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CAPITULO 16

-Presentando a la Reina Elsa-

La gente se inclinaba en lo que la chica buscaba disimuladamente a su hermana. No se necesitaron más de unos segundos para que algunos nobles se presentaran ocupando tiempo de la soberana; tiempo que empezaba a ponerla nerviosa al no ver rastros de la peli roja.

-Su majestad, me presento- Ahí iba otro más en la lista- Soy el príncipe Hans Westergaard de las Islas del Sur- Una reverencia y pudo notar la cabellera rojiza, luego unos ojos color verde, piel clara y pecas que le daban un aire inocente y de buen ver aunque contrastado con sus patillas, podrían aumentarle un par de años a su juvenil figura.

-Un placer- Devolvió una diplomática sonrisa a la espera del siguiente noble; sin embargo, este dio un par de pasos adelante como queriendo ponerse a su lado.

-¿Me haría el honor de hacerle compañía?-Su cortesía era impecable y hasta lo hacía ver encantador. Elsa no parecía lo suficientemente convencida.

-Aún tengo deberes con mis invitados, estoy segura que podría ser más tarde- Respondió.

Muy lejos de desanimar al Príncipe, este se incorporó con su dignidad intacta y cedió con un movimiento de mano, parecía que no se rendiría esa noche. Una que continuaría más allá de la hora acordada para sí misma, después de todo, era importante para ella y su reinado tener un buen comienzo con quienes eran sus congéneres. Pudiendo ver precariamente a sus amistades rodeando a Anna y luego desapareciendo entre la multitud y la música; conoció a los padres de Mérida pero no de Rapunzel, también pudo conocer en persona a reyes de los que solo había recibido misivas y algunos príncipes que se mostraban algo pretenciosos con las damas.

Fue en un momento de descanso que su faceta como reina cayo lo suficiente como para pensar en la invitación que había ignorado hacía varias semanas a un funeral, o algo así, toda la culpa que no sintió por el asunto de su coronación ahora la carcomía internamente.

-Majestad-

Giro la cabeza rápidamente al percatarse de alguien a su lado.

-Oh- De pronto levanto la barbilla y afilo la mirada- Príncipe...-

-Hans, solo dígame Hans-

Elsa jugaba con sus manos intentando sin ganas quitarse los guantes, lo que fuera para enfocarse en la conversación.

-¿En qué puedo ayudarle?-

-Luce cansada- Comento. Ella se vio tentada a dar una risa sarcástica.

-A sido un día largo- Bajo el tono de su voz en lo que volvía su atención a la gente bailando- ¿Qué hay de sus padres?- Observo con atención la reacción del otro desde el rabillo del ojo.

-Mi padre se encuentra ocupado con asuntos de trabajo, ha habido raros ataques a nuestros barcos mercantes- Su respuesta se sentía natural y hasta un poco ensayada, aunque no necesariamente con malas intenciones; después de todo, la realiza era hipócrita por naturaleza- Y mi madre se encuentra delicada de salud-

-¿Ataques?- Levanto una ceja con interés.

-Nuestros capitanes aseguran haber visto un dragón- Susurro las últimas palabras inclinándose hacia la rubia volviendo rápidamente a su postura inicial- Personalmente creo que estaban ebrios-

Elsa se permitió ocultar una sutil risa al pensar en la ironía, pero el mundo era grande y las Islas del sur estaban demasiado... al sur para haber visto una de esas grandes bestias. Aun recordaba aquel épico primer encuentro con lo que fue un maravilloso espécimen de Furia Nocturna.

-Lo dice como si fuera una tontería-Respondió distraídamente.

-Quizá existieron antes pero no se ha visto a ninguno en las Islas- Argumento.

-¿No cree en la magia, Hans?-Ahora tenía un poco más de su atención.

-Si no lo veo, no lo creo- Se encogió de hombros.

-¿Y qué diría si de pronto existieran los dragones, los espíritus y la gente con poderes?- Se pusieron de frente el uno al otro- ¿Tampoco crees en eso?-

El peli rojo soltó una afable risa que provoco en la Reina un sentimiento entre la ofensa y la confusión.

-Sé que existe la magia, su majestad. Pero no toda es verdadera y sé que en lejanas tierras deben vivir criaturas maravillosas pero no tanto como lo sería un animal escupe fuego- Sus palabras eran conciliadoras a un pensamiento que ella creyó cerrado al inicio.

"Si tan solo supieras" pensó. Elsa no correría riesgos con este sujeto, a pesar de ser bastante inteligente, no terminaba de gustarle, por lo que procuraría tratar directamente con su padre en el futuro.

-Es prudente de tu parte pensar así- Y fue lo único positivo con lo que pudo concluir.

-No me mire así, su alteza. Estoy seguro que no la decepcionare en otras áreas- Sonrió.

-Usted dirá-

Hans pareció pensarlo un poco seguido de ofrecer su mano.

-¿Qué tal una pieza de baile?-

La Reina alterno entre la mirada confiada del Príncipe y la pista de baile; se cuestionó muchas de las implicaciones, pasando por la gente que sacaría conclusiones, su propio deseo de confraternizar, el acto grosero que podría cometer de rechazarlo. Aun así, ella esperaba que Jack hubiera vuelto a esas alturas de la fiesta muy a pesar de la discusión que tuvieron horas antes, llevo una mano enguantada a su collar y medito en su situación.

Los músicos terminaban una canción y parecía que se habían percatado de aquella invitación, y de pronto, varios de los invitados observaban von atención sus movimientos. Se preguntaba si así sería su vida de ahora en adelante.

-De acuerdo, solo una y ya- Paso por su lado sin tocarlo hasta llegar a un lado de las parejas que se retiraban para dar espacio a la pareja.

Uno de los músicos comenzó con el violín, ligero y suave al que se unirían otros instrumentos de cuerda y el ritmo avanzara elegante y solemne, como lo sería la más joven de las reinas de Arrendell.

Nerviosa por lo que sucedía, empezó con una venia seguida de un balanceo suave en él que el colocaba una de las manos en su cintura. En un movimiento más arriesgado levantaría la mano femenina y con rapidez le deslizaría el guante que acabaría en el suelo; Elsa ya estaba sorprendida para cuando el Príncipe la tenía sostenida como el vals demandaba. Fluyeron y giraron un poco más hasta que las parejas alrededor empezaron a unírseles con el ritmo de los violines.

-¿Se encuentra bien?- Interrogo al verla distraída.

-Hans, yo no debería haber aceptado- Afirmo enfrentándolo muy cerca.

-¿La he ofendido?- La preocupación era evidente pero sospechosa.

-No, es solo... que...- Sus ojos se percataron de la cabellera pelirroja de su hermana, en los brazos de un joven que no conocía- ¿Anna?-

El vals continuaba en lo que el contacto visual entre las féminas se daba. La menor, sacada de su trance, trato de pensar en que decir sin que sonara a cuento chino.

-Hola- Sonrió y saludo con la mano.

De pronto, Hans dejo de ser importante y ahora la mente de la rubia montaba escenarios con el hombre alto, vestido con un traje algo viejo y algo rustico con el que la menuda princesa bailaba. La pregunta era obvia ¿Quién era este sujeto?

-Él es Kristoff- Resolvió en otro giro de pasos que le permitió al rubio ver con quien hablaba su pareja, cosa que lo puso nervioso rápidamente- Es de el de quien quería hablarte-

-Su majestad- Saludo el campesino.

A la Reina no le falto mucho para sumar dos más dos -¿Te veías con él en la madrugada?-

De pronto Anna se arrepintió de dar los detalles equivocados primero. Aun así, en su viveza mental, pudo articular rápidamente un ataque para aminorar su mal comportamiento.

-¿Y el quien es, Elsa?- Kristoff la levanto en el aire- ¿Dónde está Jack?-

-¿Quién es Jack?- Hans de pronto atrajo la atención de su pareja sintiendo el nerviosismo en la mano que lo sostenía del hombro.

-Es su novio- Se escuchó de Anna ya un poco lejos entre la gente.

La pareja real se quedó al medio en un silencio incómodo bailando en un paso automático en lo que la gente apenas se percataba de lo que acababa de suceder. Jack bien podría ser conocido por la servidumbre del palacio pero mantenían cierta discreción a pedido de los anteriores reyes, además, tampoco es que el joven entrara por la puerta principal anunciándose ante los guardias y la corte.

-¿De esto hablaba?- Inquirió el hombre.

-Algo así- Respondió un tanto avergonzada.

Por primera vez esa noche, el encantador rostro del Príncipe desbordaba seriedad y desconfianza, como si el teatro que iba jugando ya no fuera divertido y el desenlace ya no importaba. Y sinceramente, ya no lo hacía para la Reina, lo mejor era retirarse antes de que las cosas se salieran de control, para su suerte, la música disminuía anunciando el fin.

-Si me disculpa, creo que es momento de dar por terminada esta fiesta- Como la soberana que era, indico con un movimiento a uno de los guardias en la puerta para que empezaran a despachar a las personas.

Así no es como esperaba que se sentiría el final de la velada, con tantos problemas en la cabeza, se sentí abrumada por lo que se le estaba viniendo encima apenas a unas horas de portar la corona; después de todo, ya no era una chiquilla que podía darse el lujo de ir y venir en juegos macabros con sombras y espíritus. Ahora todo un reino dependía de ella y debía poner prioridades para que la gente no saliera perjudicada; en este punto envidaba a Anna, ya que podría darse el lujo de seguir jugando a la vida y experimentando aquellas alegrías de su edad.

El ruido de los zapatos y los instrumentos siendo guardados fueron interrumpidos por el murmullo de un movimiento de algo bastante grande en el exterior. Fue justamente Kristoff, quien al ver que su pareja corría con su hermana, aprovecho para seguir el movimiento de ramas y pisadas.

************************

Elsa llego a la biblioteca esperando que nadie pudiera encontrarla al menos durante unos minutos, con eso en mente, se quitaba la capa que dejo sobre una silla y con delicadeza, extrajo la corona poniéndola sobre una mesa junto a un sillón en el que finalmente pudo relajarse enfriando su sien con apenas un toque.

En medio de aquella oscuridad, el lejano canto se hizo presente de nuevo, dejando más molestia que intriga en la fémina. ¿Qué esperaba el universo que hiciera con eso? Parecía que el mundo se empeñaba en hacerle pisar tierra por primera vez desde que sus padres murieron.

Y de nuevo, aquellas notas que parecían gritar una canción en el aire.

Harta, se levantó de la silla y camino hacia las ventanas abriéndolas de par en par. Ahí, más alta que nunca, la única que la veía era la luna, aquella que le recordó a Jack y cuando lo necesitaba justo en aquel momento. No importaría cualquier cosa que pudiera ocurrir, lo superarían juntos; una seguridad que no sabía que daba por sentada hasta que vio el fondo café de los ojos que conocía fríos y mágicos.

Una plegaria silenciosa era dada a la luz de la luna, cuando de pronto una figura encapuchada sobre una bestia con alas, hizo retroceder a Elsa, al punto de acabar en el suelo; no tardó mucho en reaccionar y levantar sus manos lista para atacar. El batir de alas y el gruñido gutural hicieron que dedujera que se trataba de un dragón, uno cuyas alas eran extrañamente silenciosas; por otra parte, su jinete encapuchado llevaba consigo una especie de lanza en la cual se apoyó para entrar por la ventana.

La rubia aprovecho para levantarse y mantenerse en guardia, esperando al siguiente movimiento.

-¿Reina Elsa?- La voz era inesperadamente femenina, incluso para la altura que ostentaba.

-Si- Afirmo aun cautelosa. Aquella mujer se quitó la máscara dejando a la vista un rostro maduro pero suave, con el pelo un poco encanado y unos ojos que brillaban verdes en la oscuridad. Algo le decía que no era peligrosa.

-Me han hablado de ti- El acento parecía algo rustico y más amigable que al inicio.

-¿Quién?- Inquirió aun cuando ya tenía una sospecha.

La mujer sonrió y levanto expresivamente los hombros.

-Mi hijo- Empezó a caminar por la biblioteca admirando con entusiasmo las estructuras de libreros que por la oscuridad lucían más imponentes.

-Claro- Susurro para sí misma- No espere que respondieran a la invitación. Según se, Hiccup está muy ocupado con su propia coronación- La siguió a través de los libros.

-Justamente de eso vengo a hablarte- El sonido de su lanza contra el suelo marcaba el ritmo de su conversación- Mi muchacho ha estado estresado con la parte "nupcial" de la conversión-

-Algo me dijeron- Admitió.

-Me puse a investigar un poco, resulta que este consenso para volver a Berck un reino se hizo por medio de una votación entre un concejo de gobernantes que pidió una basura de requisitos que mi esposo cumplió con mucho esfuerzo durante años- Tomo uno de los tomos y lo ojeo- Resulta que tus padres, fueron el voto decisivo para eliminar dicha norma de matrimonio-

-¿Disculpe?- Ella parpadeo sorprendida.

-Lo he pensado mucho querida, ya mande las cartas para una nueva reunión entre los gobernantes-Valka cerro el libro y lo dejo en su lugar. Luego, tomo de los hombros a la rubia- En siete dias, recibiremos a muchos representantes y yo necesito que estés ahí para apoyar a nuestro pueblo-

-¿Yo?-

-Eres la líder de uno de los reinos más poderosos ahora, y amiga de mi hijo, tú puedes liberarlo de esa obligación - Dijo con firmeza.

Elsa, proceso como pudo aquella petición. Por supuesto no se negaría a ayudar a Hiccup, pero planear un viaje tan de pronto, teniendo en cuenta que apenas iniciaba con sus deberes, sin hablar de los problemas personales, sin duda sería muy complicado.

-Podría enviar a mi hermana- Ofreció.

-No, no, no- Le dio su espacio por temor a intimidarla- Si lo que mi hijo me dijo es correcto, necesitamos de ti, así nadie...-

-Podrá refutar su derecho al poder, lo entiendo- Concluyo. Sus opciones eran limitadas y quizás era un paso muy arriesgado para la dirección de su soberanía ¿Apoyar con un reino naciente? Lo haría por su amigo pero era muy pronto para ofrecer ese tipo de alianza. ¿En qué estaban pensando sus padres?

Valka vio la inseguridad en los ojos de la rubia; la tomo de la mano con algo de brusquedad, esta vez no era la mujer, sino la madre quien le pediría que ayuda para su hijo.

-Lo conozco... o bueno, conocí a Estoico. Los varones de esta familia no dejaran jamás que tomen este tipo de decisiones por ellos; hasta donde sé, Hiccup heredo la terquedad de su padre pero también su sentido del deber. No quiero que sea infeliz- Contuvo el coraje al recordar la imagen del muchacho preocupado, perdido en sus opciones- Te juraremos lealtad como pueblo, te apoyaremos cuando se necesite, ten fe en nosotros- Pidió en el tono más conciliador que le permitía su naturaleza vikinga.

Elsa se vio entre la espada y la pared, sin saber realmente que hacer. La parte adolescente e ingenua de su cabeza le gritaba que cediera a aquel compromiso, pero la verdad era que no podía simplemente escaparse sin decirle a nadie y dar la cara en una reunión donde su voz seria opacada por la falta de respeto que tomaba años construir alrededor de un joven monarca.

-Deme tiempo, por favor. Apenas hoy me coronaron y ni siquiera sé exactamente qué postura o compromiso tuvieron mis padres en todo esto- Se zafó con la intención de enviar un claro mensaje- Por Hiccup, pondré esto como prioridad a atender en los próximos días, pero no le prometo que pueda ir personalmente-

Valka se vio muy tentada a presionar más, quizás unas lágrimas ayudarían pero hasta ahí marcaba la línea su orgullo como vikinga. Lo había intentado, algo sacaría de aquello.

-Bien, esperare tu respuesta jovencita- Rodeo a la rubia dejándola más impresionada todavía por la diferencia de altura entre ambas- Estaré en el bosque junto a Brincanubes-Se asomó por la ventana donde el dragón la esperaba.

-No hace falta- Se apresuró la menor- Puede quedarse en el palacio y él puede quedarse en los jardines- Señalo a la curiosa especie que veía por primera vez.

-No te preocupes, querida. Estaré mejor en una cueva- Se puso su máscara y de un salto, monto al dragón alejándose del palacio. 


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