Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Nadir

Bisil lahir rahmánir rahím.

Al hámdu lil lahi rab-bil 'alamín.

El ruido de una puerta cerrándose con fuerza.

A rahmánir rahím. Máliki iaumid din.

Pasos.

Iiaka na'budu wa iiaka nasta 'ín.

Una voz teñida de enojo.

Las voces comenzaron a elevarse, y oí el eco de una discusión. Escuché otro golpe de puertas y más pasos por el suelo de madera. Suspirando, me puse de pie, resignado a terminar mi oración de la mañana más tarde, en favor del bien común de mi casa.

Cuando dejé mi habitación, no había nada fuera de lo común... pero no había señales de Emilly o Erik a la vista. Al no escuchar sus voces, me vi obligado a recorrer todo mi hogar en busca de ellos. Había una taza de café a medio tomar en la cocina, por lo que suponía que su dueño había abandonado su desayuno a las apuradas, por una razón desconocida. No había nadie en el living, y estuve a punto de dirigirme a las dos habitaciones que había acondicionado para mis huéspedes cuando alguien tocó la puerta.

Me vi obligado a serenarme y a mantener mi mente fría. Podría ser cualquiera. Tomé el revólver de la mesita de entrada y me asomé a la ventana.

— Darius—dije, abriendo la puerta—. ¿Qué haces aquí, muchacho?

Darius lucía incómodo; miró mi arma, y dirigió la mirada por encima de mi hombro, como para comprobar si había algo o alguien más. Me percaté de las profundas ojeras que llevaba su rostro; el pobre chico no debía de haber pegado un ojo en toda la noche.

—Yo... quise saber si todo estaba en orden.

Cuando iba a responder, escuché otra vez el golpe de la puerta y la discusión empezó de nuevo. Pude identificar, esta vez, que las voces parecían venir del pequeño sótano con el que contaba, peor que raramente usaba.

¿Qué demonios hacían esos dos en el sótano?

—No sé si hablaría de orden... pero no ha ocurrido nada más. Ve a casa, Darius. No sucederá nada. Y tengo que asegurarme de que no tiren la casa abajo.

Darius pareció dudar.

—No me gusta—murmuró—. Hay algo de todo esto que no me gusta. Ese hombre...

—Erik.

—.... y la señorita, ¿cuánto tiempo se quedarán? —preguntó.

—No lo sé. Hasta que las cosas se resuelvan.

Darius frunció el ceño, pero sabía que era demasiado discreto para no preguntar a qué me refería exactamente con las cosas.

—¿Hay algo que yo pueda hacer para ayudar? —mi respuesta automática iba a ser negarme, pero luego se me ocurrió que sí podría sernos útil sin estar involucrado en el conflicto.

—Ve a la tienda y compra un traje y un vestido... y todo lo que una dama necesite, sea lo que sea—le pedí, haciendo un gesto de indiferencia con la mano—. Usa el dinero que te di el otro día, ¿está bien?

Darius me prometió que así lo haría, y tuve que despedirlo cuando volví a escuchar a Emilly y a Erik. Me apresuré a bajar por las estrechas escaleras y los encontré en el pequeño espacio antes del sótano, cuya puerta estaba cerrada.

El rostro de Emilly estaba rojo, como si hubiese estado discutiendo, y tenía los brazos cruzados en señal de frustración. Erik no parecía muy afectado.

—¿Qué está sucediendo aquí? —demandé, mirando a uno y a otro.

—Pregúntale a Erik—dijo Emily, señalándolo.

—¿Qué has hecho ahora, Erik?

—¿Por qué tengo la impresión, Daroga, que todos nuestros encuentros comienzan con "¿Qué has hecho ahora, Erik?"? Sólo apuré un poco los trámites.

—¡Pero no puedes ir simplemente abduciendo gente de su hogar! —replicó Emily, y yo la miré, exigiendo una explicación que no confirmara mis temores—. Erik ha secuestrado a Gastón Leroux y lo ha encerrado en el sótano.

Mi vista se dirigió ahora a la puerta del sótano. Suspiré.

—Por una vez, Erik, creo que hiciste bien.

—¿Qué? —preguntó Emilly, atónita.

—Sabía que llegaría el día en que reconocerías que siempre actúo de la mejor manera—contestó Erik, con algo de pedantería.

—El caso es, Emilly—repuse haciendo oídos sordos al último comentario—que si este hombre se encuentra efectivamente en peligro inmediato, su mejor opción es haber abandonado su casa sin perder un minuto. Tal vez no fue lo más óptimo, pero era sólo cuestión de tiempo para que el que esté detrás de esto...

—O la.

—O la que esté detrás de esto—coincidí—averiguara su dirección y decidiera acabar con él sin demora. Pero, ¿qué hacemos aquí parados? Suficiente tiene ya el pobre hombre como para que lo dejemos dentro del sótano.

Pasé entre Emilly y Erik y abrí la puerta del pequeño sótano.

El hombre en cuestión—Gastón Leroux—se encontraba sentado en una de las mesas empolvadas que habían quedado relejadas al olvido del depósito. Sus ojos, bajo unas lentes redondas, miraban con curiosidad su entorno, y no parecía alarmado en absoluto. Golpeaba rítmicamente una pluma contra la manera de la mesa.

Cuando se percató de mi presencia, dirigió su mirada hacia mí, estudiándome. Así que el encuentro entre nosotros se había dado, de alguna manera...

—Monsieur Leroux—dije con una pequeña inclinación de cabeza a modo de saludo—. Lamento el... inconveniente que le hemos ocasionado. Y los métodos tan poco ortodoxos de mi amigo aquí presente.

Erik, que había entrado detrás de mí, miraba al periodista con intensidad. No sabía qué estaba pasando por su mente en estos momentos.

—Nos conocemos—respondió en cambio Leroux, dirigiéndose a Erik, para luego percatarse de la presencia de Emilly, que parecía bastante nerviosa—. Y a usted también la conozco. Han pasado...

—...dos años. Será mejor que nos ahorremos los recuerdos—lo cortó Erik.

—Si usted lo prefiere—Gastón Leroux no parecía incómodo ante Erik, o en la situación en que se encontraba. Sabía que, como era propio de su profesión, estaría intentado reunir la mayor cantidad de datos posibles que luego plasmaría en algún lado—. Pero debo pedirle, Monsieur, una explicación. Ya ve, no todos los días uno es arrastrado inconsciente fuera de su casa y encerrado en un sótano.

—Erik lo lamenta—dijo Emilly, dirigiendo una mirada severa a su prometido.

—No, Erik no lo lamenta—corrigió él—. Mire, seré directo. Alguien quiere asesinarlo.

Leroux permaneció unos segundos en silencio, meditando.

—Anoche—murmuró al fin—, muy entrada la noche, salí a tomar un poco de aire, para despejar mi mente de un bloqueo que me estaba trastornando. Sentí que alguien parecía estar cerca de mí, observándome, pero no vi a nadie en la calle. ¿Saben acaso de quién se trata?

—Sólo tenemos hipótesis—mintió Erik, porque muy a nuestro pesar, ni hipótesis habíamos podido formular.

—Mi vida se basa en hipótesis, soy periodista. Pero aun no comprendo algo, ¿qué es lo que tienen que ver ustedes en todo este embrollo?

—No podemos decirle mucho. Sólo tiene que saber que hay alguien tras todos nosotros, y eso lo incluye a usted, pero si hace nos ayuda, las cosas se solucionaran más rápido—Erik y el hombre intercambiaron una larga mirada, estableciendo una comunicación silenciosa de la que Emilly y yo nos vimos excluidos. Finalmente, Leroux preguntó:

—¿Y qué se supone que es aquello que necesitan de mí?

—Que escriba—habló Emilly, que había permanecido callada hasta entonces—. Necesitamos que escriba una historia.

El periodista se reclinó sobre la mesa, y sacó de su traje una pequeña libreta. Tomó la pluma.

—Soy todo oídos.

°°°

Emilly y Leroux estuvieron toda la tarde en el sótano, alegando que ese era el lugar más tranquilo para trabajar. Erik insistió en que debía ser ella quien guiara al escritor a la hora de reunir las ideas claves sobre las cuales Leroux luego redactaría el resto del libro.

Una vez que la noche había caído, ambos habían salido exhaustos, pero conformes con el resultado de las anotaciones. Le habíamos preguntado si es que tenía algún lugar aparte de su hogar en la ciudad para ir, a lo que Leroux había respondido que se marcharía a uno de los campos de su primo durante las siguientes semanas, y aprovecharía para ponerse a trabajar en el manuscrito. Pero todos nosotros sabíamos que su tranquilidad se debía, en mayor parte, a que nada impediría que, una vez acabado el peligro, hiciese todo lo posible por llegar al fondo del caso.

Erik se había marchado junto a él, para asegurarse de conseguir un cochero de confianza que lo condujera fuera de la ciudad, y todavía no había regresado. Emilly se encontraba mirando la calle por la ventana. Me había agradecido educadamente el vestido y la demás ropa que Darius había conseguido, aunque suponía que no se sentía muy cómoda vistiéndose como una dama de nuestro tiempo. Cansada, pareció resignarse a que por más que mirara, Erik no aparecería más rápido en su campo de visión, por lo que fue a sentarse en el pequeño sillón frente a mí. Noté que sonreía, casi distraída.

—¿Pasa algo en especial? —quise saber.

—No, nada—dijo, pero no dejó de sonreír—. Solo que nunca pensé que pasaría una tarde entera con mi escritor favorito. ¡Tiene una manera tan particular de pensar! Parecía encantado de por fin conocer algo de la historia de Erik. ¿Sabías que intentó encontrarlo bajo la Ópera la última vez? Ese hombre tiene una curiosidad insaciable. Dijo que ha estado en situaciones más extrañas para cubrir una nota o elaborar un artículo. Es tonto pensar en esto justo en este momento, ya sé. Pero no lo pude evitar.

—Por lo menos pudiste sacar algo provechoso de la situación—repuse con gentileza, pero Emilly recuperó la seriedad.

—Estoy preocupada, Nadir. Que la persona detrás de esto sepa dónde vivía Leroux con tanta rapidez me hace pensar que ya había investigado con anterioridad lo que necesitaba saber. No es como si aquí existiera Wikipedia, de todos modos. ¿Qué sucederá luego? Hasta ahora hemos podido anticiparnos a sus movimientos, pero nos quedamos sin cartas. No tengo ni la más mínima idea de cómo actuará. Si tan solo tuviéramos una pista....

En ese momento, la puerta se abrió, y Erik entró con rapidez. Se sacó la capa y los guantes, y a pesar de que llevaba puesta la máscara, me di cuenta de que algo en su semblante parecía sombrío.

—¿Qué tienes, Erik? ¿Ha ocurrido algo? —preguntó Emilly, apresurándose hacia él—. ¿Dónde has estado?

—En mi casa. He pasado por mi casa en la Ópera—explicó, y sacó un papel doblado y arrugado de su traje—. Y he encontrado esto.

Erik puso el papel—la carta—sobre la mesa, y Emilly y no nos apresuramos a leer su contenido.

Espero que estés disfrutando la vuelta a casa, Erik.

Y, si volviste, significa que mi plan tuvo éxito; sí, tal vez frustraron algunos de mis pasos, pero volveré a lograrlo. Lo hice una vez, puedo hacerlo de nuevo.

Te propongo un trato. Te daré tres días, y si en ese tiempo no averiguas quién soy, comenzaré a acabar con todos aquellos que alguna vez te importaron (si es que alguien merece tal honor); por desgracia, la lista no es muy larga, pero sabré mantener el dinamismo. Cuando me encuentres, el juego se acaba, y solo será entre nosotros dos. Más vale que te des prisa, y que no seas egoísta.

¿Cómo se siente, por una vez, no ser el victimario? Sí, Erik, conozco cada detalle de tu pasado. Sé de tu papel en Persia, de los gitanos. Sé de todos los que has destruido en tu búsqueda por el poder. Seguramente me consideraras despiadado por hacer esto. Pero, ¿quién es el hombre y quién es el monstruo? Las estadísticas juegan a mi favor.

Tal vez, después de todo, podré considerarme un altruista. Tal vez le haga un favor a tu Emilly y le ahorre pasar una vida al lado de alguien que no dudaría ni un segundo en acabar con quien le suponga un obstáculo en su camino.

Creo que te has equivocado, Erik; por tu vida, por tu pasado, y por tus acciones, no mereces ser feliz.

Y yo personalmente me encargaré de impedirlo.

                                                                                                                                                                      -MARSIAS



  Buenasss! Una pequeña nota; la oración que aparece en el principio del capítulo es, efectivamente, la que rezan las personas que pertenecen al Islam a la mañana, por lo menos los hombres. Significa: Con el nombre de Al-láh, el Todoclemente, el Todomisericordioso. /Alabado sea Dios, Señor de los mundos./ El Todoclemente, el Todomisericordioso./ Señor del Día de la Recompensa/ Solamente a Tí adoramos y solamente a Tí pedimos ayuda. 

   Eso es todo, espero que les haya gustado el capítulo! -R

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro