Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¿Avance?: Nota guardada.

Hace unos días estaba revisando mi aplicación de notas donde usualmente guardaba mis cosas, y de la nada veo que tenía algo equivalente a un prólogo.

Onda, no recuerdo haberlo escrito, y tampoco recuerdo para que clase de historia lo escribí, asumiré que lo escribí para una historia tipo Fate o una original porque realmente no tengo la menor idea para que lo hice.

Así que aquí les va:

La arena ardiente del desierto se alzaba en espirales con cada paso que daba, como si la tierra misma quisiera arrastrarme hacia su abrasadora profundidad. Las heridas surcaban mi cuerpo, especialmente los brazos, que ahora parecían más rasgados que piel. Cada corte era un recordatorio de la batalla que había librado, una danza mortal bajo el sol inclemente.

Con las últimas reservas de fuerza, deslicé mi katana ensangrentada de vuelta a su vaina en mi cadera. El metal resonó con un eco sordo, como si también estuviera exhausto por la lucha. La hoja, antes pulida y afilada, ahora estaba manchada de carmesí, su filo aún peligroso pero embotado por el esfuerzo.

Mi cabello, una vez blanco y brillante, estaba teñido de rojo. La sangre brotaba de mi cabeza, empapando los mechones que alguna vez habían ondeado al viento.

El desierto no perdonaba. Cada paso era una lucha, cada aliento un desafío. Pero yo seguía adelante, impulsado por una determinación que no podía explicar. Tal vez era la promesa que había hecho, o la sombra de un enemigo que aún acechaba en las dunas. O quizás, solo quizás, era la esperanza de encontrar algo más allá de la arena y la sangre: una razón para seguir luchando en este mundo implacable.

Así, con la katana en la vaina y el cabello manchado, continué mi camino a través del desierto. La arena crujía bajo mis pies, y el sol se cernía sobre mí como un juez silencioso. Pero no me detendría. No hasta que encontrara lo que buscaba, o hasta que la arena misma me reclamara como suya.

Mis ojos, que alguna vez fueron de un brillante y esperanzador azul mar, ahora eran ventanas a la desolación. El color se había desvanecido, reemplazado por un gris resignado, como si hubiera aceptado que el ideal por el cual había vivido toda mi vida era un simple sueño infantil e inocente. Pero el mundo real no era así; sus consecuencias eran atroces, y yo lo sabía ahora.

Había creído ser un héroe, siguiendo un camino esperanzador que prometía ayudar a todos por igual. Pero la realidad era diferente. No importaba cuánto me esforzara, no podía salvar a todos. Las vidas se perdían, y la sangre manchaba mis manos. Era un precio demasiado alto, y la carga se volvía insoportable.

Nunca podré detener todas las tragedias. La gente moriría, y eso era algo que nadie podía cambiar. Pero aún así, seguía adelante. No por la esperanza, sino por la necesidad de encontrar un significado en medio de la desesperación. Quizás, en algún rincón olvidado de este mundo despiadado, hallaría una razón para continuar.

Con resignación, me hundí en la arena, mis rodillas cediendo bajo el peso de la derrota. La bufanda, deslizándose de mi cuello, se enredó en el viento y se posó como un fantasma a mis pies. El universo, indiferente y cruel, había tejido mi destino con hilos de fatalidad.

El sol se hundía en el horizonte, pintando el cielo con tonos dorados y naranjas. Cerré los ojos, sintiendo el calor en mi piel, y me dejé llevar por la sensación de abandono. ¿Qué más podía hacer? ¿Qué más podía esperar?

Un extraño placer se apoderó de mí, como si estuviera a punto de ascender a otro plano de existencia. Las olas susurraban secretos antiguos, y el viento acariciaba mi rostro. ¿Quizás esto era el final? ¿La transición hacia algo más allá de la vida terrenal?

Entonces, desde el rabillo de mi ojo, vi una sombra acercándose. No era la muerte, sino algo diferente. Algo que no podía comprender. Pero en ese momento, dejé de pensar. Acepté lo que vendría a continuación, sea lo que fuera.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro