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And then

(Esta parte de la historia tiene muchos saltos en el tiempo, el relleno me pareció innecesario y necesito que el paso del tiempo sea más rápido, espero no les moleste.

Una de las razones es que esto en primera "edicion" era solo un extra y era corto por lo que tuve que alargar y los rellenos parecían muy forzados. Hubo muchos recortes y nuevas ideas, mucho conflicto. Eso, disfruten)

And then
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La primavera volvía una vez más. Jungeun sentía la brisa y los pétalos de cerezo caer sobre su cabello. Ella y su hermana estaban caminando por el largo pasillo de árboles de color pastel.

—No puedo creer que estas a punto de pasar a último año, Kim Jungeun.

La pelirosa esbozó una ligera sonrisa mirando los pétalos. En ese último año habían pasado muchas cosas.

Recordaba como un desliz su tonto enamoramiento hacia esa rubia. Que por cierto, se esmeró en esos primeros meses no volver a encontrarse. Recordaba cuando le había confesado a su hermana y a su madre que le había gustado una chica, y por eso de su comportamiento de los últimos meses, ellas lo aceptaron, no lo hablaron mucho, su hermana incluso le había pedido disculpas por pensar todo ese tiempo de un chico antes de preguntarle.

Recuerda habérselo confesado a sus amigos, ellos primero no se lo creyeron, pero luego de confesar que le gustaba Jinsol ellos parecieron conectar cabos y entenderlo. Jaemin las primeras semanas de su segundo año se separó un poco más de ella, y consiguió nuevos amigos, al parecer el chico no estaba de acuerdo con lo que ella le contó, pero ella también consiguió unos nuevos amigos.

—Tú también estás en tu último año, unnie

—Ah~, recuerdo cuando te enseñaba a leer, eras tan pequeñita.—Se abrazó a ella casi gritando palabras tiernas y en tono infantil que hicieron avergonzar a la menor que intentaba separarla a toda costa de sí misma.

—Unnie, nos están mirando.—Se quejó.

Después de evitar a Jinsol por meses, unos tres meses, se sintió en paz, y la chica pareció haberle entendido, porque no volvió a verla, ni recibir mensajes, ni llamadas, ni una señal, pero no se sentía preocupada por eso, su corazón estaba en paz.

A la vuelta se sentaron fuera de la tienda de convivencia a tomar helado, ya faltaba poco para que las vacaciones comenzarán una vez más. Había faltado como siempre ese día para ver los árboles de cerezo.

—¿Ya tienes pensado que estudiarás?

—No...Pienso en algo tal vez con medicina, psicología.-Murmuró tomando de su helado.

—Yah~ Es genial, tendrás que sacar un alto puntaje en la prueba de admisión, lo lograrás.

—Será difícil.—Hizo una mueca. Su mayor le abrazó por los hombros.

—No te pongas así ahora, todavía tienes todo el año escolar siguiente.

Asintió terminando la conversación allí. Sus nuevas amigas, Hyunjin y Heejin eran un dúo caótico, dos chicas con personalidades a la vez distintas y parecidas, podían amarse, lo hacían, pero discutían por cualquier cosa. Jungeun se divertía bastante. Tenían planes de salir en las vacaciones, estaba emocionada por ello.

—¿Volvemos a casa?-Dijo Jung-Hee al terminar su helado.

—Mmh, aun quedan guarniciones y pollo.

—Vamos entonces.

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Jungeun estaba aburrida en la charla de la escuela, la graduación sería en unos días pero no asistiría. Tenían una charla universitaria, varias personas hablaban sobre su universidad y las múltiples carreras que entregaban. Pero la pelirosa no estaba muy encantada. Estaba aburrida. Heejin estaba escuchando música a escondidas y Hyunjin se había quedado dormida a penas tocar el asiento del auditorio.

—Varios estudiantes de la generación que se graduó el año pasado, han llegado de nuestra universidad, ellos se encuentran mirando su escuela una vez más, también otros chicos que se graduaron de otras escuelas. Si tienen dudas, también pueden hacérselas a ellos.

Con eso la charla terminó. Las tres fueron a la cancha. Habia encontrado a otra compañera de basquetbol. Hyunjin era una chica nueva, había llegado justamente ese año, pero con la ayuda de Heejin se había desenvuelto rápido, por lo que parecía que llevaba años ahí.

—¡Fue tan aburrido!—Se quejó dramáticamente la pelinegra.

—¡Dormiste toda la charla!—Heejin le dió un golpe para nada delicado en el brazo. Jungeun ignoró la pelea comenzando a jugar con el balón dando tiros desde la línea hasta que Hyunjin se le unió comenzando un juego amistoso de forcejeo y golpes suaves simulando que fuese real.

—Jungeun-ah.

Esa voz. Incluso con haber pasado un año, la reconocía. Volteó su cabeza dejando que Hyunjin le quitara el balón. Jinsol se veía mucho más madura, su cabello estaba de un rubio más fuerte que el que tenía anteriormente y tenía un pequeño flequillo.

—Sunbae-nim.—Respondió al llamado haciendo una reverencia pequeña.

—Ha sido...un largo tiempo sin verte.—La pelirosa asintió encogiendose levemente de hombros.—¿A que hora sales hoy?

—A las 2...La esperaré afuera, sunbae.—Dijo sabiendo la idea que tenía. Se despidió con una reverencia otra vez acercándose a Hyunjin y quitandole el balón.

—¿Quién era?

—Jinsol sunbae-nim.—Heejin respondió.—Era bastante popular antes de graduarse.

—Woah~ ¿Tú la conoces, Jungeun-ah?

Ella asintió.-Hasta le decía unnie.-Las dos exclamaron con sorpresa.—Ella...solía gustarme en ese entonces.

—¿De verdad?¿y que pasó?

—¿Pues que iba a pasar? A ella no le gustan las chicas.

Hyunjin entrecerró los ojos.—¿Ella te lo dijo?

—No había hablado con ella desde su graduación.

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Podía decir que no estaba realmente nerviosa, solo estaba un poco ansiosa de que Jinsol introdujera aquel tema del que no quería conversar con ella. Se despidió de sus amigas con un gesto viendo a las dos irse juntas a la cancha. Salió con la mochila en mano saliendo junto a los demás estudiantes viendo a la rubia que estaba allí viendo su teléfono.

Tomó una bocanada honda de aire y luego caminó hasta ella a pasos largos pero lentos. Al estar frente a ella esta alzó la mirada, había olvidado la diferencia de altura notoria que tenían. La rubia le sonrió levemente.

—¿Quiere que la acompañe a casa, sunbae?—Preguntó con un tono bajo.

—¿No quieres tomar un helado?...No quiero irme a casa de inmediato.-Asintió de acuerdo con la idea comenzando a caminar.—¿Qué tal te ha ido?

—mmh.—Jungeun pensó.—Supongo que bien...estoy conforme.

Jinsol soltó una pequeña risa.—Me alegro por ti. Tu cabello así se ve muy bien.

La pelirosa asintió.—Gracias...Heejin lo escogió cuando perdí una apuesta.

—¿Heejin es tu nueva amiga?

Volvió a asentir.—Sí...ella y Hyunjin.

—¿Qué pasó con Jaemin y Jiwoo?

—Supongo que...solo vernos en un receso y jugar basquetbol no era ser amigos. Casi no hablo con Jiwoo...y Jaemin...—Hizo una mueca, no tenía ganas de aclararlo pero la mueca de confusión y preocupación en la rubia no le permitía mentirle.—A Jaemin no le pareció bien que...m-me gustara una chica, eso.—Dijo rápidamente.

—A penas inició la universidad él y Harim rompieron, ¿lo sabías?—Jinsol preguntó viendo a la más alta negar.—Jaemin cambió al parecer, no supe muchos detalles.

Jungeun no comentó nada más sobre eso. No quería hablar sobre Jaemin, de todos modos no sabía nada de él en concreto desde que habían dejado de hablar, no parecía cómodo con ella y prefería no incomodar a alguien más cuando ya tenía dos amigas que eran su diversión y le trataban bien.

Al llegar a la tienda compraron los mismos helados de siempre. A Jinsol le traía nostalgia, extrañaba su instituto, extrañaba lo simple que era, y estaba extrañando la confianza que alguna vez tuvo con la antigua castaña que ahora parecía, y tenía una buena razón, distante, así como la primera vez que la conoció. Quería hablar sobre ese tema, preguntarle. Estuvo por largas semanas preguntando por ella, querer saber como estaba, preocupada por las letras que se ceñían en la hoja con su nombre, que le confundieron, que le hicieron pensar a altas horas de la noche.

–Jungeun-ah.—Llamó. La pelirosa le miró esperando a que continuara.—Yo...Quiero... solo quiero saber que ha sido de ti este tiempo.

—No hay mucho que pueda contar...

Jinsol cerró los ojos antes de preguntar.—¿Por qué me alejaste así después de eso? Eran solo...

—Mis  sentimientos.—Interrumpió.—Necesitaba tiempo para... pensar.

—Estuve preocupada por ti.—Se quejó suavemente conectando su mirada con la menor que no duró mucho antes de desviar la suya hacia su helado.

—No me sentía bien, necesitaba...alejarme un poco.

—¿Y te sientes bien ahora?—Preguntó con algo de temor.

—Sí, sunbae... Mi corazón por fin se siente en paz. Ya no...siento eso por usted.

La rubia hizo una mueca buscando que palabras decir.—¿Entonces...podemos ser amigas de nuevo?—Preguntó tímidamente.

Jungeun le miró y luego asintió lento tomando de su helado.—S-supongo... ¿C-cómo es la universidad?

Jinsol pareció olvidar un poco el tema anterior con la pregunta.—Es difícil, no lo voy a negar. Ha sido un año agotador.—Al ver que la más alta no iba a decir nada siguió.—Siempre quise estudiar algo con historia, no me arrepiento. Pero extraño la escuela también.

—Creo que extrañaría también la escuela...a veces.

—Ah~ extraño pasar por la cancha y hablar un rato contigo como hacíamos antes después de clases y todo eso.—Recordó con una sonrisa, se sentía extrañamente aliviada de ver a Kim Jungeun una vez más. La pelirosa asintió recordando todo eso, podía decir que también lo extrañaba, pero no era del todo cierto, no olvidaba lo mucho que escondió en esos meses, ese sentimiento extraño en su cuerpo, sus ganas de llorar y su horrible culpa al tener que mentir.—¿Sabes? Deberíamos salir un día, ¿te gustan los internet-cafe?

—He ido con Hyunjin... son divertidos.

—Bien entonces.—Jinsol estiró su mano hasta ella. Jungeun frunció el ceño pensando en tender su mano también como para "cerrar un trato" pero al estirar un poco su mano Jinsol se rió por lo bajo.—Te daré mi número.—Explicó.

La pelirrosa hizo una mueca y luego buscó su teléfono en sus bolsillos dandoselo a la mayor.

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Al llegar a casa se quitó los zapatos con lentitud escuchando el sonido de una película, en los últimos meses su hermana había conseguido un novio, Hwijun, no era un mal chico pero Jungeun no solía relacionarse con el directamente debido a la incómoda que se sentia. Al saber que su hermana no la saludaba dedujo que estaba con el chico y se fue directo a su habitación dejandose caer en la cama. Hace tiempo que no volvía a recapitular su día, todo lo que había hablado con Jinsol volvía a ella extrañamente, miró hacia el techo como si este pudiese darle una respuesta.

Miró su teléfono buscando entre los contactos el número de Jinsol entrando al servicio de mensajería para enviarle uno. Con curiosidad revisó su foto de perfil y las fotos que tenía compartidas desde Kakao muchas de ella eran con distintos amigos de comida y una que otra caricatura. Revisó algunas fotos con más detalles pero luego de regañó a sí misma por hacerlo y fue de nuevo a la pantalla de mensajes.

Volvió a sentirse nerviosa.

Su corazón comenzó a latir con fuerza cuando el teclado apareció y sus dedos temblaron ligeramente antes de comenzar a escribir el mensaje. Escribió al menos diez mensajes distintos sin saber como debía iniciar realmente una conversación, no hablaba mucho por mensajes, le costaba incluso más que en manera física.

—Jungeun-ah.—La nombrada dió un salto dejando caer su teléfono y miró hacia la puerta.—No te oí entrar, ¿todo en orden?—Solo asintió.—¿Todo bien en el instituto?

—Sí...todo bien.

Jung-Hee asintió.—Comeremos en unos diez minutos por si...quieres acompañarnos.

Volvió a asentir y su hermana cerró la puerta. Jungeun suspiró volviendo a tomar su teléfono. Suspiró con frustración escribiendo un último mensaje solo enviándolo y apagando su teléfono para salir de la habitación sin el aparato.

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Jinsol estaba en su habitación, mantenía una pequeña sonrisa en su cara mientras ayudaba a su madre a doblar y ordenar la ropa, su madre no tardó en notarlo y le dió un pequeño golpe en el hombro.

—¿Qué te tiene tan feliz, mm? Espero que no sea otro chico.

La rubia rió colocando su cabeza sobre el hombro de su madre.—¿Qué es lo malo si es por un chico?

—Agh~-Se quejó.-Ninguno de esos idiotas sabe como tratarte, Sol-ah.—Le apuntó con su índice.—Todos los chicos que te gustan siempre terminan haciéndote daño.

—Solo he tenido una mala racha.—Intentó convencer a su madre.—Además, no estoy feliz por un chico, te dije que iría al instituto hoy, ¿lo recuerdas?—Ella asintió doblando la ropa.—Vi a Jungeun.

—¡Oh~! ¿Pudiste hablar con ella?¿De eso?

—Sí, tomamos helado juntas, ha cambiado un poco, habla mucho más que antes... tal vez era más tímida conmigo porque le gustaba. Tiene nuevas amigas.

—Bien por ella, invitala a comer, ¿oíste? Tengo que verla de nuevo.

La rubia se rió por lo bajo y luego le hizo una seña.—Adivina, se tiñó el cabello. De rosa; se ve muy tierna.

—¡Ow! Invitala a comer.—Le dijo de nuevo dándole un golpe en el hombro.—Tal vez vuelvan a ser amigas como antes.

—Eso espero.—Suspiró con una pequeña sonrisa. Su teléfono sonó y estiró su brazo para verlo sonriendo en grande al ver el mensaje de la chica de la que justo estaba hablando. Era un mensaje preguntando si se encontraba bien, envío una pegatina de un perrito asintiendo con un corazón a un lado.—¿Qué me dirás si salgo con un chico de nuevo?—Preguntó con burla.

—Lo que le diré a él, no quiero más chicos que te hagan llorar, no, no.

—Aw~ mamá te quiero mucho.—Jinsol intentó darle un beso a su madre que se rió evitándola.

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—¿Conseguiste su número?¿Así de rápido?—Heejin preguntó con la mandíbula cayendo hasta casi el suelo.

—No es... impresionante, fuimos a-amigas antes...—Volvió a repetir tomando de su jugo en cajita.

Hyunjin chasqueó la lengua.—No le veo lo interesante, es solo una chica más del instituto.—Se encogió de hombros.—Es como si consiguieras mi número, ¿por qué tan sorprendida?

—Ah~ Kim Hyunjin, no lo entiendes, en ese entonces Jinsol sunbae, Dohyun sunbae y... Miyeon sunbae eran como famosos aquí dentro, ¿entiendes? Si conseguias el número de uno de ellos era wow.

—Sigo sin verle lo emocionante.—Le sonrió falsamente a lo que recibió un golpe de la otra chica.

Jungeun solo se mantenía en silencio viendo sus mensajes, Jinsol le había hablado esa mañana deseándole buenos días, no podía no responder y estaban en una pequeña conversación ahora con pequeños mensajes.

—Jungeun-ah, ¿te quedas hoy? Ayer Heejin intentó jugar y se dobló un dedo.—Se burló recibiendo otro golpe que la hizo quejarse.

—Sí, supongo. Voy a avisarle a mi hermana luego.

El timbre sonó para volver a clases, se levantó junto a sus amigas caminando con lentitud hasta su salón, al llegar Jaemin estaba ahí junto a Jiwoo conversando incomodamente, la relación entre ellos dos amistosamemte se había roto por completo, la de los tres. Jungeun no quería prestarles mucha atención porque se sentia hasta más incómoda que ellos incluso estando fuera de la conversación.

—Estaba pensando; podríamos juntar dinero para un balón.—Hyunjin la sacó de sus pensamientos.—Heejin-ah~

—Ni se te ocurra, Kim. Mis padres casi me matan la última vez que gastaste mi dinero.—Amenazó.

—Vamos tenias 300.000 wones en tu tarjeta, 40.000 no era... taaanto.—Prefirió callarse al ver la expresión de la más baja.

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Un mes entero había pasado en un parpadeo, Jungeun y Jinsol seguían hablando casi diario, más en las tardes pues ambas estaban desocupadas a esas horas y a veces se encontraban en la cancha como en los viejos tiempos. Era extraño el volver a verla tan seguido y también los sentimientos que volvían a ella, aunque no era como antes, estaba igual de asustada. Al parecer solo había olvidado sus sentimientos debido a que no la había visto, pero todo eso había vuelto una vez que volvieron a jugar juntas y que Jinsol le había dicho cumplidos haciéndole sentir lo que creyó olvidar.

Ahora se encontraban fuera del internet-cafe, Jinsol y ella lo habían planeado por varios días pues cuando una tenia libre la otra no y viceversa, había sido un poco complicado pero ahora ahí estaban.

—Lo mejor es la comida.—Jinsol dijo mientras entraban al local. Jungeun sostuvo la puerta por ella y luego fue detrás de ella dando una zancada para ir juntas nuevamente.—Yo invito.

—Siempre invita usted.—Murmuró.

—Soy la mayor, no puedo dejar que pagues.—Jinsol le dió un leve empujón y fueron hasta el mesón donde un chico se encontraba.—Dos módulos, por favor.

Pidieron ambas sillas juntas obviamente y fueron hasta las sillas que les habían asignado por unas cuantas horas. Jinsol de inmediato había comprado comida y Jungeun comenzó a buscar juegos mientras que pudiesen jugar.

—¿Kart driver?—Jungeun preguntó.

—Soy mala en cualquier juego, vamos.

Y tenía bastante razón, Jungeun no era una experta pero Jinsol estaba niveles más abajo que ella, la rubia no podía dejar de reírse y la pelirosa también reía a veces con las quejas de su mayor por chocar en cualquier curva.

—¡Ya sé que podemos jugar!—Jinsol dijo levantándose de un salto de su silla. Jungeun se quitó los auriculares parándose lentamente.—Ven.—La rubia tomó su mano y comenzaron a caminar por el local. Jungeun casi tuvo un infarto al sentir su mano junto a la de Jinsol, sus mejillas enrojecieron por completo dejándola tal tomate. Solo se dejó llevar hasta notar la zona donde estaban.

Era la zona de árcades o juegos "antiguos", estaba mayormente vacía. Jinsol dió una mirada rápida antes de dirigirse al

—¿Dance revolution?—Leyó con duda la más alta. Jinsol soltó su mano y por un segundo Jungeun hizo el amago para tomarla una vez más.

—¿Sabes jugar?

—No sé bailar.—Se excusó.

Jinsol configuró el juego para dos personas, las flechas de ambos cuadros en el suelo se iluminaron y con pesar no tuvo más que dirigirse al cuadrado desocupado.—Puse una fácil, juega conmigo~.

No podía negarse a esos ojos, ni a nada de Jinsol. Solo asintió y miró la pantalla intentando seguir el ritmo de las flechas intercalando su mirada en el suelo y la pantalla. La rubia al contrario parecía muy familiarizada al juego lo que le hacía tener mayor puntaje. La canción fue corta y Jungeun mantenía una perfecta cara de confusión que hizo estallar a la más baja en risas a penas la vió.

—Es muy difícil, muchos colores.—Se quejó escuchando todavía las risas de su mayor.

—Debe haber uno de basquetbol, ¿eso te parece?—Ofreció haciendo asentir se inmediato a la más alta.

Para Jinsol, Jungeun era como un cachorro, era como si todavía no conociera el mundo y se veía siempre confundida, la seguía y se emocionaba con pequeñas cosas que le gustaban. Caminaron tranquilamente hasta encontrar el juego con la canasta, Jinsol presionó inicar y los balones comenzaron a caer listos para lanzar.

Obvio Jungeun iba a ganar, eso le hizo sonreír, Jinsol nunca había visto una sonrisa así de grande en la menor pero le gustó mucho, se sintió emocionada y tuvo ganas de abrazarla y nunca soltarla.

El resto de la tarde fueron más juegos y comida, Jungeun nunca había probado la comida japonesa y obvio la rubia se la enseñó, jugaron muchos juegos más y cuando se acabó el tiempo tuvieron que irse, además que estaba oscureciendo.

—La acompañaré a casa.—Jungeun se ofreció.

—Uhm, deberia ser yo la que te acompañe a ti.—Se quejó la rubia tomando el brazo de la más alta y acurrucandose suavemente en él.

—Yo puedo irme sola.—Dijo sintiéndose levemente nerviosa por la cercanía.

—Deberías venir a cenar otro día. Mi mamá quiere verte otra vez.—Jungeun apretó los labios con cierta nostalgia, recordaba con alegría ese día que había ido a casa de Jinsol, que había comenzado a llamarla unnie y que ambas habían contado parte de su vida ese día.

—Vienen los exámenes finales... tendré mas tiempo.

—¿No deberías estar estudiando entonces ahora?—Jungeun desvío la mirada caminando y un golpe llegó a su hombro que inesperadamente la hizo reírse de manera nasal.—Tramposa.

—Aún tengo una semana.—Se quejó en un murmullo.

—Ah~ Mis exámenes de fin de semestre también comienzan. Las dos perdimos una tarde de estudio.—Jinsol comentó con una sonrisita.

—Fue...por algo bueno, ¿o n-no?—Preguntó con cierto nerviosismo.

—Por supuesto que sí, no me había reído así desde hace meses. Fue divertido.—Jungeun sonrió levemente asintiendo.

Tardaron unos minutos más caminando hasta la casa de la rubia. Jungeun le hizo un pequeño ademán para despedirse pero luego Jinsol se puso frente a ella.—Vuelve a decirme unnie, ¿sí?—La pelirosa asintió. Jinsol se colocó de puntillas y dejó un beso en la mejilla de la más alta que se quedó congelada en su lugar.—Nos vemos pronto.

Jungeun no pudo dejar de pensar en eso toda la noche, nunca había recibido algo asi en toda su vida, solo de su madre. Su mano siguió en su mejilla el resto de la noche. Y otra persona cubría su rostro sonrojado sin conocer a su corazón.

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