A lo largo de este año, me han llegado comentarios de este fic. A estas alturas, realmente se me hizo impresionante. 

Han pasado como 6 años desde que esta historia inicio en fanfiction.net. Muchas cosas pasaron por mi cabeza al ver que aun había alguien que esperaba una continuación, me saco mucho del área para la que ahora escribo y me dejo con cierta intriga, hasta ahora que el tiempo en casa... sobra. 

Tu, persona que dejo los mensajes, esto va para ti:

Respeto tu derecho como lectora a exigirme una continuación aun años después de la ultima actualización, pero reafirmo mi autoridad como ficker escribiendo como y cuando demande mi loca imaginación.

Principalmente fue la idea de comparar mi forma de escribir "antes-después" lo que me llevo a tener un arranque de tres capítulos en los que experimento como es tratar de nuevo con estos personajes.

Jajajaja He de admitirlo, releer parte de la historia para recordar, fue casi una tortura. 

En fin... aquí esta... tres años, dos secuelas cinematográficas, una montonera de novelas románticas y muchísimos fandoms después: El capitulo 15

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El mundo sigue girando, se puede pensar que todo se detiene cuando nos sucede una desgracia pero nunca es así. El tiempo, la línea que nos mide a todos no puede ser atravesada, no por todos al menos. Sandman entiende los sueños como líneas temporales internas que se retuercen y dan forma a sucesos que no existen en nuestra realidad, los manipula y muestran una parte de nosotros.

Los seres inmortales no dormían ni soñaban justamente porque su tiempo se hallaba congelado, quieto pero no inerte, evolucionaban y cambiaban pero conservando su centro de forma casi sagrada para que no se perdiera, ya que era lo que los hacia dignos, como parar en el punto más floreciente de la vida, como morir joven.

Pero, entre los mismos existía un control, un ente que aseguraba el equilibrio de las fuerzas en el mundo; la alegría y la tristeza, el asombro y el miedo, la esperanza y la desesperación. Ella, se preguntaba porque cargar la luz en tantas almas pero toda la oscuridad en una sola.

Sandman al ser el más antiguo de los guardianes, el primer elegido, era quien la había conducido a través de este mundo mental, la vio crecer y conocer la bondad y la maldad del mundo, la última de sus descendientes cuando aún estaba vivo.

Norte envió un equipo de búsqueda rápidamente a puntos de su mapa en lo que trataba de notificar a los otros guardianes sobre el peligro en el que estaban. Todo indicaba que Pitch se había aliado con ella para encontrar las muñecas que guardaban la inmortalidad y volverlos vulnerables.

Todo fue a pique cuando a una semana de la primera búsqueda, llegara Hada sosteniendo pedazos petrificados de lo que fue una preciosa figura hecha con plumas y marfil.

-¿Qué haremos ahora?- La voz afligida de la fémina era lo único que se escuchaba en el silencioso taller.

La mirada severa y pensativa de Norte era tan poco usual siendo quien era.

-Estamos en alerta roja, debemos recuperar lo que sea que había dentro de los centros- Levanto la vista hacia un par de Yetis que esperaban atentos-Avisen a los demás, y a todo espíritu que encuentren, necesitaremos ayuda-

Hada detallo en la interacción y sintió de inmediato ese cambio en su viejo amigo, lo conocía ya desde hacía mucho tiempo y por primera vez en su existencia sintió al hombre que alguna vez. Suponía que esta vez, la situación era mucho más compleja que solo vencer al miedo, por lo poco que Norte le dijo, ella era un ente primordial, muy relacionada con el hombre de la Luna y que por eso estuvo siempre del lado de la luz ¿Qué pudo cambiar?

Sea lo que fuere, debía hacer preparativos para no dejar solas a sus hadas, quien sabe lo que Pitch haría con su... inmortalidad.

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Una ligera brisa abrió la ventana helando levemente la habitación, un escalofrió recorrió a Elsa cuando al sentirlo, escucho un leve canto lejano. Miro por encima de su hombro y detecto el origen al exterior, se asomó por el balcón tratando de sentirlo de nuevo. Sin embargo, el bullicio de la gente y la música alteraban cualquier percepción.

La puerta sonó, sobresaltada, giro sobre sí misma y decidió olvidar el asunto.

-Al fin te encuentro-Una animosa voz caracterizaba a la ya muy arreglada Anna.

-Es bueno verte- Sonrió-Creí que estarías ya en la iglesia-Sugirió un regaño.

La pelirroja soltó un par de risitas y evito su mirada- Si, si... quería hablar contigo antes de todo esto- Levanto las manos y dio unos pasos dentro de la habitación, sentía la mirada de su hermana siguiéndola y después el clic de la puerta.

-¿Y bien?-

-Pues, durante la fiesta, escucha... sé que debería habértelo dicho antes pero Jack me atrapo en la madrugada y yo...-

- Detente ahí ¿Qué hacías a esa hora fuera de cama?-

-Eso es lo que quiero contarte, veras, cuando te fuiste de viaje...-La rapidez de sus palabras dificultaba el entenderla, nada raro en una nerviosa muchacha de 17 años.

-Anna, entiendo que debes en cuando te quedes hasta tarde, pero no puedes descuidarte del descanso y ponerte en riesgo, los guardias confían en que estemos en nuestras habitaciones y podrían confundirte- Intentaba sonar serena pero la ansiedad por su coronación empezaba a manifestarse.

-Estas empezando a sonar como el sujeto que se quedó a cuidarnos- Comento.

Golpes en la puerta las hicieron girar.

-Su alteza, ya es hora- La voz de un guardia sonaba ahogada tras la madera.

Elsa suspiro tratando de tranquilizarse, se notaba la insatisfacción de Anna por aquella corta conversación, además de verse interrumpida, aunque no podía quejarse, fue ella quien la busco a minutos de la ceremonia.

-Escucha, hablaremos en la fiesta, estoy segura que puede esperar- Elegantemente arreglo la falta de su vestido y camino hacia la puerta. Se detuvo para mirar por última vez sobre su hombro- Por cierto... has visto a...- Susurro.

-Él si está en la iglesia- Aseguro asintiendo.

De acuerdo, eso tendría que bastar.

La futura reina camino por el sendero de los jardines hasta llegar a la multitud que esperaba fuera de la gran estructura de madera y piedra, los guardias la presentaron como la princesa y como si fuera un sueño, abrieron el lugar para que acompañada de un coro, caminara entre las sillas donde estaban los invitados principales.

Rapunzel estaba ahí, Mérida también, su hermana y en primera fila su pareja que con una leve sonrisa le trasmitía cierto confort. Fue así que en un abrir y cerrar de ojos, la corona fue puesta sobre su cabeza y se convirtió en la Reina de Arrendell.

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Jack se apoyaba despreocupadamente en un pilar en lo que Elsa terminaba de conversar con uno de los concejales, despidiendo a uno de los últimos que había ayudado con su educación rodeados de algunas sirvientas que terminaban de llevarse algunos platos de su cena. La música sonaba de fondo en el gran salón y el solo tenía en la mente sus ganas por quedar a solas con su novia.

-...denme unos minutos-

-Si majestad- Todos procedieron a retirarse con rapidez al ver a la pareja de la rubia.

Por fin, ella bajo la cabeza estirando el cuello y masajeando sus hombros, la última reunión con el concejo había sido sin duda agotadora y esperaba que las cosas estuvieran en orden hasta ese punto.

-Te vez fantástica- Dijo mientras ponía sus manos en los hombros de la fémina y dirigía a una de las sillas del comedor.

-Es la corona, me hace más alta- Respondió con cansancio causando una rápida carcajada por parte del otro.

-Aún falta la fiesta-La tomo de la mano en lo que se sentaba a su lado- Anna no te perdonara que no la acompañes-

-Y tengo que fraternizar con los invitados- Complemento- De acuerdo, creo que podre darle una hora a todo este asunto- Su suave expresión reflejaba una comodidad de las que pocas veces había disfrutado, siendo la reina de ahora en más, estaba en todo su derecho de disfrutar de esos pocos momentos.

Él no dejaba de admirarla aun cuando esa coraza enmarcada en "realeza" estuviera puesta para representar a su país, ella era digna de esa corona y lo demostraría en muchos años de reinado, tiempo del que ansiaba formar parte.

-El sastre hizo un gran trabajo ajustando tu traje- Puntualizó distraídamente.

-Ah si- Se vio a sí mismo en un movimiento involuntario- Creo que tanto tiempo en un cajón afecto la ropa- Paso su atención al cayado dejado junto al pilar- Pero creo que ya puedo cambiarme-

La música se detuvo un instante a lo lejos, el ambiente se tornó más tranquilo y de pronto su instinto le dicto que quizás era un momento adecuado para hacer esa pregunta.

-Elsa- Sujeto con más firmeza su mano- Hay algo que quería hablar contigo- Trato de no sonar preocupado o impaciente.

-¿Si?- Un intento infructífero ya que ella percibió de inmediato ese vacío en el tono de voz.

-Yo, te amo...- No se dio cuenta cuando su garganta quedo atascada por el peso de sus secretos.

-Yo igual ¿Sucede algo?- Frunció el ceño mirando intensamente a su novio.

Jack trago saliva al notar la severidad en la expresión de la reina que amenazaba con hacerle desbordar en palabras, tenía que contenerse o acabaría soltando lo que no debía. De pronto la situación se volteaba y ya no parecía tan adecuado continuar.

-Me preocupa que...- Empezó a buscar rápidamente una hábil respuesta-... Anna nos esté buscando- Subió el volumen mientras se paraba y tomaba su cayado.

Ella lo siguió tomándolo de la manga y tratando de descifrar el tren de pensamientos de su novio.

-¿Es por la pesadilla que tuve? ¿Crees que él va de nuevo tras de mí?- Era lógico, ella imaginaba que podría haber más detrás de los "todo está bien" que repetía una y otra vez el joven.

-Es posible- Concluyo derrotado.

Ella parpadeo no tan sorprendida pero si un poco ofendida. Ya no era la chica que había sufrido por años con miedo, por todos los cielos, ahora era la reina y no era justo que la tratara de esa forma.

-Creí que evitaríamos este tipo de secretos, fue lo que nos causó problemas en primer lugar- Se cruzó de brazos lista para discutir.

-Lo sé, lo se... pero Norte me dijo que no era seguro decírtelo por ahora- Alego algo desesperado.

-Pero yo soy tu novia y tú me conoces más de lo que hace cualquiera de tus amigos- Espeto.

Claro que tenía un buen punto.

-Lo entiendo pero...-

-Creí que habíamos avanzado en nuestra relación, Jackson- Dio un paso al frente- ¿Qué no confías en mí?-

-Lo hago, solo quería protegerte- Alzo la voz.

-Pues no lo demuestras ocultando esas preocupación, soy muy capaz de...- Se interrumpió cuando un canto lejano hizo eco en el salón. Se sentía molesta y algo confundida por el corte tan abrupto a sus pensamientos, aunque lo agradecía, el crujir de la pequeña área de hielo a su alrededor era prueba de eso. Aún tenía problemas para que su poder no se manifestara cuando se dejaba ser tan pasional, definitivamente él tenía una habilidad única para sacarla de sus casillas ya sea de buena o mala manera.

Decidió respirar y guardar la compostura, no sería nada útil que se pusiera pasional en un momento como este.

-Hablaremos de esto más tarde- Observando directamente al rostro contrario, no pudo evitar notar la creciente exponencial de sentimientos negativos que podría estar rondando la cabeza de su novio; aun así, eso no fue lo más llamativo, ya que al detallar en su mirada, noto lo que primero creyó un reflejo mal percibido. Aun cuando no pudiera ser, decidió acercarse tomándolo de la mejilla para mantenerlo quieto.

-Estas asustándome- Menciono.

-Tus ojos-Respiro agitadamente tratando de no llevar su imaginación a lugares oscuros- Son cafés-

Sintiéndose autoconsciente de su parpadeo, el joven no tardo en acercarse a una de las ventanas y escarcharla para tratar de percibir su reflejo, aunque fue más útil que ella lo congelara con hielo pulido. Era verdad, de pronto la persona en el reflejo no daba la sensación de ser el mismo y no solo por los ojos, sus facciones parecían haber madurado además de estar seguro que si era más alto.

-¿Hay algo más que no me estés diciendo?-Exigió abruptamente.

-Yo tampoco sé que está pasando, Elsa- Alcanzo a enfocar por detrás del hielo la imagen de la luna, radiante y soberana de la noche, pero una autentica decepción a la hora de dar respuestas-Tienes razón, lo hablaremos después- No hizo caso cuando la fémina trato de evitar que saliera del comedor y se perdiera con rapidez entre los pasillos del castillo.