necesito un lugar donde pueda ocultarla, ¿sabes de alguno?

Por supuesto que conocía espacios aptos para lo que necesitaba, el problema era que no conocía completamente las intenciones del rubio y tampoco estaba al tanto del poder que la mujer de cabello naranja poseía, por lo que estaba ayudándole a ciegas. Había dicho que le explicaría todo en el camino, y se aseguraría de sacarle toda la información que quería acerca de ese repentino interés de ayudarle a un Demonio de Fuego.

Decidió llevarlo a una de las montañas ubicadas una distancia segura del pueblo y lejos de las entradas secretas que conocía, esta contaba con múltiples cuevas que quizás servirían para mantenerla oculta por un rato, además de desorientarla lo suficiente para averiguar lo que sea que le interesara al príncipe y ayudarla, como supuestamente había pedido antes de caer inconsciente. Resultaba que ambos habían tenido un encuentro en Vanaheim y el Dios del Trueno tenía la orden del Padre de Todo para mandarla de inmediato a los calabozos, pero ante la palabra que salió de su boca y que él creyó prueba legítima de una parte buena en su ser, estaba tomando la decisión de llevarle la contraria... cosa que por alguna razón se estaba volviendo muy común.

Hubo un momento durante el trayecto en el que se extrañó al no sentir un apretón en su muñeca o la voz de Cirya en su cabeza diciendo que era mala idea, incluso cuestionando toda la situación para terminar indicándole cómo proceder al saber que estaba lidiando con un príncipe testarudo y una aprendiz demasiado benévola para su propio bien, pero al dirigir su mirada a sus manos, se dio cuenta de que había dejado el brazalete en la habitación, y sólo pudo pensar en el llamado de atención que iba a darle cuando regresara.

No sabía exactamente por qué, pero estaba notando que sus estadías y sucesos relacionados con aquella habitación siempre traían eventos desagradables después; primero su padre y las palabras hirientes que salieron de su boca por haber ocultado su cercanía a los príncipes, luego distintos eventos desafortunados que habían agrietado su corazón, y ahora la inminente conversación que tendría con la hechicera de almas que, esperaba, fuera menos efervescente que la que había tenido con su progenitor tantos años atrás, aunque no podía estar muy segura.

Mientras buscaban un espacio apto para ocultar a la pelirroja, la joven demostró su interés en lo que había sucedido luego de aquella "revelación" presenciada por el rubio, conociendo que había logrado hacer que bajara la guardia al casi ahogarla, poco tiempo después los soldados del Reino Vanir habían llegado con ambos, y tras unas charlas algo hostiles, los dejaron ir, atando a la mujer y usando algunos trucos en ella para mantenerla inconsciente hasta llegar a un lugar seguro. Hasta el momento había funcionado, pero temía que despertara en cualquier instante y terminara tomándolos desprevenidos, por lo que debían moverse con rapidez mientras lo que hicieron aún tenía efecto en ella.

Se permitió observarla mientras Thor se adentraba en una de las cuevas, iluminada por algunos orbes conjurados para facilitar la tarea de clavar sus cadenas a la pared de roca, y entre más tiempo detallaba sus facciones, más se hacía presente una sensación de familiaridad con ella; no sabía por qué sucedía eso, sólo recordaba haberla visto la vez que había bajado a los calabozos para conversar con Loki, pero había algo en su interior que advertía un vínculo existente con ella, como si su mera presencia fuera el presagio de algo. La pregunta era: ¿qué?





Que no panda el cúnico, nadie está irrumpiendo en el cuarto de nadie... por el momento 👀 Sólo es un recuerdo del 10.5, así, bello, nostálgico, inocente y corto 😂

Estoy intentando organizar las actualizaciones de mis historias, y como los tres capítulos que siguen van ligados con Hellfire (insisto, no es necesario que la lean, sólo es mi gusto por complicarme la vida) es posible que tarden un poco, pero les juro que valdrá la pena 💕

¡Muchísimas gracias por estar aquí! Y nos leemos luego

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