Un sabor amargo llegó a su boca, y los recuerdos de la semana pasada volvieron a su mente; tanto el conflicto con Shinsou, como la conversación con su hermana mayor.

Aún mantenía la nota entre sus manos cuando sintió la presencia de su amigo, Midoriya.

—Iré a la biblioteca con [T/N] ahora, ¿Quieres ir? —preguntó. La amiga de [T/N] le había dado un pequeño resumen sobre qué pasó esa tarde del viernes y pudo entender mejor cuando el bicolor le contó—. Hoy hay menos personas por ser mitad de semana.

Todoroki se quedó pensando en lo que dijo su amigo. Esa vez no pudo completar su deseo de verla, y ahora que volvía otra oportunidad, tenía dudas.

—No, gracias.

Midoriya al escuchar su respuesta frunció el ceño intrigado, no pensaba que él se negara a una posibilidad así, y más por todo lo que luchó por saber quién era.

—¿Estás... seguro?, —Volvió a insistir, tenía una mala sensación—, ¿Pasó algo?

—Estoy bien, gracias. Solo quiero... pensar —dijo el bicolor tomando su bolso para partir a su hogar—. Pronto es el campamento, tenemos que prepararnos.

Midoriya asintió extrañado por el comportamiento de Todoroki. No quería preguntar, se notaba que estaba en una posición difícil.

Él también tendría dudas de querer seguir con esto o no.

—Mmm, está bien. Nos vemos mañana entonces. —El peliverde estaba a punto de irse, pero la voz del mitad pelirrojo lo llamó.

Se giró para ver cómo le extendía la que era seguramente la nota que le habían enviado ese día al bicolor.

—¿Podrías quedártelo? —Le pidió el favor—. No quiero tenerlo, no por ahora.

Midoriya asintió y tomó el papel entre sus manos.

Y dicho eso, se despidió del pecoso y se fue sin decir nada más, desapareciendo por la puerta del salón de clases. Midoriya estupefacto por lo que su amigo acababa de hacer, tomó sus cosas y se fue rápidamente hasta la biblioteca.

Algo le pasaba a Todoroki, y no era nada bueno.