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14. Verdad

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Novios.

Ahora eran novios.

Wow.

Y... ¿ahora qué?

La cabeza de Seokjin era un mar de preguntas, un océano de interrogantes que no podía resolver en su totalidad.

Durante toda su vida se había enfrentado a muchos obstáculos y la mayoría los había vencido casi con facilidad. Era inteligente y uno de los mejores de su clase. Su condición como neurodivergente no lo incapacitaba para nada cuando se trataba de resolver problemas matemáticos o de ingenio, sobretodo cuando se enfrentaba a su carrera de ingeniería en informática y programador de videojuegos. De hecho, sin que su padre y hermano supieran, ya tenía algunos cuantos wones ahorrados en su cuenta personal, ya que era un muy buen programador. Y su ventaja era que siempre lo menospreciaban, creían que no era capaz, pero por la madre Luna que sí lo era en todo... bueno, en casi todo.

Sí, casi todo, porque cuando se enfrentó a los suaves, dulces y tibios labios de Taehyung contra los suyos, sufrió una descarga eléctrica, lo que le provocó un corto circuito. Como si un malware se hubiera instalado en su sistema operativo y ya no tuviera control de este.

De eso ya habían pasado tres días y no lo podía superar, no podía olvidar esa sensación electrificante, el hormigueo en su vientre, la calidez en su pecho y el calor en sus labios con solo ese pequeño e inofensivo, pero avasallante choque que sus bocas se dieron por... por algo así como tres segundos.

Pero es que eso le voló la cabeza y no podía pensar en otra cosa.

Revisaba fotos de su Navi en el teléfono celular y expandía las imágenes con sus dedos solo para detenerse en sus rosados labios de caramelo. Porque sí, su Navi no solo olía a palomitas de caramelo, él también sabía a estas y esa dulce y casi empalagosa sensación lo estaba haciendo delirar.

--¡Supéralo ya! --lo reñía Yoongi por los auriculares, ya bastante harto con el tema --solo fue un beso.

--Es que no puedo, Martha. --le respondía el rubio, mientras jugaban después de mucho tiempo una partida de Fortnite para relajarse. --ya sabrás lo que se siente cuando Jung Hoseok se digne a besarte.

--¿Q-qué? ¿qué? Y-yo, yo no. Por-por  qué m-me besaría con Hobi? --decía nervioso el alfa pelimenta.

--¿Cómo que por qué? Hablas de ese omega todo el tiempo, como si tu vida girara en torno a él y la última vez que los vi juntos, le mirabas sus labios, incluso dijiste que tenían forma de corazón. Yo jamás lo había notado --decía el alfa, para luego detener su partida. No tenía sentido seguir jugando si no estaba prestando atención.

--Y-yo... y, ¿por qué estamos hablando de mi? Estamos hablando de ti. Cobarde. Deberías hablar con él y ya. --respondía para cambiar el tema.

--Le he cancelado las últimas dos citas. Es que... tengo miedo. --confesaba el rubio.

--¿Miedo de qué? --cuestionaba el pelimenta.

--No lo sé, no estoy muy seguro. Creo que es miedo a lo que pude sentir cuando lo besé. No debí hacerle caso a mi lobo, no estaría pasando por esto si lo hubiera ignorado. --confesaba Jin.

--¿y qué pretendías? ¿Ignorarlo todo el tiempo? ¡Eres su novio ahora! Se supone que los novios se besan y hacen otras cosas. --exclamaba Yoongi exasperado.

--¿Te refieres al... apareamiento? Yo... no sé si le quiera hacer algo así a Navi.

--¡Já! Por favor, Jin, no le digas "apareamiento" al sexo, ¿Qué clase de palabra es esa? --se burlaba el pelimenta.

--Las que se usan en los libros de biología. --respondía con un puchero.

--Se llama coito, Seokjin. --continuaba burlándose Min --Sexo, coger, follar, hacer el delicioso, el "sinrespeto", elije una de esas, no seas ridículo.

--Tú eres ridículo y ya no me está gustando esta conversación. --contestaba cruzándose de brazos el rubio.

--No puedo creer que seas el mejor de la clase. --suspiraba el pelimenta, ya casi perdiendo la paciencia --Pero bueno, llama a tu omega, Kim. Deja de ser un cobar-

Y Seokjin colgaba. Estaba nervioso, sí, no podía negarlo, ¿por qué tuvo que besarlo? ¿Por qué tuvo que tocar esos labios tan dulces? ¿Por qué los tuvo probar? ¿Por qué?

Sin embargo, no se iba a mentir. A Yoongi, tal vez, pero no a sí mismo. Quería probar esos labios de nuevo.

Seokjin tocó sus labios de cereza con sus dedos y sus mejillas ardieron al recordar la sensación. Para su perfecta memoria fue imposible olvidar el eterno momento de solo tres segundos. Incluso recuerda la respiración cálida del omega en su nariz y el suspiró que dio al abandonar sus labios.

Taehyung...

Ese omega había llegado a revolucionar su mundo, definitivamente.

Tomó el teléfono y marcó el número del peliazul, llenándose de valentía, con su lobo dándole ánimo.

--¿Jinnie? --la aterciopelada y grave voz de su novio le respondía dándole escalofríos.

--Na-Navi, hola. --apenas contestaba el alfa.

--Hola, Jinnie, ¿cómo estás? --saludaba alegre el omega.

--B-bien.. yooo... tellamabaporquequeríaverte. --soltaba rápidamente.

--¿perdón? --preguntaba el peliazul sin entender.

--E-es es que yo q-quería verte, Navi --decía el alfa, hecho un atado de nervios. El omega soltaba una risita.

--Si quieres puedo ir en la tarde a tu casa o podemos ir a otro lugar. --resolvía el omega con ternura.

--S-sí, ven a verme... más tarde. Mi hermano saldrá en una hora a trabajar y mi padre sigue de viaje.

--Entonces ¿A las 7? ¿está bien?

--A las 7 está perfecto Navi bonito. --hablaba ya más tranquilo. Y es que el omega tenía ese efecto en él, todo se volvía perfecto cuando se trataba de su Navi.

Eran las 6:54 pm cuando tocaron a la puerta y Seokjin no corrió, voló a encontrarse con el bonito omega. Abrió la puerta y sintió cómo su vientre se contraía de nervios, cómo sus manos sudaban, cómo su corazón latía errático y como quedaba hipnotizado con la belleza de ese hijo de la madre Luna, tan perfecto, casi mítico.

Y esta vez sí quiso hacerlo. Se acercó al omega con seguridad para estrecharlo entre sus brazos y posar su nariz en el cuello del chico, olfateando con alevosía del perfume natural que brotaba de su glándula.

El omega a su vez también se perdía en el aroma del alfa, que le recordaba momentos felices y agradables.

Se quedaron ahí un par de minutos, hasta que finalmente se separaron para mirarse a los ojos, ambos sorprendidos al notar que los del omega eran dorados y los del alfa, turquesas.

Ambos parpadearon confusos un par de segundos, antes de volver a su tono marrón natural. Fue ahí cuando el omega notó que Jin no llevaba sus características gafas y que en cambio llevaba lentes de contacto.

--Pasa, Navi. --decía el alfa, tomando la mano del peliazul y cerrando la puerta tras él. --preparé palomitas y dulces y chocolate caliente y-

--Jinnie, Jin. Espera. --hablaba el omega con voz calmada. El alfa devolvía sus pasos para mirarlo.

--¿Ocurre algo? --Seokjin miraba preocupado al omega.

Taehyung soltaba una risita nerviosa --No, no. Es solo que... --se acercaba al alfa y lo dejaba un tierno beso en los labios. --lo siento, yo quería besarte otra vez y-

El alfa tomaba el rostro omega entre sus manos y lo observaba detenidamente, como si quisiera grabarlo para siempre en el hipocampo de su cerebro, luego sus pupilas se detenían en sus rosados labios, mientras se acercaba lentamente a estos, haciendo que Taehyung comenzara casi a hiperventilar. El omega tragaba saliva mientras dirigía su vista a las prominentes cerezas que Seokjin tenía por belfos. Parpadeaba un poco, como queriendo apartar sus nervios y finalmente sus bocas se juntaban.

Esta vez fue más lento, más pausado y ambos botaron por su nariz el aire que sus pulmones retenían de manera desesperada.

Taehyung envolvía con sus brazos el cuello del alfa y sus dedos jugaban con sus mechones rubios.

Y Seokjin bajaba sus manos para atrapar la cintura de su novio, haciendo círculos con sus pulgares en sus caderas.

El lugar se impregnó de ambas escencias, entremezclándolas, ambos dejando marcas de sus olores en el otro.

El peliazul se estaba comenzando a desquiciar, mientras se daban lentos roces delirantes con sus labios y fue eso lo que lo motivó a colar su intrépida y cálida lengua.

Lamió tímidamente los belfos de su alfa, y sintió las manos grandes de su novio presionar con fuerza su cintura, mientras un débil gruñido liberaba el pecho de este, botando aún más aire por su nariz.

El omega no sabía si eso era bueno o malo, hasta que el alfa salió al encuentro de su lengua con la de él.

Y ahora sí que Seokjin creyó que moriría, sus piernas temblaron un poco y sus pulmones parecían no poder tomar oxígeno, era eso o un ataque de asma.

Rayos. Era lo segundo.

Tuvo que separarse a duras penas del ruborizado omega y caminar hasta una gaveta de la sala en donde tenía uno de sus inhaladores. Lo instaló rápido y lo ubicó en su cavidad bucal para hacer su pulverización. Inspiró con fuerza, mientras tosía un poco. Esperó y realizó otra pulverización. Tuvo que realizar una tercera pulverización para sentirse más calmo, todo esto mientras un asustado Taehyung lo miraba cerca de la puerta de la entrada.

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