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Color de ojos: (c/o)
Color de pelo: (c/p)

— Marinette, no deberías pensar demasiado en...

— La verdad, es que desearía que fuese Adrien la razón por la que me siento tan mal... — recargó su mano en la mesa—. ¿Alya, soy tan mala al preocuparme por algo?

— Tal vez eres un poco... Exigente.

La pelinegra dejó caer su rostro.

— Por supuesto que lo soy, esto es algo importante... — susurró—. Chat... Perdóname, gato tonto — hablando para sí misma.

****

— Así que... Mi padre y yo no tenemos demasiado contacto — el rubio se encogió de hombros, dando un sorbo a su taza de café—. Siempre está ocupado, y aunque es un poco frío... La verdad es que no deja de ser mi padre.

— ¿Cómo decías que se llama? — ___ preguntó mirando la ventana junto a ella, viendo a la gente pasar, la ventana se cubría de humo blanco.

— Gabriel Agreste... Diseñador de modas — la observó en silencio—. ¿Y tú?

— U-Uh... ¿Yo? — ella despegó sus dedos de la fría ventana. Ya era de noche—. Pues... Sobre mis padres... — se puso a pensar—. Espera, ¿no te estarán buscando en este momento? ¿Alguna sesión? ¿Alguna tarea?

— Déjalo pasar, princess — sonrió—. Eso será caso mío.

Ella frunció la boca.

— Sigo pensando que no deberías esquivar tantos deberes por mi culpa — habló algo molesta—. ¿Qué vas a hacer una vez que no lleguen a dejarte salir? ¿Cómo vas a salvar París?

— Me he salvado de eso muchas veces — se cruzó de brazos sin borrar su sonrisa.

— Pues bueno, no voy a insistirte — sonrió de vuelta, alzando una ceja—. Pues, mis padres...

La chica de pelo (c/p) guardó silencio unos segundos para ponerse a pensar.

— Mi mamá le gusta mucho ser estilista, y mi papá es muy bueno en los negocios... Pero no estoy demasiado segura a que se dediquen.

— ¿No lo estas?

— Son múltiples trabajos. Imprentas, casas de empeño...trabajos — bajó su tono de voz intentando recordar—. No estoy segura...

— ¿Qué hay de ti?

— Bueno, hasta ahora no podría decirse que me dedique a algo — ella rió nerviosa—. Voy al colegio, y hago lo que sea que pueda hacer el resto del día...

— ¿Estudias algo en las tardes?

— Toco un instrumento — ella accedió con una sonrisa de oreja a oreja—. Me falta aprender bien a leer las partituras, pero tocar por oído no se me da mal, la verdad.

— ¿Qué tocas? — él se vio interesado de repente—. ¿Lo tocas desde hace tiempo?

— El piano.

Él abrió los ojos sonriendo grandemente, sus ojos parecieron brillar por unos instantes.

— ¡Yo también sé tocarlo! — se señaló a sí mismo, y pasó una mano por su pelo rubio—. Genial, estamos conectados...

Ella rió fuertemente.

— Claro que si — contestó sarcástica—. Por supuesto.

Él rió igualmente, e hizo una pausa para mirar al rededor.

Estaban en un café, era algo grande y había una cantidad de gente un tanto moderada, muchos los volteaban a ver, pero a ninguno les molestaba ya más.

— Me gustaría verte tocar algún día — comentó honestamente el rubio.

— Pues bueno, solo necesito un piano — ella sonrió—. Y tú también tendrás que tocarlo.

Él accedió estando de acuerdo.

— ¿Y cómo está tu primo desde que fue akumizado?

— No recuerda nada de ese momento, a lo que parece...

— Pasa... No estoy muy seguro de porqué.

Ella le dio el último sorbo a su taza, y cerró los ojos, recargando ambos codos en la mesa.

— Este lugar es demasiado relajante — admitió con una sonrisa, inclinando su cabeza hacia un lado.

Algo en el pecho del chico se aceleró extrañamente, y miró hacia otro lado rápidamente, no logrando contener el sentimiento cuando veía su rostro, al estar consiente de que tenía puesto la bufanda roja, sus ojos se abrieron en pánico.

Miró al rededor, para ver que realmente muchos los miraban con atención, esperando algo, algún movimiento, no se sorprendería de que llegasen los entrevistadores, o que alguien le pidiese un autógrafo para preguntar quién es ella.

— ¿Te gusta estar en tus sesiones? — preguntó cansada.

— Algunas veces es difícil verme tan... Sonriente — contestó volviendo a verla.

— Ya... Pues es verdad — dijo mirando a la distancia.

Ella comenzó a preocuparse, disfrutaba demasiado de París, y de estar con ese chico...era una gran sensación.

Al salir del café, ___ sintió un escalofrío en el cuerpo, y se cruzó de brazos para sentir más calor acumulado cerca de ella, no tardó en comenzar a temblar.

— ¡Adrien! — unas chicas lo saludaron a la distancia, al voltear, pudo ver que se trataba de una chica de pelo negro, y una de pelo café y lentes negros igual.

Él sonrió amablemente, a lo que ___ entendió que no se trataba de alguna fan.

Al acercarse, las dos chicas la miraron de pies a cabeza, la pelinegra se mordió el labio inferior, y a ___ le dio la tentación de hacer lo mismo, mordiendo su labio como solía hacer.

— ¿Cuál es tu nombre? — Alya se veía contenta, a diferencia de Marinette, que expresaba una notable incomodidad.

— ____ — contestó la chica de pelo (c/p), que pudo sentir cierta tensión de parte de la pelinegra.

Adrien sonrió, colocando su mano en el hombro de la chica y alzando su mano hacia las otras frente a él.

— ___, ellas son Marinette y Alya, compañeras del colegio... — las introdujo tranquilamente.

— ¿Q-Qué tal? —  Marinette tartamudeó mirando a Adrien durante todo el tiempo, ___ comprendió que esta chica...estaba muy, muy enamorada del joven Agreste.

— Solamente paseábamos por aquí, pero es bueno verlos — Alya continuó tomando a Marinette del brazo—. ¿Cierto?

— ¡P-P-Por c-claro! ¡Por supuesto que-e yo!

— ¿Estás...bien? — Adrien se veía confundido, y ___ no pudo evitar reír a carcajadas.

Todos la voltearon a ver.

— Lo siento, es que esto es demasiado hilarante — comentó entre risas—. Pero bueno...

— ¿Eres de aquí?

— Vine de viaje a visitar a mi familia — contestó poniendo sus manos en su cintura—. Y este compañero de aquí está mostrándome el lugar — levantó la vista hacia el chico, quien la miró de vuelta y le sonrió cálidamente—. ¿Es bueno el colegio Francoise?

— ¡Es genial! — Alya se adelantó de nuevo—. Tengo un blog — cambió de tema—. Ladyblog, ¿lo has visto?

— ¿Eh?

Alya utilizó su celular, y le mostró en la pantalla una página donde aparecía la heroína de París, junto con su compañero, que justamente estaba alado de ella, sin que nadie más lo supiera.

— Vaya, está muy bueno — admitió—. ¿Vas a todas sus peleas?

— Cuando puedo, estos días a sido todo un show, ¿supiste de la chica que tomó el lugar de Chat Noir durante dos peleas?

Marinette, ___ y Adrien se tensaron al mismo tiempo, pero lograron disimularlo lo más que podían.

— ¿A sí?

— Era tan genial, peleaba de manera ágil, y le quedaba tan bien el traje — ella suspiró—. ¿Crees que tengan algún estilo de relación? ¡Yo pienso que si!

— No lo... Yo no eh — ___ no sabía que contestar.

— ¿Y Chat Noir? ¿Cómo fue en sus últimas peleas?

— Igualmente ha sido muy bueno, pero es inusual ver que aparezca alguien tomando su lugar — conestó Alya—. ¿Apoyas a la Chat?

Él accedió.

— ¡Pienso que ella fue completamente genial! — él sonrió con emoción.

Marinette sintió un leve dolor en el pecho, recordando cómo su compañero de pelea pensó lo mismo de la chica misteriosa que usó su Miraculous, tal vez ella estaba equivocada al final.

— Yo también me sorprendí mucho al principio, pero al verla pelear supe que tal vez y sería mejor que él mismo Chat original — continuó sir borrar su sonrisa, mirando a ___ con discreción.

— Yo tengo esa idea de que original es mejor... — se encogió de hombros hacia él.

Marinette bajó la mirada borrando su sonrisa.

— Tienes razón, me pregunto cómo habrá reaccionado Ladybug...

Adrien frunció el ceño.

— Pues la verdad, creo que la forma de pensar de ella era lo menos importante en el caso... Logró salvar París después de todo, eso se supone que es lo más importante — contestó el rubio de nuevo.

____ lo miró algo preocupada, mientras volvía a morder su labio, y sin que las otras dos chicas lo notarán, pasó su mano detrás de su espalda, y la colocó cerca de su hombro, sin ser vista.

Él se relajó rápidamente, suspirando mientras volteaba a ver a la chica de ojos (c/o), quien ya no lo estaba viendo, sino sonriendo lo más que podía hacia las chicas.

— Discúlpenme... — sonrió él de nuevo—. Es que ese tema me parece muy interesante — se encogió de hombros—. Pero bueno, espero que se la estén pasando bien en estas vacaciones.

— ¿No quieren venir con nosotras un momento?

— Muchas gracias, Alya — accedió con amabilidad, tomando a ___ de la muñeca con cuidado—. Tal vez otro día...

Ambas accedieron, y sus sonrisas desaparecieron mientras ellos comenzaban a alejarse lentamente.

Adrien no soltaba la muñeca de la chica de pelo (c/p) que volaba con el viento frío, y cubría la mitad de su rostro con su brazo para no respirar tanto fresco.

— Parecían agradables...

— Lo son — él habló algo agotado—. Pero es que no comprenden...

— Mantener escondida una identidad parece ser difícil... — dijo ella, mirando hacia el rededor—. Oh mira.

Él dejó de avanzar de repente, girándose a verla con los ojos brillando con la luz de la distancia, el cielo estaba completamente oscurecido, sus mejillas y nariz algo rojas por el frío, su muñeca estaba cálida al ser sostenida con cuidado.

— Torre Eiffel — sonrió encantada—. Se ve más linda en persona... — habló avanzando hacia este—. Con tantos rollos se me olvida lo mucho que me gusta esta torre...

El rubio sonrió tranquilo, decidiéndose por sostener su mano al sentirse tan fría, y ella lo miró alto asustada, para luego bajar la vista hacia sus manos.

— ¿Tenías frío hace poco, no? — contestó el chico—. Estabas temblando.

Ella presionó los labios pensativa, y se dejó llevar por la amabilidad de su amigo.

— De verdad, gato — río, volviendo a sentir su corazón latiendo con fuerza, decidiendo pensar que era algo normal ahora.

Él la acercó hacia sí mismo, y la rodeó con su brazo al rededor de sus hombros, volviendo a enredar la bufanda entre ellos.

— ¿Qué hilos rojos? — negó él—. La bufanda va a ser lo que nos conecte ahora.

— Que dramático... — susurró ella, hundiendo su rostro en la bufanda—. Vamos a la torre, quiero verla...

Ambos caminaron hacia la Torre Eiffel, con la nieve comenzando a caer al rededor, y sus manos entrelazadas.

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