Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3/3

— Lamento no haber podido recibirte. Pero, tenía que atender bastante. Veo que ya conoces a Megumi y a Toji. —  Gojo residió a Yuuji con una amplia sonrisa.  El joven niño le prestó atención, empezando a conversar.

>> ¿Qué dudas tienes pequeño?

— ¿Cómo puedo volver a ser yo? Ví a esa cosa antes de despertar.

— Es difícil de responder. Normalmente un exorcismo funcionaria, pero en demonios más fuertes requiere otro procedimiento. ¿Recuerdas algo de ayer?

— Uhm… Ryomen Sukuna, es lo único que entendí antes que me metieran algo como un dedo en la boca. — Parecía que un balde de agua fría les cayó a los 2 mayores, seguido de un sentimiento de incertidumbre.

— Bueno. Estamos jodidos.

— Toji, ¿Que te dije del pesimismo? — Dejando de lado al mayor volvió al niño. — Sukuna fue conocido recientemente cuando una momia fue encontrada en un culto, jurando la leyenda del fin del mundo, tras llegar a las manos de mis abuelos se encontró con su historial, el rey de las maldiciones hace siglos. Parece que lo querían revivir, te querían como recipiente.

Tragando grueso Yuuji preguntó.

— ¿Por qué? Y si es así, ¿Porque aún soy yo?

— Eres un niño, por lo que eres más vulnerable, y a su vez, tiene un disfraz inocente. Si hicieron un ritual te forzaron a tener un contrato con él, del cuál no tenemos detalles, de momento mientras tengas voluntad firme creo que puedes tenerlo a raya. Tenemos formas de ayudar a eso.

— Comprendo. — Agacho la miraba, se sentía asustado.

— Tienes al chamán más fuerte y al humano más fuerte para ayudarte. Calma.

Obligándose a sonreír Yuuji asintió. Ambos adultos les vieron su espacio, tomando la atención de Megumi por el tiempo suficiente.

_____

<<Mi anterior vida ya no existe>>

Tras recibir las últimas explicaciones, hubo un momento en la tarde en la Yuuji no pudo sacarse la mano del pecho. Tanto Satoru como Toji le prometieron ayudarlo a seguir con su vida. Aceptándolo como un segundo hijo.

Sentía que no encajaba o que allí no debía estar, recordar la cara del demonio dentro de él provocaba un terror hasta la médula, aferrándose a una pequeña esperanza en su joven mente.

No fue hasta que fue interrumpido por Megumi, teniendo nuevamente a los 2 perros a su lado en busca de animarlo. Cómo él era de su misma edad  lo hacía sentir menos solo y asustado.

— Puedes confiar en los 2, lamento escuchar lo que te paso. — En voz baja Megumi le hizo saber, mientras se sentaba a su lado.

— Solo quedan pocos clanes de hechicería ¿no? ¿Eso significa que tienen mucha información y armas a sus manos no? — En su inocencia gestionó, casi tomándolo como un pequeño camino de esperanza pará el.

— Supongo que bastante. Sukuna está en tu cuerpo, así que, energía maldita podrás controlar tarde o temprano.

— ¿Enserio?

— Creo. Una vez escuché a esos 2 hablando de eso. — Buscando sonreír Yuuji asintió, entreteniéndose con ambos Shinigamis.

Ambos adultos miraban a la distancia a los 2 niños, Gojo sonreía de ternura al verlos mientras Toji parecía mirar a la nada pensando. Por unos segundos, fue que bajó la vista e hizo lo mismo que Satoru.

— ¿Quieres dejarlos solos? — Cuestionó.

— Mejor no. Hay que darle un día tranquilo a estos niños.  Mantener el ambiente más ameno posible ahora, Yuuji está solo, sin sus padres no tiene a más nadie, ahora somos sus padres suplentes.

— Te encariñaste muy rápido con él ¿Eh?

— ¿Tú no? — Le devolvió el gesto.  El hombre frente a él, más que gesticular alguna objeción solo le miro, sonriendo de medio lado, curvando en el proceso la cicatriz en su labio.

Yuuji conversaba con tranquilidad junto a Megumi. De forma que pareciera que se les olvidó todo el tema antes mencionado.

Cuando la noche llegó. Una pequeña risa, que con el pasar de los minutos se hacía más fuerte, y con eso, más tétrica, desagradable, una voz profunda retumbaba en la cabeza de Yuuji a medida que, irónicamente, se quedaba dormido.

Al abrir los ojos, un rojo fuerte inundó la luz que percibía, viendo nuevamente a ese hombre. No. A ese demonio. Efectivamente su apariencia era como una versión adulta de él, con tatuajes y una larga túnica blanca, riendo a todo pulmón.

— ¡Pero qué mocoso tan afortunado! ¿Será obra del destino? ¡El portador de los 6 ojos y un portador de Shinigamis! Debes tener un ángel a tu lado para que te trajeran a esos 2 como nueva familia. — Parando de reír apoyó su cabeza en su mano, sonriendo ampliamente, con la vista fija en Yuuji.

>> Todo lo que tú vivas yo lo veré. Así que no intentes oponerte. — Sentenció. Yuuji estaba tirado en el suelo del susto.

>> No te resistas y dame tu cuerpo. Puedo asegurarte que no sufrirás. — Lentamente se acercó a Yuuji, el menor empezó a sollozar en silencio.

— ¡Alejate de mi! — El demonio arqueo las cejas sorprendido, no espero ese arrebato de valentía en él.

>> ¿¡Me necesitas vivo no!? De lo contrario ya hubiera muerto… — De un momento a otro ese arrebato de adrenalina desapareció, temiendo por su vida. Sukuna lo miró detenidamente antes de volver a reír, volviendo a su asiento.

>> Necesitas mi cuerpo… ¡Bajo ninguna circunstancia te dejaré matar más gente!

— ¿Y cómo pretendes hacerlo? ¿Con gritos?

— No me interesa como. Pero no lo haré.

— Madura entonces. — Y con eso dicho, chasqueó los dedos de forma que se abriera un hueco a sus pies, cayendo sin miramientos al vacío. Despertando en la vida real.

Megumi había invocado Shinigamis para vigilar a Yuuji, así que, tuvo la calidez de estos para consolarlo al despertar mientras se secaba las lágrimas. Nuevamente, sintiéndose como un desconocido, pero, tenía fé en sí mismo.

— No dejaré que la buena voluntad de los señores Satoru y Toji sea en vano. — Claramente, mucha presión en un niño de su edad, pero viendo sus circunstancias, así sea el simple deseo inocente de querer ayudar al resto del prójimo como un héroe, o un minuto de madurez en sí mismo, Yuuji varía de su parte.

No era una persona especial, de eso estaba seguro, si iba a sacar su culpa en esto, era solamente que tuvo mala suerte de nacer con los padres equivocados. Cómo dijo Sukuna, su suerte fue conocer a Satoru y Toji, que lo iban a ayudar pero tampoco sería una carga.

Al despertar y luego de desayunar, les dijo a ambos adultos sobre su sueño, dónde la frase "madura entonces" fue bastante chocante para ellos. Cómo si estuviera retando a Yuuji, solo el destino diría que podría pasar con este niño, pero mientras eso pasaba, la pareja de hombres lo prepararían. A él y a Megumi.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro