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CAPITULO 17

EL PASADO

Hacia muchos siglos, el Hombre de la Luna lanzaba los rayos de luz sobre la oscuridad para ahuyentar el miedo que acosaba al hombre en sus inicios, ayudándolo a avanzar. Pero, no siempre pudiendo estar presente, necesito de ayuda.

Sanderson Mansnoozie, fue el primer designado a colaborar con el equilibrio, en las mentes de las personas. A medida que el mundo se hacía más grande, fue designado un segundo, un igual que colaboraría con Sandman llegando a recónditos lugares y visitando en persona a muchas de las almas inocentes. Sin embargo, al conocer aquellos rincones oscuros en la mente de muchos, la tentación por algo que sentía mucho más fuerte que la luz empezó a consumirlo.

La oscuridad calo hondo en su centro, contaminándolo a la espera de un golpe final para dominar por completo al espíritu.

-Ya sé que estás ahí- La muchachita observo intensamente hacia las sombras proyectadas por las altas rocas en la playa- No temas, sal-

Una ligera risa destaco entre el murmullo de las olas.

-No tengo miedo- La voz era profundo pero poco amenazante.

-Entonces ven- Ordeno a la espera. Un movimiento rápido hizo que girara en otra dirección, como si un nuevo ángulo ayudara a la situación.

-Si lo hago...- Ahora la voz provenía de lo alto, justo donde sobresalía de un desnivel, la raíz de un árbol que creaba un vacío en la roca-... me temerás-

-No lo hare- Aseguro con aquel brillo en sus ojos recibiendo la luz de la luna.

Pitch tomo forma recogiendo parte de si en la misma arena que se levantaba en cada paso; un hombre alto, joven y vestido con una túnica verde opacada por venas oscuras que también recorrían parte de su piel. Ostentando a duras penas unos ojos dorados, vestigios de lo que abandonaba día con día.

-Ya sé quién eres-

Con tan solo 13 años, Lucy era ya muy perspicaz y atrevida. Un alma tan peculiar por la reducida lista de cosas que realmente provocaban en ella miedo, un instinto de supervivencia muy disminuido y que la habían llevado a enfrentarse a la sombra que la había seguido durante años.

-¿Así?- Pitch permaneció impasible.

-Toda mi vida me has protegido ¿No es verdad?- Afirmo sin una pisca de duda- Siempre te he sentido cerca-Sonrió descaradamente.

-Con los problemas en los que te metes, no es difícil hallar oportunidad- Pitch relajo un poco su postura- Eres sin duda, una sinvergüenza-

-Culpable- Levanto una mano con cinismo. Dio unos pasos hacia adelante- Tengo preguntas- Exigió de la nada.

-¿Y qué te hace pensar que te responderé?- Ladeo la cabeza afilando la mirada en un intento por intimidarla.

-Eres un espíritu- Concluyo al ver los símbolos en los bordes de la túnica- ¿Un espíritu guardián tal vez?- Se apoyó en una de las rocas-¿Una maldición quizás?-

-¿Y si así fuera?- Puso sus manos en la espalda sin dejar de mirarla.

-No tengo familia y vivo de lo que robo ¿Qué es lo peor que podrías hacerme?-Se cruzó de brazos.

-No has vivido lo suficiente como para imaginarlo- Durante unos segundos, su vista se dirigió a la luna.

Incluso en la miserable vida que podría llevar una huérfana del pueblo, había cosas inimaginablemente retorcidas que Pitch conocía pero lo consumían como una droga a la que era adicto con cada despliegue de poder que ejercía.

-¿Y que tengo de especial para que me vigiles todo el tiempo?-

Justamente era eso lo que tenía al ente enganchado a esa humana, su lenta caída parecía frenada por una saliente que lo mantenía colgando sobre el abismo, de ella no podía sacar casi nada. Y aun estando tan claro, era difícil explicar esa fascinación por un espíritu tan valiente que sin duda tenía un maravilloso destino, y eso era lo que más lo asusto a lo largo de los años.

Aquella noche, esa pregunta no fue respondida, ni las siguientes que se presentó frente a la muchacha quien exigía su compañía en un intento por matar la soledad. Una época que brillo en la costa de un pueblo pequeño y germino en una amistad extraña pero funcional.

***************

EL PRESENTE

-Con cuidado muchachos- El susurro fue pasado de boca en boca a medida que el grupo avanzaba por sobre la cubierta del barco cazador; la niebla, sin duda había sido de utilidad y ahora disfrutaban del elemento sorpresa.

-Hiccup, encontré las llaves- Aviso Patapez con un leve tintineo.

-Perfecto- Giro hacia su derecha en lo que tomaba de la empuñadura de su arma-Tu y Patán abran con cuidado las jaulas, Astrid y yo nos encargaremos de encontrar al capitán-

-Si señor- Los pasos fueron algo torpes pero silenciosos hasta donde pudieron en lo que se alejaban.

-¿Estás seguro de esto?-La rubia se puso a su lado en lo que revisaba el perímetro esperando no escuchar más que las respiraciones acompasadas de los dragones en sus jaulas.

-Es la única pista que tenemos- Aseguro tras su casco- De paso, arruinamos este negocio- Sostuvo su el mango de su arma listo para afrontar cualquier percance- Dale la señal a los gemelos-

La mujer suspiro mientras negaba, se alejó unos pasos hasta el borde del barco y ahuecando sus manos, imito el sonido de gaviotas. Conto los diez segundos acordados pero nada sucedió, realmente no estaba sorprendida, apenas se daba cuenta de que Hiccup ya no estaba cuando la explosión hizo temblar a la embarcación y las otras dos que lo rodeaba.

El caos comenzó, varias de las bestias levantaban vuelo y salían de las jaulas múltiples, los cazadores apenas entendían la situación cuando veían a los jinetes. Fue en ese momento que la lucha comenzó y los gemelos aparecieron para lanzar todo al desastre.

En el interior, en la habitación principal de una nave, la puerta fue abierta bruscamente-¡Nos atacan!- Anunciaba el segundo al mando.

-¡No permitan que habrán las jaulas!- Ordenaba el capitán en lo que se colocaba una larga capa.

-¡Si señor!- Apenas había desaparecido del marco de la puerta cuando el cuerpo del sujeto fue arrojado al suelo aun a la vista del mayor. Otra explosión apago varias velas y el bullicio se hizo más uniforme a medida que los dragones huían.

Frustrado y enfurecido por la invasión, aquel hombre se proponía acabar por lo menos con uno de esos jinetes, con esto en mente, no dudaba que su víctima seria quien hubiera osado a entrar en su habitación para encararlo frente a frente. Los pasos se escuchaban irregulares sobre la madera del pasillo, solamente opacados por los gritos de sus hombres. Tomo su hacha favorita y se preparó.

-¿Capitán Harald?- El hombre era delgado, demasiado, comparado con su propia constitución, casi risible.

-No me digas que eres tu quien pretende tomar mi nave-Estaba listo para arrojar su arma.

-Es probable, pero tengo preguntas que hacer-

-Muere bastardo-

Sin duda, aquel hombre no espero que el intento de vikingo pudiera esquivar exitosamente su ataque en lo que activaba una espada de fuego, ni siquiera se dio el tiempo de procesar lo inútil que era su hacha en comparación con aquella arma sobrenatural, respondiendo con rapidez más que con fuerza, balbuceando palabras que no se molesto en comprender.

Hiccup se hartó de aquella demostración de idiotez. Ya habían llegado a los depósitos donde los barriles impedían sus movimientos, vio su oportunidad de acabar con aquella charada cuando escucho el típico silbido corta aire por sobre su cabeza, a través de las rejillas que lo separaban de la cubierta.

Solo hizo falta un silbido.

-¡Furia nocturna!-

La explosión no dio tiempo a nadie a reaccionar más que al equipo del jinete, cubrieron sus cabezas mientras la cubierta era despedazada y finalmente las últimas bestias se alejaban en libertad. El rugido que siguió, calo hondo en los oídos de la tripulación sobreviviente, dejo tras de sí un silencio sepulcral que fue interrumpido las cadenas que aprisionaron rápidamente al capitán de aquella nave. Chimuelo, tomo de ellas arrastrando al sujeto a la vista de sus congéneres.

-De acuerdo...-La niebla y el fuego que los rodeaba daban paso a una figura casi espectral que lucía como humano pero había actuado como un demonio al poder manipular el fuego y a sus criaturas-... es momento de que respondan algunas preguntas.

Astrid aterrizo con Tormenta en lo que quedaba del mástil, sus ojos se encontraron con los del castaño después de que este se quitara el casco, cierto reproche era evidente en ella.

-Estamos buscando a una amiga- Anuncio a los aterrados hombres.

-Pelo negro, ojos verdes, estoy seguro que la han visto- Espeto Patan.

-No sabemos de quien hablan- Aseguro el encadenado.

-No lo creo...- Apago el fuego y se montó en Chimuelo- Es un hecho que los contrato como mercenarios, los vieron en el puertos camino a Terranova- El dragón trepo en a la proa del barco- Es mejor que hablen o esta nave definitivamente no volverá a navegar- Amenazo. Sus compañeros se miraron unos a otros con la sorpresa bien dibujada en sus expresiones.

Los asustados tripulantes conversaron entre ellos unos segundos hasta que uno en la otra nave alzo la voz.

-¡No fue a Terranova!- Todos giraron- La llevamos muy al norte, hasta donde el mar oscuro nos dejó-

Brutilda y Brutacio explotaron en carcajadas- ¡Eso es ridículo! ¿Por qué Heather iría allá? ¡No hay nada!- Alternaron.

Hiccup trato de pensar en alguna razón lógica que llevara a la joven a tales extremos del mundo. Sin embargo, sus movimientos habían sido tan poco lógicos al respecto, viajando a lugares tan erráticos cuyo rastro era inconstante y desordenado. Por lo general, confiaba en que ella supiera cuidarse sola y que contara con ellos si llegara a meterse en problemas, pero desde que se registró el robo de provisiones, era muy claro que algo andaba mal.

Patan, Patapez y los gemelos se pusieron a discutir acerca de la veracidad de aquella información. Astrid fue la único que se dio cuenta de la retirada del castaño advirtiendo a los demás para que volvieran a Berck.

***********************

La isla nunca había estado tan atestada de personas. El atavió por la construcción del Stavkirke más grande jamás visto era fuente de innumerables ingresos para comerciantes de material y hombres de tribus pequeñas que buscaban ser parte de la construcción del reino vikingo.

Hiccup apenas podía disponer de la pequeña cabaña en la que creció para sus asuntos personales siendo asediado constantemente por uno u otro problema, obligación o desastre. Su gente, impulsiva y caótica por naturaleza, hacia lo que podía por encontrar un nuevo orden social en lo que las bases de su nueva fuerza se fundaban. Por eso, no era de extrañar que el jefe, futuro rey, simplemente quisiera esconder su cabeza entre las páginas de algún libro que le tocaba estudiar con la esperanza de que toda esa pesadilla preliminar acabara pronto.

Todos llegaron ya a medianas horas de la mañana, volviendo a sus puestos y encargándose de sus deberes usuales con el pueblo, incluso colaborando con el nuevo sistema.

-¿Se puede saber que pasa contigo?-

Para desgracia del joven, su madre no estaba para retener a Astrid de seguirlo al pequeño santuario de paz que era su casa. Chimuelo, simplemente quedo afuera al sentir la mala vibra de la fémina.

-Necesitaras explicarte un poco más- Trato de sonar amable y tranquilo.

-Me refiero allá- Señalo- Con los cazadores-Sonaba alterada y frustrada.

-Tuvimos éxito con la misión, no sé porque te enojas conmigo- Evadió en lo que llevaba distraídamente un par de recipientes y alimentos de un lugar a otro en un intento por preparar algo de comer.

-Nos sacaste a todos en la madrugada para seguir la pista que un mercante poco fiable te vendió, desapareciste cuando el plan era cubrirnos para buscar al capitán-Contaba los puntos con sus dedos recibiendo poca de la atención que realmente quería- Amenazaste con destruir un barco con personas que solo seguían órdenes y dejaste atrás a tu equipo- Jadeo por la falta de aire y trato de calmarse inspirando profundamente.

Un deje de culpa fue evidente aun a espaldas del jefe ya que se detuvo en su quehacer.

-Sé que has estado bajo presión por todo esto- Admitió en lo que señalaba con sus brazos alrededor- pero quiero creer que no te estas convirtiendo en algo que no eres solo porque a tu padre se le ocurrió tener más ambición de la necesaria- Fue severa con lo último.

-Estoy bien, Astrid- Advirtió mirando sobre su hombro.

-¿Y porque sigues la pista de Heather si no es para escapar de tus obligaciones?- Apretó los puños al fin teniendo contacto visual con el castaño.

-¿No te parece extraño que tu amiga haya robado provisiones y vague por el mundo sin motivos claros?-Giro con la idea de tener a la fémina cara a cara.

-Por supuesto, pero confió en que ella vendrá a nosotros- Era fácil de leer la decepción y la intriga detrás de su enfado-¿A ti porque te importa?- Soltó la pregunta como si tratara de insinuar algo.

-Es un presentimiento-

La simpleza de su argumento casi deja boquiabierta a la rubia.

-¿Te estas burlando de mí?-

De pronto, el sonido metal chocando y quejas entre personas atravesaron súbitamente la puerta, tan estrepitosa fue la entrada que muchos acabaron en el suelo, por lo que uno de los jóvenes se levantó firme ante la mujer.

-Mi señora, ha habido un problema en el campo de entrenamiento, necesitamos su atención- Los demás asintieron de acuerdo.

-Gustav, ahora no- Advirtió apretando los dientes.

-Pero mi señora...-

Astrid se vio orillada a ceder; después de todo, ella sería la primera comandante del ejército de Berck. Se acercó a Hiccup con una amenaza escrita en su frente.

-Tu y yo- Señalo- No hemos terminado esta conversación-Casi murmuro girando rápidamente hacia sus discípulos y soltando varias órdenes en lo que le informaban del problema.

El silencio fue reconfortante una vez que la ruidosa puerta fuera cerrada; ni siquiera Chimuelo con sus saltos en el techo podría arruinarlo, no cuando solo tenía la idea de dormir un poco en mente. Reconocía que había sido terriblemente irracional al sacarlos a todos de sus camas cuando el descanso era lo que más escaseaba en los tiempos que vivía.

Su mente no dejaba de ir tras una idea y perseguir otra sin concretar nada realmente, era agobiante y estresante, se lo reconocía a Astrid y a su madre, quienes eran las que más se preocupaban por él. Tendría todo el sentido del mundo el dejar temas poco relevantes de lado, como lo sería la búsqueda de Heather, algo que habría hecho sin dudar cuando disponía del tiempo y la libertad; pero su instinto lo conducía una y otra vez a cuestionarse aquellas variables del misterio, un presentimiento le gritaba que era más importante de lo que aparentaba ser. Además, era Hiccup, su vida estaba basada en decisiones estúpidas e imposibles, así es como había llegado hasta ahí, pero también había llevado a su padre a la tumba.

Subió las escaleras con esto en mente, ya sin apetito y distraído por el sueño y sus preocupaciones, solo disponía de un poco de sueños antes de atender su siguiente dilema.

La puerta crujió al ser empujada y levanto algo de polvo que reposaba sobre la olvidada mesa de proyectos personales. Levanto la vista tardando un poco en procesar la visión que le quito cualquier rastro de cansancio.

-Heather- Su pulso se aceleró al igual que su respiración, la impresión lo dejo con la mente en blanco.

Apoyada en uno de los postes tallados de su cama, lucía una brillante mirada verde pero conteniendo un aura de peligro.

- Tenemos que hablar-

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Hola :D

Ha sido fantástico llegar hasta aca, pero no creo seguir escribiendo, era un experimento muy interesante y gracias por las pocas personas que aun volvieron.

Se que es simple, pero no quiero alargar demasiado esta nota de autor. Asi que solo me despido hasta la siguiente vez que me den 5 minutos de locura por este fic o la ship ...

Adios :3 

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