Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Oportunidad

La garganta seca me despierta, puedo sentir como el aire me fuera rasgando por cada milímetro que recorre por mi interior. Abro la boca ante el dolor, pero la sensación es peor al dejar entrar más, así que me levanto de golpe, miro a mi alrededor y noto a mi hermano durmiendo al lado, su rostro muestra cansancio y dolor, los moretones están en su color más vivo. 

Lo dejo tranquilo y me levanto apresurada, escucho zumbidos en las orejas, lo que me hace desorientarme, pero rápido visualizo la puerta del baño. Giro la perilla y entro, abro la llave y tomo un trago, poco a poco va refrescando mi garganta, aunque es un poco doloroso siento bienestar al sentir que el aire ya no me quiere hacer llorar. 

Me sostengo del lavamanos y alzo el rostro ante el espejo, más mi imagen no es visible por el vapor condensado en el objeto. Me esfuerzo para limpiar una parte con mi mano, la sensación del frío me relaja y ahora sí ... la chica que se refleja tiene unos ojos muertos, no hay vida, no tiene esperanzas, sus sueños mueren cada minuto más en que se siente atrapada en este lugar que a primera vista pareciera ser el premio gordo de las oportunidades, mas las ojeras moradas, negras y verdes que decoran su rostro revelan como se siente al estar aquí: harta de ser contantemente golpeada por los recuerdos y por tener que cicatrizar nuevas marcas. 

Y no soy solo yo quien sufre, Alán también se desmorona, ha tenido que enfrentar bromas y golpes, tratando de mostrar fortaleza por fuera, pero por dentro sigue siendo un niño, uno que se obliga a ser fuerte.

Los zumbidos en mis orejas empiezan a disminuir y con ello otros sonidos me rodean. Giro al origen, veo a través del cancel de cristal a un chico sosteniéndose de la pared con los ojos cerrados mientras el agua cae por su cuerpo, el vapor escapa por una ventana, puedo distinguir como tiene la espalda roja por la temperatura del agua, la herida del balazo se ve fresca, pero mantiene el rostro sin expresión. 

—¡Zoé! —mi hermano gritando. 

Yo seguía con la vista en Alejandro quien al escuchar a mi hermano abrió los ojos, giro el rostro y me miró, sus ojos azules no se ven bien, parecen algo decaídos, no tienen esa apariencia de poder que antes. 

—Salgamos de aquí —mi hermano me toma de la muñeca y lo sigo. 

Salimos rápido del baño y Alán intenta abrir la puerta principal. Pero no funciona, yo volteo al escuchar la puerta del baño abrirse. Alejandro sale cubriéndose con una toalla alrededor. 

—No pueden salir sin mi permiso —dice con la voz ronca. 

—¿Crees que después de lo que nos enteramos ayer puedes tener algún control sobre nosotros? —Alán patea la puerta y regresa a enfrentarlo—. Si teníamos hacia ti un poco de agradecimiento hacia ti, ten por seguro que desapareció —su voz está rasposa, se está forzando. 

—Firmaron un contrato —dice serio mientras me mira. 

—Tú también, ¡y no cumpliste con la protección que acordabas tú y tu amiga! —le golpea en el pecho—. Eres igual a ellos, un abusador de privilegios que cree que puede obtener todo sin consecuencias —empieza a toser.  

Miro que en la mesita junto a la cama hay una jarra de agua, así que me apresuro y le sirvo un vaso. Alán toma un sorbo y cierra los ojos mientras el líquido recorre su seca garganta. 

—No soy como ellos —la voz de Alejandro parece querer quebrarse. 

—Tienes una oportunidad para explicar todo —mi hermano lo mira con odio—. No omitas ningún detalle. 

—Lo haré —levanta el rostro mirando el techo y deja salir un suspiro—. Tomen asiento, primero me vestiré —señala la cama, toma una muda de ropa y vuelve al baño.

—Zoé —se sienta a mi lado—, si dice la verdad prométeme que no le guardaremos rencor —toma mi mano y me mira pero si no, entonces haremos lo imposible por alejarnos de él —su mirada parece no estar aquí, como si por su mente estuviera viendo más. 

—¿Cómo podrás saber que no miente? 

—Sólo confía en mí —me palmea mi mano y se sienta con la vista en la ventana. 

No entiendo porque Alán quiere darle esta oportunidad, es obvio que sí es el culpable, las imágenes hablan por si solas y en especial el video. Cierro los puños ante la rabia de saber que mi hermano fue devuelto por los planes de Alejandro, recordar su carita llena de lágrimas me enfurece, sólo era un pequeño con el sueño de tener una familia, una que fue rota por Alejandro. Para mí no hay duda,  Alejandro es sólo un chico mimado que arruinó a nuestra familia ... eso no es algo que pueda perdonar. 

—Bien —arrastra una silla y se sienta ante nosotros—. ¿Por dónde quieres empezar? —mira a mi hermano con cierta molestia. 

—¿Nos conociste antes de seleccionarnos?

—No — dice tras unos segundos de silencio.

—Entonces, ¿por qué nosotros? 

—No sabía que no eran huérfanos, no me explicaron que implicaba mi decisión —baja la mirada.

Parece que le pesa tener que hablar de esto, no sé si se arrepiente de verdad y aunque lo hiciera no es fácil de procesar. Es verdad que sólo era un niño, pero no era tan pequeño como para que se le justifique.

—El día del robo y la muerte de nuestros padres ... ¿dónde estabas? —Alán cruza los brazos sobre el pecho. 

—En casa, con mi padre, estábamos por ... 

—¿Y tu amiga? —pregunta rápido, interrumpe sus palabras.

—En la escuela —traga saliva—. De verdad lo siento —lo dice en voz baja como un lamento.  

—Levanta la mirada —Alán, dice serio—. ¿Estás diciendo la verdad?

—Lo hago —le sostiene la mirada.

—Zoé, hazle la misma pregunta —sonríe de forma burlona. 

—Alejandro  —me mira, sus ojos azules parecen pedirme compasión—, ¿nos estás mintiendo?

—Zoé, lo siento, pero después de enterarme envié dinero para que los alimentaran y les dieran algunas comodidades. 

—Eso no responde lo que te pregunté —le digo con dureza y sus ojos tiemblan. 

—No miento —vuelve a desviar la mirada. 

—Ultima oportunidad —resuena la voz dura de Alán—. ¿De verdad no sabías que no éramos huérfanos? —le habla más severo. 

—No lo sabía —vuelve a decir, levanta el rostro y sostiene la mirada. 

El silencio en la habitación es incómodo. Alejandro parece nervioso, mi hermano lo nota, su sonrisa me lo confirma

—Sabes algo Alejandro, mi hermana ha borrado algunas cosas de su memoria, en especial de la infancia, ya sabes, para disminuir el dolor —se levanta y le presiona el hombro— pero yo si te recuerdo —la cara de Alejandro se vuelve pálida—. Estuviste en nuestra casa por unos días cuando eras niño, también te pasabas por la escuela de vez en cuando y nos veías de lejos —Alejandro no dice nada.

Mi hermano habla seguro, pero yo no recuerdo conocer a Alejandro de niño, trato de pensar y esforzarme pero no, de ser así seguro algo hubiera mantenido de él en mi mente, en especial esos ojos tan aterradores. Tal vez Alán solo miente para ver que puede lograr que diga, no le veo sentido a que invente esta historia. Quiero salir de aquí. 

—Sí sabías que nuestros padres vivían, hasta comiste con ellos y mi padre te trató con amabilidad —la furia de Alán se manifiesta en su agarre—. Así que mientes —lo suelta y camina detrás de él—. Sí nos conocías, estuviste vigilándonos desde la distancia. 

Alejandro mantiene los puños cerrados y la mandíbula tensa.  Su mirada está fija en la pared, pareciera que no respira correctamente. 

—No sé si estuviste en el momento que ocurrió el accidente, pero tu amiga sí —Alejandro se sorprende—. Ese día mientras estaba esperando en el auto a que mis padres volvieran, después de que mi hermana bajó tras el sonido de unos balazos —se queda mirando la ventana—, una niña abrió la puerta y dejó una carta a mi lado, luego desapareció entre la neblina —se queda serio—. Guardé esa carta por años y cuando aprendí a leer supe que decía: "Nos veremos en unos años", debajo sus iniciales, más una firma —voltea a mirarlo—. Segunda mentira Alejandro —tira un florero que estaba en una mesa. 

—Lo siento, nunca imaginé que las cosas fueran a ocurrir de esa forma, solo quiero recompensarlos. 

—Alejandro, si hubieras sido honesto desde el principio te hubiera dado la oportunidad de aliviar tu conciencia —se sienta a mi lado—. Sé que te duele, es notorio, pero debes hacerle frente a tus decisiones —lo sujeta del mentón—, vivirás con eso toda tu vida y a nosotros no nos encontrarás —lo suelta—. Por la memoria de mis padres, te prometo que esta es la última vez que nos verás —se levanta y mira la puerta—. Conserva el rostro de mi hermana en tu memoria, espero te torturé que por tu causa ha sufrido. 

La puerta se abre y entra el director. Su porte elegante lo mantiene, pero sus ojos miran de forma extraña a Alejandro. 

—Alejandro, es indiscutible tu incapacidad de brindar protección a estos chicos —le da unos papeles y una pluma—. A partir de ahora dejará de estar el joven Alán a sus servicios, firma —el hombre me ve y me da unos papeles. 

Alejandro firma con el rostro en blanco y devuelve los papeles, después se cubre el rostro con las manos y se masajea las sienes. 

—Ambos podrán seguir estudiando aquí, en cuento llegué alguien a quien le puedan servir se los informaremos. Hasta entonces concéntrense en asistir a clases y hacer sus tareas —nos dice y nos indica que salgamos. 

Tras de nosotros cierra la puerta. 

—Quiero decirle algo —me detengo y vuelvo al cuarto. 

Alejandro está acostado boca abajo en la cama, me acerco y veo que su suéter se ha manchado por la herida abierta de su espalda. Me da un poco de pena pero a la vez me recorre una satisfacción al verlo mal. 

—De verdad destruiste mi vida, mis padres eran tan amorosos, no se metían con nadie como para lo que vivieron. La verdad no te recuerdo y me alegra eso, no eres una persona que quisiera tener en mi mente —escucho que deja salir un suspiro—. Te odio, la vida que tuvimos no fue linda, ni adecuada, los adultos eran groseros y otros niños nos molestaban —las lágrimas empiezan a nublar mi vista—. Ni sé porque te digo esto, no creo que seas un humano, eres un monstruo. 

Salgo corriendo de ahí y mi hermano me abraza. Es bueno conocer la verdad, que no fueron las circunstancias del clima ni el haber querido jugar más, todo lo que pasó fue porque unos monstruos ya nos tenían en la mira. 

—Hay que encontrar la forma de escapar de aquí —me susurra mi hermano. 

—Tengo una idea de a quien recurrir —le digo al pensar en una persona que no dudará en ayudarnos. Sólo debo encontrar la forma de llegar a ella. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro