Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19. ¿Como prepararse para el mayor evento de sus vidas?

Emma

El auditorio de la escuela no es tan grande como el de los prestigiosos teatros en el que aspiramos presentarnos en el futuro, pero es igual de imponente de este lado del escenario, en donde estaremos solos frente a todos esos rostros expectantes, un público al que impresionar.

Cada equipo formado por la maestra Abigail tiene días específicos en los que puede ir a ensayar en el auditorio para la presentación final, y hoy es nuestro turno. Que el lugar esté prácticamente solo, calma bastante los nervios, pero no estoy segura de que como reaccionaré el día que todas esas butacas estén ocupadas.

—Todas las clases que tuvimos durante la carrera, al menos a las que fuimos, estuvieron llenas de emoción y de arduo trabajo —dice Nolan, exagerando su voz como si fuera un maestro de ceremonias—. Pero esté es el momento de la verdad, la presentación final, nuestra graduación. Entonces llega la pregunta más importante de todas... —comenta añadiendo suspenso a sus palabras—. ¿Qué es lo que vamos a tocar?

—Bueno, siempre tocamos covers —comenta Matías, observando distraídamente su teléfono.

—Vamos, es nuestra última presentación en esta escuela —dice Nolan, tratando de animar a sus amigos, que ahora se encuentran sentados en el suelo del escenario, afectados por los nervios del gran día, como yo—. Podemos hacer algo mejor que un cover.

—¿Por qué no componen una canción? — pregunto, intercambiando mi mirada entre ellos y el piano frente a mí—. Es lo que yo haré.

—¿Componer? Dudo mucho que podamos hacer algo así.

—¿Por qué no? Varias materias de la carrera trataron precisamente del desarrollo creativo de un músico.

—Si escuchaste la parte en la que mencioné que no solemos entrar a todas las clases, ¿verdad? —pregunta Nolan.

—¿Entonces cómo es que están a punto de graduarse?

—No estamos seguros —admite Tessa, lanzando un fuerte suspiro—. Tiene que ser un milagro.

—Es solo que lo de componer no es lo nuestro —comenta Elías, mientras se levanta—. Pero no sabía que tú estabas componiendo algo, ¿qué es? —pregunta, acercándose a mí.

—Es una nueva pieza de piano —digo. Siento como mis mejillas se sonrojan por el simple hecho de tenerlo tan cerca, que puedo oler su suave fragancia.

—¿Enserio? ¿De qué trata? —pregunta, acercándose aún más para ver las notas escritas en las hojas que tengo en las manos.

Rápidamente las volteo y las dejo caer sobre el piano, haciendo sonar algunas teclas de forma terriblemente desafinada.

—Es un secreto —contesto, aún más sonrojada—. Lo sabrán el día de la presentación.

—Oh, tu chica ya te está escondiendo secretos —se burla Nolan—. Cuidado con eso.

Esa última palabra provoca más emociones en mí de las que debería. Es cierto que soy una persona de muchos secretos, y no me refiero solo a la partitura de una nueva canción. No he querido darle tanta importancia a eso, pero el hecho de guardarles tantas cosas a los chicos y que ellos ni siquiera sean conscientes de ello, empieza a inquietarme.

—No juegues con eso —exclama Elías, lanzándole juguetonamente sus baquetas a Nolan y riendo cuando una de ellas alcanza la pierna de su amigo.

—Espera, no tienes que ser tan agresivo.

—Creo que estamos perdiendo mucho tiempo jugando — comenta Matías, interviniendo para tratar de calmar la situación, aunque le está prestando más atención al dispositivo en sus manos que a sus amigos.

—¿Cómo se supone que aprovechemos el tiempo si ni siquiera sabemos que vamos a presentar? —pregunta Tessa con frustración.

—Tal vez se nos ocurra una idea mientras estamos en el auto —sugiere Matías, un tanto nervioso—, mientras Nolan me lleva a conocer a Galia en persona. —Todos los miramos sorprendidos, lo que lo avergüenza aún más de lo que ya está—. Olvidé que hoy tengo una cita con ella y dijo que me perdonaría si llego en los próximos cinco minutos, pero jamás llegaré en camión en ese tiempo.

—¿Cómo se te puede olvidar eso? — pregunta Elías.

—Fue por la presión de la presentación —se excusa, aunque algo me dice que olvidó su cita, por la misma presión de la cita—. Por favor, Nolan.

—No soy tu chofer —contesta Nolan—. Y por si no lo has notado, estamos en algo importante.

—Lo sé —responde, en tono desesperado—. Pero ni siquiera sabemos que vamos a hacer, podemos pensarlo de camino, por favor.

—Tal vez deberías ir —sugiere Tessa—. Así te asegurarás de que la chica sea real y no un estafador tratando de engañar a un pobre chico ingenuo.

—¿Me estás ayudando o me estás insultando?

—Tal vez un poco de ambas.

—Pero no quiero estar solo en el camino de regreso —dice Nolan, tratando de buscar excusas para no levantarse.

—Si ese es el problema —interviene Tessa—. ¿Por qué no te acompaña Elías? Le hará bien cambiar de ambiente.

—¡Buena idea! —exclama Matías, mostrándole a Tessa un rostro de agradecimiento, como si hubiera olvidado que hace unos momentos lo llamó pobre e ingenuo.

—¿Y las chicas? — pregunta Elías.

—Estaremos bien —digo, esbozando una pequeña sonrisa.

—Bien, ya está —exclama Matías, tomando su mochila y dirigiéndose rápidamente a la salida—. Hay que darnos prisa, tal vez tengamos que pasar a una florería de camino.

—¿No qué ya ibas tarde? —se queja Nolan, siguiéndolo.

—Volveremos pronto —dice Elías, acercándose a mí para darme un beso de despedida.

—No tarden mucho.

En cuanto los chicos salen del auditorio, Tessa y yo nos quedamos en silencio. Desde ese día en el hospital hemos estado acercándonos, pero hay momentos en los que aún es incómodo mantener una conversación, ya que Tessa es una persona muy orgullosa como para aceptar que alguien la ha visto llorar.

—¿Qué es lo que más te gusta de cantar? —pregunto, tratando de entablar una conversación casual con ella.

Tessa se queda en silencio por un momento, como si estuviera buscando la respuesta a esa pregunta, a pesar de que es algo que ya debería saber.

—No me gusta.

No es la respuesta que esperaba, al menos no considerando que ella es la vocalista principal de su banda.

—¿Por qué no?

Ella, aún sentada en el suelo del escenario, dirige su vista a las butacas, y después de unos momentos, se gira para mirarme.

—¿Jamás te has preguntado por qué estoy en el mismo grado que ustedes si soy mayor?

—Tal vez te tomaste algunos años sabáticos —sugiero—. Muchos estudiantes lo hacen, eso o no eras muy buena en la escuela.

—Ninguna de esas —admite, en tono serio—. Nunca podría tomarme un año sin hacer nada, y era buena en la escuela, es solo que fingía no serlo.

Me quedo en silencio, esperando que ella esté lista para contarme sus razones, si es que quiere hacerlo. Le toma unos cuantos minutos y quizá mucha determinación empezar a hablar.

—Cuando mi papá murió, lamenté no haber pasado más tiempo con él. Y cuando Elías enfermó, era consciente de que podría morir pronto, así que quería pasar el mayor tiempo posible con él, por más egoísta que fuera.

—No creo que fuera egoísta —comento—. Solo tenías miedo. No te querías perder ningún momento con él.

—Reprobar cursos a propósito para poder estar al mismo nivel académico que mi hermano menor, entrar a la misma universidad que él, ser su amiga —enlista Tessa, decaída—. Hasta yo tengo que admitir que es tóxico.

—Tal vez un poco —bromeo, tratando de levantar su ánimo—. ¿Elías lo sabe?

—Por supuesto que no. Ni siquiera mamá lo sabe, jamás me lo perdonarían si lo supieran. Hasta ahora, solo dos personas, contándote a ti, lo saben.

—¿Nolan? —intuyo.

—¿Él te dijo algo? —pregunta Tessa, sorprendida.

—No, pero ustedes tienen una especie de química, que aunque no se puede ver a simple vista, puede sentirse. Creo que si hay alguien a quien le confiarías un secreto así, sería a él.

—Yo no tengo tiempo para esas tonterías —niega—. Tengo que estar con Elías y ayudarlo.

—Tienes razón, Elías no te lo perdonaría si lo supiera —suelto, haciendo que la cara de Tessa se ponga completamente pálida—. Pero no creo que sea por enojo —continúo—. Creo que se sentiría culpable, porque es como si él te estuviera frenando.

—Eso no es cierto. Yo hago esto porque quiero hacerlo.

—No creo que él se sienta así. No puedo hablar por él, pero eres su hermana, apuesto a él querría que vivieras tu vida como quisieras. Además, no siempre tienes que renunciar a una cosa para tener otra. Aferrarse a aquello que no queremos perder suele ser lo que nos lastima más.

—No es tan fácil.

—Nada nunca lo es. Pero por seguir a alguien más, puedes terminar perdiéndote a ti misma.

—No estoy diciendo que odio cantar, solo que no me encanta —explica Tessa, cambiando de tema y volviendo al problema principal—. Después de todo, cantar me ha ayudado a sacar mis emociones y no dejarlas estancadas dentro de mí. Es como un escape.

Acepto el repentino cambio de tema de Tessa. Sé que ella puede no estar lista para una conversación así, o más bien, yo puedo no ser la persona indicada para hacerla entrar en razón.

—El cover de una canción jamás logrará expresar todo aquello que sientes.

—¿Qué estás tratando de decir?

—Tal vez debas buscar tu propia voz —sugiero, mientras le extiendo algunas hojas, unas en blanco y otras con pentagramas en ellas—. No pudiste haberte saltado todas las clases de composición, ¿o si?

Tessa duda un poco, pero se levanta y toma las hojas entre sus manos. Cuando regresa a su lugar en el escenario, se queda en silencio, observando las posibilidades ante ella, y unos segundos más tarde, empieza a escribir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro