Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14. 2. Primer final

NOTA: Este es el primer final establecido, te invito a leer ambos para que seas tu quien elija el verdadero desenlace de nuestro chico suicida. Si este capítulo te gusta y deseas darle este final, aquí se termina la historia para nosotros. En cambio, si buscas otra alternativa, lo encontrarás en el siguiente capítulo. Tu eliges.


Estaba mentalmente agotada, gracias al cielo las clases habían finalizado y por fin podía dirigirme a casa para los preparativos de la fiesta.

Para hacerlo más creíble, ninguno mencionó nada del cumpleaños de Adrien, nadie lo ha felicitado y puedo ver que hasta a él se le ha olvidado su cumpleaños.

En la salida de la escuela, los chicos se habían dispersado diciendo que tenían que llegar a casa temprano, cuando en realidad llegarían a mi casa.

Ahora sólo quedábamos Adrien, Alex, Demian y yo que hablábamos de cosas sin sentido mientras caminábamos por el camino más largo a mi casa.

- Debo irme rápido, tengo demasiada tarea por hacer. - se quejó Demian caminando apresurado no sin antes guiñarme un ojo. - Adrien, tú sabes mucho de álgebra, ¿Puedes ayudarme? Necesito acabar unos ejercicios porque vendrán en mi examen del lunes.

- Si, está bien. - dijo Adrien acercándose a él. - No tengo nada que hacer.

Sonreí feliz de que todo estuviera siguiendo de acuerdo al plan, todo lo habíamos preparado muy bien y ahora todos estaban escondidos en mi casa, preparando los globos y regalos.

- Vamos Alex. - pidió su primo. - ¿Me acompañas?

- Yo no voy. - dijo el peli azul junto a mí. - Quiero estar un poco más con Holly.

- Bien, vendré por ti cuando terminemos. - sentenció su primo mirándolo seriamente. - Ten cuidado Holly, algo trama este hombre.

Miré como Alex no sonreía a su primo, ambos parecían intercambiar miradas cómplices y acosadoras. Alex sujetó con delicadeza mi mano y me llevó hasta mi puerta, miramos a lo lejos como Adrien no nos despegaba la mirada de encima.

- Creí que sospecharía. - dije nerviosa.

- No, todo está en orden, no se lo esperará. - dijo Alex abriendo la puerta para mí.

- Estas demasiado serio, ¿Qué sucede? - pregunté confundida. - No te he visto sonreír en todo el día.

- Nada. - fingió una sonrisa.

- ¿Seguro que nada? Sólo mira tu cara. - dije acariciando su mejilla.

Cerró los ojos cuando mi mano recorrió de su mejilla al cuello y suspiró al final para devolverme esta vez, una sonrisa sincera. Algo había en sus ojos que me resultaba extraño, una sensación diferente en él que no había visto jamás.

- Seguro. - sonrió empujándome para entrar. - Mueve tu lindo trasero y preparemos la mejor fiesta de cumpleaños de la vida.

Pasaron los minutos y luego un par de horas, Alex y yo cocinábamos mientras los otros adornaban la sala. Mis padres habían ayudado también a preparar una mesa de botana que sabía le encantaría.

Todo estaba listo, Demian nos decía que pronto terminarían de estudiar y volverían a mi casa con una absurda excusa que le había inventado.

Así que todos estábamos sentados en los sillones esperando a recibir el mensaje de aviso de Demian.

- ¿Y qué haremos mañana? - dijo Harry a Alex y Patrick.

Les ignoré un momento mientras miraba mi celular con ansias, quería que Adrien viera todo lo que sus amigos éramos capaces de hacer por él. Que olvidará esa absurda idea de quitarse la vida, no cuando tenía tanto por lo que vivir. Que aquella sensación de querer hacerse daño sea reemplazada por el cariño que le teníamos.

Vi de reojo como Giana y los chicos reían, bromeaban acerca de algún comentario hecho por Alex.

Todo parecía estar tan bien que me relajé, esto definitivamente funcionaría, al ver que todos estábamos para él, lo haría desistir de tan absurda idea.

- ¿Todo bien? - preguntó Alex en mi oído.

- Si, ¿por qué? - dije mirándolo.

- Pareces impaciente. - sonrió travieso. - Te esforzaste mucho por esta fiesta. Se nota que es muy especial para ti.

- Es que quería darle una sorpresa a Adrien, sé que le va a encantar. - sonreí animada.

- Claro que sí. - sonrió mirando el regalo que había en mis manos. - ¿Puedo saber qué le regalaste? - dijo curioso.

- Pues encontré la chaqueta que quería, unos audífonos, pero, sobre todo, le di una carta. - dije algo apenada.

- ¿Qué hizo el bobo de mi primo para merecer una carta tuya? - sonrió sarcástico.

- Sé que leerla le ayudará a entender muchas cosas. - dije ahora bajando la mirada. Aún tenía miedo de que mis esfuerzos hubieran sido en vano. - De que lo quiero ver feliz.

- Todo va a estar bien, Holly. - dijo apretándome contra su cuerpo en el sofá.

Mi celular comenzó a vibrar, Demian decía que estaban saliendo de su casa. Tendríamos unos minutos de ventaja.

- ¿Qué te gustaría de regalo, Alex? - dijo Patrick poniéndose de pie para caminar hacia el peli azul.

- Mmm... - pensó Alex ayudando a levantarme. - La verdad no pido nada, pero no estaría mal unas barras de chocolate.

- Mejor te conseguimos una novia. - dijo Giana coqueta. - Eres muy lindo, no creo que tengas problema en eso.

- Para mí también. - dijo rápidamente Harry arreglando su camisa. - Pequeña, morena y sexy.

- ¿De qué hablan? - pregunté confundida.

- Yo no necesito a nadie más. - aseguró Alex apretando mi mano.

Escuchamos voces afuera, cada vez se acercaban más. Todos guardamos silencio, nos escondimos y cuando la puerta se abrió, Adrien y Demian entraron lentamente.

Al gritar todos "Sorpresa" Adrien se hecho a reír. Al parecer estaba feliz de verdad, todos le abrazamos y él agradeció el gesto.

Eso me alegró mucho, no podía expresar la felicidad que me invadió al transcurso de la fiesta y verlo sonreír. Todos juntos, hablábamos, bailábamos, comíamos. Fue sin duda un buen día y al ver al chico frente a todos sonriendo genuinamente, sentía que lo había logrado. Estuve a su lado toda la noche, ya casi eran las doce, por lo que todos estaban entre agotados y eufóricos, jugábamos al limbo en mi cocina utilizando un palo de escoba.

- Oye... ¿puedo hablar contigo un minuto? - pidió Alex jalando mi brazo levemente para llamar mi atención.

- Si, dime. - dije caminando junto con el afuera de mi casa. Al parecer quería un poco de privacidad. Fui consciente de que nadie se percató de nuestra salida de la cocina.

Juntos cruzamos la sala, llegamos al porche y sólo la luz del foco de afuera nos iluminaba. Él acomodaba su cabello nervioso, al parecer se encontraba ansioso. Me comenzaba a sentir más relajada conforme el día había ido terminando, después de todo lo había logrado. El chico suicida terminaría feliz y con ganas de vivir.

- ¿Recuerdas lo que hablamos ayer en tu cuarto? - pregunta y yo inmediatamente siento mis mejillas calientes. Le miro pero rápidamente desvió mis ojos a otro lado evitando cualquier contacto visual.

Claro que recordaba su confesión, aquella que me dejó sin palabras y muchas dudas. Pero aun cuando sabia lo hermoso y buena persona que era Alex, estaba confundida. No podía negar que me había encariñado con el chico de las notas, que la fantasía de salvarlo y encontrarlo para confesarle mi interés, era una ilusión que había comenzado a nacer en mí. Y si ese era Adrien... entonces significaría que yo estaba enamorada de él.

- Si. - digo nerviosa.

- Cuando hablamos del amor, de lo que una persona haría por alguien a quién ama. - dice y se acerca más a mí. Su presencia me perturba en sobre manera, mis ojos se fijan entonces en los suyos, recorriendo su rostro para analizar lo que haría.

Podía ver las heridas en su labio sanar, estas comenzaban a difuminarse, dejando un color amarillo en ellas. Pero, aun así, se veía increíblemente hermoso, sus ojos brillaban de forma especial, como pocas veces he visto en él.

- Alex... yo... - comencé sin saber que decirle.

- Te amo, Holly Collins. - dice mirándome con intensidad. - Te amé desde el primer momento en que escuché tu voz. Desde que supe que eras luz en mi oscuridad. Tú me haces sentir cosas que jamás creí poder experimentar. Contigo puedo creer en las películas de amor, puedo sentir que mi pecho explota y las mariposas me llenan hasta el alma.

Se acerca otro poco y yo me quedo quieta sin saber que hacer. Acaba de confesarse conmigo y no había palabras que pudieran ayudarme a hacerle entender lo mucho que eso significaba para mí. Las mariposas que sentía en mi estomago empezaron en un tornado a dar vueltas y a hacerme sentir ansiosa por algo, ¿Qué es lo que esperaban?

- Eres un ángel que Dios mandó para guiar a muchas personas, puedo sentirlo. Tratas de salvarnos porque eres demasiado buena, pero... - hace una pausa y se inclina un poco hasta rozar con su nariz mi frente. Sostengo la respiración y siento un impulso por querer tocarlo, siento que esto es un sueño y que él es tan hermoso que solo puede ser producto de mi imaginación. -¿Quién te salvará a ti?

Lo miro confundida, no entiendo a qué se refiere hasta que le veo con ojos irritados y comienza a alejarse sólo un poco. No entiendo que sucede. Mis mariposas caen en picada al sentirlo alejarse de mi y la electricidad que antes nos rodeaba se esfuma, aturdiéndome.

- Sé que quieres a mi primo, él es un buen chico. Está loco por ti, te adora incluso casi igual que yo. - dijo esto último bajando la mirada. - En fin, sólo quería decírtelo. Tengo que irme ahora...

Retrocedió bruscamente, como si antes no hubiera dicho algo tan importante y yo reaccioné al fin viéndolo alejarse para caminar hacia la oscuridad. Le tomé del brazo y me coloqué frente a él, siendo incapaz de dejarlo irse.

- ¿Por qué? - dije al verlo sujetar con fuerza su teléfono celular. - ¿Por qué te vas ahora? Es el cumpleaños de Adrien.

- Me llama mi mamá... - comenzó bajando la mirada. - Debo irme, nada mejor para un corazón roto que el abrazo de una madre. - sonrió tristemente. - Además, él no me necesita a mi si te tiene a ti.

- Alex... - susurré triste al verlo así. No quería romper su corazón, ni siquiera sabía que decirle.

¿Qué si me gustaba Adrien? No puedo negar que siempre me ha llamado la atención, es un chico lindo y serio. Pero no estaba enamorada de él, al menos eso quería creer.

¿Y de Alex? No lo sabía, había llegado a quererlos a los cinco y jamás me puse a pensar si ese cariño era algo más con Alex. Ese lindo chico de cabello azul que me cuidaba de todo.

- Tranquila, no tienes que corresponderme. Enserio, no pasa nada. - sonrió acariciando mi mejilla. Volviendo la electricidad entre los dos.

- Ya es tarde, ¿quieres que alguien te acompañe? - pregunté observando como miraba fijamente mis ojos. No quería que se fuera.

- No, está bien así. - dijo sonriéndome. - Necesito pensar.

Se acercó a mí y besó mi frente con ternura tardándose un poco en separarse. Dio un último apretón a mi cuerpo a modo de abrazo y se separó sin antes susurrar un "Te quiero", el cual no pude corresponder por la confusión que me embargaba.

Lo vi caminar hasta desaparecer en la oscuridad de la noche, tenía unas inmensas ganas de correr tras él y acompañarlo a casa, pero no podía moverme. Me sentía pesada, como si al irse él, se llevaba una parte de mí. Las mariposas aturdidas me pesaban en sobre manera, no sabia que sentir, estaba feliz por ayudar al chico suicida y entusiasmada por confesarle mis sentimientos en aquella carta que le escribí, pero a la vez, confundida respecto a mis sentimientos por mi mejor amigo. ¿Era entonces que yo amaba a Alex?

Entré de nuevo a casa topándome con Adrien que parecía haber estado bebiendo de más, caminaba al parecer al baño del corredor, pero al verme se quedó quieto sonriéndome.

- ¿Qué hacías afuera? - preguntó curioso. - ¿Y Alex?

- Alex se fue. - le aseguré mirando como en el sofá estaba mi regalo abierto. - ¿Cuándo abriste mi regalo?

- Yo no abrí nada. - aseguró mirando el moño salido.

Me acerqué a él y noté que la carta que le había escrito a Adrien, dirigiéndome al chico suicida, estaba abierta sobre la chaqueta dentro de la caja del regalo.

- ¿Leíste la carta? - pregunté a Adrien.

- Te digo que no me acerqué a tu regalo. - aseguró confundido por mi insistencia.

- ¡Chicos! - grité molesta. - ¿Quién abrió mi regalo?

Todos corrieron a la sala, pero negaron haber sido ellos. Giana se acercó a mí y miró la bolsa de regalo.

- Alex fue el único al que vi en la sala hace un rato. - asegura ella preocupada. - Desapareció cuando estábamos en la cocina.

- ¿Dónde está Alex? - preguntó Patrick curioso.

- Tuvo que irse. - dije restándole importancia.

- ¿Por qué? ¿Va a descansar para seguirle a su cumpleaños mañana? - se burló Harry.

- ¿Mañana? - repetí abriendo al máximo mis ojos debido a la sorpresa. - ¿Cumple años mañana?

- Hoy. - corrigió Giana. - Ya son las 12.

Miles de preguntas asaltaron mi mente en ese momento, tomé a Adrien del brazo y lo jalé para acercarlo a mí. Necesitaba aclarar las cosas de una vez por todas, comenzaba a nacer en mi un mal presentimiento.

No podía ser cierto, estaba rogando con todas mis fuerzas que aquella duda no fuera real.

- Tienes que ser sincero conmigo. - pedí con un nudo en la garganta. - ¿Tu... tu escribiste las notas? ¿Eres tú el chico suicida?

Sus ojos parecían no creer mis palabras, pero mi corazón quiso salir de mi pecho cuando él negó con la cabeza, desesperado. Parecía entender a dónde me dirigía y la duda nació en sus ojos.

- No, claro que no. - dijo ahora también preocupado. -¿Creías que era yo?

- El... el escritor de las notas dijo que su cumpleaños sería pronto y que... que... - comencé alarmada.

- ¿A dónde fue Alex? - preguntó Adrien preocupado tomándome de las mejillas.

- Dijo que su Mamá le llamaba y... - comencé a explicarle, pero el rostro desencajado del chico frente a mí me hizo callar.

Sus ojos se irritaron entonces y con preocupación sacó su teléfono del bolsillo para llamarle a su primo con urgencia. Ambos sabíamos entonces a que me refería, todo comenzaba a encajar. Miles de imágenes de las cartas siendo escritas por Alex cayeron en mi como agua helada.

- Eso no puede ser Holly. - aseguró seriamente. - Mi tía, su mamá murió hace años. Ella no pudo llamarlo.

Todo parecía caer sobre mis hombros de repente. Un frío recorrió mi espina dorsal por completo y me paralizó de cabeza a pies. Mis ojos se humedecieron sin darme cuenta y me di de bofetadas mentalmente. Tenía que encontrarlo.

No podía respirar, sentía como si alguien tomara mis pulmones y los apretara, mi corazón se agitó desbocado por el terror que me recorría por el cuerpo. Corrí a toda velocidad saliendo a la calle y me dirigí a su casa, recordaba vagamente donde era, así que corrí mirando a todos lados en su búsqueda. Tenía la esperanza de topármelo por alguna razón y detenerlo.

Corrí hasta que mis pulmones quemaron y mis piernas gritaban por un descanso. Pero no podía permitirme perder un minuto que era valioso para nosotros. Lágrimas me nublaban la vista y me impedían ver claramente, no sabía dónde estaba, me había perdido por completo y giré sobre los pies mirando las calles oscuras y como mi aliento se mezclaba con el frío aire que azotaba contra mi piel.

Escuché como detrás de mí, los chicos me seguían, parecían incluso más asustados que yo. Adrien me señaló una calle por la cual lo seguimos, pude ver entonces a lo lejos su casa y sin esperar, me adelanté con prisa.

Cuando llegué a la puerta de su casa di fuertes golpes a la madera, hasta que un hombre mayor me abrió molesto. Su aliento tenía alcohol y cigarro, fue tan asqueroso que retrocedí un paso asustada.

- ¿Quién demonios eres? - se quejó él molesto. - ¿Sabes la hora que es?

- ¡Necesito ver a Alex! - dije tratando de entrar a la fuerza cuando le vi con intenciones de cerrar la puerta en mi cara.

- Ah ese inútil no lo puedes ver, está en su cuarto. - dijo molesto. - Está castigado por llegar tarde.

- Hágase a un lado, es urgente. - pedí molesta. - Tengo que verlo.

- Mejor váyanse, lo verás mañana. Si es que puede levantarse después de la golpiza que le di a la niñita.

Una furia me recorrió por completo y el enojo me cegó mirando a aquel despreciable hombre. Él era uno de los causantes de esto, él había lastimado a mi Alex. Quería matarlo, quería odiarlo por todo lo que le había hecho y me odiaba por no haberlo notado antes, todo lo que Alex se había callado.

- Tengo que verlo. - sentencié furiosa. - Y después usted irá a la cárcel por lo que le hace.

- ¿Quién te crees para hablarme así? Mañana lo verás y punto. - dijo a punto de cerrar la puerta, furioso.

- ¡No puedo esperar a mañana! - grité corriendo por debajo de su brazo y golpeando su estómago haciéndolo caer al suelo.

Entré corriendo y tropezándome con los escalones importándome poco el dolor de mis piernas, corrí y busqué en varias puertas, hasta que me topé con la última al final.

- ¡ALEX! - grité alarmada. - ¡ALEX!

No me contestaba y eso me ponía los nervios de punta, abrí la puerta dándole golpes sin parar y cuando entré, busqué por todos lados.

Mi respiración se detuvo cuando lo vi recostado en su cama, dormido en posición fetal. Me acerqué a él temblorosa y contemplé su bello rostro, tenía el labio partido de nuevo y lágrimas en sus mejillas. La sangre le había manchado parte del pómulo y nariz. Había un pequeño hilo de sangre que recorría de su labio a la almohada y pintaba el blanco de un color carmesí.

Ahogue un grito al verlo tan mal, estaba segura de que su padre lo había golpeado horrible. Él había mentido antes, su padre lo maltrataba, no fue ningún accidente. ¿Cuántas veces se guardó algo así? ¿Cuántas veces fui tan ciega como para no ver sus heridas?

- Alex... - lo llamé llorando en descontrol.

Escuché como los chicos se detenían frente a la puerta de su habitación sin atreverse a entrar. Miraban como yo me sentaba en la cama tomando la cabeza azulada de Alex y lo acariciaba con delicadeza.

- Alex, estoy aquí. - dije acariciando su mejilla. Ésta se sentía tibia, había lágrimas en ambas, su nariz estaba algo roja.

Pero fue entonces que noté en su mano dos cosas, la primera un pedazo de papel, el cuál tomé tratando de abrirlo. La segunda cosa, era un frasco de pastillas casi vacío. Habían regadas unas cuantas a su alrededor y en el suelo.

- No. - dije mirándolo. - Alex... abre... abre los ojos.

Él no me respondía, su cuerpo parecía de trapo entre mis brazos. Lo jalé para atraerlo a mi pecho y acurrucarlo a mí, intenté ver si en su boca había pastillas que pudiera sacar. Alguna vez escuché que, en estos casos, debía hacerlo vomitar. Introduje mis dedos en su boca en busca de hacerlo regurgitar, pero no había reacción. Mis dedos al salir estaban manchados de rojo, a parecer tenía heridas internas en la boca.

- ¡ALEX! ¡DESPIERTA POR FAVOR! - grité abrazándolo, desesperada. - Tienes que despertar, te encontré, estoy aquí. No estás sólo, no me dejes Alex. ALEX POR FAVOR NO ME DEJES.

- ¡Llamen a una ambulancia! - gritó Adrien corriendo junto a mí.

- Alex, por favor. Quédate conmigo. - pedí abrazando su cuerpo inmóvil mientras pegaba mi frente contra la suya.

No podía estar pasando, no podía. Esto era una horrible pesadilla, no podía creerlo.

Mi cuerpo temblaba entre el llanto y su cuerpo inmóvil descansaba en mis brazos.

- ¡ALEX! - grité sintiendo mi garganta desgarrarse. - ¡ALEX DESPIERTA! ¡ALEX...!

...

"Holly, mi querida y pequeño ángel, has hecho de mis últimos días algo maravilloso. Te convertiste en alguien muy importante para mí en tan poco tiempo.

No sé cómo agradecerte todo lo que hiciste y sé qué harás con los chicos y conmigo. Te ganaste nuestros corazones sin siquiera darte cuenta, cambiando el mundo para todos.

Perdóname por todo. Perdona si mis decisiones no son las correctas o te he lastimado con ellas. Jamás fue mi intención lastimarte, pero vivir me lastimaba a mí. No espero que lo entiendas, sólo que me perdones.

Ya no podía sentirme vivo y eso no estaba bien. Tu cambiaste mucho mi vida en poco tiempo, pero por más que te esforzaras, al volver a casa, todo era lo mismo.

Volvía a donde empezaba, así una y otra y otra vez.

Me diste el mejor regalo de cumpleaños, no necesitaba pedirte nada más porque tu eres mi todo. Eres el calor en mi corazón frío, eres la luz que necesitaba ver, eres mi ángel.

Ahora, cuando leas esto, sé que yo ya no estaré, que tal vez estés molesta conmigo por irme sin despedirme.

Pero espero que comprendas que fue la mejor opción que tuve, yo ya no podía seguir sufriendo más.

Leí tu carta.

Sé que era para Adrien, pero no pude evitarlo. Todo lo que decías, lo que prometías, ese mundo perfecto que mencionabas no existe, o al menos no para mí.

Sólo te pediré un favor, Holly. Nunca dejes de irradiar esa luz, esa linda, pequeña y brillosa luz. Muchos encontrarán el camino gracias a ella, lo sé y espero que sea así.

Sé que, si hubieran sido circunstancias diferentes, si yo hubiera hablado contigo antes, o las cosas hubieran cambiado, éste no sería el final de nuestra historia.

¿Recuerdas lo que hablamos del amor? Tú me dijiste que las personas cambiaban para ser mejores para las personas que amaban.

Lo intenté, te juro que intenté cambiar y olvidar mis demonios, pero me resultaba imposible. Yo quería ser bueno para ti, quería ser capaz de amarte sin problemas, pero tu mereces algo mejor que yo.
No estés triste por mí, te lo pido de todo corazón. Estaré muy bien, tal vez tu no querías esto, pero ahora ya no hay dolor, no habrá más sufrimiento y sólo me queda darte las gracias por enseñarme lo que es el amor. Por dejarme ser muy feliz y sentirme amado de alguna forma.

Yo sé que tú también me amabas, podía sentirlo. Espero verte algún día de nuevo y amarte en ese lugar lleno de paz y tranquilidad. Pero por lo pronto, me toca cuidarte desde donde este, para ser tu ángel como tú lo eres para mí.

Cuídate mucho y se feliz. Te quiero mucho, nunca lo olvides.

Nos veremos algún día, querida lectora. Por siempre y para siempre, tu suicida.

Alex."

Han pasado años desde que Alex murió y no puedo evitar leer esa carta una y otra vez mientras lloro desconsolada. Sintiéndome incompleta en estos momentos, cada día al recordarlo.

¿Quién hubiera pensado que todo comenzaría por querer ayudar a alguien que no conocía? ¿Quién habría podido sobrellevar el encontrar todas esas cartas? Terminé tratando de salvarlo y no lo logré.

Había fallado horriblemente y su muerte me había dejado un enorme vacío difícil de llenar.

Los pasillos de la escuela eran grises sin su hermosa sonrisa y me sentía tan fría sin su calor. Las clases son aburridas y sin sentido cuando no escucho su voz o veo sus ojos mirándome como antes. Mis brazos se sienten fríos sin su calor al contacto con los suyos, me siento rota.

Estaba sentada ahora frente a su lápida donde suelo venir a pensar en él. A mi lado está un pequeño diario en el cual guardé todas y cada una de sus notas.

Escucho los pájaros cantar y veo las ramas moverse, pero todo me parece vacío y sin color. Si tan sólo supiera que cuando él se fue, una parte de mi se fue también.

Muchos me han preguntado, ¿Qué fue eso que me hizo no rendirme? Yo les contestó que no lo sé.

Pero jamás les dije, ni siquiera a mis amigos que yo ya había pasado por una situación similar. Alguna vez tuve un hermano, su nombre era Drew. Era mucho mayor que yo y tenía problemas en la escuela.

Hablaba conmigo como si yo pudiera ayudarle, pero un día, se encerró en su habitación y yo le dejé descansar, pensando que al día siguiente todo estaría bien.

Pero él jamás despertó. Había ingerido una gran cantidad de drogas y murió por una sobredosis. Mis padres pasaron por años de dolor antes de enfocarse en mí. Sufrí horriblemente con su muerte y ahora lo revivía con Alex.

Ahora podía sentir ese dolor otra vez, el dolor de perder a quién se ama, el perder un hermano, un amigo... a alguien a quien amaba con locura.

La muerte de Alex hizo que todos en la escuela alzaran su voz, Lesli se alejó de todos tras sentirse hasta cierto punto culpable. Viene al panteón de vez en cuando con un ramo de flores y llora pidiendo el perdón de Alex.

Abrieron una fundación para ayudar a las personas que sufrían de abusos por el acoso y se ha hecho muy famosa a nivel nacional.

Oh Alex, te extraño demasiado. El no tenerte me duele, me deja sin ánimos de hacer cualquier cosa y tengo miedo de volverme loca si no vuelvo a escucharte.

Ahora tengo que aprender a vivir sin ti, Alex. Perdóname por no llegar a tiempo, por haberte fallado. Siempre quise decirte que también te amaba, te amaba como no te imaginas, ahora me haces mucha falta.

Todos te extrañamos.

Tu papá también se siente muy mal. Ha cambiado, suele ir a mi casa de vez en cuando a hablar con mis padres. Lo he visto destrozado.

No puede con la culpa, viene al panteón a pedirte perdón cada semana. Yo sé que tú eras muy bueno, que ya lo perdonaste después de todo lo que te hizo. Él no deja de repetir que es el culpable de tu muerte, hasta cierto punto yo sigo molesta con él, pero sé que tú no.

Al menos sé que ya no sientes más dolor, que eres feliz y que algún día, me encontraré contigo y no te dejaré nunca más.

Que estarás de pie con los brazos abiertos, tu cabello azul largo moviéndose con el viento. Que sonreirás como sólo tú sabes hacerlo, que me harás reír y te abrazaré durante mucho tiempo.

¿Quién diría que el chico más sonriente, del que jamás imaginé, sería el verdadero chico suicida?

No cabe duda que las sonrisas muchas veces ocultan otros sentimientos.

Tomo en mis manos una barra de chocolate de las que tanto te gustaban y la coloco sobre la tierra mojada derramando un par de lágrimas.

Feliz cumpleaños Alex.

Hasta siempre, espero verte de nuevo.

.
.
.
.

FINAL NÚMERO 1

¿Qué tal chicos? No se olviden de que el capítulo más votado será el que se quede.
Gracias por todo su apoyo. 😍

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro