Nota #14 «Emilia»
Emilia espera en silencio
Erguida sobre un mundo blanco, sin bordes
Sin caídas
Una rosa rota en las manos
Como su agonía y su llanto
Como su ilusión y fe
Como todo en ella
No me ve
Sé que no me ve
Emilia solo mira con versos
Hermosos versos en sus ojos
Y ella es todo poema
Toda poesía
Y es que, las más de las veces, la poesía está igual de rota
Sobre un charco
Expectativas liofilizadas, dolor fluido
Ve la decrepitud de su reflejo y se pregunta
¿A dónde fue?
¿El corazón dónde se fue?
Porque ya no está
Él partió en abril, cuando siempre llovía
Y por eso, ella se la pasa siempre lloviendo
Se resguarda en su bote sin remos, su barco sin velas
Y aun con siete anclas echadas
Emilia pretende navegar por indiferencias
Sangra por la piel
Que siempre pide de él
Pide de su aliento y de sus dedos
De sus labios y su agarre
De sus besos peligrosos
Le pide por su alcohol
Por su combustión de delirio
Reclama su lejanía tan cercana y tirana
Tanto que dolía
Como dolían sus miradas
Clama por su ausentismo
Por sentirse vacía
Sola, rechazada, deshecha
Por sentirse despreciada en sus muestras de aprecio
Emilia lo extraña
Aunque no lo quiere, ni a él ni a su dulzura
Lo que quiere es que funcione
Aunque sabe que nunca lo haría
Mil cientos de veces lo intentaría
Solamente para estar segura
Emilia lo extraña
Y desea que puedan ser
Aunque sabe que nunca lo serían
Y por eso, resuelve conformarse
Creyendo que puede vivir con ello
Porque si borra lo que sobra
No le queda «ello», sino solamente él
Y eso es lo único que busca
Y por más que hubiese deseado una historia diferente
Viviendo con dragones no se está tan mal
Destrozarse las manos con espinas casi no duele
Que más le hacen los recuerdos a la mente y nadie grita
A Emilia le gustan las flores
Y tiene sentido
Porque ella es un hermoso girasol
Es una lástima que renunciara a la primavera
Esperar no es para siempre
Aunque Emilia así lo crea
Yo miro desde la distancia
Pinto en las rocas sus pétalos dorados
A veces transcribo de sus ojos los versos
Pero no me salen tan bonitos
Y es que nada puede ser tan bonito como lo que sea que haga ella
La dejó ahí, congelada para mañana
O para el jueves a las tres
Sé que cuando regrese, ella seguirá aquí
En este país sin bandera del que nadie sale
Esperando con paciencia
Mientras se aferra a la rosa que sangra entre sus manos
En el fondo, yo también me conformo
Y acepto que hay cosas que nunca funcionan
A veces casi puedo verme en Emilia
Y es que no somos tan distintos
Pero, ¡ay de ti, mi Emilia!
Aunque mía ya nunca seas
Ay de ti cuando te des cuenta
Que tus propias manos no estrangulan una rosa
Sino un corazón
Y ya sea el tuyo o sea el mío
Cada vez que aprietas los puños
Matas un poco más de la cuenta
Algo de lo que nunca tuvimos
Y algo de lo que ya a ninguno de los dos nos queda
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