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Ambos hombres se miraban él uno al otro, ya  habiéndo pasamos los minutos en silencio. Desde el momento de entrar, las alertas en cada uno se dispararon. Desde él momento de pisar el suelo, encontrándose con una masacre llena de sangre, los 2 estuvieron a la defensiva. Y desde que una figura, un niño de a lo mucho, 10 años, teniendo grabada en la piel marcas negras, sintiendo un absoluto abismo de mala energía, ambos entendieron que no era situación como a la que estaban acostumbrados. Era más peligroso.

De forma que parecía telepática, la vida del más pequeño fue puesta como prioridad, antes de sumarlo a las víctimas de la ocasión.

Unos largos minutos después, un pequeño niño de cabello negro y rosado se encontraba Inconsciente, pero manchado de sangre, envuelto en los brazos del hombre más grande.

Analizando cada uno la situación a su propia manera, tras haber calmado ese desastre con él que se encontraron.

— ¿Qué te dice tu mirada? — Toji le cuestionó, alzando al menor de forma que esté tuviera su cabeza entre su hombro y pecho, al despertar es seguro que lloraría a mares si llegaba a recordar lo que pasó.

Fue una situación inesperada que los obligó a pensar rápido.  Más aún porque mientras ellos veían un inocente manipulado el demonio dentro de él los quería muertos, el cuál sabían que no dudaría en aprovecharse de su recipiente. Y ciertamente, se podría argumentar de forma muy fácil que tuvieron suerte.

— Sigue dentro de él. —  Fue gracias a Satoru que logró devolverle el control de su cuerpo al menor. Salvándolo de sufrir más tiempo en esa situación.

>> Es una lastima como este niño tiene algo peligroso encerrado. Debió nacer en este culpo, porque otra razón no encuentro. — Satoru mencionó. Con una clara lástima, notando como Toji hacía lo mismo, casi pareciendo querer arrullar al niño entre sus brazos. 

>> Es lindo cuando muestras ese instinto paterno. — Ignorando la situación no perdió el tiempo para echarle eso en cara, aunque era un comentario sin malicia su voz lo hacía parecer burlesco. Respondiendo el mayor con esa misma sonrisa sarcástica.

— Es lástima. No te confundas. —  Eran 2 opuestos, tanto físicamente como en personalidad.  — Sea como sea, no podemos dejar a este pequeño solo.

Rompiendo su sonrisa acarició el cabello del menor, viendo como esté se revolvía en el pecho de Toji. Logrando enternecer al peliblanco.

____

Su madre le había dejado ropa muy bonita en la cama, desde hace unas pocas semanas le había informado de un evento muy especial en su trabajo al que quería que lo acompañará. El pequeño Yuuji pensaba en eso como un momento de diversión junto a sus padres. Se le había prometido un rato encantador, así que impaciente lo esperó.

Al llegar la hora desde temprano estaba emocionado así que no tardó en quedar listo y arreglado.

Todo a su alrededor era calmadamente ameno. Se subió al auto junto a sus padres, su madre fue la que dió las indicaciones. Hasta ese momento Yuuji no se paró a pensar sobre las ocupaciones de ninguno de sus papás. Hecho bastante común en niños de su edad, indiferentemente de eso parecía que su padre tampoco conocía esa información.

— ¿A dónde tenemos que ir? — Fue lo que preguntó su padre, antes de recibir las indicaciones de parte de su madre.

— ¿No íbamos a tu trabajo madre? — Se atrevió a preguntar en un acto inocente movido por la confusión. Haciendo reír entre dientes a su madre, que sonriendo con dulcedad, corrigiendo a su hijo.

— Es un evento del trabajo pero se tomó la decisión de rentar un templo para éste. Una sugerencia de un amigo, ya que es para divertirnos.

— Comprendo.  — En su asiento el menor se preguntaba a dónde irían, ya veía que era en otro lugar y no en su trabajó como inicialmente creyó. Y tenía sentido, una oficina no era muy emocionante.

De todas maneras, el pequeño Yuuji no le prestó mucha importancia. No le veía lo malo solo que el camino fue más largo de lo que pensó. Haciendo que al bajarse le sorprenda ver el ambiente, todo estaba arreglado de forma bonita. Adentrándose con seguridad.

Al entrar no encontró a ninguna otra persona de su edad. Solo veía hombres, cosa que consternó a Yuuji mientras se movía por el lugar. A él su madre le había dicho que era una celebración en su trabajo. Y viendo el calendario, no encontraba un error en eso por lo que quiso creer que no era nada grave y no pregunto.

— Parece ser que no han llegado. — Su madre le dijo al ver su estado de ánimo. — No te preocupes, pronto no estarás solo. — Un doble sentido que pronto tendría sentido, pero en forma de una advertencia. — Jin, ¿Puedes buscar algo de comer para Yuuji mientras llegan? Tengo que verme con una compañera. — Su esposo sonriente aceptó, desconociendo que su esposa en realidad lo mandó a matar. Lo único que encontraría sería una serie de apuñaladas.

Nuevamente. Ese sentimiento de incomodidad se hacía más fuerte dentro de Yuuji cuando se vio solo. Su padre tardó, no veía a ningún otro niño y no sabía dónde estaría su madre en ese momento. Abrazándose a sí mismo como único medio de confort.

— Sígueme. — Aún sin darle tiempo de contestar un hombre le apretó el brazo, obligándolo a seguirlo.

— Señor, me está lastimando. — Le apretaba bastante fuerte, e inútilmente Yuuji podía hacer algo. — ¿Dónde están mis padres? — Al verlo rogar en su temor, el hombre moreno no pudo hacer más que calmarlo. Estaba de más decir que temía del regaño que pudiera tener si por su culpa evitaba que Yuuji coopere.

— Tu madre me pidió que te llevara con ella. — Haciéndoselo saber podría ver a Yuuji más calmado pero aún lo suficientemente temeroso.

— Quiero a mis padres. — Pidió pará sí mismo. El hombre no sabía qué hacer, hasta que nuevamente lo tomó del brazo para llevarlo con ella. Sin preocuparse por lastimarlo o no.

Al tenerla enfrente Yuuji se lanzó a abrazar a su progenitora. Este le sonrió hasta que lo noto calmado.

— Lamento qué hayas estado sólo. — Empezó con eso. — Ven, un viejo amigo te quiero conocer.

Lo siguiente que pasó fue que un señor de una edad bastante avanzada se acercó a él, solicitando hacer una oración en su bendición. Dudando, Yuuji terminó por aceptar.

No tardó mucho en que su corazón empezó a latir del miedo. Otro hombre sujetó sus hombros por la espalda, mientras el hombre mayor empezaba a gritar una oración de forma que perforaba sus oídos.

Estaba a nada de llorar, mirando a donde estaba su madre. Sonriendo satisfecha, una acción que en ese momento no iba a entender. Su tortura siguió hasta que fue capaz de entender las últimas palabras que recito.

— Y aquí enteramos está parte, de Ryomen Sukuna, una vez despierte, Japón caerá. — En su mano estaba un pedazo de lo que parecía carne que a fuerza le metió a Yuuji en la boca. Obligándolo a tragar.

Justo allí fue soltado, empezando a moverse de dolor por lo tragado. Lo último que recordó fue caer en la oscuridad, viendo la figura rojo y negra de un hombre gigante.

____

Al abrir los ojos nuevamente, Yuuji estaba confundido. Se sentía cansado, pero, algo le decía que no estaba despierto. Mirando a su alrededor notó que había cráneos, esqueletos y cadáveres a su alrededor, iluminados por antorchas. Todos guiando a una imagen en concreto, saltando del susto al verlo.

Imponente, frío y le daba la sensación de malvado. Asustado aún más al ver que era parecido a él, una versión más adulta en lo que a rostro se refiere usando una gran túnica blanca. Sonriendo de forma amplia al verlo.

— Un simple niño. Debo felicitarte, aparte que tuviste suerte. — Solo eso dijo. Yuuji quería llorar nuevamente. Y cuando sé dió cuenta, despertó. En la realidad, estaba en un lugar desconocido, gris, encerrado. En ese momento fue donde lloró. Aterrado, incómodo, sin saber nada de lo que pasaba a su alrededor. Solo alcanzó a llorar, desahogando su pecho.

— Pequeño. — Volteando su mirada se encontró con una mujer castaña, mirándolo con compasión. — Lamento bastante en lo que estás metido. — Yuuji la abrazó. Calmandose en los brazos de la castaña.

>> Me llamo Shoko. Soy médica aquí. ¿Me dices tu nombre?

— Itabori Yuuji, tengo 10 años. ¿Me puede decir dónde están mis padres?

— Desgraciadamente ya no están en esta vida. Fueron asesinados, según parece tus padres o por lo menos 1 de los 2 estaba en un culto. ¿Qué tanto eres capaz de recordar? — Torpemente el más pequeño fue capaz de responder de a poco. Teniendo ella que empezar a explicar también su parte en todo esto.

>> Cómo te varas cuenta, en esta vida existe la brujería, lo paranormal y los demonios. Antes eran muchas las personas las que accedían a esa habilidad pero hoy en día se limitan a unas pocas familias que lo heredan de generación en generación... — Hizo una corta pausa esperando que Yuuji cuestionaría pero al ver el silencio continúo.

>> Le diré a unos amigos que estás despierto. Ellos te ayudaron y ya prometieron hacerse cargo de ti.

Yuuji no hizo más que asentir, viendo que tenía mucho que procesar.

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