Pan francés, lo tengo.
A pesar de tardar en conciliar el sueño por su comentario, Jimin despertó a las nueve de la mañana, gracias a la luz que llenaba la habitación.
Despertó parpadeando sus ojos con fuerza, haciendo esfuerzo por abrirlos. Fue entonces cuando sintió entre sus brazos algo, lo cual lo hizo abrirlos de golpe, de par en par. Notando el cuerpo de Jungkook entre sus brazos. Boca arriba, con un brazo por debajo de su cabeza, Jimin con su cuerpo de lado, encarándolo.
Tragó con fuerza y se maldijo internamente. Él no era alguien que se moviera de su lugar al dormir, y al parecer, su cuerpo lo traicionó esa noche, o madrugada al abrazar a Jeon.
Quitó sus manos con cuidado de no despertarlo.
—Pensé que no íbamos a sobrepasar tu pequeño fuerte de almohadas en el que estás acostado —murmuró Jungkook en voz baja con voz ronca.
Él ya estaba despierto desde antes que Jimin lo estuviera. Su pecho dio golpeteos cuando sintió los brazos cálidos del rizado sobre su torso. Moría por volverlo a ver en las mañanas, recién despierto. Con sus ojos cerrados, emanando calma. Sus labios ligeramente fruncidos en un puchero, y su ceño poco fruncido. Su pecho subiendo y bajando con calma, y ese ligero sonido de sus suspiros. Sus rizos revueltos cayendo por su frente.
Quería despertarlo con caricias en sus "rulitos" y besar su frente, sin embargo, era algo que no podía hacer. Tan sólo se mantuvo en la misma posición que en la que despertó, cerrando sus ojos al intentar conciliar el sueño hasta que Jimin lo echara de la cama. Estaba dispuesto a correr el riesgo, si de verlo unos minutos más así, se trataba.
—Y-Yo no lo h-hice a propósito, Jungkook —su ronca voz temblaba mientras se alejaba con cuidado—. F-Fue por el sueño y no sé, tal vez al sentir una cama que no es la mía. Y-Yo no me muevo de mi lugar, p-pero esta vez...
El respingo de Jimin fue lo que acompañó su caída de la cama, interrumpiendo también su intento de disculpa.
Jungkook gateó encima de la cama hasta llegar a la orilla de Jimin, donde cayó de espaldas al tratar de alejarse más de su lado.
Park no hizo ningún intento de levantarse. Ya tenía mucho con la vergüenza de ser el primero en rebasar el propio límite que interpuso esa noche.
—¿Estás bien? —su tono preocupado de Jungkook lo hizo levantar su cabeza.
—S-Si. No pasó nada, una caída y ya está —se sentó en el piso, recogiendo sus piernas.
Necesitaba cambiarse, tomar un desayuno y beber algo para ayudarlo. Tal vez unos shots de tequila no le irían mal.
Jungkook apretó sus labios. Estiró su mano fuera de la cama para ayudarlo a ponerse de pie, Jimin la aceptó, terminando por subirse a la cama. Park cruzó sus piernas y agachó su cabeza.
Había sido malo la noche anterior, comportándose tan caprichoso con la habitación, casi culpándolo a él. Era culpa del viaje, nunca fue fanático de viajar en avión y la despedida con Taeyong no lo puso de buen humor, pues el pelinegro no paraba de besarlo y abrazarlo, mencionando cuánto lo echaría de menos.
—¿Quieres ser el primero en entrar al baño para cambiarte? Yo pediré el desayuno en la habitación y después saldré a caminar. Puedo pedirte algo también —Jungkook caminó fuera de la cama. Ese día haría una excepción a su plan de molestarlo, pues el rizado ya se veía bastante nervioso por la forma en que despertaron esa mañana.
—S-Si gracias —tomó su ropa entre sus manos—. Pan...
—Francés con fresas y yogurt natural. Lo tengo —completó su oración, guiñándole un ojo.
Jimin sonrió, desviando su vista cuando sus labios temblaban. Al igual que él lo hacía con Jungkook, aún recordaba sus gustos respecto a la comida.
Las mariposas en su estómago empezaron a revolotear, al igual que un sentimiento de culpa se instaló en su pecho.
Terminó encerrándose en el baño a paso veloz, dando un pequeño portazo. Jungkook rió a lo bajo, tomando el teléfono para llamar al servicio a cuarto.
Jimin pasó la tarde entera en la playa. Recostado en una toalla sobre la arena, bebiendo pequeños shots de tequila.
Pensaba en esa mañana, en la forma que descansó esa noche. Porque, aunque le fuera algo sin importancia, o mejor dicho, algo a lo que no quisiera tomarle importancia... esa noche fue la que descansó como no lo había hecho en muchos meses.
Tranquilo, sin sentir el pesar de la mañana, como otras días. Claro que su tranquilidad se derrumbó al encontrar la forma en que lo hizo. Aunque, se sintió bien cuando notó que Jungkook no lo rechazó. Que él siguió en la misma posición hasta que él mismo se alejó.
Negó estirando sus brazos al pensar en porque Jungkook seguía siendo tan bueno con él, a pesar de todo lo que han pasado. Pensando en el porqué de su actitud y su enfoque en ponerlo nervioso con sus actitudes coquetas que lo hacían sentir como al inicio de su relación, cuando trató de conquistarlo por primera vez. Con sus juegos que lo ponían igual de nervioso al punto de sonrojarse y reír.
Sonrió recordando sus viejos tiempos de universidad, una sonrisa que se mezcló con sus ojos picando por unas lágrimas que amenazaban salir.
Jungkook seguía queriéndolo, eso estaba muy en claro con todo lo que hacía por él, por la forma en que se dirigía y lo trataba. En cómo lo miraba cuando sus hijos no estaban presentes.
Su escena de celos en el restaurante con Taeyong lo dejaron en claro esa vez. Las miradas que le daba a su novio eran otras señales.
Y él...
Su culpa al sentir que algo hacía mal al estar con Taeyong frente Jungkook era lo que le dejaba en claro lo suyo.
Antes, en el auto cuando lo encerró, había prometido tratarlo más, y aunque así lo hacía, no era el más amable con él. Su actitud cambió, claro, pero no dejó de ser cortante.
Jungkook no merecía eso de su parte, a Jimin le dolía ser así con él aunque no fuera evidente por sus acciones contrarias. Era algo involuntario suyo. Una técnica de su mente para evitar muchas cosas, como salir lastimado de nuevo.
Jimin moría por volver a reír a su lado, compartir momentos, tenerlo entre sus brazos.
Comprendía que no podía hacerlo todo, por respeto a Taeyong y su relación en la que se esforzaba por mantener, sin embargo, podía mejorar su relación con Jungkook al punto de ya no asustarse por sentirse bien a su lado.
Porque toda su mala actitud era el reflejo de su miedo por sentirse cómodo con él.
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