Intuición.
—Mi amor... —Jimin acarició su mejilla.
—Te dije que podías confiar en mí —habló ella entre sollozos—. ¿Por qué no me lo dijiste antes?
Jimin torció sus labios, sintiendo el picar de sus ojos.
—Yo pensé que te enojarías porque es una situación complicada en la que estás con tu relación. Mi novio es el papá del tuyo. No es muy bien visto.
Jungkook quería ayudar, pero sabía que por más que quisiera, él no podía meterse en los asuntos familiares de otras personas. Pues el ser novio del padre de Jarin, no le daba el derecho de opinar sobre ella, o ellos como familia.
Jongsuk no despegaba la mirada de su papá, cosa que lo descolocaba y hacía sentir nervioso. Jamás lo vio con esa profundidad en los ojos.
—Sí, es raro pero... —Jarin sacudió su cabeza—. Ni siquiera sé qué pensar. Me ocultaste cosas, traicionaste nuestra confianza, me mentiste sobre el señor Jeon y sobre todo lo que pasó con Taeyong. Te estuviste viendo a escondidas con él —señaló a Jungkook—. Y yo quería conocerlo y escuchar de quien hablaba tan lindo mi papá y tú sólo lo ignorabas o posponías a otros días. Y ahora tengo que asimilar que mi papá está con el papá de mi novio, y que somos una especie de familia extraña, porque Jongsuk es como mi hermanastro y...
—Si nos casáramos, sería eso. Cosa que aún no pasa —Jungkook sintió la necesidad de aclarar ese punto.
—Shh —Jimin le llamó la atención.
—Así no lo ven todos, señor Jeon —de repente se sintió el enfado en ese tono de voz que usó con el mayor—. Creo que mejor me voy, necesito espacio —salió de la mesa.
—Llegarás a cenar, ¿amor? —preguntó Jimin, limpiando su mejilla con el dorso de su mano. Esperanzado de que su hija cambiara de opinión en unas horas y todo volviera a la normalidad.
—Me voy a la residencia, papá. Quiero estar sola ahora.
Sin decir más, salió de la estancia. Dejando a Jimin una vez más, sin palabras y con los ojos acuosos. Jungkook, antes de reconfortarlo, dio una mirada al menor que seguía en la mesa. Sus piernas juntas, manos entrelazadas sobre la mesa y sus ojos puestos en la pareja.
—Jongsuk, es tu momento para decirme algo. Lo que sea.
—Creo que yo también necesito tiempo. Me iré con Jarin.
Salió de la estancia. El sonido de aquella habitación fue llenado por los sollozos de Jimin, sintiéndose el peor padre. Cumpliendo su mayor miedo, el cual era que su hija se enojara con él.
Ahora la tenía con la decisión de volver a su residencia, olvidando su noche de películas, y su gran insistencia en quedarse más días en casa de su padre.
Jungkook acariciaba su espalda, haciendo movimientos circulares sobre esta. Dejando besos en su sien y susurrando un «Todo estará bien.»
A él también le afectaba la indiferencia de Jongsuk, pero no tanto como puede imaginar lo que siente Jimin en el momento, debido a su tipo de relación con su hija, pues la de Jungkook con Jongsuk era un poco alejada; referente a temas como relaciones. Aunque temía que esa vez le importara más el tema de el «¿Qué dirán?» del exterior.
—Me siento mal por ella, Jungkook —sollozaba pegado a su pecho, mojando su playera, mientras cerraba sus manos a los hombros del castaño.
—Lo sé, amor. Lo sé —susurró—. Dale tiempo, una noticia así no es tan fácil de digerir. Sabíamos a lo que nos podíamos enfrentar con ellos, ya está —torció sus labios—. Al menos fue mejor de lo que pensaba.
—¿Pudo haber estado peor?
—Imaginaba que Jongsuk o Jarin nos dirían algo como «Deben terminar su relación, ustedes no pueden estar juntos.»
Jimin rió cuando trató de imitar el tono de voz de su hija.
—Aunque hubiera dicho eso, creo que no hubiera terminado contigo. Encontraría la forma de convencerla.
—¿Crees?
Jimin asintió con la cabeza, besando su nariz.
—Tarde o temprano va a aceptarlo. Aunque me va a doler mucho la espera —limpió su nariz—. Ella no es una mala niña —el amor por su hija se notaba en su tono de voz.
Esa tarde de fin de semana, tanto Jimin como Jungkook la pasaron sin sus hijos, pues ellos se fueron a los veinte minutos después de darles la noticia.
Jimin se quedó en casa de Jungkook, a insistencia del castaño, pues lo conocía. Sabía que si lo dejaba irse solo a su casa, el rizado no dejaría de pensar en su hija, haciéndose sentir peor de lo que ya estaba.
Pero... ¿cómo habría una solución para esa extraña situación que vivían cuando ambas parejas se amaban?
✧✦✧
Jungkook revisaba su celular, mientras Jimin tomaba un baño para relajarse. Revisando sus redes sociales, el mensaje de Jongsuk llegó a él.
Jongsuk:
Papá, solo quiero que sepas, que yo no estoy enojado contigo por tu relación.
Pero tampoco podía dejar que Jarin se fuera sola en ese estado, y creo que también me serviría un poco de espacio para asimilarlo al 100%.
Y dile al señor Park que estaré cuidando y apoyando a Jarin en estos días, y no tiene nada de qué preocuparse. Ella solo está sentida porque no le dijo nada, pero no por lo que tienen.
Te amo y te veo luego <3 cuídense.
Jimin salió unos minutos después. Su bata puesta y secaba su cabello mientras se sentaba en la cama. Jungkook se acercó a él, gateando por la cama. Besó su mejilla y puso su celular frente al rizado, dejándole leer esos mensajes.
—¿Ves? Jarin sólo está sorprendida, no te odia.
Jimin giró sobre su hombro. Mostró su labio inferior y negó.
—Me dejó en claro que la relación que teníamos la hacía sentir incómoda porque sería como tener a su hermanastro de novio. A ella no le gusta esto —apoyó ambas palmas en sus piernas.
—Dales tiempo, puede haber hablado por el enojo.
Jimin le dedicó una mirada. Ninguno habló por más de cinco minutos, sin embargo, el menor se soltó a llorar. Jungkook lo abrazó por la espalda, acariciando sus brazos y susurrando palabras alentadoras a su oído.
—Sólo quiero que me perdone por todo —musitó.
Jungkook siseó, sintiendo su corazón partiéndose, pues aunque supiera que todo estaba bien y no hacían nada mal, tenía un cargo de culpa instalado en su mente.
✧✦✧
Había llegado el fin de semana después de aquella discusión y confesión. Una semana en la aunque tanto Jungkook como Jimin no se dejaban solos, fuese en la casa de quien sea, estaban juntos.
Jimin se decaía de vez en cuando, más cuando Jarin ignoraba sus mensajes. La única forma en que podía saber de ella, era por medio de Jongsuk.
Algo que lo hizo entristecer aún más, fue cuando ese viernes en casa de Jungkook, sólo apareció Jongsuk en la puerta de la casa.
—Ella no quiso venir, lo intenté —fue lo que dijo.
Jungkook abrazó a Jimin, dándole más apoyo. También recibió un abrazo de Jongsuk, que trataba de tranquilizarlo con lo poco que sabía que pasaba por la cabeza de Jarin, pues tampoco ella había hablado con su novio sobre ello, estaba encerrada en su mundo y sus nubes de indiferencia, y coraje.
—Yo... quiero hablar con ustedes sobre su relación.
De repente, ambos mayores se sintieron en un cambio de papeles. A punto de ser interrogados por el hijo de Jungkook, sobre ellos y su tipo de relación.
¿Acaso quería saber si Jimin era digno para su padre?
—Bien, en la sala. Vamos a sentarnos todos —inquirió Jungkook.
Todos caminaron hacia allí. Jungkook y Jimin sentados al lado del otro en un sofá grande, mientras que Jongsuk estaba en uno individual. Mirándolos, escaneándolos con sus ojos. Jimin podía sentir un escalofrío recorrer por su columna vertebral.
Jongsuk torcía sus labios, movía sus piernas y eso ponía aún más nerviosos a los mayores.
Sus corazones golpeaban con fuerza, y sus manos sudaban. Podían decir que volvieron a ese año donde fueron presentados frente al padre del otro como sus respectivas parejas.
—Jongsuk, ya hazlo de una vez. No estamos para jueguitos de suspenso —Jungkook se impacientó, rodando sus ojos y llamando la atención de su hijo. Trató de verse lo menos vulnerable posible.
El cual alzó sus cejas como respuesta.
—Oye, no le hables así —Jimin bajó la voz, dándole una mala mirada a su novio. Jungkook asintió y apretó sus labios.
Una escena que llamó la total atención de Jongsuk, al punto que ya sonreía y la tensión disminuyó un poco.
—Es divertido ver que ahora alguien te llame la atención y tú hagas caso, papá —sonrió.
Jimin agachó su mirada, una sonrisa salió de sus labios al escuchar las palabras que salieron de sus labios.
—Así de divertido como esas veces que Jarin te tiene que enseñar a mandar a cambiarte de nuevo porque te vistes mal.
Jungkook no se iba a dejar ganar por su hijo, menos en ese aspecto donde el mayor sentía que tenía más experiencia.
—¡Oye! —se quejó.
—¡Ya basta los dos! Jongsuk, dinos de una vez lo que querías decir. Después peleas con tu padre.
Jongsuk asintió, Jungkook se quejó.
—Yo sólo quería decirles a los dos, que estoy bien con eso —se encogió de hombros—. Sí es un poco raro, pero sabemos que no comentemos nada malo.
—Gracias, cariño —Jimin bajó la voz.
Un nuevo respiro a su pecho.
—No hay de que —sonrió—. No sé la historia completa pero en verdad veo que se aman. Se lo dije a mi papá y ahora se los digo a ambos, ese brillo se nota en sus ojos —Jungkook entrelazó sus manos con Jimin—. Y la forma en que cada uno hablaba de sus parejas, de verdad se notaba lo mucho que querían estar juntos y lo bien que se hacen. Papá hace más cosas en casa, y lo veo más motivado. Y usted, bueno, ya lo dije, pero se ve más alegre. Además, son mayores para saber lo que sienten y lo que hacen, igual que saben todo lo que arriesgan. Y si son felices juntos, yo no me puedo oponer. Me importa más ver a mi papá así.
—Gracias, hijo —agradeció Jungkook, poniéndose de pie para estrecharlo en brazos.
—No agradezcas, papá —murmuró en medio del abrazo—. Disfruten su relación.
Jimin igual se puso de pie, abrazándolo mientras acariciaba sus cabellos y no paraba de agradecerle.
—Esto me hace sentir menos mal, cariño.
Jongsuk le dedicó una suave sonrisa.
—No se preocupe por Jarin. Yo hablaré con ella en estos días. Sólo es que comprenda un poco. A ella le llegó de sorpresa la noticia.
Jungkook frunció su entrecejo. Jimin igual. ¿A qué se refería con que era sorpresa sólo para ella? No, eso no podía pasar. A los dos se lo dijeron por igual.
—¿Sólo a ella? —preguntó Jimin.
Jongsuk asintió con una sonrisa egocéntrica, cerrando sus ojos.
Jungkook pasó su lengua por sus labios. Conocía ese gesto a la perfección. Tomó el puente de su nariz entre sus dedos, y llevó su mano a su propia cintura. Estresado al saber que hubo algo en que empezaban a delatarse y al parecer, alguien lo notó y no dijo nada.
—¿Desde cuándo sabes lo de nosotros?
Jongsuk se volvió a sentar en el sofá. Sintiéndose el más inteligente del mundo por haber unido las piezas desde antes.
—Papá, lo de los condones en las vacaciones fue lo primero que me hizo dudar. ¿Cómo pensabas tener sexo en la misma cama donde dormías con el papá de la novia de tu hijo? —rió.
—¿Condones? —preguntó Jimin extrañado, desconociendo la historia detrás de ese día en Ibiza cuando para su segunda noche, Jungkook ya tenía preservativos.
Jeon talló sus cara con sus manos.
—Papá pasó a la farmacia conmigo en Ibiza a comprar eso. Después me dijo que conoció a alguien.
—¡Jungkook! —Park le dio un codazo.
—Perdón, estaba emocionado —se defendió.
Jongsuk negó riendo.
—Después, los celos de papá eran muy evidentes, más en el restaurante. La forma en que terminó su relación después de vacaciones y curiosamente ambos tuvieron pareja al llegar. El día que se dieron de comer en la boca, y una vez noté que se tomaban de las manos debajo de la mesa —los mayores tenían un tenue color rojizo en sus mejillas—. Me tomó tiempo porque estaba en negación, pero terminé aceptándolo entre más claro estaba todo con ustedes.
—Cuando llamaste idiota al novio de Jimin frente a mí, ¿ya sabías que era yo?
Jongsuk rió por la nariz y asintió.
—Era una oportunidad que no podía tomar de nuevo. No eres muy bueno para eso, papá —se burló.
Jungkook alzó ambas cejas. Jimin tapó su cara con sus palmas.
—Tú tampoco. Cuando Jarin y tú veían películas ese día que llegamos antes a la casa —formó comillas en «películas.»—, bajaste con la camiseta al revés, mi amor —habló sarcásticamente al final, y sonrió.
Al fin dijo eso que se contuvo desde que Jongsuk se burló de él.
La sonrisa de su hijo se borró, la de Jungkook creció. Por supuesto que Jongsuk no podía ganar.
—Bien, todo eso me hizo procesar y prepararme cuando fueran a decirlo —Jongsuk cambió el tema—. A mí no fue tan de golpe como para Jarin que vivía cegada en la felicidad de su papá, omitiendo todo lo que era obvio.
—¿Y cuánto le va a tomar aceptarlo todo? —preguntó Jimin preocupado.
—Creo que usted puede ayudarme a que entre en razón más rápido.
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