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Un club de nuevo.

Había hablado días antes con Jarin. Su semana de evaluaciones se acercaba, y Jimin no dejaba de preguntar qué tal iban las cosas de la universidad, diciéndole o mejor dicho, recalcándole que al menos esa semana debía estar al cien por ciento en sus estudios, y no en otras cosas.

Se acercaba el fin de semana, cuando su hija iba a visitarlo a casa. Sin embargo, a media noche recibió un mensaje de ella.

Jarin:
No voy a ir a casa este viernes, papá. Me quedaré en casa de unas amigas que viven cerca de ti para poder terminar un proyecto y llegar a casa el sábado temprano.
Te amo 💕

Jimin:
Está bien, amor. No te preocupes, primero están tus cosas de la universidad.
Te veo el sábado.
Te amo ❤️

Estaba orgulloso de ella. ¿Qué más podía pedir cuando era así de responsable?

Sonrió y salió del chat, para entrar a uno nuevo. Al de Jungkook.

Sabía que tampoco Jongsuk iría a la casa de Jeon ese fin. Todo por los exámenes.

Jimin:
Amor, ¿qué tal si salimos mañana por la noche?

Kook:
¿Mañana?
¿Jarin no irá a visitarte?

Jimin:
Vendrá hasta el sábado 🙁
Tiene que terminar un proyecto y se quedará con sus amigas que viven cerca. Ella sabe lo que hace con sus asuntos de tiempo y escuela.
Entonces tenemos un viernes libre...

Kook:
¿Qué tal si vamos a ese club que tenemos a 15 minutos de tu casa?
Me dijiste que te llamaba la atención.

Jimin:
¿Pasas por mi a las 9?

Kook:
Si, amor ❤️
Te veo mañana, te amo.

Jimin:
Te amo más ❤️

✧✦✧

Jimin disfrutaba bailar en medio de la pista, con las manos de Jungkook sobre sus caderas, en un agarre firme, pero que le permitía moverse como quisiera. El cuerpo de Jungkook, pegado a su espalda, permitiéndole sentir en cada movimiento la cercanía de él, y el pequeño roce que algunas veces su nariz tenía en su nuca. Haciendo que su piel se erizará por completo.

Las luces llenaban el lugar. La música no paraba de sonar, y el sonido de la gente bastaba para darles un poco de libertad, y sentirse de nuevo como esos adolescentes que fueron hace unos años.

—¿Por qué no hacemos esto más seguido? —preguntó Jungkook en voz alta, tratando de hacerse escuchar por encima de la música.

Jimin siguió moviéndose, colocando sus manos sobre sus caderas, encima de las de Jeon.

—¿Cada viernes por la noche? —el otro asintió—. ¿Y nuestros hijos?

—Ya están mayorcitos para cuidarse solos.

Jimin soltó una risa.

—Cuando vengan a casa los fines de semana, ¿qué?

Jungkook rodó los ojos. Jimin siempre fue el inteligente de la relación, quien planeaba sus escapadas a escondidas de sus padres. ¿Cómo se había olvidado de todo eso?

—No es como si los fuéramos a dejar solos, amor. Saldremos tarde, como a las once de la noche. A esa hora cada quien está por su lado, ya.

Jimin estaba de acuerdo, por lo que giró sobre su eje, hasta tener su cara de frente. Sonrió de lado al ver a su novio con sus ojos muy puestos sobre él, sus pupilas ligeramente dilatadas, ojos llenos de brillo, y el azul de éstos más vivo.

Enrolló sus manos sobre la nuca de Jeon, acercando su cara, hasta tocar la punta de su nariz. Jungkook posó sus manos en la cintura baja de Jimin, atrayéndolo a él con un gesto delicado. Un movimiento que bastó para que unieran sus labios en un beso lento, donde sus lenguas no tardaron mucho en abrirse paso dentro de sus bocas hasta encontrarse y dejarse envolver entre ellas.

El estómago de Park pareció tener esas mariposas. El corazón de Jungkook palpitó con fuerza. Sintiéndose los más felices al lado del otro.

Al separase por falta de aire, fue inevitable no dejar un pequeño beso en la nariz de Jungkook. Haciéndolo sonreír y achicar sus ojos. Jimin estaba por dejar un beso en su mandíbula, y hacerle saber que estaba listo para dejar el club e irse a su casa, y terminar lo que estaban comenzando, sin embargo, notó cómo el ceño de Jungkook se frunció automáticamente, y sus ojos estaban puestos en un punto fijo, detrás suyo.

—¿Qué ves? —preguntó dándose la vuelta.

—Ese engendro... —habló Jeon entre dientes.

—Esa niña irresponsable —Park también habló en el mismo tono que su novio cuando vio lo mismo que Jungkook.

La cara de los mayores dejó de tener diversión cuando vieron a sus hijos en ese mismo club, bailando y tomando, sin notar su presencia.

Jungkook no dejaba de mirar mal a Jongsuk. Sus mejillas ahuecadas, ceño fruncido y rostro serio era lo que tenía sobre él y aún así no lo notaba.

Jimin con sus labios torcidos, y sus ojos entrecerrados. Bien, él no era el único que mentía en la familia.

La pareja los seguía con la mirada, a donde se movieran bailando al ritmo de la música y cantando. Jimin veía los movimientos que su hija hacía al bailar con su novio, y Jungkook podía sentir sus mejillas arder al ver que su hijo seguía los pasos de la menor.

Y no es que les molestara que sus hijos se divirtieran, sino que les mintieran de hacer algo sobre la escuela. Y bueno, tampoco era de su agrado saber el nivel de confianza que tenían para moverse como lo hacían.

—¿Deberíamos ir con ellos? —preguntó Jungkook en voz alta para ser escuchado a pesar de la música.

Jimin negó. No se iba a arruinar la noche, su hija sabía lo que hacía y si reprobaba, era culpa suya.

Optó por llevar sus manos a los hombros de Jungkook, y dejarse mover al ritmo de la música. Su cuerpo se balanceaba, su cabeza se movía de lado a lado y sus caderas poco a poco fueron tomadas por las manos de su novio que siguió su ritmo. Tal vez podían quedarse un poco más.

Más se movía, más llamaban la atención de los presentes, por la forma en que sin pensar que llamaban la atención de la pista. Tanto así, que Jarin y Jongsuk no tardaron mucho en quedarse boquiabiertos al ver que sus padres se encontraban en el mismo lugar que ellos; y en segundo lugar, tenían todos los ojos puestos encima.

Jarin no reconocería a su papá si no fuera porque lleva toda su vida viviendo con él y aprendiéndose de memoria la figura de su mayor, sin embargo, esa forma de bailar y desenvolverse no la reconocía. Tampoco esa sonrisa que salía de sus labios entre cada movimiento y mirada hacia Jungkook.

Jongsuk notaba a su papá con los ojos puestos en Jimin, la devoción era inexplicable. ¿Cómo es que su papá nunca le mencionó ser ese tipo de pareja?

Sin duda, sus hijos estaban conociendo otra parte de sus padres, y eso... era interesante por ver.

—Se ven muy lindos juntos —murmuró Jarin. Cada vez aceptando más la relación de sus padres.

Jongsuk asintió, tomando a su novia de la cintura y alejándola de la pista.

—Vámonos.

—¿Por qué?

Jongsuk mordió sus labios, y antes de contestar, la ayudó, guiándola por la cintura hasta la salida del club. Jarin seguía confundida. Pensaba que la pasaban bien allí dentro.

Se deshizo del agarre de su novio, una forma brusca que lo sorprendió al verla con el ceño fruncido y cruzada de brazos.

—Ellos nos vieron —dijo él.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó la rizada.

Jongsuk agachó la cabeza y rascó su nuca. Apenado por haberla sacado, pero en realidad, a pesar de la edad que tuviera, seguía temiéndole a su papá y sus enojos por algo que él haya hecho mal.

—Papá me vio. Y fue esa mirada en la que ahueca sus mejillas y marca sus pómulos —apretó sus mejillas con sus manos—. Sus cejas están abajo y sus ojos fijos —imitó la cara de Jungkook—. Créeme, papá no estaba feliz y el tuyo fue el que lo tranquilizó.

Jarin sonrió y arrugó su nariz. Satisfecha. Creyendo que tenía al mejor padre que le pasaba sus aventuras adolescentes.

—Mi papá es el mejor —habló segura de lo que había dicho.

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