Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✏️15

•°•°•°•

Por fin es hora de irse.

Giyū necesitaba su cuaderno cuánto antes si queria asegurarse de que sus notas no habían sido leídas, no sabría qué hacer si eso sucedía pues estaba bastante seguro que Iguro no se lo perdonaría.

Tal vez Obanai piense que es raro y le diría que prefiere estar con una niña, no ha visto a Obanai hablando con alguna chica desde que se percato de su existía pero su imaginación no lo ha dejado en paz ante la idea.

Podría simplemente rechazarlo, eso sería seco y lo haría sentir mal pero hay opciones peores, Tomioka sabe muy bien que Obanai puede ser cruel si así lo quiere.

También pensó en que se podría burlar de él por sus gustos y decir que prefiere estar con otro niño, de alguna forma eso lo haría sentirse aun peor, debido a que significaría que hay otro chico mucho mejor que él.

Cuando llegó a las afueras del Colegio y vio a Obanai riendo con Sanemi pudo comprobar que sí se siente peor, no le gustaba la sensación.

Dejó aquellos pensamientos de lado con una sacudida negativa de cabeza, Giyū por supuesto que no debe dejarse ganar por su cerebro estúpido, no tenía nada que envidiarle al albino con respecto a Obanai pues ahora son amigos.

Amigos que se toman de la mano y se abrazan por horas.

Tomioka sabe que es clase a parte. La última nota que le envío Iguro dice "jamás había abrazado tanto a alguien", es la primera vez de Iguro en esas cosas y no debe deprimirse ni esperar solamente un rechazo, tiene una pequeña oportunidad.

Escucha a Obanai reírse con Shinazugawa de algo y de repente piensa que si bien ellos son amigos, Iguro conoce al albino hace mucho más tiempo, poco a poco la pequeña posibilidad se encoge aún más, ¿cómo debería sentirse ahora?

La ansiedad carcome aún más su cerebro cuando ve como Obanai lo mira en su sitio con una vergüenza bastante típica. Antes de que se acercara a saludar Sanemi por algún motivo se adelanta.

—¡Ahí está tu "amiguito"!— Shinazugawa exclamó con un tono chistoso en busca de molestar.

—¡Cállate!

El brazo de Iguro intento darle un codazo pero fue inútil, que Obanai intente golpear a Sanemi es similar a un conejo queriendo patear a un canguro.

El comportamiento de Obanai se apaciguó cuando Giyū se acercó lo suficiente, ahora volvió a estar calmado.

—H-Hola.— Aquello se escuchó tímido.

—Hola, I-Iguro.— Y esto también fue con timidez.

Giyū lleva sus manos a los tirantes de su bolso, intentando tener agarre de algo para disminuir los nervios.

—Te voy a devolver tu cuaderno.— Dijo rápidamente Obanai sacando de su propio bolso la libreta con una caricatura como portada.

Tomioka por un momento considero que era demasiado infantil pues conocía los cuadernos de Iguro, todos eran unicolores de color negro. Que él tenga el suyo con una carátula colorida tal vez lo haga parecer un niño.

Vuelve a dejar de pensar cosas negativas cuando se le es entregado su cuaderno y dislumbra los ojos entrecerrados de Iguro, estaba sonriendo.

—Muchas gracias por tu ayuda, víborita.— Soltó sin querer, acostumbrado a siempre hablar con Iguro sin ninguna persona a lado.

El rostro del menor se incendio en un fuego brillante, ni siquiera la mascarilla era suficiente para ocultar aquella verguenza.

—T-tonto...— Susurró Iguro riéndose por los nervios.— No me digas así, c-cara de rata.

—Ay no.— La expresión de Sanemi cambio de fastidio en segundos.— Son esos amigos, definitivamente te perdí, Iguro.

—¡Que te calles!— Exclamó Iguro avergonzado, golpeando un costado del más alto.

Desde que salieron Shinazugawa no ha dejado de repetir e insinuar que son novios, a Obanai no le gustan esas burlas.

Aunque en el fondo, tras descubrir que le gusta a Tomioka y que a él también puede sentir lo mismo su relación la siente algo más romántica.

—¡Obligame!—  Sanemi golpeó el hombro de Iguro.

Ambos amigos prosiguieron a pelearse entre si, dejando a un azabache bastante confundido.

Tomioka ladeó la cabeza viendo el trato rústico de ambos chicos, jamás se imaginaria tratando a Iguro así, el sentimiento que surge en su pecho al estar con él es de protección y cariño, no ganas de golpearlo. Además admite que Obanai le da miedo cuando se enoja.

—¡No me-!

—¿No deberías ir por tu hermano?— El de ojos bicolores miro como Sanemi se congelaba en medio grito.— Primaria salió hace una hora.

Uno, dos, tres segundos de silencio antes de que Shinazugawa se alterará.

—¡Diablos, Genya!

Ni siquiera se despidió, solo salió despavorido y asustado por haberse olvidó por completo de su querido hermanito, no es la primera vez que le sucede y tiene miedo de que su madre se enoje.

Dejó a Tomioka y a Iguro solos, o al menos entre ellos pues al rededor habían varios estudiantes yéndose o esperando a sus padres. Obanai no pudo sentirse más feliz de no tener encima al dolor de cabeza que era su amigo.

—Ey, ¿entonces nos vemos mañana?— Pregunta Obanai.

Antes de que Tomioka pudiese responder siente como su mano es tomada por el más bajo, jalandolo para caminar al rededor de las propiedades de la Escuela. 

Giyū mira de reojo al azabache, viéndolo como sigue con su expresión sería pero amistosa. El corazón del más alto no puede hacer otra cosa que no sea acelerarse.

—O-oh, sí, le diré a mi hermana para que vayas.— Se quedó callado un segundo pensando.— ¿Estás seguro que no quieres que vaya yo? Quiero decir, es más fácil para tí.

—Nah, está bien.— Obanai alza sus hombros restándole importancia.— No te preocupes, quiero aprovechar esta oportunidad para salir, a veces me siento encerrado ¿sabes?

Tomioka no podía dejar de mirarlo, Iguro llevo una mano a su cabello metiendo un mechón suelto detrás de la oreja, Giyū miro ese gesto con una expresión enamorada.

La sensación de sus manos juntas era maravillosa pero la mirada de algunos estudiantes que los veían con ojos curiosos no, Giyū podría ser un poco apenado si la situación lo amerita.

Se encogió en si mismo, caminando un poco más atrás de Obanai como si el menor lo protegiera de la situación.

Giyū estaba muy nervioso ante la idea de que se burlaran de ellos por la situación, sin embargo no quiso soltar la mano de Iguro por nada en el mundo.

No eran novios de todas formas, los demás estudiantes no pueden burlarse de ellos.

¿Qué tiene de raro caminar de la mano con tu amigo? Es completamente normal a los ojos de Giyū.

A todo esto.

¿Cuando fue la última vez que tuvo un amigo?

La pregunta se perdió en su mente en el momento que el de ojos bicolor le empezó a hablar. Tomioka concordó consigo mismo que aquella pregunta no era importante, no necesitaba amigos cuando tenía a su hermana y a Obanai con él.

En unos minutos más Obanai dice que tiene que irse, su madre no le permite estás más que unos minutos al acabar el horario escolar y aunque en un momento pensó que podría volver a usar a Giyū como transporte, tal parece que la hermana del mismo tuvo un pequeño contratiempo.

El menor se fue, no sin antes tomar la dirección de Tomioka para prepararse para mañana. Era sábado, Iguro estaría casi todo el día en la casa de Giyū para intentar hacer que el cohete despegará sin que explote el escritorio de la maestra.

Una quincena de minutos más y Tomioka ve el auto de su hermana estacionarse en la calle, se altera y emociona corriendo hacia el vehículo, entrando en él ganándose una queja por estar de copiloto. Su Tsukako odiaba que se sentara allí.

Digamos que desde la muerte de sus padres la hermana mayor se ha vuelto muy estricta con el menor respecto a la seguridad en los vehículos. 

Giyū conociendo aquella mirada de Tsukako se colocó el cinturón antes de que el auto arrancará.

—Pensé que llevaríamos a tu amigo a su casa otra vez.— Fue una manera sutil de sacar conversación. 

—Iguro tuvo que irse temprano, su madre lo castiga si llega tarde.— Comentó desinteresado el menor, distraído por el recuerdo del bicolor.

—Esa mujer es detestable.

—Eso le dije.— Rió Giyū revisando su bolso.— Oh, cierto. Mañana vendrá Iguro a la casa, ¡terminaremos el cohete!

—Llevan toda la semana con ese cohete, ¿para cuándo es?

—El lunes.— Sacó la libreta y comenzó a revisar las clases escritas por Obanai.— Hoy Iguro fue muy amable, me escribió todas las clases por mi dolor en la mano. ¡Mira, es lindo!

Tomioka alzo el cuaderno acercándolo a la cara de su hermana, felizmente orgulloso del trabajo de Iguro, el chico tuvo tiempo de incluso adornar con colores el título.

—Giyū, por favor.— Tsukako niega.— Estoy conduciendo, en casa me muestras.

—¡Oh, lo siento!— reacciona Tomioka y se sienta otra vez recto en el asiento.

Giyū se dispone a seguir leyendo las clases no recordando nada de lo que está allí, seguramente porque su mente estaba disociando en todo momento.

—Hermana.— Llamó mientras le daba un vistazo a las páginas traseras de su libreta.— ¿Qué te parece si...?— Su voz se silencio, se quedó petrificado.

Su hermana de reojo se da cuenta de una vergüenza extraña en él, alza una ceja preocupada pero no quita su atención del frente.

—Ey, ¿qué sucede, Giyū?

Está nervioso y sonrojado, una combinación que jamás pensó ver en su hermano menor.

—Es que p-pues...

Tomioka no sabe cómo sentirse en este momento, tampoco está seguro de lo que significa las palabras anotadas por Iguro.

•°•°•°•

Me preocupas un poco, casi todo lo que escribes tiene que ver conmigo.
¿No te parece mucho?
Me gusta.

Eres muy lindo.

•°•°•°•

No sabía qué decir al respecto, vergüenza era la emoción que subía y tomaba el control de su cuerpo porque Iguro sabe que le gusta, aún así actuó normal el resto del día.

¿Tal vez sea para no rechazarlo?

¿Iguro también gusta de él?

¿Por qué le dijo que era lindo?

Su hermana le volvió a preguntar porque se quedó callado tan de repente, Giyū la miro unos segundos debatiendo si debería pedirle ayuda, aunque tenía un pequeño miedo de rechazo en su corazón.

Miro la libreta y luego a su hermana un par de veces antes de tomar la decisión.

Su hermana lo ayudara, por supuesto que sí.

•°•°•°•

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro