Decimoséptima nota - 13/06/2005
Lunes 13 de junio de 2005
Adela, Adela, Adela...
Ayer me obligaste a mentirle de nuevo a papá. Me mandaste un mensaje el viernes para preguntarme si el fin de semana estaba libre. Había prometido a mis amigas que iríamos a un boliche «normal» esta vez, lo cual hicimos, por lo que te respondí que podría ser el domingo de tarde. Me inventé que era el cumpleaños de una compañera de la facultad, y papá me llevó en auto hasta el centro pensando que a eso iba. Por las dudas, le pedí dejarme a una cuadra de tu casa.
Qué niña mala que soy.
Bailé con chicos el sábado, pero ninguno me llamó la atención y evadí los intentos de acercamiento de cada uno de ellos, lo cual les pareció de lo más extraño a Andrea y Sofi. Siempre que he estado sin novio, he besado a algún chico casi todas las veces que he salido, aunque luego no pasara a mayores con casi ninguno de ellos y a muchos no volviera a verlos nunca.
Después de lo del martes, supongo que ya nada será igual. ¿Me siguen gustando los hombres? Estoy en duda.
Ahora solo puedo pensar en vos, y en tus habilidades con la lengua. No me interesa ninguna otra cosa. Creo que, en este momento, solo tengo mi interés puesto en vos, y no hay chico ni chica sobre la tierra que pueda sacarme esta fijación.
Ayer volvimos a tener sexo, y estuvo tan genial como la primera vez, o incluso mejor. Me he soltado más. Me animé a más cosas, te pedí que me dejaras lamerte, quería probarte. Y estuvo mucho mejor de lo que imaginaba, aunque sí siento que me falta más experiencia, la cual iré ganando con el tiempo.
Tampoco te quejaste. Creo que lo disfrutaste. Y mucho.
Vos también te entretuviste conmigo y te animaste a probar otras cosas. Me preguntaste si me gustaría que me penetraras con un dildo, que colocabas en un arnés. Sí, claro que quería. Lo hiciste, y puedo jurar que te movías mejor que cualquiera de los chicos con los que estuve.
Después me ofreciste que usara yo el arnés, y la verdad que se sintió genial hacerlo, verte disfrutar de esa forma, alcanzar cada uno de tus orgasmos.
Ay... Qué rico que fue todo.
Pero después vuelvo a casa con mucha confusión. ¿Qué somos? ¿Qué va a ser de nosotras, Adela? No lo sé. Solo sé que ocupás mis pensamientos todo el tiempo. Creo que me estoy enamorando de vos. ¿Te pasarán las mismas cosas conmigo? ¿O solo seré una distracción para calmar tus penas, para ayudarte a olvidar a Lucy?
Como sea, no me quejo. La estoy pasando muy bien con vos y nadie me va a quitar jamás estos hermosos recuerdos que estoy coleccionando. Espero dejarte buenos recuerdos también a vos.
Si el día de mañana ya no nos vemos, por el motivo que sea, esta experiencia me acompañará siempre, sin importar qué otras personas vengan después.
Aunque he de confesar que no quisiera que esto se acabe nunca...
Has sido la primera mujer con la que estuve, la que me ha dado la suficiente confianza como para atreverme a probar algo nuevo, algo excitante... Con vos he probado el sabor de lo prohibido.
¡Y qué bien sabe!
Gustosamente iré al infierno si es el precio a pagar por este dulce pecado.
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