Capítulo 25
Tres semanas después.
-Momo-ah, ¿Entendiste? -preguntó Chaeyoung entregándole un bolígrafo. La nombrada asintió lentamente mientras tomaba el objeto. -Hagamos un intento de prueba y escribe tu propia poesía de verso libre.
Una poesía de verso libre es aquella que se diferencia de una poesía común por no tener estructura, es decir, la métrica y la rítmica no son necesarios. Por lo tanto, al no contar con estos recursos como lo son la extensión, la rima y la acentuación, la poesía debe llenarse con la esencia del autor o de la emoción que desee transmitir.
Por algún motivo que Son desconocía, Hirai había llegado repentinamente a su casa pidiéndole que le enseñara a escribir correctamente un poema. Claro que la menor accedió pero, sin hacer muchas preguntas ya que, con solo saber que aquello no era ninguna tarea de la escuela y que Momo nunca se había interesado en el tema, comprendió que se trataba de algo más profundo.
Por lo tanto, sin siquiera saber si tenía destinatario o solo quería expresar alguna emoción, decidió no limitarse al pedido de su amiga y cambiar el poema, por una poesía de verso libre, para que pudiese tener una mayor libertad y amplitud para contar su propia historia.
-Ehm -emitió un simple sonido pensando que podría escribir en la hoja.
Aseguró su agarre al bolígrafo y colocó la punta en el papel comenzando a escribir lo primero que había llegado a su cabeza en base a lo que le había aprendido.
Una vez terminada su poesía, la releyó un par de segundos frunciendo el ceño y, con movimientos vacilantes, se la extendió a la menor.
“Roja es la manzana,
La manzana es deliciosa,
Deliciosa es la banana,
La banana es larga,
Largo es el tren,
El tren es rápido,
Rápido es el fin de semana”
La Coreana, al igual que la anterior, también frunció el ceño luego de leer la poesía.
Extrañamente tenía lógica y a su vez carecía de sentido.
Miró a la mayor para darle una devolución pero está intervino antes de escuchar palabra alguna.
-No digas nada, tu rostro lo dice todo. -cubrió su rostro con su cabello y metió su cabeza entre sus brazos, como si intentara esconderse. -Soy un fracaso en esto.
La pequeña negó con su cabeza.
Estaba mal pero no tan mal.
-Estaba por decirte que no se si esto es terrible o eres una maldita genio. -comentó logrando que Hirai levantará su mirada confundida. -Combinaste la racionalidad con la irracionalidad.
-¿Y?
-Es extraño, tal vez abstracto -expresó aún sorprendida. -Ahora, hablando objetivamente de la poesía, no lo hiciste mal, pero para que sea excelente, deberías tener en cuenta otorgarle un sentimiento; el que sea y tiene que tener lógica. Además, recuerda que no hace falta que las oraciones separadas por una coma empiecen y terminen con la misma palabra.
En resumidas cuentas, Momo tenía toda la libertad de expresarse como quisiera con la única condición de proyectar uno o más sentimiento.
-Intentemos otra vez.
Luego de varios minutos de práctica, tal vez unos treinta minutos, creando poesías simples pero procurando que sus palabras tuviesen contenido; finalmente se sintió lo suficientemente capaz de hacer la definitiva.
No había sido del todo sencillo para Momo volcar sus emociones en un papel, pero poema tras poema y con pequeños consejos de Chaeyoung, dejaba que la creatividad se adueñara de su mano para plasmar sus ocurrencias.
Fue así que al sentirse segura de sí misma decidió utilizar la emoción junto con la historia que aún no había contado y que estaba reservando para una sola persona.
Porque de eso de trataba su llegada a la casa de la menor. Su objetivo era tener un gesto, que en otro momento hubiera sobrepasado su límite, con su Shiba.
-Estoy lista para hacer la definitiva. -reafirmó Momo en voz alta, auto convenciéndose que era capaz.
-¿Iras a depilarte?
-No Chaeyoung, no ese tipo de definitiva. -negó varias veces. -Para mi suerte soy muy lampiña.
-Tus piernas no dicen lo mismo. -contradijo mirando debajo de la mesa las tan delicadas, pero sin depilar, piernas de la mayor.
-Deja de mirarme. -se quejó escondiendo sus piernas debajo de la silla todo lo que podía. -De todas formas debo volver a mi casa a arreglarme.
-¿Para qué? -preguntó con su ceja elevada.
-No te incumbe. -sentencio. -Solo sigamos con esto.
A partir de ese momento comenzaron los siete minutos más interminables de su vida, donde era consumida por la frustración, por la falta de inspiración, y la eventual desesperación que le producían las notificaciones de su celular cada vez que llegaban y la distraían.
No había tenido mensajes en toda la tarde, por ello no lo tenía en silencio y, de repente, a una persona se le ocurría interrumpir su concentración.
-Deberías contestar o silenciarlo, digo, es solo un consejo antes de que explotes o aquí ocurra un asesinato. -sugirió la menor levantando la mirada de su propio celular para encontrarse con los ojos de la contraria.
Un segundo fue necesario para comprobar que estaba a punto de perder la paciencia. -Y espero que yo no sea la víctima del homicidio solo por estar cerca de ti.
-Vas a matarme de la risa Chaeyoung, deberías ser comediante. -respondió con sarcasmo dejando el bolígrafo sobre la mesa con vehemencia y tomando su celular de la misma manera.
Tan solo iba a silenciarlo pero decidió mirar, por si acaso, quien era el responsable; encontrándose con alguien que la hizo olvidar que estaba enfadada y, cosa que ella no notó pero Chaeyoung si, había sonreído con tan solo leer el nombre del contacto.
[Chat con Shiba]
4 mensajes nuevos
Shiba
Adivina quién acaba de comprar un shampoo sabor manzana.
Espera, quise decir shampoo con aroma a manzana.
15:47
En realidad sabe a manzana.
15:50
Acabo de vomitar.
15:55
Momo hasta el momento no sabia cómo es que se había enamorado hace tanto tiempo de Minatozaki Sana y sus cuestionables acciones, pero lo había hecho.
Son, quien no tenía información alguna, tenía cierta sospecha de lo que estaba ocurriendo y aquello la alegraba por su amiga.
Hirai negó aún con una sonrisa y dejó su teléfono aún lado para luego tomar el bolígrafo.
Sorprendentemente, lo que parecía ser el mensaje más tonto del mundo, había reactivado su inspiración y tan pronto como la punta del objeto tocó la hoja, los trazos de tinta se hicieron visibles.
Apretaba y mordía sus labios con frecuencia mientras su mano continuaba en movimiento, proyectando sus complejas emociones y expresando lo que su boca no podía. Pero por más dificultad, tiempo y algunos borrones, finalmente lo había conseguido.
-¡Lo tengo! -exclamó emocionada alzando la hoja sobre su cabeza en símbolo de victoria.
-Genial, pásamelo para que pueda corregirlo.
De inmediato la mayor oculto el objeto detrás de su espalda y por impulso, cual lobo salvaje, dejó escapar un pequeño gruñido oponiéndose totalmente a entregarle, literalmente, su corazón.
-Claro que no.
Son entrecerró sus ojos y sonrió decidiendo respetar la decisión de Momo, de todas formas ya había comprendido todo, no necesitaba detalles.
-¿Estas segura que no quieres que lo vea? -Hirai asintió. -¿Muy, muy, muy segura que no hay ningún error?.
-Si Chaeyoung, estoy completamente segura. -afirmó.
De todas formas, si había algún error, Sana no lo notaría.-Entonces eso es suficiente, mi trabajo como profesora termino por hoy.
-Y mi tiempo también se está terminando. -anunció Momo mirando la hora en su celular. -Tengo que irme, muchas gracias y adiós.
Rápidamente tomó sus cosas, abrazó a Chaeyoung y abrió la puerta por ella misma para salir corriendo hacia la calle.
Chaeyoung nuevamente estaba sola en su casa. Suspiró peinando su cabello hacia atrás escuchando su respiración resonando en el profundo silencio que había.
Se colocó sus pantuflas de conejo que estaban bajo la mesa y se levantó para dirigirse hasta su cuarto. Sobre la cama estaban las cosas en las que había estado trabajando antes de que la mayor llegara, y decidió sentarse allí a continuar con lo que estaba.
Su investigación.
En el transcurso de tres semanas no había conseguido ni siquiera una prueba sólida, solo más y más suposiciones, y teorías que anotaba en su cuaderno junto con los datos principales.
Había dibujado un pequeño mapa con personas, vínculos, palabras y momentos claves. Todo estaba lleno de flechas y pequeños post-it con la palabra Yoo Jeongyeon centrada en la hoja.
Había logrado ver la letra de Jeongyeon en repetidas ocasiones a lo largo de las últimas semanas y no era como la de Y.J.
También interrogó a varias personas pero no sirvió de mucho. Pocos podían decir que la veían vagar en la escuela después del final del día, sin saber exactamente qué es lo que hacía; pero nadie podía asegurarle verla pegando papeles en casilleros o con actitudes extrañas.
Aunque nada apuntara a la mayor, Chaeyoung no podía quitar sus sospechas de su mente y el mal presentimiento que la invadía constantemente.
Pasó sus manos por su rostro con frustración y negó repetidas veces. Tal vez era hora de rendirse.
Si tan solo recibiera una señal…
°°°°°°°°°°°°°
-Jeongyeon-ah, baja el arma. -imploró Nayeon retrocediendo lentamente colocando sus manos frente a ella como escudo.
Como si sus manos fuera a escudarla de un balde lleno de agua.
-Ya estás mojada, ¿cuál es la diferencia? -preguntó con una sonrisa divertida amenazando con lanzarle el contenido de la cubeta.
Era cierto, sus cuerpos ya se encontraban mojados ya que habían estado lavando el auto de la madre de Nayeon. Una plan romántico fuera de lo común pero era una tarea pendiente de la mayor si es que quería recibir dinero y, en una decisión a último momento, Jeongyeon pensó en ayudarla.
Y era divertido, habían estado jugando con espuma y agua todo el tiempo, como si fueran pequeñas; pero una vez acabada la labor, antes de entrar a la casa y cambiarse de ropa, a la alta se le había dado por jugar rudo.
-Ni siquiera lo pienses. -advirtió la mayor con un tono más autoritario.
El tono no acobardó a la alta que solo echó su cabeza hacia atrás riendo y volvió a mirarla con una sonrisa maliciosa.
-Tengo una mejor idea. -contestó con una mirada divertida.
En un movimiento inesperado por la mayor, Yoo volteó el balde sobre su cabeza y sonrió mientras que el agua caía por su cuerpo. Iba ligera de ropa por lo que las prendas mojadas marcaba aún más su figura, dejando la tela casi translúcida.
Tal vez otra persona estaría babeando frente a tal imagen, pero ninguna de las dos estaba preocupada por aquello, mucho menos Nayeon que miraba a su novia con la inocencia de un niño.
Yoo dejó el objeto en el piso y abrió sus brazos dándole a entender a Nayeon que es lo que haría.-Tengo frío, dame un abrazo. -comentó acercándose con lentitud haciendo un lindo puchero.
-No, lo, hag…-tarde. Jeongyeon había acortado la distancia en una sola zancada y ya estaba abrazando, muy feliz, a Nayeon.
Sin más opciones, la mayor correspondió al abrazo sintiendo como su ropa iba ajustándose a su figura una vez que entraba en contacto con el cuerpo contrario.
Se alejaron por un instante y Nayeon volvió a acercarse a la menor, pero esta vez, hacia sus labios pasando sus brazos por detrás del cuello contrario.
-¿Aún tienes frío? -preguntó la mayor hablando sobre los labios de Yoo recibiendo un asentimiento en respuesta. -Entonces entremos porque yo también.
La alta estuvo de acuerdo y separaron el abrazo para dirigirse al interior de la casa.
Se secaron, cambiaron su ropa y finalmente se sentaron en el sofá tranquilas para mirar una serie de netflix.
La mayor había recostado su cabeza en las largas piernas de su novia mientras esta masajeaba su cabello provocando que se sintiera cada vez más somnolienta.
-Nay, hoy es viernes, ¿Sabes que día es exactamente dentro de una semana?
-¿También viernes? -respondió con sus ojos cerrados. No hubo respuesta de la alta provocando la risa de la mayor. -Claro que lo se, cumplimos un mes.
Jeongyeon dejó salir el aire que retenía en sus pulmones aliviada. Miró a su alrededor comprobando que la madre de Nayeon no estuviera cerca y bajó su cabeza para darle un corto beso.
Aunque para la madre de Im tampoco era necesario presenciar un beso para tener sus sospechas, es decir, la imagen que proyectaban juntas ya era bastante evidente.
-Es que hay un pequeño inconveniente ese día y es que Karina tiene un evento escolar por la tarde -informó capturando la atención de la mayor. -Pero puedo irme más temprano y podremos pasar más tiempo juntas.
-¿Y que tal si voy contigo? -propuso para luego reincorporarse y sentarse frente a Yoo. -Claro, si a ti y a tus padres no les molesta.
La alta amplió su sonrisa y tomó la mano de la contemporánea para besar su dorso.
-Por mi estaría encantada. -aceptó. -Hablare con mis papas pero no veo ningún problema con que vayas, además, Karina quiere verte.
Ambas entraron en un trance al instante en que sus miradas se mantuvieron fijas en los ojos de la otra. Estuvieron varios segundos así hasta que del celular de Jeongyeon comenzó a oírse una canción.
Mientras que Jeongyeon buscaba su celular por todo el sofá, las mejillas de Nayeon enrojecían a medida que escuchaba la letra tan poética.
~¡Jeongyeon, hay un incendio!
-¡¿Dónde?!
~En mi corazón por ti.
La alta simplemente suspiró en silencio a punto de gritarle a su amiga. Le había dado un susto de muerte.
~¿No vas a contestar?
-Jihyo, casi me matas del susto.
~Pero si no fue para tanto.
~Tienes veinte segundos antes de que pierda el autocontrol y comience a insultarte.
~Se que estas enfadada pero con lo que diré se te pasara.
-Te escucho.
~Fui a comprarte la crema de hiervas para el acné de tu espalda que me pediste hoy y, además, conseguí una guía de ejercicios para disminuir la grasa de la pelvis. Solo acuéstate en el piso y…
-Espera, no puedo hacerlo ahora, estoy en la casa de Nay.
~Solo tienes que tirarte al piso y fingir que montas una bicicleta, pedaleas con tus pies elevados y adiós grasa, puedes hacerlo incluso con Nayeon al lado.
-No haré ejercicio ahora, no digas tonterías.
~Entonces mañana ven a mi casa y lo haremos juntas.
-Esta bien, mañana en tu casa. Adiós.
~Adiós bomboncito.
Luego de cortar la llamada, Jeongyeon se encontró con un rostro rojo y una mirada perdida frente a ella.
-¿Por qué te sonrojaste?
Hace tanto tiempo que Im no sentía sus mejillas enrojecer, claro que no con la misma intensidad, pero si estaba viviendo aquella situación otra vez.
Y todo por un simple tono de llamada. ¿Extraño no? Pero tenía una explicación.
-Jeongiie, ¿Por qué tienes esa canción de tono de llamada? -preguntó la mayor.
-¿Qué tiene de malo? Es una excelente canción, sobre todo la parte donde se oye un látigo.
-¿Qu…
-¡Juachu! -imitó el sonido del objeto al ser golpeado contra el aire provocando la risa de la bajita.
-No has buscado la letra ¿no? -preguntó recibiendo una negación. -¿Cómo se llama la canción?
-Vibe de Cookie kawaii. -contestó desentendida de lo que podría significar la canción.
La inocencia de no hablar el inglés.
-Búscala y luego pon otra canción de tono de llamado. -aconsejó olvidando por completo que sus mejillas estaban rojas.
-Dice algo pervertido ¿No? -la mayor asintió. Aquello le pasaba por dos cosas. Primero por no entender el inglés y segundo por confiar en Jihyo. Sin embargo, la situación había dejado algo bueno. -Extrañaba ver esas mejillitas rojas. -comentó acercando su rostro para besar ambos pómulos tibios sacándole una sonrisa a la mayor.
Jeongyeon con el pasar de las semanas se había amoldado a la culpa que aún había en su interior y se mantenía feliz. Claro que el ignorar todos sus sentimientos negativos la llevaba a tener pesadillas, fiebres o dolores recurrentes que disimulaba frente a la pequeña, pero ella quería auto convencerse de que algún día desaparecerían.
Y si que desaparecerían.
°°°°°°°°°°°°°°°
Sana se encontraba en un parque, esta vez uno cercano a su casa donde iba a encontrarse con Momo.
Había colocado una manta en el césped, acostándose sobre ella para esperar a la mayor. Esta llevaba quince minutos de retraso pero Sana ni siquiera se había percatado del tiempo. Estaba concentrada mirando el cielo y las bandadas de pájaros que cruzaban sobre ella a gran altura, deteniendo el tiempo en su mente para guardar aquella imagen tan apacible que llenaba su interior de alegría.
-¡Sana!
La menor se recompuso al escuchar su nombre ser gritado por la voz que tanto conocía. Miró hacia todas las direcciones hasta encontrarse a Hirai quien llegaba corriendo.
Una vez ya estuvo en su destino, Momo se colocó de rodillas posicionándose a la misma altura que la contraria y enredó sus brazos detrás de su cuello uniendo sus cuerpos.
Sana aceptó el abrazo feliz aunque sorprendida debido a la muestra de cariño tan repentina. Aferró aún más su agarre y como la mayor estaba casi arriba de ella, por inercia debió recostar su espalda y ambas cayeron, dejando a la mayor encima de ella.
Si no fuera por aquella cercanía Sana tal vez nunca hubiera notado lo rápido que latía el corazón de la mayor. Su respiración agitada era evidente debido al tiempo que estuvo corriendo, pero una vez que no hubo espacio entre ellas, Sana podía sentir como el pecho de Momo subía y bajaba rápidamente, provocando que inconscientemente su respiración se volviera pesada acompañando la agitación de la contraria.
Al notar el cambio de densidad, ambas decidieron tomar distancia del abrazo y sentarse frente a frente. Al mirarse, Sana no sabía si era su impresión o Momo estaba más arreglada que otras veces, pero si estaba segura de una cosa, y es que se veía más hermosa que nunca.
-Luces muy hermosa hoy. -manifestó Sana sacándole una risa a la mayor.
-Y tú luces como la cocaína, estas más blanca que nunca.
La menor frunció el ceño. Iban a tener que trabajar aún más en los cumplidos.
Aunque en realidad Momo se abstuvo de decir que, en realidad, se veía como comida recién hecha.
Sana estaba muy caliente.
-Que comparación más dulce.
-Estoy bromeando. -Confesó riendo. -Tu siempre estás hermosa.
Sin pensarlo demasiado, Momo tomó la mano de la menor sintiendo como se amoldaban. Sus manos eran un poco más grandes con dedos muy largos y uñas delicadas; y las manos de Sana eran tan solo un poco más pequeñas, mucho más pálidas y con dedos cortos, sin mencionar sus uñas cortas y un poco descuidadas. A pesar de todo, sin importar todas esas diferencias, las extremidades encajaban de manera perfecta.
-¿Por qué llegaste corriendo?
-Tuve que hacer unas cosas antes de venir y pensé que llegaba tarde. -la traducción correcta sería que Momo se había alistado al estilo flash- Además, quería llegar lo más pronto posible porque estaba ansiosa.
-¿Por qué?
-Shiba. -la mayor utilizó el apodo dado por ella el preferido de la nombrada. -Tengo un regalo para ti, cierra los ojos.
Sana obedeció con una gran sonrisa en su rostro escuchando sonidos como la mochila de Momo siendo abierta y luego algo que crujía sutilmente.
-¿Qué es esto? -preguntó extrañada sintiendo lo que, a simple tacto, suponía que era un sobre.
-Es una poesía de verso libre. -explicó sintiendo como sus manos comenzaban a temblar. -Q-quiero que lo leas.
No quería lucir nerviosa o asustada pero el tartamudeo en su voz comenzaba a delatarla.
Su corazón estaba en un papel sobre las manos de Minatozaki, ya no había marcha atrás y finalmente debía enfrentarse a lo que se estuvo preparandose durante tanto tiempo.
-No puedo leer con los ojos cerrados.
-Eso es porque debes abrirlos, idiota.
La situación le había sacado una risa a la menor hasta que abrió sus ojos y se encontró con un rostro pálido.-Momoring, ¿Estás bien? -preguntó preocupada Sana tomando el rostro blanco de la chica frente a ella.
-S-si, solo un poco nerviosa.
La menor miró fijamente el sobre con su nombre escrito en el frente por un par de segundos y tomó una decisión muy espontánea.
-No voy a leerlo, quiero que tu me lo leas.
-N-no Shiba, no quiero hacerlo. -bajó su mirada sintiendo como el valor se desvanecía de su cuerpo por algún motivo.
Era su Shiba, la persona por la que había estado luchando contra si misma, ¿Y ahora no era capaz de decir en voz alta algo que estaba explícitamente plasmado en el papel dentro del sobre?
Objetivamente existen dos etapas de aceptación para lo que sea: la interna y la externa.
En la primera etapa el individuo asume cierta realidad en si mismo y lo acepta considerándolo una verdad. La segunda etapa resulta ser la más difícil, donde la persona busca exteriorizar su propia realidad y debe luchar contra su ego para lograrlo.
Momo se encontraba luchando contra la segunda etapa.-Si que puedes, puedes hacerlo como haces cualquier otra cosa. -alentó tomando del mentón de la mayor levantando su mirada. -Ya llegaste hasta aquí y por algo lo hiciste. -declaró mirándola fijamente y tal vez bastante cerca de su rostro.
-Tal vez fue una mala idea.
-¿Recuerdas esa escena de Monsters Inc.? Donde Boo le teme al armario y Sullivan abre la puerta para demostrarle que no hay nada -Hirai asintió. -Esto es exactamente lo mismo. En algún momento tendrás que abrir aquella puerta, y así sea que no tenga monstruos o tenga solo uno, te cansarás de temerle siempre a lo mismo e inevitablemente te enfrentarás a ello para luego superarlo.
Tal vez era la frase más inspiradora que había dicho con tan solo haber visto un maratón de películas de pixar con Momo el día anterior.
No obstante, la contraria parecía convencida con la tierna metáfora y tomó el sobre entre sus manos.
-Lo haré. -aseguró asintiendo repetidas veces.
Sacó el poema del sobre y peinó su cabello hacia atrás al son de un sonoro suspiro. Pasó saliva por su garganta y comenzó:
16/09/20
Me siento rara
Te quiero, te amo, te extraño
Palabras que no salen de mi boca con facilidad.
Palabras que sueño con dedicárselas a una sola persona algún día.
Persona que me mire con amor.
Que me enamore y sepa que yo me enamore antes que me de cuenta por mi misma.
Que me cuide, me comprenda, me ame.
Alguien que no me presione, que sea su única luz en la vida.
Que sus ojos sean mi salvación, mi refugio.
Abrazar y besar a alguien que con cada mínimo roce pueda demostrarme lo mucho que me ama.
Lo perfecta que soy frente a sus ojos.
Aunque nunca lo diga, necesito amor.
Pretendo mostrar otra imagen, pretendo ser dura y fría frente a situaciones que me conmueven.
Odio hablar de mi vida porque amo la independencia, aunque en el fondo dependa del amor que me brinda una persona que aún no llegó.
Un amor que anhelo que llegue, que ilumine mi vida.
Alguien que me de seguridad y firmeza para continuar con mi propio camino. Estaba más acostumbrada a la soledad…y de hecho la disfrutaba.
O eso creía hasta que diste vuelta mi corazón
No lo comprendí al instante
Tampoco en un año o dos.
Pero al fin descubrí que no cambiaste mi vida.
La mejoraste con tu presencia.
Finalmente, si llegaste hasta aquí
Levanta tu mirada
Y con esos bellos ojos
Escucha lo que quiero preguntarte…
Hirai Momo.
La mayor fue quien levantó su mirada debido a que el poema estaba planeado para que Sana realizara aquella acción, pero de todas formas allí estaba, sus ojos color café brillaban con una sonrisa boba dibujada en su rostro.
Las manos de Hirai dudaban y temblaban más rápido al conectar sus miradas. Pasó saliva por su garganta con la intención de hacer su pregunta.
-Shiba, ¿Quie…-la nombrada se había lanzado hacia Momo tomando posesión de sus labios.
La propuesta fue interrumpida y aún así sin completarla verbalmente, la menor había aceptado gustosa.
Sus bocas se extrañaban desde su último contacto y se estaban devorando con lentitud, buscando el compás en movimientos cortos y dulces, aunque ansiaban poder reencontrarse completamente, únicamente porque estaban en público.
Si Minatozaki hacia un recuento de todo lo que había sucedido en las últimas semanas podía visualizar el gran cambio de Hirai, de hecho, no lo consideraba como un cambio sino que lo veía como la proyección de la mejor versión de Momo y se sentía realmente orgullosa.
Siempre supo que la mayor ocultaba su verdadera esencia, que había mucho más allá que la chica fría, ruda y calculadora que simulaba. Hoy podía verificarlo y estaba complacida de poder hacerlo tan solo con el sabor natural de sus labios mezclado con el brillo labial de cereza.
-S-si -respondió con un hilo de aire que aún quedaba en lo más recóndito de sus pulmones. -Quiero ser tu novia.
Ambas sonrieron y se dejaron caer hacia atrás, quedando recostadas con la mirada hacia el cielo. Tal y como estaba Sana al principio.
Segundos luego de que solo pudiese oírse sus respiraciones intentando regularse, la menor buscó la aún temblorosa mano de Hiraihasta que logró entrelazar sus dedos.
Todo parecía ser perfecto y era solo el comienzo.
°°°°°°°°°°°°
1 semana más tarde
-Chaeyoung, pásame el labial rosa, por favor.-pidió Nayeon sin quitar su mirada del reflejo por donde observaba a la distraída Chaeyoung.
Estaban ellas dos en la habitación de Im, y las demás estaban en quien sabe que parte de la casa, pero ya habían hecho casi todo su trabajo luego de reunirse para preparar a Im para su primer aniversario.
-¿Eh?
La pequeña no estaba para nada concentrada. Casi todo el día había estado viajando por otros universos, y la peor parte era una horrible sensación que presionaba constantemente su pecho. Sin embargo, aquella presión era independiente del mal presentimiento que la cubría desde el momento en que se despertó.
-Chaeyoung-ah, ¿Te sientes bien? -preguntó la bajita caminando hasta la nombrada para sentarse en la cama junto a ella.
-Si, ehm…solo estoy distraída. -respondió a penas regresando a la realidad.
-Esta más que claro que estas distraída, pero es inusual verte así, ¿Segura que no hay nada de lo que quieras hablar?
Flashback
-Chaeyoung noona, ¿Puedes pasarme la tarea?
La menor levantó su ceja mirando al chico alto parado frente a ella.
-Huening Kai. -nombró Chaeyoung cruzándose de brazos al mismo tiempo que una sonrisa socarrona asomaba por las comisuras de sus labios. -¿Por qué debería hacerlo?
Ambos eran compañeros en el taller de literatura y allí se encontraban en ese momento. El menor estaba preocupado ya que en cualquier momento entraría su profesora por la puerta pidiendo la tarea que no había hecho.
-Por favor, lo necesito -unió sus manos en forma de ruego. -Yeonjun Hyung está enfadado conmigo, Niki y Sunoo no están, y no quiero pedirle la tarea a Jeongyeon noona porque desde que cambió su letra no puedo entender nada.
El tiempo se detuvo para la coreana, quien de pronto sintió que no estaba llegando suficiente oxígeno a sus pulmones.
¿Acaso había recibido la señal que necesitaba?
-¿Dijiste que Jeongyeon cambió su caligrafía? -el contrario asintió -¿Cuándo lo hizo y por qué? -preguntó con un inesperado interés que Kai pudo percibir.
-Ehm, tal vez hace tres o cuatro semanas, no lo recuerdo bien. -respondió esforzándose por recordar. -Pero desconozco la razón.
Tres o cuatro semanas…
La mirada de Chaeyoung viajó por el lugar y quedó clavada en la espalda de la mayor mientras que hacia unas pocas cuentas.
-Gracias Kai. -agradeció cerrando su cuaderno y extendiéndoselo al menor. -Luego me lo devuelves, ahora necesito irme.
El chico se sentía más confundido que nunca. Agradeció con una reverencia y regresó a su puesto sin dejar de mirar como Son guardaba velozmente sus pertenencias y dejaba el salón, casi corriendo.
Fin del Flashback
La coreana no tenía pruebas, solo la declaración de un chico. Sin embargo, aquel testimonio era suficiente para confirmar su sospecha porque, no era posible que fuera una coincidencia teniendo una diferencia temporal tan corta.
-No, no hay nada, estoy bien.
Claramente muy bien no estaba.
Estaba convencida de que Jeongyeon fue Y.J en su momento. No conocía sus razones para comenzar a serlo y tampoco para terminarlo, pero lo que si sabía es que luego de un mes de relación, donde su amiga se veía muy feliz con su victimaria, no seria fácil romper su burbuja.
Quería hacer lo correcto pero ¿Qué era lo correcto en este caso?
-No quiero insistir si es que no quieres hablar, pero puedes contar conmigo con lo que sea que te esté sucediendo. -la mayor tomó de la mano a la contraria buscando fortalecerla.
-Ehm…
El problema es que no consideraba que Nayeon debiese enterarse por alguien externo, como ella, sino debía ser la misma Yoo Jeongyeon la que hablara.
Nayeon esperaba una respuesta y el pulso de la menor se había descontrolado mientras hacía el intento de decidirse. ¿Decir o no la verdad?
Cuándo abrió su boca, un grito fuera de la habitación evitó que hablara.
Ambas se pusieron de pie y salieron del cuarto buscando a Mina quien había emitido tal grito que asustó a las dos chicas.
-¡¿Qué paso?! -preguntó exaltada Nayeon temiendo que estuviesen incendiando su casa.
-¡Ven a verlo por ti misma! -gritó nuevamente Myoui. -¡Estamos en el baño!.
Si no fuese por la clara emoción en el tono de voz de Mina, Nayeon hubiese pensado que tal vez rompieron el retrete.
Inmediatamente se dirigieron al cuarto mencionado para encontrarse con una escena que hizo que ambas chicas clavaran sus pies al piso de manera brusca.
-Por esto es que no quería decirles. -dijo Momo golpeando su cabeza contra el hombro de Sana.
En una reacción tardía, casi a coro, Nayeon y Chaeyoung gritaron de la emoción al encontrarse con la reciente pareja abrazada.
-Gracias Mina por entrar sin tocar la puerta. -comentó con sarcasmo Sana aún aferrada de la cintura de la mayor.
-¡Y fue lo mejor que hice! -exclamó. -Si fuese por ustedes nunca nos hubiesen dicho que estaban saliendo.
-Hace tan solo una semana. -aclaró Hirai.
-¡Es mucho tiempo! Deberían haberlo dicho antes. -opinó la menor de todas con una mezcla de alegría e indignación.
-Miren el lado bueno, ya no tendrán que esconderse en mi baño para besarse. -comentó Nayeon igual de feliz.
-Y que gran beso. -acotó la japonesa guiñandoles el ojo. -Yo presencié eso.
Las chicas en foco se miraron a los ojos un segundo y sonrieron. Evidentemente sus amigas siempre reaccionarían de la misma manera con cada movimiento que hicieran.
-No puedo creer que voy a hacer esto. -anunció Hirai rodando los ojos con una sonrisa.
Tomando desprevenida a su novia, paso los brazos detrás de su cuello y tiro de este, besando a Sana que, sin quedarse atrás, abrazo aún más fuerte la cintura de la contraria.
Los gritos no tardaron en escucharse y las sonrisas a mitad del beso tampoco.
Un escenario realmente esperado por muchos y aún más por las tres chicas saltando en la puerta del baño.
-¿Felices? -preguntó Sana sin despegar su mirada de los ojos de la chica entre sus brazos.
-Creo que voy a llorar. – manifestó Mina realmente sintiendo la necesidad.
-Dejen de exagerar. -pidió Momo alejándose lentamente de la menor con una sonrisa de tonta. -Volvamos a lo que estábamos haciendo.
Parecía ser el mejor día del mundo para todas ¿No?
°°°°°°°°°°°
-Jeongiie, ¿Ya puedo abrir los ojos? -preguntó la mayor sentada en la cama de Yoo con sus ojos cerrados.
Nayeon había llegado a la casa de Jeongyeon para luego ir todos juntos al evento de Karina. Al parecer los padres de la menor estaban encantados con la presencia de Nayeon.
Y como la mayor había llegado más temprano para pasar tiempo con su Jeongiie, era el momento de darse los regalos de su primer aniversario.
-Espera un según…¡Lo tengo! -exclamó emocionada. -Puedes abrirlos.
En el momento en que abrió sus ojos se encontró con un cartel escrito a mano, con la frase “Cien razones por las que te quiero” centrada en la hoja, con todas las razones distribuidas alrededor y claramente, muchas fotos.
-Aunque creo que serán ciento un razones porque quiero agregar una foto de este momento con la descripción de “Lo hermosa que te ves este día”
Era su primer aniversario y había que admitirlo, ambas estaban despampanantes de una manera casual debido al lugar donde se dirigían, pero supieron verse realmente hermosas.
Nayeon estaba sonriendo como una idiota y saltó de su lugar para besar a su novia con total gratitud.
-Lo amo, es casi tan tierno como lo eres tú. -respondió la bajita tomando el mentón de la alta para dejar otro beso sobre su perfecta sonrisa. -Ahora es mi turno, cierra los ojos.
Jeongyeon obedeció y cerró sus ojos, pero aunque no estuviese mirando, su mente se encargaba de crear una imagen perfectamente real de Nayeon.
Siempre que sus ojos se cerraban la veía a la pequeña, no podía evitarlo y tampoco quería, su simple presencia la hacía suspirar de amor.
Continuaron corriendo los segundos en los que se escuchaban los movimientos de la bajita por la habitación. No comprendía que estaba sucediendo hasta que algo mullido llegó hasta sus manos.
-Ábrelos.
Siguiendo con la indicación, Yoo abrió sus ojos para descubrir que lo que había entre sus manos era un almohadón con una foto estampada en el. En aquella foto, ambas estaban compartiendo un helado en el acuario y mirándose sonrientes.
-¿Dónde estuviste toda mi vida? -le preguntó a la mayor luego de apreciarlo por bastante tiempo. -Es el mejor regalo que me hicieron.
-No exageres.
-No exagero, realmente es el mejor regalo que me han hecho, es que…¡Solo míralo! Es hermoso, es lo que quiero ver cada día al despertar.
Sin contenerse un segundo más, se acercó buscando la boca de su chica hasta encontrarla.
Luego de un par de segundos y con delicadeza, la menor se atrevió a lamer el labio inferior de la bajita esperando una respuesta positiva.
Es algo que, hasta el momento no había tenido el valor de hacer. Había sido un poco complicado acostumbrar a Nayeon, pero siempre manteniéndose a raya, luego de un mes debía intentarlo, ¿No?
Aunque la mayor se hubiese sorprendido al principio, lentamente fue accediendo a compartir un poco más y finalmente, Jeongyeon pudo explorar con sutileza la cavidad.
Cayeron a la cama en una perdida de equilibrio de Nayeon pero aquello no era impedimento. Rieron y continuaron el beso, manteniendo su control.
Al separarse para poder tomar aire, rieron, se abrazaron y luego Jeongyeon salió de encima de la mayor recostándose al lado.
La mayor tenía una gran mezcla de emociones, tal vez había algunas nuevas, y además pensaba en el grito que darían sus amigas, sobre todo Sana, si supieran del último beso.
Después de esto, la tarde continuó con normalidad. Fueron al evento escolar de la niña con los señores Yoo y la primera hora allí dentro había sido muy divertida.
Había música, comida, juegos para niños de todas las edades haciendo del patio de la escuela un lugar muy agradable.
Pero luego las cosas comenzaron a cambiar.
Los padres de Jeongyeon estaban hablando junto con otros, mientras la pareja estaba sentada cuidando de la niña quien decía estar cansada.
-¿Puedes cuidarla unos minutos? Necesito ir al baño. -pidió Yoo tomando de su mano disimuladamente.
Im asintió observando como Jeongyeon se levantaba de su asiento y desaparecía entre la multitud.
-Nayeon Unnie, ¿Jeongyeon-ah y tú son novias? -preguntó la menor dejando tiesa a la nombrada.
-¿De dónde sacaste esas ideas? -respondió riéndose como si fuese una idea tonta, aunque por dentro se encontraba realmente nerviosa.
-Las vi besándose en el cuarto de Unnie esta misma tarde -contestó. Fue en ese momento en que Nayeon supo que esta pérdida -¿O ustedes se besan sin ser novias como cuando Yeji me besó a mi?
La mayor a cargo comenzó a negar repetidas veces. Tal vez era peor decirle que no había ninguna relación entre ellas e igual compartían saliva.
-La verdad es que si, tu hermana y yo estamos saliendo. -confesó sonriente -Exactamente hace un mes.
La niña se mantuvo callada manteniendo una expresión pensativa durante algunos segundos.
-¿Eso quiere decir que su regalo funcionó? -preguntó la menor.
-¿Qué regalo?
-Esa carta que dejó en tu ventana.
¿Una carta?...¿en su ventana?...
-¿Cuándo? -preguntó realmente confundida. -Nunca llevo una carta a mi casa, creo que estas confundida.
-¡Claro que no Unnie! Recuerdo muy bien cuando me dijo que iría a llevarte un regalo. -respondió segura de sus recuerdos. -Luego dejo esa carta en tu ventana y nos escondimos detrás de un arbusto.
El ritmo cardíaco de Nayeon comenzó a descender. No era lo que estaba pensando, ¿cierto?
-¿Estás completamente segura? -preguntó una vez más, con la esperanza de que la niña dijera que lo que estaba contando era una broma, comenzando a sentir un fuerte mareo.
-Claro, yo misma te vi con mis ojos detrás del arbusto antes de que Jeongyeon-ah dijera que debíamos correr. -relató provocando un fuerte dolor en el pecho de Im.
Comenzaba a sentir que no estaba dentro de su cuerpo, todo parecía un sueño. Sus manos se encontraban temblando y todos los sonidos se escuchaba lejanos, se sentía casi como si fuera a desmayarse.
¿Jeongyeon?...¿Y.J?...
-Luego me hizo prometerle que no te diría nada. Pero si ya descubriste el regalo puedo decirlo, ¿No?
Su labio inferior había comenzado a temblar denotando su necesidad por romper en llanto.
-S-si, fue un gran regalo. -respondió buscando respirar, cosa que a cada segundo se le dificultaba más y más. -Ehm, Karina, necesito que me hagas un favor.
-Claro. -aceptó notando el apagón que había surgido en el rostro de Nayeon. Sus ojos estaban cristalinos, su rostro pálido, y parecía estar temblando. -¿Estas bien, Unnie?
-Necesito irme, ¿Puedes decirle a tu hermana que no me llame ni me busque? Dile que hable con Momo y ella le explicará todo.
-Está bien.
Y sin decir una palabra más, Nayeon dio media vuelta para sentir como por fin las lagrimas bajaban por su rostro mientras se dirigía a la salida de la escuela.
Al principio iba caminando, pero mientras más fuerte se volvía su llanto más rápido comenzaba a caminar, hasta que al salir de la escuela solo corrió.
Corrió con lagrimas tapando su ojos, pero no se detuvo…
Corrió sin rumbo, pero simplemente lo hizo…
Corrió sin mirar detrás esperando que nada de lo que sucedía fuera real, pero lo era…
Corrió esperando que su corazón dejara de doler, pero no sucedió…
Y finalmente, corrió deseando no haberse enamorado de Jeongyeon, pero lo había hecho…
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